Aunque con la llegada del nuevo año también llegará la nueva generación de este modelo, estos días he tenido entre mis manos un SUV que es capaz de “gustar” a los menos afines a este tipo de coches y de enamorar definitivamente a los que sí lo son, es decir, he tenido entre mis manos un Audi SQ5 3.0 TDI quattro Competition. Un coche que continúa una historia de éxito desde que se presentó en abril de 2008 en el Salón del Automóvil de Pekin y que supuso un auténtico éxito por su carácter deportivo y tecnología de última generación.
En los siguientes años Audi amplió la gama con nuevos motores de cuatro cilindros y potentes motores V6 de gasolina y, en 2012, presentó un nuevo Q5 y el SQ5 TDI. El primer modelo S de la marca con un motor diésel que con un motor V6 biturbo rendía una potencia de 313 cv y se convertía en el Q5 más potente y deportivo de la marca hasta la aparición del coche que hoy probamos en Coches.net; el SQ5 Competition que además de contar con una potencia de 326 cv a 4.000 rpm y una par máximo de 650 Nm a 1.400 rpm, dispone de acabados específicos que realzan aún más su carácter deportivo.
Personalizado
Con la decoración específica de esta versión todavía destacan más las marcadas líneas del Audi Q5, con un portón que parece envolver la carrocería, el rápido descenso del arco del techo y su alta cintura, en combinación con detalles y acabados que demuestran su espíritu deportivo. El portón trasero y el capó del motor son de aluminio y en el habitáculo se emplean materiales ligeros que permiten ahorrar hasta 15 kg respecto a los componentes convencionales. La versión Competition incluye el tren de rodaje deportivo que rebaja la altura de la carrocería en 30 milímetros, llantas de aleación de 20” con neumáticos 255/45 -en este caso con un acabado exclusivo en color negro brillante-.
En el Competition también se incluyen las barras de techo acabadas en negro, cristales tintados oscurecidos, marcos de las ventanillas en negro, marco de faros antiniebla en negro brillante, parrilla en negro mate con los listones en negro brillante, retrovisores en aluminio mate y difusor específico. Nada que descubrir en el interior –a excepción de las esferas del cuadro de instrumentos de color gris con las agujas blancas y los pedales y las levas de cambio en color aluminio específicos del S-. Abundan los materiales de calidad, un amplio espacio para los ocupantes, buenos acabados y un elevado confort. Por su parte, el maletero dispone de la misma capacidad que las otras versiones con 540 litros que se amplían a 1.560 con la segunda fila abatida.
Con todo, pero “tirando” de opciones
El equipamiento de serie coincide con el del Audi SQ5 TDI, por lo que esta versión incluye entre otros muchos elementos, faros de xenón plus con luz diurna LED, sensores de lluvia y luz, pantalla TFT en color, climatizador de confort y volante multifunción en cuero con levas de cambio y asientos delanteros deportivos. Opcionalmente, Audi ofrece para el SQ5 3.0 TDI quattro Competition los sistemas de asistencia e infotainment de última generación, como el Audi side assist y lane assist -645 €- y el Audi parking system delantero y trasero -1.560 €-.
Como opción también está disponible el asistente de cambio de carril -700 €- control de crucero adaptativo -1.295 € calefacción/ventilación programable con mando a distancia -1.805 €- techo panorámico de 2 piezas -1.740 € siendo practicable la delantera- tapicería de Cuero Napa -1.525 €- sonido Bang & Olufsen -1.205 €- así como todos los servicios correspondientes a Audi connect, con los sistemas MMI navegación -2.210 €- y MMI navegación plus, con pantalla en color de 7", reproductor de DVD y disco duro por 3.110 €.
El más deportivo
Suena raro describir como “el más deportivo” a un SUV, diesel y con un peso de 2.075 kg, pero así es -con permiso del SQ5 Plus-. El Competition, con los 326 cv de su V6 biturbo y una buena electrónica lo convierten en un SUV capaz de hacer guiños a la deportividad sin renunciar al confort y la polivalencia que debe ofrecer un coche de este tipo. Con el fin de reducir peso, muchos componentes de la suspensión delantera son de aluminio, mientras la servodirección electromecánica, que adapta su asistencia a la velocidad, incrementa la sensación de agilidad y precisión en la entrada a los virajes. La suspensión es algo más firme que en el Q5 y quizá pierde algo de comodidad en determinadas circunstancias, pero en mi opinión, es un tarado adecuado para el carácter del coche.
