Lugar de peregrinaje
Una vez en la vida, y sobre todo si eres un aficionado a Ferrari, debes visitar Maranello. Esta pequeña población cerca de Módena, en el norte de Italia, es la Meca de todo Ferrarista y aficionado al automóvil. Prácticamente todo en Maranello se mueve alrededor de la factoría que a mediados del siglo pasado inauguró Enzo Ferrari para empezar a producir automóviles en serie, después de unos exitosos inicios en competición.
Ferrari organiza visitas guiadas a la fábrica, al circuito de Fiorano y al museo de la marca, para que te impregnes en lo posible del ambiente que emana todo lo que toca esta marca italiana.
En Maranello también encontraras una magnífica Ferrari Store, que acaba de ampliar sus instalaciones hasta los 650 metros cuadrados. Allí puedes comprar desde una corbata con el “Cavallino Rampante” estampado hasta un libro con la historia de Ferrari de 35 kilos de peso y valorado en 18.000 euros, pasando por todo tipo de memorabilia de la marca.
Esta oferta enfocada al turista y al aficionado a Ferrari hace años que funciona en Maranello, y muy bien. La marca italiana sabe explotar como ninguna el valor de su marca, como demuestran los 100 millones de euros beneficio que aportan a su cuenta de resultados todo lo que lleva la insignia del Cavallino.
El museo amplía su superficie
Uno de los pilares de esta “experiencia Ferrari” en Maranello es la visita al museo. Ferrari nos invitó a Maranello para comprobar la reciente ampliación de sus instalaciones, que cuentan desde esta semana con una nueva ala abierta al público en la que se exponen nuevos ejemplares únicos que forman parte de la historia de la marca.
Este nuevo espacio se ha dedicado a exponer algunas maquetas y prototipos que la marca utilizó antes de empezar a producir, aunque en series limitadas, el F150, que más tarde se denominó LaFerrari. Se puede ver, por ejemplo, el primer ejemplar con motor Hy-Kers que dio lugar meses más tarde al LaFerrari de serie, un modelo que sirvió para testear el motor del Ferrari Enzo o un ejemplar construido sobre la base mecánica del Ferrari F50 que montaba una estructura Dual Frame, que pretendía aislar la carrocería del chasis para evitar vibraciones y proporcionar un mayor confort. Este proyecto fue desestimado después de años de ensayos.
Este nuevo espacio dentro del museo se encuentra situado en el piso superior, justo al lado de una exposición dedicada a los “Ferrari Supercar”, que muestra en una sola planta un 288 GTO de 1984, un F40, un F50 y un Ferrari Enzo.
En las plantas inferiores se expone lo ya conocido: desde los primeros monoplazas de los años 50 salidos de la Scuderia de Enzo Ferrari, pasando por unidades de los sesenta como el 250 de Le Mans o el 250 GTO, hasta la galería con los últimos coches ganadores del Campeonato del Mundo de F1, expuestos en círculo. Faltan algunos ejemplares históricos, está claro, y el 125 S expuesto es una maqueta, pero en cualquier caso, seas aficionado a la marca o al automóvil en general, la exposición merece la pena. Unos kilómetros más allá de Maranello, en Módena, se ha abierto recientemente otro museo dedicado a la marca, construido alrededor de las primeras instalaciones que Enzo Ferrari utilizó cuando se desplazó a la ciudad para construir sus coches de competición.
La fábrica
Nuestra visita a Maranello se completó con la oportunidad de acceder a algunas dependencias de la fábrica, que normalmente están cerradas al público, como es lógico. Ferrari nos dejó conocer más de cerca cómo se construyen los motores V6 que se destinan a Maserati. Lo primero que sorprende es la enorme cantidad de luz ambiental que acompaña a los trabajadores de la cadena de montaje, un simple detalle del cuidado ambiente de trabajo que la marca intenta ofrecer a sus operarios. La nave cuenta con áreas verdes, áreas de descanso, una perfecta climatización y un riguroso control del ruido y la seguridad, aspectos que forman parte de la Fórmula Uomo, proyecto de mejora de las condiciones de trabajo que el Presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo puso en marcha a principios de los años 90. De esta manera se hace más agradable el trabajo de montaje pieza a pieza de cada uno de los motores, a un ritmo de entre 30 y 50 por día, que salen de esta línea de producción. 200 personas se encargan de ello.
Muchos de nosotros tenemos la idea de que Ferrari es una empresa con un marcado carácter artesanal, y así es. Pero también es cierto que combina esa artesanía en el montaje con la presencia de robots y procesos automatizados similares a los que utilizan otros constructores. La combinación de los dos sistemas es, quizás, lo que da a Ferrari esa singularidad y a la vez una mínima capacidad de producción para la elevada demanda que disfruta.
