“Hay que hacer algo de coches de Halloween, básicamente porque es Halloween y hemos pensado que tú eras el más indicado para hacerlo”. Eso fue lo que me dijeron las y los del equipo el otro día. A mí me sonó más bien como un “búscate la vida, majete, pero el marrón ya está adjudicado” así que pensé que casi era mejor no discutir y ponerme a pensar en que tienen en común esto del Halloween y los coches. Y tras mucho pensar y darle muchas vueltas, llegué a la conclusión que no tenían nada en común y que no había por donde cogerlo. No hay Halloween Edition ni Halloween Series de ningún coche, así que me puse a intentar relacionar los elementos que se asocian con Halloween con los coches. Y el resultado es un documentado y sesudo artículo sobre los coches y Halloween. Que lo disfrutéis.
Los muertos
Lo primero que se asocia con Halloween son los muertos. Bueno, con Halloween y con nuestra tradición de visitar los cementerios en la celebración de Todos los Santos para, con ello, honrar la memoria de nuestros difuntos y dejarles un ramo de flores para dejar constancia de que no les olvidamos. Y como ya sabemos que los muertos no llegan a su último destino andando (por razones obvias), he echado un vistazo a los coches que llevan a nuestros difuntos a su última morada. Y me he dado cuenta de que, en esto, como en todo en la vida, hay escuelas diferentes.
Mirad, lo coches fúnebres, aquello que vulgarmente llamamos coches de muertos, no los fabrica ninguna marca. Hay algunas que a veces diseñan coches que lo parecen, pero todos tienen asientos y maletero convencional, de modo que no cabe un ataúd. Los coches fúnebres para traslado de quienes han pasado a mejor vida son vehículos realizados por carroceros especializados que parten de la base de turismos o furgonetas existentes y modifican la parte trasera para convertirlos en vehículos aptos para el servicio que prestarán.
Los carroceros dedicados a ello han sido muchos a lo largo de la historia, tanto en España como fuera de ella y aunque son coches que suelen hacer pocos kilómetros, hay que irlos renovando, de vez en cuando. Además, a la gente le gusta que sus seres queridos hagan su último viaje en las mejores condiciones posible, así que, cuanto más lujoso sea el coche fúnebre, mejor. Así, lo más habitual a este lado del Atlántico es que marcas como Mercedes, que durante años comercializó sus grandes berlinas con una variante “chasis-cabina” para este y otros menesteres, presten la base para coches fúnebres.
Pero, como os decía, hay en Europa varias escuelas. La española es muy sencilla y estaba basada en convertir los coches en una especie de familiares alargados y acristalados de dos puertas para alojar el féretro. Se pintaban de color plata, se les instalaba un piso cromado y los soportes necesarios para que aquello no se moviera, un portón trasero para entrada y salida, una crucecita en el techo y listo.
En otros países, sin embargo, se hacían las cosas de otra manera. En Gran Bretaña, por ejemplo, les gusta hacer coches fúnebres altos, vayan ustedes a saber por qué (si alguien lo sabe, que lo ponga en comentarios, por favor). El resultado son coches donde podrían ponerse tres o cuatro ataúdes uno encima de otro (no lo hacen, pero podrían) de aspecto cuanto menos curioso. Los desarrollan sobre base Mercedes, claro, pero también sobre base Ford (la saga Granada-Scorpio-Mondeo ha dado mucho juego históricamente en las Islas) y sobre coches de otras marcas.
En Estados Unidos, en cambio, un coche fúnebre – y más si es blanco, algo que allí no es inhabitual- parece una ambulancia y lo más probable es que durante años se usaran las mismas bases para las ambulancias que para estos vehículos. Allí, los coches fúnebres conservan las cuatro puertas laterales desde la época de los Cadillac de los 60 hasta la actualidad. La razón es que, en el último viaje, los íntimos acompañan al finado en el mismo vehículo y, claro, esto tiene dos consecuencias: la primera es que el coche conserva una banqueta trasera con las puertas de acceso y la segunda es que es rematadamente largo, porque justo después de la banqueta hay que conseguir espacio para un ataúd de dos metros, márgenes incluidos.
