Mercedes y Volkswagen se replantean su estrategia eléctrica

La marca alemana Mercedes ha decidido detener el desarrollo de una nueva plataforma para vehículos eléctricos de lujo llamada MB.EA large y continuar la evolución de su actual arquitectura EVA2 sobre la que construirá las nuevas generaciones de sus modelos Clase E y Clase S. Según ha confirmado un portavoz de la marca al periódico económico alemán Handelsblatt esta decisión se ha tomado como consecuencia del incremento de los costes de desarrollo de los vehículos eléctricos y de la ralentización de las ventas de este tipo de modelos en el continente europeo.

La marca se plantea además la revisión de su estrategia que pasaba por fabricar únicamente vehículos eléctricos en el año 2030. Mercedes considera ahora que la producción de modelos de combustión se mantendrá durante los primeros años de la próxima década y que ambas gamas, la de gasolina y la eléctrica, se desarrollarán en paralelo. La marca quería, con esta nueva plataforma, abandonar la actual estrategia de chasis compartidos y apostar por una plataforma 100% eléctrica.

Ya en el pasado mes de febrero, el CEO del Grupo, Ola Kallenius, declaró que la intención de la marca de fabricar solo coches eléctricos a partir de 2030 para el mercado europeo sería revisada y que se seguirían fabricando y vendiendo coches de combustión más allá de ese año si la demanda así lo aconsejaba. La marca ha decidido, por lo tanto, que sea la evolución del mercado la que dicte la estrategia a seguir.

Mercedes, como la mayoría de los grandes fabricantes europeos, se encuentra en un momento delicado estratégicamente hablando. Sus planes para convertirse en una marca eléctrica deberán ralentizarse, pero, además, la firma debe afrontar la reconversión de su red de concesionarios al modelo de agencia, el creciente incremento de presupuesto para el desarrollo de su sistema operativo propio MB.OS, la fuerte competencia de las marcas de lujo chinas en el campo de los eléctricos de alto precio y la guerra de tarifas desatada por las rebajas introducidas por Tesla que afectan directamente al beneficio por unidad de sus competidores, entre ellos la propia Mercedes.

La incertidumbre generada en el mercado de los coches eléctricos por la desaceleración de las ventas en toda Europa está afectando de manera notable a diferentes fabricantes. Ford anunció recientemente que revisaría su estrategia para seguir vendiendo coches de combustión más allá del año 2030 si se mantiene la demanda mientras que Opel, una de las marcas más comprometidas con la electrificación y que tiene previsto lanzar únicamente coches eléctricos a partir de 2025, ha anunciado que, de momento, mantendrá sus planes.

Por su parte, el Grupo Volkswagen, uno de los más decididos partidarios de la electrificación, está estudiando también revisar su estrategia e incrementar las ventas de híbridos enchufables ante la imposibilidad de cumplir con los límites de emisiones medias dictados por la Unión europea al no haber conseguido las ventas previstas de eléctricos y, en cambio, seguir vendiendo más coches de gasolina de lo previsto. También Ford se encuentra en la misma situación, aunque el fabricante americano ya ha anunciado que, para evitar multas, tanto a nivel europeo como británico (su principal mercado en Europa) reducirá sus ventas de coches de combustión.

Finalmente, BMW, una de las marcas que más eléctricos está vendiendo en Europa, ha apostado también por una revisión de las normativas comunitarias ya que la prohibición de producir coches de combustión en Europa a partir de 2035 generará, en opinión de sus directivos, un grave problema a los fabricantes.

Mientras todo esto sucede, las marcas buscan nuevas alianzas para competir a menor coste en el terreno de los vehículos eléctricos. La compra, por parte de Stellantis de una importante participación en Leapmotors, el acuerdo de Volkswagen con Xpeng para lanzar una nueva marca eléctrica en China tras la caída de ventas de sus modelos en ese mercado, las negociaciones de la propia Volkswagen con Renault para el desarrollo compartido de un eléctrico urbano de menos de 20.000 euros o los acuerdos entre Volkswagen y Ford para el empleo de la plataforma de la primera por parte de la segunda son ejemplos de esta tendencia de cooperación entre marcas en busca de abaratar los costes de desarrollo.

Por otra parte, el mercado europeo de coches eléctricos no crece como estaba previsto. Países como Alemania o Suecia han visto decrecer las ventas de eléctricos al dejar de ofrecerse descuentos gubernamentales y otras ayudas y en el resto de los países, pese a las elevadas ayudas económicas, caso de Italia o Francia, la electrificación no acaba de explotar. España es un caso evidente, con los eléctricos todavía por debajo del 5% de las ventas.

A todo ello, la Comisión Europea tiene el compromiso de volver a estudiar la situación en el año 2026 en el que podría modificar su posición y, tal vez, retrasar la entrada en vigor de la normativa de cero emisiones prevista para 2035. En buena parte, esta posibilidad dependerá de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán dentro de dos semanas y de la conformación del europarlamento resultante.