Audi skysphere: primera entrega sobre el futuro de la marca

Audi ha anunciado su intención de convertirse en una marca 100% eléctrica en el año 2026. Y para dejar claro que esa intención está plenamente fundada, ha presentado, coincidiendo con el habitual concurso anual de elegancia de Peeble Beach, que se celebra en los Estados Unidos, un concept car que aúna la propulsión eléctrica con otro de los aspectos en los que la marca trabaja con un calendario similar: la conducción autónoma. Ese coche, un roadster de altas prestaciones cuyas líneas anticipan el diseño de los futuros modelos deportivos de la marca se llama Audi skysphere.

La idea de los diseñadores de la marca era hacer coincidir en un mismo vehículo, la esencia de un deportivo de altas prestaciones cuando se conduce en modo convencional y la de un gran turismo de viaje cuando el conductor decida que sea el coche el que se encargue de conducir. La principal característica del skysphere para posibilitar ambas ideas es un sofisticado mecanismo que permite, mediante el deslizamiento de una serie de componentes de chasis y carrocería, modificar la batalla y la longitud exterior del coche un total de 25 cm. Del mismo modo, la distancia libre al suelo varía en 1 cm.

De este modo, cuando el coche se conduce en modo convencional, mide 4,94 metros de largo y resulta más ágil gracias a la distancia entre ejes más corta y la disponibilidad de un eje posterior directriz. Por el contrario, al activar el modo de conducción autónoma, el volante y los pedales se recogen, la distancia entre ejes aumenta y el coche, que pasa a medir 5,19 metros, se convierte en un descapotable de viaje en el que los ocupantes disfrutan del paisaje o de todo el ecosistema digital integrado en el vehículo. Gracias al sistema de información embarcado, el coche ofrece conectividad completa a los usuarios y se ocupa, además de la conducción, de buscar los puntos de recarga y de estacionar lo más cerca posible del destino.

Según la marca, el equipo de diseño liderado por Gael Buzyn y radicado en California se inspiró en el Horch 853 roadster, un descapotable de lujo de los años 30 que ganó el concurso de Peeble Beach en 2009 y que, sinceramente, solo tiene en común con el skysphere que miden lo mismo (cuando el skysphere se alarga) y que no tienen techo. Bajo el capó delantero, en lugar del 8 en línea de cinco litros de su venerable ancestro, el skysphere oculta el cargador y el transformador de corriente, así como el sistema de extensión de la distancia entre ejes. El capó, no obstante, es tan largo, que queda hueco para un maletero donde instalar dos bolsas de golf. Hechas a medida, eso sí.

Así pues, el motor eléctrico está sobre el eje trasero. Tiene una potencia de 465 kW (632 CV) y un par máximo de 750 Nm. La batería, por su parte, se reparte entre el piso, el espacio tras los asientos y delante del eje trasero y el túnel central y tiene una capacidad de 80 kwh lo que, según la marca, debe permitir a este concept car una autonomía de unos 500 km según el protocolo WLTP. El skysphere pesa 1800 kilos, una cifra más que correcta para un coche de este tamaño.

El Audi skysphere cuenta con suspensiones de paralelogramo deformable en ambos ejes, con gestión electrónica y muelles neumáticos con tres cámaras de aire independientes y dispone de dirección en las cuatro ruedas by wire, lo que hace posible, además de las habituales mejoras en maniobrabilidad a baja velocidad y estabilidad a velocidad elevada, el plegado del volante. Las llantas son de 23 pulgadas y montan neumáticos 285/30.

Si la longitud del coche es variable, la anchura, de dos metros, y la altura, de 1,23 metros son fijas (bueno, no, la altura no, ya que puede bajar el centímetro del modo Sport). Estéticamente, el coche tiene un frontal, por supuesto cerrado e iluminado, con una parrilla ancha que recuerda otros concept cars anteriores de la marca y unos faros muy finos.

Los pasos de rueda y el capó están ligeramente curvados y el perfil es el propio de un roadster, con el morro muy largo y una parte trasera en curva hacia abajo. Las puertas, por cierto, abren a la manera llamada “suicida”, es decir, abisagradas en su parte trasera, como el Hörch inspirador. En la trasera del coche destaca el acceso al maletero convencional, con tapa de cristal, y una ancha franja envolvente para las luces. Todas las luces son, evidentemente, de LED y crean diferentes efectos al abrir y cerrar el coche y al cambiar el modo de conducción.

El skysphere es un coche preparado para un nivel de conducción autónoma 4, es decir, en el que el conductor puede delegar completamente la conducción al vehículo y, por lo tanto, el habitáculo puede adaptarse a esa “no conducción”. Con la desaparición de volante y pedales, el espacio se incrementa y se genera un entorno luminoso y espacioso que, según los diseñadores de la marca se ha inspirado en el universo Art Déco. Los asientos, de corte deportivo, están tapizados en una microfibra de producción sostenible que se combina en el interior con madera de eucalipto de producción ecológica y cuero sintético.

El salpicadero, que se mueve con el cambio de modo, está compuesto por una gran pantalla de 1 metro y 40 cm de anchura y 18 cm de altura que se usa para la información y las funciones de conducción y para el entretenimiento cuando el coche circula en modo autónomo. En los paneles de la consola están el botón de puesta en marcha y de apertura de puertas y cristales y en las propias puertas los mandos del aire acondicionado. Como el e-tron, el coche no tiene retrovisores y emplea para ello cámaras de vídeo.

A este Audi skysphere, le seguirán este mismo año el Audi grandsphere y, a partir de 2022, el Audi urbansphere. Con estos tres conceptos, la marca pretende mostrar su visión del lujo para los próximos años, una visión indiscutiblemente ligada a la consolidación de Audi como marca de lujo y a su electrificación completa. Al fin y al cabo, 2026 está a la vuelta de la esquina.