En definitiva, que hoy uno puede morirse tranquilo. Su último viaje será en coches impecablemente pensados para ese servicio, que pueden ser incluso muy lujosos (gente que no ha subido en un Maserati en su vida pueden darse el gustazo de encargar uno que le lleve al cementerio) …
… e incluso para aquellos con conciencia ecológica que no quieran dejar el planeta un poco más sucio en su último viaje, nada como pedir que ese desplazamiento imprescindible se haga en la parte trasera de un Tesla.
Los murciélagos
Bichos simpáticos donde los haya, los murciélagos son los animalicos de Hallowwen por excelencia junto a las arañas, los gatos negros y los cuervos (ahora iremos con ellos, no os preocupéis). Y lo primero que se viene a la cabeza cuando combinas murciélago y coche es, evidentemente, el Lamborghini Murciélago, el antecesor del Aventador, una máquina fabricada entre 2001 y 2010 en 4.099 unidades. Pero, aunque suponga una pequeña decepción, el Murciélago no se llama así por los murciélagos (ni los de Halloween ni el resto) sino por un toro cinqueño, retinto colorado, con ojos de perdiz y bien armado de pitones (Wikipedia dixit) que fue indultado en la antigua plaza de toros de Los Tejares, en Córdoba, por el torero Rafael Molina “Lagartijo” tras demostrar una bravura insólita y sobrevivir, pobre animal, a 24 varas de picadores. Al parecer lo compró luego la ganadería Miura para convertirlo en papá de futuras generaciones de toros bravos. O sea, que mucho Murciélago, pero nada que ver con Halloween.
Tampoco tienen mucha relación con los murciélagos los Alfa Romeo BAT, a pesar de que bat signifique murciélago en inglés. Estos fascinantes concept cars desarrollados entre Alfa Romeo, que aportó el chasis del 1900, y Bertone, que se encargó del diseño, se presentaron sucesivamente en los salones de Turín de 1953, 1954 y 1955 (qué época aquella, con salones anuales por todas partes…). Eran modelos que buscaban, sobre todo, la eficiencia aerodinámica usando elementos de la aeronáutica y tenían prominentes alas, aunque no exactamente de murciélago. Por cierto, BAT eran las siglas de Berlinetta Aerodinamica Tecnica, sin acentos, que ya sabéis que los italianos decidieron que eran un engorro y se cargaron buena parte de ellos como se cargaron las haches.
Y si hablamos de murciélagos y de coches, es evidente que, aunque no sean de Halloween, hay que hablar de los Batmobiles, es decir, los coches que ha usado Batman en las películas que protagonizo este superhéroe creado por Bob Kane y Bill Finger en 1939. Llamado hombre murciélago por su nocturnidad y por su tendencia a las acrobacias, no tiene superpoderes como otros superhéroes y eso le complica un poco la logística ya que, a diferencia de los murciélagos, no vuela (tampoco consta que duerma colgado del techo) y eso le obliga a desplazarse en coche por Gotham City donde, de noche, no suele haber atascos. Puesto que el alter ego de Batman, Bruce Wayne, es propietario de empresas de alta tecnología, sus Batmobile son siempre vehículos únicos capaces de hacer un montón de cosas. ¿Tienen que ver con Halloween? No, para nada le impide a Batman usarlos ese día.
Los fantasmas
Los fantasmas aparecen en Halloween. Efectivamente. Y para cazarlos, ahí están los cazafantasmas, que utilizan coche, porque como Batman, tampoco vuelan (a diferencia de los fantasmas, que sí lo hacen, al menos los de sábana). El trasto es un viejo Cadillac ambulancia rebautizado como Ecto-1 y carrozado en su momento por Miller-Meteor, una compañía carrocera que, seguramente, también debió de trabajar el tema de los coches fúnebres. Es cierto que los cazafantasmas no trabajaban solo en Halloween, pero sí lo es que reducían la nómina de estos simpáticos personajes con propensión a aparecer en la noche de los muertos.
Fantasmas los hay en la industria del automóvil (algunos incluso en puestos de responsabilidad y, sobre todo, en determinados departamentos de diseño), pero centrándonos exclusivamente en los automóviles, hay algunos que se llaman así, el primero, el Rolls-Royce Ghost, que está a la venta actualmente y que es el modelo más asequible de la marca (arranca en unos modestos 300.000 euros). La foto que hemos elegido es de la versión Black Badge, negra como el carbón.
