Aston Martin ha sustituido al que ha sido uno de sus modelos de mayor éxito, el Vantage (2005-2017). Esta nueva generación se acaba de presentar en Londres con un diseño rompedor, inspirado en gran medida en el DB10 que James Bond codujo en el film Spectre, y animado por un motor V8 biturbo de 510 CV.
Las cifras son espectaculares con 312 km/h de velocidad punta y un 0 a 100 km/h en 3,7 segundos. Se acaban de presentar los precios en España donde ya está disponible desde 177.200 euros.
La famosa frase de “form follows function”, o sea, que la forma ha sido definida por una función es 100% aplicable a la carrocería del nuevo Vantage. Tanto en la parte frontal como en la trasera la aerodinámica ha mandado a la hora de crear los principales rasgos de estilo de este nuevo biplaza.
La entrada de aire principal del morro parece inspirada en la del Vulcan. Un diseño que rompe con décadas de tradición. Mantiene la parte superior de la calandra original pero esta vez se fusiona directamente con el splitter delantero. Tampoco hay entradas de aire adicionales. Sólo una única obertura de gran formato.
En la zaga destacan a partes iguales el prominente difusor de aire, muy al estilo de los GT de competición, así como los grupos ópticos de LED que resiguen toda la silueta de la trasera.
Sus dimensiones son contenidas con 4,46 metros de largo, 1,94 metros de ancho y 1,27 metros de alto. La distancia entre ejes es de 2,7 metros. Gracias a la disposición central del motor disfruta de un reparto de masas del 50/50.
Se mantiene la configuración original de dos plazas, divididas por un prominente túnel central. Los botones para gestionar el cambio siguen estando en la parte alta del salpicadero pero ahora describen una forma de “V”. Al igual que el DB11, con el nuevo Vantage se pierde la llave Emotional Control Unit, en pro de una mucho más convencional.
Hoy que las pantallas táctiles parecen absorberlo todo, es de agradecer que sigan llegando coches nuevos con botones. El Vantage ofrece un amplio elenco de mandos para gestionar distintas funciones con sólo apretar un simple botón. En el túnel central asoma el mando giratorio con Touchpad en su parte superior que permite manipular el sistema multimedia, una herencia del acuerdo que Aston Martin tiene con Daimler.
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Tanto los ajustes de los distintos elementos, como el tacto de los mandos son incluso superiores a los del modelo precedente. Como siempre la tapicería en cuero es pura y simplemente exquisita. Bajo el capó trasero esconde un amplio maletero con 350 litros de capacidad.
Bajo su capó delantero en una posición central muy retrasada encontramos el nuevo motor V8 biturbo de 4 litros, la misma unidad que anima al Mercedes-AMG GT. Una mecánica que ha recibido una calibración específica para Aston Martin. Anuncia 510 CV a 6.000 rpm y 685 Nm de 2.000 a 5.000 rpm. Para aprovechar este enorme potencial cuenta con un diferencial de gestión electrónica. En función de las necesidades de cada momento puede pasar de estar completamente abierto a bloquear el 100%.
Equipa la caja de cambios automática ZF de 8 relaciones, para mi la mejor con convertidor de par del mercado. El chasis cuenta con suspensión pilotada que permite disfrutar de varios tipos de regulación. En la misma línea la dirección asistida eléctrica varía el grado de intervención en función de la velocidad a la que circulamos.
Sus llantas de 20” calzadan unos neumáticos P Zero (255/40 ZR20 y 295/35 ZR 20) que Pirelli ha diseñado específicamente para el Vantage. A través de los radios de estas llantas se aprecia un potente equipo de frenos formado por discos de 400 mm y pinzas de 6 pistones delante, por 360 mm y 4 pistones detrás.
Sobre el papel declara 1.530 kilos en vacío, un registro bastante contenido para los tiempos que corren en un GT de esta índole. Tanto las proporciones del coche como las cifras de la ficha técnica auguran un comportamiento dinámico prometedor.
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