Acceso al confort
En esta ocasión hemos conducido la mecánica de acceso a la gama de gasolina del A3 Sportback, un modelo que, tras su última renovación, se sigue reivindicando como una de las principales referencias del segmento de los compactos Premium. Gracias al “downsizing” del motor de acceso a la gama de gasolina 1.2 TFSI de 105 CV, Audi ha conseguido un propulsor muy equilibrado con un buen rendimiento dada su baja cilindrada pero sobre todo con un consumo muy ajustado (con permiso de los TDI). Teniendo en cuenta que el confort es la premisa principal de la línea Ambiente a la que corresponde esta unidad, también nos hemos decantado por la transmisión automática S Tronic que hace más sencilla la conducción.
Siguiendo la misma tónica, el modelo se basa en una dinámica cómoda, con una suspensión menos deportiva que en la que montan, por ejemplo, las variantes Ambition. Por otra parte, al igual que la alternativa de tres puertas, la de cinco cuenta con un interior muy refinado con impecables acabados en el que respira una atmósfera lujosa y de calidad. El leve incremento de tamaño con respecto al anterior A3 Sportback le ha llevado a brindar un habitáculo más generoso tanto de cara a los ocupantes como de cara a la capacidad de maletero. De esta forma, el compacto de la marca de Ingolstadt mantiene la batalla con competidores habituales como el Mercedes-Benz Clase A, el BMW Serie 1 o incluso con su pariente Seat León.
Leve estirón
Si comparamos las proporciones actuales con las de la anterior generación del A3 Sportback, comprobamos que ha crecido levemente, pues es algo más largo, adoptando una longitud de 4,31 m, al mismo tiempo que ha ganado cierta anchura y altura. Todo ello, eso sí, se aprecia de forma sutil. Sin embargo, donde sí ha variado de forma más significativa es en la distancia entre ejes, que ha crecido en 5,8 cm. hasta llegar a los 2,64 m.
El vehículo se distingue por una apariencia atlética y elegante así como por una pronunciada línea de cintura y por ciertos toques de diseño que evocan la deportividad que suele acompañar a los modelos de la firma de los cuatro aros. El frontal lo domina la conocida parrilla Singleframe, que cuenta con las esquinas superiores oblicuas y que está rodeada por un fino marco cromado. A ambos lados se sitúan las afiladas ópticas, en forma de cuña, y las entradas de aire de considerable tamaño que se encargan de modelar los rasgos del vehículo alemán.
Los retrovisores exteriores cuentan con intermitentes tipo LED integrados y las barras longitudinales del techo, que forman parte del equipamiento opcional (310 euros) dinamizan la silueta del vehículo y le aportan una prestancia superior. El atractivo del vehículo se ve acentuado gracias a las vistosas llantas opcionales de aleación ligera de 18 pulgadas Dynamic (1.705 euros). De la zaga del A3 Sportback cabe señalar que los grupos ópticos se encuentran divididos, con lo que se refuerza la sensación de anchura del vehículo. En la parte superior se encuentra el alerón S Line, de serie en la versión que hemos probado. Mientras tanto, en la zona baja se halla el escape cromado.
Habitáculo más amplio
En cuanto al diseño interior, esta versión Sportback del A3 conserva las líneas de su hermano de tres puertas. El puesto de conducción se caracteriza por ser muy espacioso y extremadamente confortable. La instrumentación es clara y accesible y la columna central está ligeramente orientada hacia el conductor, lo que contribuye a optimizar la ergonomía. Desde el volante multifunción de cuatro radios hasta la tapicería, la terminación de alta calidad atestigua, cómo no, que nos encontramos ante un integrante del segmento Premium. Ello se aprecia además en la elevada presencia de superficies blandas y agradables al tacto.
La pantalla del sistema opcional MMI Plus (2.705 euros) queda escondida dentro la parte superior del salpicadero y, cuando la llevamos desplegada (movimiento que se completa eléctricamente), su elevada posición nos facilita la visibilidad sin tener que apartar la vista de la carretera. No obstante, a nivel estético, da la impresión de que se trata de un elemento añadido que desentona ligeramente con el diseño minimalista del tablero.
El aumento de la batalla del modelo ha dado lugar a una mejora en el espacio para las piernas de los pasajeros traseros. Dos ocupantes viajarán con un confort y una amplitud excelentes. Si debe alojarse a tres personas, hay que tener en cuenta tanto la dureza del respaldo en esta plaza como el espacio para los pies que resta el túnel central. La capacidad de carga del automóvil es bastante buena, aunque sin ser extraordinaria. A no ser que nuestro equipaje sea bastante importante, sus 380 litros se encuentran en la media de lo que se estila en el segmento. Si es preciso, esta capacidad puede crecer hasta 1.220 litros en una superficie de carga plana si abatimos los respaldos traseros.