La firmeza de la suspensión, unos buenos frenos y una dirección precisa le permiten disponer de un comportamiento dinámico más competitivo de lo que en un principio puede parecer, pero su propulsor también tiene mucho que ver en ello. Asociado a una caja automática Tiptronic -convertidor de par- de ocho velocidades, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,1” y de alcanzar los 250 km/h autolimitados. El V6 diesel ofrece una gran respuesta “desde el minuto uno” y tiene un sonido realmente bonito que nada tiene que ver con el de los motores diesel, eso sí, gracias a un actuador de sonido integrado en el sistema de escape.
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Buenas sensaciones al volante
Eso es lo que SQ5 transmite nada más cogerlo. Es un coche con el que se puede viajar por autopistas y carreteras con comodidad y un cierto lujo, al mismo tiempo que podemos disfrutar de su potencia y buen comportamiento dinámico en zonas en las que abunden las curvas. A velocidades legales por autopista se viaja con gran suavidad, poca rumorosidad, con el motor a muy bajas vueltas y con unos consumos que en el caso de nuestra prueba se cifraron en 8,2 litros -siempre en las condiciones comentadas-. Cuando decidimos “gastar más” y extraerle todo su potencial en zonas sinuosas, realizando una conducción deportiva, es cuando uno se da cuenta del verdadero poderío del SQ5.
El motor responde contundentemente desde el primer momento, especialmente si a través del Audi drive select hemos conectado el modo Dynamic que es con el que se activa el “lado oscuro” del SQ5, gracias a que la respuesta del motor es más inmediata a la demanda del acelerador, a que el cambio “va” hasta un régimen mayor para cambiar, a que la dirección se endurece y a que el sonido del propulsor -del escape mejor- te hace olvidar por completo que es un diesel. El SQ5 acelera con mucha fuerza hasta llegar a las 4.000/4.200 rpm, momento en el que -con las levas situadas en el volante, por ejemplo- podemos cambiar de velocidad con rapidez pese a ser un cambio automático de convertidor de par. La verdad es que -en respuesta- está cerca de un automático de doble embrague.
Potencia bien trasladada al asfalto
Como no podía ser de otro modo, dispone de la conocida tracción total “made in Audi” quattro. Un sistema con un diferencial central autoblocante que en condiciones “normales” reparte la fuerza del motor en 40% al eje delantero y un 60% al trasero. Si las condiciones de adherencia varían puede derivar hasta un 70% al tren delantero y un 85% al trasero. Además dispone del también conocido Torque Vectoring que detecta si una de las ruedas situadas en el interior de la curva está a punto de perder el agarre. En tal caso, el sistema frena ligeramente la rueda para mejorar la efectividad y la entrada al viraje. Buena nota también para los frenos que, incluso en conducción decidida, se mostraron muy eficaces durante toda la prueba.
Aunque no es un coche pequeño y tiene un peso considerable, lo cierto es que te deja disfrutar de sus cualidades deportivas por carretera. La aceleración -y sobre todo la recuperación- es fantástica. Siempre “tienes motor” vayas al ritmo que vayas -no olvidemos que dispone de 650 Nm de par a 1.400 rpm- el cambio -como ya he comentado- es rápido y te deja “jugar” y la estabilidad del conjunto es elevada. Tan solo en curvas muy cerradas y zonas de enlazadas lentas -y a un ritmo alto- nos damos cuenta de que estamos conduciendo un SUV de más de dos toneladas. El morro “cede” algo si la conducción es muy radical y la agilidad general de la que hace gala, se ve comprometida durante algunos instantes. Pero su dinámica general es buena y estos “asuntos” solo aparecen al límite en zonas concretas.
Atractivo
En breve llega una nueva generación del Q5 pero, hasta entonces, podemos asegurar que la versión Competiton apasiona por su calidad, personalidad y sus guiños hacia una conducción deportiva. Fuera del asfalto está francamente limitado -neumáticos, altura, firmeza de suspensión- pero por esas misma razones y por un motor de respuesta fantástica, es eficaz sobre él. Es un SUV que enamora por prestaciones y por estética. No es barato, desde luego, los 75.530 € que cuesta así lo demuestra, pero esa es otra cuestión…
Total el que pueda que lo pague y el que no pues que se compre otro