Hemos viajado hasta París para conducir por primera vez el nuevo Citroën Berlingo. El vehículo multiusos de la firma francesa cambia por completo, mejora en todos los aspectos y comparte chasis, tecnología y gama mecánica con sus parientes del Grupo PSA que han recibido idéntico tratamiento: Peugeot Rifter -aquí la primera prueba, firmada por Joan Dalmau- y Opel Combo Life. El Citroën Berlingo ya está a la venta desde 16.840 euros sin descuentos.
El Berlingo que hemos podido conducir en tierras francesas, destinado al transporte de pasajeros -aquí os hablamos del furgón comercial recién desvelado-, se plantea no sólo como opción muy válida ante a los monovolumen Citroën C4 Picasso y Grand C4 Picasso, sino como alternativa a los modelos polivalentes de otras marcas, léase Ford Tourneo Connect, Fiat Doblò, Dacia Dokker, Volkswagen Caddy y Renault Kangoo.
En esta nueva generación, el Berlingo ha crecido en dimensiones: ahora mide 1,85 m de ancho, 1,81 m de alto (sin contar las barras de techo) y está disponible en dos longitudes distintas: 4,40 m y 4,75 m. Denominadas respectivamente como Talla M y Talla XL, presentan con una distancia entre ejes de 2,78 m en el modelo corto y 2,97 m en el largo. Ambas versiones cuentan con un portón deslizante a cada lado y ofrecen la posibilidad de montar cinco o siete plazas.
En "tallas" M y XL, con 5 ó 7 plazas
Pese a que Citroën Berlingo y Peugeot Rifter son automóviles casi “clónicos”, con carrocerías prácticamente idénticas, cada uno de ellos apuesta por una estética acorde con la línea de diseño de su propia marca. En este sentido, el Berlingo se muestra más juvenil, luciendo rasgos identificativos de los últimos Citroën como los protectores Airbump laterales, el capó elevado, las ópticas divididas y, en la calandra, el patrón habitual de figuras rectangulares con esquinas redondeadas. La alegre paleta de colores de carrocería ofrece ocho tonalidades distintas, que podemos contrastar con detalles en blanco o naranja.
El puesto de conducción también es distinto al del Rifter, al menos en lo que respecta a cómo se muestra la instrumentación: mientras el Peugeot apuesta una vez más por ese i-Cockpit con volante pequeño y bajo, el Citroën sí cuenta con un volante más tradicional, más redondo y con un aro más amplio. El equipamiento tecnológico de confort es digno de un turismo, pudiendo incluir una pantalla táctil de 8” con navegador (por fortuna esta vez no incluye el control de la climatización, que cuenta con mandos específicos), cámaras de visión periférica e incluso un head-up display con pantalla escamoteable.
El número y variedad de huecos portaobjetos coincide salvo por el hecho de que el Berlingo carece del enorme cofre que presenta el Rifter en su consola central. El Berlingo ofrece un espacio de almacenamiento en el techo sobre el conductor, portabotellas sobre el salpicadero, una guantera superior y otra inferior, bandejas para depositar las gafas y el teléfono móvil, opcionalmente con carga inalámbrica. También se ofrece un techo de cristal panorámico acompañado de la bandeja longitudinal Modutop que provee espacios separados para depositar objetos.
La segunda fila de asientos, accesible a través de unas puertas correderas de gran tamaño, cuenta con tres butacas individuales, idénticas entre sí y con anclajes Isofix. Conceden bastante espacio y confort a sus ocupantes, todos tratados por igual: no hay la menor falta de espacio para las piernas ni la cabeza, de manera que tres personas adultas viajarán cómodamente salvo por hacerlo hombro con hombro. Los pasajeros pueden disfrutar de cortinillas parasol, bandejas plegables en los respaldos delanteros y dos cofres en el piso de las plazas laterales. Y por fin, los elevalunas son de accionamiento eléctrico.
Con independencia del largo de carrocería, el Berlingo puede incluir una tercera fila con dos butacas individuales. La única diferencia es que en el modelo de batalla larga cada uno de los asientos puede ser desplazado longitudinalmente con un recorrido de 13 cm. Estas dos butacas son más pequeñas que el resto y quedan muy cerca del piso, de manera que las rodillas quedan bastante elevadas. De todas formas se viaja con suficiente espacio como para que nadie se nos queje durante un largo rato. Las plazas traseras son plegables y también extraíbles, operación que se realiza con cierta facilidad.
La boca de carga es muy amplia, casi perfectamente rectangular y con un bajo umbral que facilita la tarea de extraer y depositar bultos. En configuración de cinco plazas, el Berlingo Talla M ofrece 775 litros de maletero, que ascienden a 1.050 en la Talla XL. Podemos plegar los asientos de la segunda fila dejando una superficie bastante plana; y también es posible abatir el respaldo del acompañante, de forma que en el modelo de carrocería corta permite aprovechar de un plano de carga de 2,70 m, que llega a 3,05 m en la variante larga. La luneta trasera puede abrirse de manera independiente para acceder al maletero cuando, por ejemplo, hemos aparcado muy cerca de una pared y no podemos abrir el portón; o cuando simplemente necesitamos dejar la chaqueta encima de la bandeja del maletero. A propósito: también es posible situar la bandeja a media altura para dividir la carga a nuestro gusto.