La unidad de esta prueba pertenece a la línea Ambiente, concebida sobre todo en base al confort (que tiene el mismo precio que la Ambition, más deportiva), incluye siete airbags, control de estabilidad, faros antiniebla, climatizador automático, sistema trasero de ayuda al aparcamiento, control de crucero Tempomat y sistema Start-Stop. El capítulo opcional, además de los elementos ya comentados anteriormente, está complementado por otros como el control de crucero adaptativo (340 euros) o el Audi Drive Select (235 euros).
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Paradigma de “downsizing”
Nuestro vehículo de pruebas está movido por el propulsor de gasolina de cuatro cilindros de inyección directa sobrealimentado 1.2 TFSI de 105 CV. Esta mecánica de baja cilindrada es una clara representante del “downsizing” en la marca de los cuatro aros. Con un par motor de 175 Nm entre 1.400 y 3.500 rpm, este motor responde de forma razonable a bajas revoluciones dadas su cilindrada y su potencia. Eso sí, su reacción a velocidades de autopista a medida que le solicitamos fuertes aceleraciones o en subidas de repechos pierde algo de ímpetu por estos mismos motivos. Por otra parte, hay que resaltar que el motor se muestra bastante silencioso y proporciona una evidente suavidad de marcha.
Disponible también con caja de cambios manual de seis velocidades, nos hemos decantado por la variante con transmisión automática S Tronic de doble embrague de siete velocidades. Este cambio se muestra muy rápido en cuanto a funcionamiento y cuenta con levas en el volante que hacen más sencilla la conducción. La transmisión permite insertar un modo Sport, que apura más los cambios subiendo más el motor de vueltas para conseguir unas prestaciones algo mejores. Así podemos lograr su nivel máximo en este terreno, gracias a lo cual puede completar el 0 a 100 km/h en 10,5 segundos y rodar a una velocidad máxima de 193 km/h.
El objetivo de contar con un cubicaje comedido tiene como claro objetivo unas ambiciosas cifras de consumo que, si bien no están al nivel de un TDI, son más que destacables. Su cifra homologada es de 5,0 l/100 km mientras que sus emisiones de CO2 de 115 g/km. La media que registro después de nuestra prueba fue de 6,6 litros combinando carretera interurbana, zonas reviradas y autovía, además de ciudad. Al movernos por este último contexto sacamos provecho del sistema Start&Stop, con el que se puede recortar alguna décima de combustible.
Pensado para el confort
El capítulo dinámico es uno de los puntos en los que más destaca el vehículo alemán. Si bien en la terminación Ambition el A3 Sportback monta una suspensión deportiva más firme, en la línea Ambiente que hemos probado Audi se decanta por una alternativa más pensada de cara a la comodidad de los ocupantes. Ello se observa, por ejemplo, en su buena absorción de las irregularidades de la calzada. Por grandes rectas de autopista tiene una conducta muy aplomada y demuestra una notable calidad de rodadura, lo que le concede un carácter ideal para una utilización como vehículo para viajar.
Cuando llega el momento de rodar por carreteras de curvas saca a relucir su alto nivel de estabilidad y, además, conserva la trayectoria de forma muy efectiva incluso a ritmos fuertes. La dirección Servotronic se distingue por una fantástica precisión. Además, el radio de giro es muy satisfactorio, lo que hace más sencillas las maniobras, sobre todo cuando conducimos por ciudad. No hay que pasar por alto la enérgica frenada que brinda el automóvil germano.
Como hemos comentado anteriormente, nuestro A3 Sportback incorpora el dispositivo Drive Select, que permite variar entre cinco modos distintos según nuestras preferencias en cada momento. De esta forma se modifican parámetros de comportamiento tanto de la dirección, del propulsor o de la transmisión. El programa que busca el mayor equilibrio se denomina Auto mientras que hay otros tres modos que priman la eficiencia, el confort de marcha y el mayor dinamismo, respectivamente. El último, llamado Individual, nos permite unas ciertas posibilidades de personalización de los mismos parámetros.
Conclusión
Como motor de acceso a la gama de gasolina del A3 Sportback, el 1.2 TFSI de 105 CV ofrece unos resultados bastante satisfactorios, sobre todo desde el punto de vista del consumo. Con unas razonables prestaciones, ofrece un rendimiento que sin duda será más que suficiente para aquellos conductores que no busquen unos niveles de aceleración excepcionales. El trabajo conjunto con la transmisión S Tronic de siete velocidades realza la comodidad a la hora de conducir, aspecto que también se pone de manifiesto gracias un equilibrado tarado de suspensión. Un interior terminado con gran calidad pone la guinda a una de las versiones más económicas de la gama que, en cualquier caso, exige un desembolso acorde con el segmento Premium al que pertenece.
Bueno realmente es de rastreros criticar a un gran auto como es este y seguro por el hecho de no tener dinero para comprar uno. Tipico. Yo vengo de un hyundai i30 y puedo hablar maravillas por lo que vale el coche. Ahora tengo un A3 y feliz tambien. El que puede puede y el que no que mire.