Viajamos hasta la localidad de Pastrana, provincia de Guadalajara para probar una nueva versión del Alfa Romeo Giulia, el Veloce. Disponible en dos motores, un gasolina 2.0 Turbo de 280 CV y un diésel de 2,2 litros de 210 CV, ambos con tracción integral Q4 y cambio automático de 8 velocidades.
Ahora la gama se compone de cuatro niveles de acabado: Giulia que se queda como la versión de entrada, Super con un equipamiento superior, Veloce como una opción todavía más deportiva y el más prestacional de todos, Quadrifoglio Verde.
Si queréis conocer el Alfa Romeo Giulia en detalle os remito a la video prueba que realizó nuestro editor Joan Dalmau hace menos de un mes y que podéis ver haciendo clicando este enlace. En el artículo de hoy me centraré en las sensaciones al volante de esta primera toma de contacto con la versión Veloce, que se sitúa como antesala del más potente de la gama, el Quadrifoglio Verde.
A simple vista el Veloce se distingue del resto de la gama por un parachoques frontal específico en el que las entradas de aire trapezoidales de la parte inferior son todavía más grandes que las del Giulia normal.
De serie equipa llantas de 18”, tracción integral Q4 y caja de cambios automática de 8 relaciones. Los marcos de las ventanillas son en negro brillante y el difusor trasero es de mayores dimensiones. Sólo en los pasos de rueda delanteros, justo antes de las puertas luce el anagrama “Veloce”.
Lo mires desde el ángulo que lo mires este sedán goza de un enorme poder de atracción, este es de esos coches que es bonito porque si. Si bien ya hemos visto que son numerosas las novedades que aporta el Veloce a nivel estético, vale la pena decir que sólo el ojo experto logrará distinguirlo de un Giulia convencional.
En el habitáculo encontramos un volante deportivo, inserciones de aluminio y asientos deportivos. La calidad de acabados es correcta, parecida a la de un BMW básico. Los asientos recogen muy bien la espalda pero a la vez se muestran muy confortables. Como crítica personal, me gustaría que pudieran bajar un poco más. La posición al volante es deportiva pero confortable a la vez. El diámetro del mismo es casi perfecto y el aro del mismo es algo fino, podría ser un poco más grueso.
Si hay algo que quiero alabar por encima del resto de este habitáculo son las levas del cambio que hay justo detrás del volante. ¡Por fin unas levas de aluminio! ¡Ya era hora! Todos sus rivales cuentan con pequeñas levas de plástico. Es un verdadero lujo poder contar con unas levas de este tamaño, con esta anchura y encima en aluminio. Un detalle que hasta ahora sólo había visto en supercoches y que encaja a la perfección con la filosofía del Giulia Veloce. Bravo.
La posición de la palanca del cambio es casi perfecta, además también merece ser alabada por su modo manual. Cuando quieres subir de velocidad debes tirar de ella hacia ti y para reducir la empujas hacia delante, como en un coche de carreras. Otro guiño a todos aquellos que nos gusta conducir.
Me ha dejado sin palabras
Pie derecho en el freno, presiono el botón Start-Stop del volante (otro detalle de supercoche) y el motor 2 litros turbo de gasolina cobra vida. Aquí me llevo la primera desilusión, el sonido del motor no es nada del otro mundo. Ni al ralentí ni a bajas vueltas ofrece una musicalidad atractiva.
Una vez en marcha la cosa mejora, a medida que subes de vueltas ofrece un sonido que parece querer recordar al de un motor de 4 cilindros en línea atmosférico. En la parte alta se muestra algo más musical así que finalmente termina por gustarme.
Desde muy abajo ofrece una gran capacidad de empuje, no en vano declara 400 Nm a sólo 2.250 rpm. Pero también sube de vueltas con gran alegría, la potencia máxima llega a 5.250 con 280 CV. Eso sí, todo se acaba muy pronto. Apenas a 6.000 rpm se termina la fiesta, tampoco podemos pedir peras al olmo, es un motor turboalimentado y todos suelen acabar en torno ese régimen.
Este 4 cilindros empuja con más contundencia de lo que podríamos esperar de un V6 atmosférico de hace unos años. Sin ir más lejos, si lo comparamos con el 3.2 V6 del 147 GTA, está incluso por encima en lo que a patada se refiere. Lamentablemente no goza de la melodía embriagadora del que fue la última evolución del V6 diseñado por Giuseppe Busso.
