Walter P. Chrysler Museum en Auburn Hills
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Walter P. Chrysler Museum en Auburn Hills

Joan Dalmau

Joan Dalmau

5 opiniones

Repaso a la historia del Grupo Chrysler

El museo de Chrysler está en la sede central de la compañía y no está abierto al público aunque se puede alquilar para eventos.
El museo de Chrysler está en la sede central de la compañía y no está abierto al público aunque se puede alquilar para eventos.

Chrysler es hoy una más de las marcas del Grupo FCA (Fiat Chrysler Automotive) pero durante muchos años, la firma lideró el tercer grupo automovilístico americano, la tercera "big three" junto a General Motors y Ford. La historia de la marca y de sus firmas asociadas, es una de las más movidas de la industria internacional. No en balde, marcas como De Soto, Hudson, Nash, Rambler o Willys Overland fueron absorbidas por Chrysler a lo largo del siglo pasado y añadidas a un portafolios que, en un momento u otro incluyó, además de la propia Chrysler, las desaparecidas Eagle y Plymouth y las actuales Dodge, RAM y SRT.

No es fácil ver un Hudson Hornet hoy en día y menos en el impecable estado de conservación de esta unidad.
No es fácil ver un Hudson Hornet hoy en día y menos en el impecable estado de conservación de esta unidad.

Pero además, Chrysler se expandió en Europa donde compró el Grupo Rootes en Gran Bretaña, de manera que poseyó las marcas Sunbeam, Singer, Hillman y Humber, entre otras, la firma francesa Simca y la española Barreiros. Además, fue fugaz propietaria de Maserati y en los años 90 del siglo pasado compró America Motors a Renault liquidando la marca AMC pero conservando Jeep. Asimismo, llegó a acuerdos de colaboración muy fructuosos con Mitsubishi en los años 70 y 80, perteneció a Daimler-Benz durante más de una década y actualmente lidera los beneficios dentro del Grupo FCA gracias a los buenos resultados de Chrysler y Dodge en Estados Unidos y de Jeep en todo el mundo.

Este diorama reproduce una conversación de Walter P. Chrysler con algunos de sus colaboradores.
Este diorama reproduce una conversación de Walter P. Chrysler con algunos de sus colaboradores.

La larga y agitada historia de Chrysler, iniciada en 1924 por Walter P. Chrysler, un hombre de negocios especializado en el rescate de firmas con problemas económicos que relanzó bajo su nombre la moribunda Maxwell-Chalmers en plena expansión de la industria automovilística norteamericana durante los felices años 20, se recoge de manera sintética en el museo Walter P. Chrysler de Auburn Hills, en el estado de Michigan, a unos 45 kilómetros del centro de Detroit.

5.000 metros cuadrados en tres plantas

En la parte superior del museo, este Chrysler Imperial carrozado por Ghía da la bienvenida a los visitantes.
En la parte superior del museo, este Chrysler Imperial carrozado por Ghía da la bienvenida a los visitantes.

El museo, que ocupa un edificio de 5.000 metros cuadrados repartidos en tres plantas, se encuentra dentro del perímetro del cuartel general del Grupo FCA, una sede que es el segundo grupo de edificios más grande de Estados Unidos después del Pentágono. El museo no está abierto al público ya que la baja afluencia de visitantes aconsejó su cierre en 2012, año en que la Fundación Chrysler compró la colección y empezó a gestionar el museo donde se organizan eventos del Grupo FCA y de empresas externas que lo alquilan. El complejo dispone de diferentes salas de conferencias y de un centro de documentación.

Durante el pasado Salón de Detroit tuve la oportunidad de acercarme hasta Auburn Hills, visitar este museo y hacer las fotos que acompañan este artículo y que podéis ver en la galería. La muestra se estructura en las tres plantas del museo y cada una de ellas tiene un contenido diferenciado del resto.