Hecho para viajar; de eso no hay duda alguna
El nuevo modelo aprovecha la plataforma modular EMP2 empleada por numerosos modelos del Grupo PSA, como el Peugeot 508 y el Opel Grandland X por poner dos ejemplos. Gracias a ella, el comportamiento dinámico del Berlingo ha ganado muchos enteros hasta el punto de asimilarse al de un turismo (salvedad hecha de su mayor altura y centro de gravedad elevado, que lo acercan más al de un monovolumen). Ahora es un coche claramente más agradable de conducir, con mayores niveles de confort y dinamismo.
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Se trata de un automóvil cómodo por concepto y que, lejos de ofrecer grandes sensaciones, se centra en ofrecer una entorno estable y seguro en el que afrontar grandes “tiradas” por carretera. Las suspensiones son de tacto suave y la dirección lo bastante rápida como para evitar cualquier impresión de torpeza en carreteras de curvas. En la autopista no tenemos a favor la aerodinámica más adecuada, pero aún y así, la insonorización del habitáculo es muy superior a la del modelo precedente. Por lo tanto, poco tiene que ver este automóvil con el derivado de industrial que conocíamos hasta la fecha.
Durante el evento de presentación dinámica del nuevo Berlingo, pudimos conducirlo por la campiña parisina y descubrir qué tal se le adapta el motor de gasolina PureTech de 110 CV. Este propulsor, que ya hemos probado en diferentes modelos del grupo PSA, es un tricilíndrico de sólo 1.2 litros que para nuestra sorpresa ha demostrado ser más que suficiente para mover con cierta agilidad al multiusos de Citroën. Acelera con alegría, recupera velocidad de forma voluntariosa (a lo que ayudan sus 205 Nm de par a sólo 1.750 rpm) y presenta cualidades más propias de un diésel, como una zona media razonablemente enérgica y unos consumos no demasiado por encima de los 6,0 l/100 km que marca su homologación. El PureTech de 110 CV se acompaña de una caja manual de 6 velocidades bien escalonadas aunque con recorridos de palanca algo largos -como ya es costumbre en los Peugeot y Citroën-.
Próximamenta llegará la versión de gasolina con 130 CV; pero en diésel ya están a la venta los BlueHDi de 75, 100 y 130 CV, siendo este último el único en ofrecer como opción la caja automática EAT8 de tipo convertidor de par. Dicho sea de paso, la estupenda EAT8 se sitúa a años luz del antiguo cambio pilotado que ya no tendremos que “sufrir” más.
A modo de equipamiento extra se puede incorporar el Grip Control. Este sistema, ofrecido desde hace tiempo en otros automóviles de la marca, sitúa en la consola central un mando circular que nos permite elegir entre diferentes modos de conducción fuera del asfalto. Cada uno de estos programas adecúa el control de tracción para circular de la mejor manera posible ya sea sobre hielo o nieve, zonas embarradas y arenosas; y para mejorar la efectividad del Grip Control, las versiones que lo equipan también montan neumáticos de tipo “barro y nieve”.
Aunque el Citroën Berlingo es un vehículo de tracción delantera, se defiende con dignidad fuera del asfalto. Pudimos probarlo sobre caminos sinuosos y embarrados, donde la combinación del Grip Control, los neumáticos específicos y la protección de bajos sirvieron para garantizar nuestro avance sin dificultad alguna. También ayuda que las suspensiones, sin tener gran recorrido, sean suaves y absorban bien los baches e irregularidades de la superficie. Por supuesto, el Berlingo no es ni pretende ser un todoterreno; pero si nuestra ruta exige circular por pistas o simplemente nos apetece hacerlo, las versiones con Grip Control nos lo pondrán más fácil todavía.
El nuevo "multiusos" de Citroën, ya a la venta
El Berlingo sale a la venta con tres niveles de equipamiento: Live, Feel y Shine (no disponible con el diésel BlueHDI 75); y además se ofrece un acabado XTR con acentos en color naranja, llantas de aleación de 17”, retrovisores en negro brillante y un ambiente interior específico. El equipamiento del Berlingo está a la altura de casi cualquier compacto generalista, dando lugar a detalles como el freno de mano eléctrico, el acceso y arranque sin llave, visión de 360 grados; y también puede ofrecer numerosas ayudas a la conducción como la prevención de colisiones con frenado automático, el aviso de cambio involuntario de carril y el reconocimiento de señales de tráfico.
La horquilla de precios del nuevo Citroën Berlingo se sitúa entre los 16.840 euros y los 23.200 euros, con un sobrecoste de 960 euros para la Talla XL. Durante esta fase de lanzamiento, la marca entregará asimismo 130 unidades de la serie limitada #Top1 con una interesante relación entre precio y equipamiento.
Me parece una noticia muy interesante y estoy pensando en adquirir uno, para camperisar lo justo y necesario.