Rolls-Royce es una marca muy aficionada a esto de los nombres fantasmagóricos y ya en sus primeros años de vida decidió bautizar como Silver Ghost (fantasma de plata) al que, durante años, se consideró el mejor coche del mundo. Al menos, era el más caro.
Pero no se quedó ahí la cosa y, durante décadas, el Rolls-Royce más exclusivo, el que compraban reyes y magnates para ser conducidos por chóferes en desfiles y paradas era el Phantom. Phantom y Ghost vienen a ser algo parecido. Fantasmas. Aunque es cierto que Ghost puede traducirse por espectro (para terminar de liarla el último modelo de Rolls-Royce se llama Spectre, de modo que mucho no ayudan a deshacer entuertos) y Phantom es más fantasma, lo cierto es que Rolls es la marca más fantasmagórica que existe, al menos en lo que a denominaciones se refiere.
Y para finalizar con los fantasmas, un vistazo al Pontiac Ghost Car también llamado Transparent Car por razones obvias. Se trataba de un Pontiac Touring Sedan de cuatro puertas y motor de seis cilindros en línea para el que la empresa Rohm & Hass, que trabajaba con materiales plásticos, creó una carrocería de plexiglás que sustituyó a la de metal. El coche se exhibió en diferentes ferias de la época, estaba matriculado y era funcional al 100%. Se ignora si quién lo conducía era también un fantasma.
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Las arañas
Otros bichos relacionados con Halloween y en cierto modo con los automóviles son las arañas. En inglés se llaman Spider (de ahí lo de Spiderman, pero éste, como saltaba de un edificio a otro a base de telas de araña, no necesitaba coche) como los roadsters biplaza… italianos, que les llaman con i en lugar de con y como el resto de spyder. Pero la relación de los coches con las arañas va más allá de esa coincidencia fonética o de la presencia de una araña en el depósito de combustible del Jeep Renegade.
Las arañas tienen ocho patas y las usan para moverse por todas partes, de modo que, cuando un vehículo hace algo similar, decimos que parece una araña. El ejemplo más evidente es el del Swincar E-Spider (el nombre ya lo dice todo), un trasto eléctrico diseñado en Francia con cuatro ruedas motrices y directrices que mide 2 metros de largo y pesa 234 kilos. Con un motor en cada rueda y una autonomía de 4 horas sube y baja pendientes del 50 por ciento y tiene una potencia de 10 kw y 350 Nm de par. En resumen, que sube por las paredes. Y está a la venta desde 15.125 euros, IVA incluido (21.175 si queremos el de dos plazas matriculable como L6e-A).
Y finalmente, otro vehículo “araña” es el camión Fuso Super Great V, aunque este, más que patas, lo que tiene son brazos articulados. Apodado “spider”, evidentemente, y vestido con un disfraz de Darth Maul, bastante halloweeniano, este camión Mitsubishi presentado en el Salón de Tokio de 2015, tenía cuatro brazos articulados para cualquier tipo de trabajo con palas, excavadoras y perforadoras. El sueño húmedo de cualquier contratista.
Los gatos negros
Símbolo del mal fario, los gatos negros suelen ser otro de los habituales en las pesadillas de Halloween. Pero al preparador Speed Box no pareció importarle mucho ya que llamó así, en el año 2011, a una preparación elaborada sobre la base del anterior Chevrolet Camaro SS. Este gato negro tenía el V8 de 6,2 litros dopado por un turbo que elevaba la potencia de los 432 CV de serie a 625. Suspensiones adaptadas, llanta 22, nuevo escape, en fin, esas cosillas añadidas. No sabemos si el mal fario permitió a Speed Box vender muchos o pocos.
Otra marca que recurrió a los gatos negros, aunque esta vez como argumento de ventas, fue Ford que, en la década de 1970, comercializó la segunda generación del Capri (o el Capri tras el primer restyling, como queráis) en el mercado yanqui y a través de los concesionarios de Mercury. La versión tope de gama de ese Capri americano (aunque fabricado en Alemania) se vendía en color negro con ribetes y llantas dorados (en alusión a los Lotus JPS con motor Ford que corrían en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1) y, aunque no era su nombre oficial, se anunciaba como "the Black Cat" sin miedo a las supersticiones.