En autovía con una marcha alta, como podría ser sexta ofrece una capacidad de recuperación más que destacable. En una carretera secundaria brilla, moviendo al Giulia con garra y aprovechando toda su caballería. Te hace disfrutar desde la primera hasta la última curva.
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Durante escasos 15 minutos tuve la ocasión de conducir el motor 2.2 diésel de 210 CV. Si bien al ralentí hacía bastante rudio, en marcha lo encontré silencioso. El nivel de empuje del propulsor es bastante bueno pero puestos a escoger me quedo con el gasolina.
La caja de cambios ofrece unos escalonamientos bastante cortos en las marchas bajas, con lo que tienes que estar muy pendiente del corte cuando lo conduces en modo manual. Aquí encontramos otra concesión a aquellos conductores que buscan disfrutar al volante. El modo manual permite llegar al corte, no sube de marcha de forma automática. Queda claro pues que se trata un coche concebido para aportar un altísimo nivel de placer al conductor. Esta caja que fabrica la marca alemana ZF es para mi la mejora auotmática con convertidor de par del mercado.
Me encantaría ver de lo que es capaz un Veloce con tracción trasera, lamentablemente esta versión sólo está disponible con transmisión integral Q4. El nivel de tracción que aporta esta solución casi no tiene límites. Siempre manda más par al eje posterior de este modo permite ayudar a inscribir mejor el coche en el viraje. En la salida de la curva aporta un altísimo nivel de agarre.
La dirección tiene un tacto que ya le gustaría ofrecer a un gran número de deportivos de primer nivel. Es precisa y en ningún momento llega a ser demasiado dura, es casi perfecta. Encadenar curvas al volante del Veloce es una gozada. Muy pocos supercoches son capaces de igualarlo en este aspecto.
En lo que respecta al chasis la RAE no tiene suficientes adjetivos para poderlo ensalzar como es debido. Podría resumirlo como que es el mejor chasis que jamás he conducido en una berlina. Y quizás así todavía me quede corto. Es uno de los mejores coches que tenido la oportunidad de probar. Es lo que más cerca está del Porsche Boxster Spyder 981 en lo que a nobleza y placer de conducción se refiere.
Encadenar una serie de curvas enlazadas permite experimentar lo que trato de explicar. Los cambios de apoyo son pura y simplemente perfectos. En ningún momento notas ningún extraño, lo hace con una naturalidad y una eficacia digna de un coche de carreras.
Ahora más de uno estaréis pensando: “Si claro, pero será incómodo”. Para nada. Este chasis va tan sobrado que además de ser uno de los más efectivos del mercado es uno de los más cómodos. El nivel de filtrado de las suspensiones está a un nivel digno de las berlinas de gran lujo de mayor tamaño.
En la prueba que Alfa Romeo España organizó en la provincia de Guadalajara tuvimos la ocasión de comprobarlo en una carretera secundaria con buenos cambios de apoyo pero con un asfalto que estaba roto no, lo siguiente. En este escenario el Veloce se desenvuelve con una soltura que deja atónito. Con baches de más de 15 centímetros de altura, agujeros, parches de asfalto no se descompone lo más mínimo. La suspensión Alfa Link se come todas las irregularidades del firme con una soltura sin igual.
No todo podían ser alabanzas. Es muy difícil dar con el coche perfecto si es que lo hay. El equipo de frenos se queda algo corto para las prestaciones que brinda el Veloce. Los discos ventilados de 330 mm delante y macizos de 320 mm detrás no son suficientes. Debería contar con un conjunto más potente. En nuestra prueba tras descender un puerto de montaña con cierta alegría vimos un poco de humo a través de los radios de sus llantas de 18”. Bien es cierto que el pedal seguía arriba y todavía ofrecía una buena capacidad de deceleración.
En resumidas cuentas
Me cuesta mucho dejar de pensar en el Giulia desde que lo conduje por primera vez. Es un coche que engancha. Tanto por su diseño como por el placer de conducción que aporta. Hay pocos coches nuevos que transmitan tanto al conductor.
Hasta ayer sólo había un coche “normal” que me había tocado la fibra y que tenía en mente a la hora de plantearme la compra de un vehículo nuevo, el SEAT León CUPRA. Ahora el Alfa Romeo Giulia Veloce me haría dudar y mucho. Eso sí, su elevado precio sería una importante barrera a superar.
La motorización diésel asciende a 51.150 euros, mientras que la gasolina a 54.000 euros. Esperamos poder probar pronto la versión Super con motor 2.0 Turbo de 200 CV, una mecánica que apunta maneras.
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