El Dallara Stradale es uno de los coches más sorprendentes que existen en la actualidad. Un biplaza concebido para alcanzar prestaciones puras que tanto puedes disfrutar dentro como fuera del circuito.
De todos los coches que he probado debo decir que este es de lo mejor que he visto nunca en cuanto a agilidad, calibración de chasis, efectividad y prestaciones puras. Una especie de barchetta tipo resistencia con matrículas, retrovisores e intermitentes.

Pero no termina aquí, recuerdo hace mucho tiempo cuando probé un Radical SR3 y aquello era ultra incómodo. Tampoco eran demasiado confortables ni el KTM X-Bow ni el Ariel Atom. Sin embargo, el Dallara Stradale es sumamente cómodo, tanto en circuito como en carretera ofreciendo un nivel de confort espectacular.
El Dallara Stradale EXP es una versión todavía más enfocada a la pista del Stradale. Pesa 890 kilos y gracias a un paquete aerodinámico más completo genera 1.270 kilos de carga a 290 km/h, ni más ni menos que casi media tonelada más que el Stradale.
Su motor Ford EcoBoost de 2,3 litros turbo ha visto incrementada su potencia de 400 a 500 CV y su par máximo de 500 a 700 Nm. Ahora pues consigue una relación peso potencia de 1,78 kg/CV.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Recientemente un Dallara Stradale EXP calzado con neumáticos Pirelli P Zero Slick marcó un tiempo de 1:45.837 en el circuito de Muguello. Un registgro igual de rápido que un coche de carreras de la categoría GT3 en ese mismo circuito.
Este P Zero Slick es un neumático liso, sin dibujo exclusivo para circuito. Una goma diseñada específicamente para el Dallara Stradale EXP tras más de 9.000 kilómetros de pruebas en circuitos como Barcelona, Misano y Vallelunga.
En resumidas cuentas
Este es un curioso caso de un coche de circuito desarrollado para brillar también en carretera que ahora recibe una evolución para ser todavía más efectivo en el circuito. Y eso que se llama Stradale, que significa versión de calle. Trabalenguas a parte, este coche refleja todo el saber hacer de una marca histórica en competición como es Dallara. Una obra de arte de la ingeniería que demuestra que se puede hacer un coche extremadamente rápido, pero confortable y noble al mismo tiempo.