En el mundo del automóvil están de moda las black edition consistentes en pintar todo el coche de negro. Son muchas las marcas, sobre todo las premium, que ofrecen este tipo de series especiales, sean o no limitadas. Los cromados se cambian por listones negro brillante, las llantas se pintan de negro y se acompañan de parrillas, retrovisores, barras de techo y resto de elementos visibles en ese mismo color. Y para ejemplificarlo, un gato no hemos encontrado, pero un gran gato sí, así que el coche que aparece justo encima es el Jaguar F-Pace Sport Black Edition.
Los cuervos
Los cuervos, por su condición de carroñeros, por el hecho de ser negros y porqué son de los pájaros más listos que existen, siempre no han fascinado y su relación con Halloween es evidente. Hemos buscado cuervos y hemos encontrado una marca estadounidense que se llamaba Black Crow, es decir, “cuervo negro”, que es un poco redundante, cierto es. La empresa existió entre 1909 y 1911 con sede en Indiana y las referencias son mínimas, aunque se sabe que fabricó modelos “económicos” de 1.050 dólares con motores de 25 / 30 CV.
Las castañas
No sé los americanos, pero en casa comemos boniatos y castañas. Y panellets, pero esa ya es otra historia. No he conseguido encontrar referencias automovilísticas a los boniatos, pero, al menos, sí a las castañas. Y es que en Italia hay un carrocero que se llama Castagna y que hace… auténticas castañas. Entre sus logros destacan, por ejemplo, la conversión de un Mini en Pick-up. Le llamaron Cross-up.
Otro Castagna digno de su nombre fue el Imperial Landaulet Concept, un trasto de más de seis metros de largo inspirado en los modelos de carrocería Castagna (la buena) de los años 30. La empresa explicó en su nota de prensa que debajo había un chasis 4x4 y un motor de 800 CV, aunque es difícil de creer ya que lo más probable es que fuera una maqueta estática.
Finalmente, Castagna castigó a algunos modelos de Peugeot con decoraciones inverosímiles. La marca comercializó (o lo intentó) unidades del anterior 508 familiar con una estética de “woodie” y pintó un 2008 con los colores del Barça, una combinación que suele quedar estupenda solo en las camisetas del equipo de fútbol.
Y las calabazas
Y para finalizar os daré calabazas, en el buen sentido de la palabra. Esta cucurbitácea de dimensiones variables que se recoge en época otoñal y a la que tan aficionados son los americanos (nosotros la metemos en el caldo del cocido y poco más, pero ellos se curran incluso pasteles) es el gran símbolo de Halloween, siempre vaciada, con una sonrisa maquiavélica y una vela en el interior.
No hay coches en forma de calabaza, pero ha habido departamentos de prensa, como el de Mercedes-Benz, que han usado ambientaciones de calabazas para sus fotos de prensa. Que bien ambientado el Clase V 300 D Exclusive Line, ¿verdad? Más o menos igual que el Lamborghini Countach de la primera imagen superior.
También los americanos, como no, han hecho fotos promocionales usando las calabazas y esta imagen del Chevrolet El Camino de 1959 es un buen ejemplo de ello. El nombre del coche no tiene nada que ver con la obra del fundador del Opus Dei, José María Escrivá de Balaguer y su obra Camino sino que hace referencia al Camino Real que enlazaba misiones, pueblos y presidios españoles en California entre 1769 y 1823 convertido hoy en una ruta de 1.300 kilómetros totalmente peatonal que se ha acabado convirtiendo en una especie de Camino de Santiago del Nuevo Mundo.
Y para rematar, sí, el único coche de Halloween que he sido capaz de encontrar. Es un pobre Peugeot e-208 GT Halloween que se curraron los chicos de Garage Italia en 2020 y que me parece lo más adecuado para circular esta noche pidiendo la tontería esa de truco o trato a todo aquel que se ponga por delante. Decorado como una calabaza vampírica (esas luces diurnas del coche echaron una mano a la hora de conseguir el efectismo final) tiene sangre asomando por el capó, alas de murciélago en las puertas y un montón de referencias a Halloween. Como despedida, no está mal.
Feliz Halloween y recordad que esta noche hay que pasárselo bien, pero, sobre todo, hay que volver a casa, así que, si os toca conducir, nada de alcohol. El zumo de calabaza es un excelente sucedáneo.
creo que faltó el Plymouth Fury llamado Christine, obra de Stephen King. El coche malo malísimo en la cinta de John Carpenter.