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No muy lejos de esa nave de montaje de motores se encuentra la línea de producción de los nuevos Ferrari F12 Berlinetta y Ferrari FF. Estas instalaciones reciben las carrocerías ya construidas por Scaglietti mediante un proceso de fundición propio, y convenientemente pintadas según la solicitud del cliente. En la línea de montaje puedes ver operarios instalando los ejes, motor, salpicadero y demás elementos que, como si de un mecano se tratase, dan forma al coche. Hasta aquí, nada es demasiado diferente a lo que puedes ver en cualquier otra cadena de montaje, con la salvedad de que en Ferrari el ritmo es mucho más lento.
Adyacente a la línea de producción, por ejemplo, hay un área en la que se lleva a cabo el montaje de los salpicaderos, forrados de cuero, de forma totalmente manual. La precisión en el trabajo es obligada. La marca italiana finaliza en esta última fase de montaje unos 8 coches por hora, y no necesita más. Se calcula que para fabricar un F12 Berlinetta se necesitan 4 días de trabajo.
En la factoría de Ferrari también tienen una nave destinada a satisfacer las peticiones del cliente sobre su nuevo vehículo. Es lo que llaman el taller de personalización, en el que el futuro propietario puede escoger su color de carrocería favorito, la piel del interior, el tipo de asiento preferido o el diseño de las llantas o el volante. El 100% de los clientes de Ferrari solicitan personalizar su vehículo, según comentaron. Unos 600 clientes al año pasan por las instalaciones de Maranello para confirmar los detalles de esta personalización. Una vez realizada, se le entrega el coche en un acto que se celebra en un showroom, como requiere un producto único y exclusivo. El presupuesto medio para personalizar un Ferrari se sitúa en 30.000 euros. Sólo este taller genera unos 200 millones de euros al año de beneficio a Ferrari.
Si no tienes bastante con esto, la marca puede ofrecerte el llamado Tailor Made Program, para que cuentes con un diseñador personal que te ayude a escoger el color de la tapicería, el tipo de material para rematar el interior o el color de la carrocería que va a juego. Para los más indecisos, Ferrari ha desarrollado tres líneas de diseño: Scuderia (más deportiva), Clásica (para aquellos clientes que quieren inspirarse en el pasado) e Inédita (para los gustos orientales, básicamente) que hacen más fácil la elección y combinación del equipamiento.
Taller clásico
La exclusividad de un Ferrari es algo que perdura en el tiempo, como demuestra la cotización de algunos ejemplares de segunda mano y sobre todo, de algunos clásicos. En Ferrari son conscientes de esto, y cuidan especialmente que ese valor de la marca se mantenga vivo. Sin ir más lejos, Ferrari ha decidido ralentizar la producción de coches de cara al año que viene. Según Luca di Montezemolo, buscan mantener esa exclusividad y el valor de mercado del coche usado. “Pertenecemos a la cultura del producto exclusivo y de la atención al detalle, y para mantener esa exclusividad debemos tener la voluntad de hacer menos coches”, afirma. La construcción en series limitadas (499 unidades para el LaFerrari, sin ir más lejos) los convierte en cotizadas piezas de coleccionista sin haber siquiera salido de la cadena de montaje.
Nuestra visita a la fábrica de Maranello se remató con una breve inmersión en el mundo del Ferrari clásico, y concretamente en el taller que la fábrica pone a disposición de sus mejores clientes para mantener y restaurar su pieza de colección. Allí estaba un Ferrari GTO esperando a ser reconstruido después de un accidente que dejó maltrecho su frontal, un 166 MM de los 50 para repasar, un F40 e incluso el 275 GTB4 original que perteneció a Steve McQueen para restaurar íntegramente después de que su antiguo propietario lo convirtiese en un spider.
En la división clásica de Ferrari trabajan con planos y especificaciones de fábrica para retornar cualquier unidad a su estado original. Muchas piezas son fabricadas de nuevo y montadas siguiendo los procesos de la época, ya que el stock de piezas de recambio de muchos modelos, según comentaron, es prácticamente inexistente.
Ferrari se presenta así como una marca que da un servicio íntegro a lo largo de la vida útil del coche. A lo largo de la historia, Ferrari ha controlado íntegramente todos los procesos que dan forma a sus vehículos, desde la misma fundición del aluminio, pasando por el montaje y posterior comercialización. Y como vemos, incluso el mantenimiento del mismo independientemente de su edad. Esto es algo que esta marca cuida y vende especialmente bien, y que forma parte de la “Experiencia Ferrari” a la que siempre puedes acceder si tienes suficientemente presupuesto para entrar en su particular y apasionante mundo.
En el comentario hay una palabra que no se como no me he dado cuenta pero donde pone (la cerdada) no queria poner esto lo que creia que habia puesto era (la verdad)