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Este es uno de los primeros automóviles en llevar la marca Chrysler en los felices 20 americanos.
Este es uno de los primeros automóviles en llevar la marca Chrysler en los felices 20 americanos.

En la primera planta encontramos, en el hall, una espectacular columna móvil con cuatro plataformas en las que reposan algunos de los concept cars de las marcas del grupo y, a sus pies, dos enormes modelos descapotables de los años 50. La visita se inicia hacia el hall de la derecha donde en unos dioramas se cuentan los inicios de la compañía de la mano de Walter P. Chrysler. A continuación, una serie de modelos de principios de siglo de las marcas posteriormente adquiridas por Chrysler dan paso a los primeros modelos propios de la marca.

La aerodinámica se impuso en los años 30. En primer término uno de los primeros Airflow y, justo detrás, un prototipo.
La aerodinámica se impuso en los años 30. En primer término uno de los primeros Airflow y, justo detrás, un prototipo.

En este primer piso encontramos, entre otros, dos de los aerodinámicos Chrysler Airflow de 1936 -uno de ellos un prototipo de desarrollo-, un espectacular camión ligero Dodge y un diorama que recuerda la liberación de Francia por parte de los ejércitos aliados en el que el principal protagonista es un Jeep Willys de la Segunda Guerra Mundial. Un panel en forma de cronograma que retrata la evolución completa de la historia de la marca con todas sus conexiones con otros fabricantes completa este primer piso.

Este modelo Turbine llevaba un motor de avión. No tuvo continuidad como modelo de serie.
Este modelo Turbine llevaba un motor de avión. No tuvo continuidad como modelo de serie.

En el piso superior encontramos modelos emblemáticos de la historia más reciente de las marcas del Grupo. Junto al peculiar Chrysler Turbine, movido por un motor de avión, vemos algunos de los muscle cars de Dodge y Plymouth, los famosos Chrysler 300 de los años 50, un Hudson Hornet (el coche que inspiró el personaje de Doc Hudson de la película de animación Cars), prototipos como el Chrysler Atlantic, modelos de marcas asimiladas, como los AMC Eagle y AMX o una unidad de la primera generación del Chrysler Town and Country, inventor del segmento de los monovolúmenes y conocido en Europa como Chrysler Voyager.

En la planta de abajo del museo encontramos un bar temático dedicado al Viper.
En la planta de abajo del museo encontramos un bar temático dedicado al Viper.

Finalmente, la tercera planta está en el subsuelo y su ambientación recuerda a la de un garaje. En ella se encuentran algunos de los modelos de "muscle cars" de las marcas del Grupo (Dodge Challenger y Charger, Plymouth Barracuda), otros de competición de especialidades americanas y, finalmente, una bonita colección de furgonetas Dodge, modelos "asimilados" de Chrysler Europa como el Dodge Omni (nuestro Talbot Horizon) y un espacio de bar dedicado en exclusiva al Chrysler Viper y a todos tipo de objetos de culto a tan mítico modelo.

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J
Javi

Q coches más bonitos. Poco q ver con los insulsos coches de ahora. Enhorabuena x el reportaje Joan. No entiendo como ese Museo está cerrado al público: el gélido clima de Detroit ?

r
ramiro

unas bonitas fotos del grupo chreyler de todas las epocas me a gustado

J
Juanpi

Gracias por las fotos, Joan, son una pasada. Me encantan estos coches americanos, sobre todo los muscle cars. Esos Cuda y esos Charger son impresionantes

N
Nenebcn

Realmente los coches norteamericanos de antaño eran obras de arte sobre el asfalto.Se merecen estar en un museo sin duda alguna.

Anónimo

fue una pena que Barreiros tuviera que acudir a Crysler para poder financiarse, obligando estos a que vendiera el Dart, coche solo para gerifaltes de la época que no eran muchos y pocos beneficios dejaba a la marca. Cada vez que paso por delante de la fabrica pienso que hubiera sido del imperio que creo este hombre gallego de la nada