La falta de mantenimiento del coche es una de las infracciones más frecuentes. Un coche en buen estado es fundamental para la seguridad en cualquier viaje o trayecto pero, lamentablemente, no todos los conductores pasan las correspondientes revisiones. A esto se suma otro factor de riesgo: la antigüedad media de los coches en España ha aumentado hasta los 14,5 años.
Revisiones e ITV para prevenir averías y siniestros
Todos los propietarios de un vehículo a motor deben pasar una inspección técnica periódica en centros homologados por la administración. Son los conocidos centros de ITV, cuya misión es reducir el riesgo de sufrir un accidente y controlar las emisiones contaminantes. En definitiva, garantizar que los vehículos que circulan por las carreteras cumplen unas garantías mínimas de seguridad.

El absentismo en la ITV preocupa mucho porque ha aumentado en los últimos años. Actualmente hay un 33% de los vehículos que debían de haber pasado la inspección técnica que no la han pasado, mientras que este ratio en 2017 era del 26,6%.
Por otro lado, en 2023 las estaciones de ITV detectaron 1.727.972 defectos graves en el capítulo de ejes, ruedas, neumáticos y suspensión.
Las ITV y las revisiones periódicas en el taller son fundamentales para prevenir averías más complicadas y, sobre todo, tener un siniestro por un mal estado del vehículo.
Cuándo hay que pasar las revisiones del coche
Los períodos de revisiones están indicados en el libro de mantenimiento de tu vehículo, que te entregan en el momento de la compra del mismo. Las revisiones se establecen en función de cada modelo, de su antigüedad y del número de kilómetro recorridos. Pasar estas revisiones son condición indispensable para que la garantía oficial de la marca se mantenga.
El problema empieza cuando se acaba la garantía y ya nada nos obliga a pasar por el taller. El coche es como un hijo, hay que cuidarlo siempre. Como referencia, ten en cuenta que al menos una vez al año tendrás que visitar al mecánico profesional.
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¿Cuándo hay que pasar las revisiones del coche? Aunque lo más recomendable es seguir las indicaciones del fabricante, esta guía puede servirte de ayuda, aunque siempre dependerá de cada coche y de otros factores como, por ejemplo, tu modo de conducir:
Aceite del motor: Entre los 7.000 y 10.000 km en coches con más de 10 años. Hasta los 30.000 km en coches nuevos.
Cambio de filtros y control de nivel de líquidos: Al menos una vez al año sobre todo en vehículos de más de 10 años.
Revisión de amortiguadores cada 20.000 km y cambio entre 65.000 y 90.000 km (dependiendo del uso).
Revisión del desgaste de las pastillas y discos de freno: cada 20.000 km.
Cambio de pastillas de frenos: A los 50.000 km.
Cambio de neumáticos delanteros: A los 50.000 km.
Cambio de neumáticos traseros: A los 60.000 km.
Cambio de bujías en coches: Las bujías modernas tienen una vida útil entre 30.000 y 60.000 km.
Cambio de la batería: La vida útil está en torno a los 4 o 5 años, pero depende del tipo de conducción, número de arranques y marca.
Cambio de la correa de distribución: Entre 80.000 y 150.000 km, según modelo. A los 5 años la correa ya puede presentar signos de deterioro.
Cambio de embrague: A los 150.000 km aproximadamente.
Qué puedes revisar del coche tú mismo
No todas las operaciones de revisión de un vehículo hay que hacerlas en un taller. Hay muchas que puedes hacerlas tú mismo porque son sencillas. Se trata de un mínimo mantenimiento que te ayudará a evitar averías de mayor coste y algún posible susto en la carretera.
Una tarea sencilla es revisar los niveles de los diferentes líquidos, el aceite del motor, el líquido de frenos, el refrigerante, el del limpiaparabrisas –mejor con anticongelante- y, si tu coche equipa dirección electro-hidráulica o hidraúlica, también su nivel de aceite.
Imprescindible, al menos una vez al mes, es revisar la presión y el estado de los neumáticos, que no tengan cortes, grietas, desgaste… Circular con el dibujo de los neumáticos con una profundidad por debajo de 1,6 mm es ilegal.
También comprueba el estado de las escobillas del limpiaparabrisas, tu gran aliado en caso de lluvia. Al menos hay que revisar los difusores del agua y las escobillas dos veces al año y cambiarlas al final del verano. La visibilidad tiene que ser total, de ahí que un parabrisas con grietas, golpes o sucio no sea un buen compañero de viaje. No te olvides de los faros, si están rotos o amarillentos, será momento de cambiarlos, y de vez en cuando levanta el capó del coche y revisa si en la zona del motor hay alguna pieza suelta, rota o se sale algún líquido.
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Cómo afecta los neumáticos en la seguridad
El neumático es el único elemento del vehículo que le pone en contacto con el asfalto, de ahí que sea clave para la seguridad. La ventaja es que tú mismo puedes revisarlo. La presión nominal recomendada por el fabricante es de +/-0,3 bar, mientras que la profundidad mínima del dibujo no puede bajar de 1,6 mm. De poco vale comprar el mejor neumático si luego no lo llevas con la presión y el estado correcto.
Si circulas con una presión inferior a la recomendada: el vehículo consumirá mucho más, los neumáticos ofrecerán menor adherencia, frenadas más largas y mayor desgaste. Y si el suelo está mojado, también aumenta el riesgo de sufrir aquaplaning, es decir, cuando el neumático no es capaz de evacuar todo el agua y pierde el contacto con el suelo.
