Descubre el búnker móvil de Obama
El recién nombrado nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama estrena una portentosa limusina de Cadillac denominada One y que es capaz de resistir desde cualquier lanzamiento de armamento pesado hasta el impacto de un meteorito.
La nueva generación de la limusina presidencial - un vehículo que cambia con cada legislatura - se encuentra basada en el anterior Cadillac DTS e incorpora lo último en tecnología de seguridad. A pesar de estar desarrollada bajo un férreo secretismo se ha podido saber que porta una carrocería extremadamente resistente realizada en acero, aluminio, cerámica y titanio. Mientras el chasis ha sido convenientemente reforzado para aguantar la detonación de explosivos, gracias a contar con una placa de acero de cinco pulgadas. También son blindadas las puertas, cuyo grosor es de nada menos 20 centímetros, llegando a pesar tanto como las del avión comercial Boeing 757. Además los neumáticos fabricados en Kevlar - estructura de aluminio reforzada - van montados sobre llantas de acero para aguantar los impactos que se pudieran producir en el caso de que ocurriera un atentado. También se ha cuidado el tanque de combustible, que posee un sistema de espuma parta evitar que explote ante cualquier tipo de balazos directos. Apodado por el servicio secreto estadoundidense "The Best" (El mejor) cuenta con ventanillas más gruesas que las que portaba el Cadillac del anterior presidente, George W. Bush y sólo pueden bajarse la del presidente y la de su Chófer - entrenado por la CIA -.
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Impresionante centro de telecomunicaciones En su interior despliega toda una artillería en armamento dispuesta a la protección del presidente, incluso una bolsa de sangre del propio Barck Obama con capacidad de un litro por si se hiciera necesaria una transfusión en el momento. Su habitáculo es todo un centro de telecomunicaciones desde conexión Wi-Fi hasta comunicación con el Pentágono o la Casa Blanca. Tampoco falta señal por satélite y un cargador de DVD capaz de controlarse desde los asientos traseros. Tanto se ha mantenido el secretismo desde General Motors sobre este modelo que aún se desconoce la motorización que lo propulsa, aunque sabida la vocación ecológico del nuevo presidente electo se cree que podría ser una diesel, algo nada común en un país donde priman las mecánicas gasolina.