Una de las sorpresas de Ginebra es este pequeño monovolúmen de Ford, que llegará al mercado a finales de año y completará la gama de monovolúmenes de la marca del óvalo, compuesta por los C-MAX Grand C-MAX, S-MAX y Galaxy. Se trata del B-MAX, que mide 4 metros, 11 cm más que un Fiesta y 32 menos que un C-MAX.
Este modelo destaca por las puertas traseras correderas, que unidas a la ausencia de montante central, permiten un cómodo acceso al interior del habitáculo (un espacio de 1,5 metros de longitud, según la marca). Hay que reconocer el acertado diseño exterior, pues esta solución se disimula muy bien y no afecta a la estética general, como suele ser habitual. Para mantener el nivel de seguridad, las puertas están reforzadas con acero al boro y los cinturones de seguridad delanteros salen de los propios asientos.
El B-MAX emplea la misma plataforma del Fiesta, con el que también compartirá algunos motores. Habrá una completa gama diesel TDCI y gasolina Ecoboost (de 1.0 1.6 y 2.0 litros), siendo la mecánica de entrada a la gama un tres cilindros de un litro con inyección directa, sistema start&stop, y consumos y emisiones muy reducidos.
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En el habitáculo se mantiene la línea de diseño del C-MAX, una ergonomía basada en el HMI (Human Machine Interface) y, según Ford, una calidad similar de materiales. Las versiones más equipadas montarán una pantalla de seis pulgadas y la consola central "estilo iPhone". En cuanto a su versatilidad interior, el B-MAX no monta una banqueta trasera desplazable, siendo solo abatible (60/40). Eso sí, el asiento del acompañante delantero se pliega, permitiendo cargar objetos de hasta 2,35 metros de longitud. Según la marca, los 11 centímetros de altura de más respecto a un Fiesta se notan en la sensación de espacio interior.