Si circulas con una presión superior a la recomendada: aumenta el sobrecalentamiento y también el peligro de sufrir un reventón, se reduce el agarre, se pierde confort de marcha y aumenta la posibilidad de más averías en la suspensión y dirección del vehículo.
Con neumáticos desgastados aumenta de forma drástica la distancia de frenado, unos metros cruciales para evitar una colisión o atropellar a alguien.
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Cómo afectan los amortiguadores en la seguridad
No les prestamos mucha atención hasta que un día nos dan un susto, hemos derrapado en una curva o la frenada se ha alargado más de la cuenta. El problema es que su deterioro no es fácil de percibir. Algunas claves de que algo va mal son: un desgaste irregular de los neumáticos, mayor dificultad para controlar el vehículo en curvas o superficies mojadas, mayor sensibilidad al viento lateral, hundimiento del eje trasero al acelerar, en baches muy pronunciados los amortiguadores tocan fondo y se clavan…
La función de los amortiguadores es muy importante: mantener los neumáticos en contacto con el suelo, controlar los movimientos verticales del coche, absorber las oscilaciones de los muelles para que no se transfieran a la carrocería y, en definitiva, mantener el coche estable. Ten en cuenta que en el momento en que las ruedas pierden contacto con el suelo, el coche no podrá frenar ni girar. Unas suspensiones en buen estado nos ayudan a reducir la distancia de frenada entre un 20 y un 30%, mejorando además la maniobrabilidad.
Por tanto, si los amortiguadores están desgastados y en mal estado aumenta el riesgo de derrape en curva, de mayor distancia de frenado, mayor fatiga en el conductor, vibración del volante, posibilidad de aquaplanning a menor velocidad y fallos en otros sistemas de seguridad como el control de tracción, los frenos ABS o el control de estabilidad.
Se aconseja revisarlos por un profesional cada 20.000 kilómetros y cambiarlos –siempre por parejas- entre 65.000 y 90.000 km.
Cómo afectan los frenos en la seguridad
Los neumáticos, amortiguadores y frenos forman lo que se conoce como ‘Triángulo de la Seguridad’. Sin unos frenos eficaces y en buen estado nuestra seguridad y la del resto de usuarios de la vía peligra.
¿Sabías que a una velocidad de 120 km/h la diferencia entre unos frenos en buen estado y otros deteriorados es de 20 metros en la distancia de frenado? No es fácil comprobar por uno mismo el estado de los discos y las pastillas de freno. Por este motivo lo más recomendable es que lo vea un mecánico profesional. Con el paso de los kilómetros las pastillas y discos se desgastan, se deforman, se oxidan, pueden aparecer grietas… y el líquido de frenos también pierde sus propiedades.
Ten en cuenta que los frenos, además de garantizar una frenada eficaz, también son la base para que funcionen correctamente otros elementos como el sistema antibloqueo de frenos (ABS) y el control de estabilidad (ESP). Si notas que al frenar el coche tarda en reaccionar, oyes ruidos o chirridos, no dudes en llevarlo al taller.
Se recomienda revisar el sistema de frenado cada 20.000 kilómetros y antes de largos desplazamientos, aunque los vehículos más modernos ya cuentan con un testigo de desgaste de las pastillas en el panel de instrumentos que te avisa si están desgastadas. Por lo general, las pastillas se deterioran antes si viajamos más por ciudad que por carretera. Si llega el momento de hacer el cambio, sustituye los frenos siempre por pares en el mismo eje. En cuanto al líquido de frenos, éste debe cambiarse entre el año o los dos años, dependiendo del líquido utilizado y de la indicación de cada fabricante.
Es obvio que la crisis y la incertidumbre en un país hace mucho daño en muchos aspectos y uno de ellos es la seguridad del vehículo. Ante la falta de dinero, las familias priorizan y el automóvil se lleva la peor parte, aumentando el riesgo de sufrir un accidente, pero no hay que olvidar el peligro para la vida que puede suponer conducir un coche mal mantenido.
Si estás en proceso de compra o ya te ronda por la cabeza adquirir un coche en breve, es importante que tengas en cuenta los gastos de mantenimiento que supondrá. No te centres sólo en el precio del coche, después tendrás que cuidarlo.
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No a los talleres ilegales, lo barato sale caro
En el mercado existen varias alternativas para pasar las revisiones periódicas de tu coche como son talleres independientes, talleres multimarcas o los talleres oficiales de las marcas. Es importante que sepas que desde el año 2010 el usuario tiene libertad para elegir el tipo de taller sin riesgo de perder la garantía. También puede que hayas oído hablar de los talleres ilegales o clandestinos. Son modelos de negocio fraudulentos que ofrecen servicios de reparación y de revisión sin licencia y de forma totalmente ilegal, por tanto, no poseen los permisos reglamentarios y suponen un riesgo para la seguridad vial. Ahorrarte unos euros puede salirte caro. Evita estos talleres que tanto daño hacen.
Los talleres legalmente reconocidos son los únicos que poseen la maquinaria y herramientas necesarias para la reparación, tienen acceso a información técnica del vehículo, utilizan únicamente piezas y recambios homologados, garantizan las reparaciones que realizan al emitir la factura correspondiente y proporcionan formación continua a sus empleados.