Probamos el nuevo Ford Edge en las heladas carreteras de Suecia. Un SUV fabricado en Canadá que sólo está disponible en España con motores diésel de 190 y 238 CV. Está a la venta desde 46.125 euros y las primeras entregas se realizarán en el primer trimestre de 2019.
Destaca su sistema de tracción integral con inteligencia artificial que permite desconectar y conectar el tren trasero sólo cuando es estrictamente necesario. Con ello se mejora la capacidad de tracción y se reduce el consumo de carburante.
Además de largas pruebas en las carreteras de la región de Åre también tuve ocasión de probarlo en un circuito de nieve y hielo para descubrir la efectividad de su sistema de tracción integral.
Diseño continuista
A simple vista no es sencillo distinguirlo del modelo precedente. Se mantiene el diseño que recuerda al cruce entre un turismo y un MPV, pero con una mayor altura libre al suelo. Se trata de un SUV de gran formato pensado para ofrecer el máximo confort a sus ocupantes con un estilo que tendrá sus admiradores y sus detractores.
Mide 4,83 metros de largo, 1,98 metros de ancho y 1,72 metros de alto. Lo mires desde el ángulo que lo mires es un coche grande. Un SUV contundente con un capó delantero alto y una zaga tipo hatchback.
En la parte frontal salta a la vista la calandra de gran formato ya tradicional en los Ford de última generación. Una calandra que ahora se encuentra separada de los grupos ópticos. En función del acabado monta llantas de 19” o 20”, mientras que la variante ST Line puede contar con llantas de 21” en opción.
Las unidades ST Line lucían las llantas de 21” calzadas con neumáticos Michelin Latitude X-Ice North con medidas 265/40 R21. Un neumático de clavos ideal para las condiciones meteorológicas que nos encontramos en Suecia.
En la presentación lo vimos con los dos niveles de acabado disponibles ST Line y Vignale. Como suele ser habitual en la marca del óvalo, el primero busca ofrecer un estilo más deportivo, mientras que el segundo se decanta claramente por el lujo.
En el mercado español estará disponible en cuatro niveles de acabado: Trend, Titanium, ST Line y Vignale. El segundo acabado supone un incremento de 3.000 euros, el tercero 3.200 euros y el tercero 5.000 euros.
La zaga destaca por nuevas ópticas que ya no quedan unidas entre sí. Las salidas de escape cuentan con unos embellecedores de diseño trapezoidal dispuestos de forma vertical.
Amplio y con un maletero colosal
Su batalla de 2,84 metros da lugar a un amplio habitáculo de 5 plazas. Se trata de un modelo pensado para viajar en familia o con amigos con gran confort. De ahí que se haya prestado tanta atención a la ergonomía.
Las unidades que probé contaban con asientos delanteros regulables eléctricamente. Tras pasar largas jornadas de conducción en tierras escandinavas puedo decir que son realmente cómodos.
Tanto en las puertas, como en el túnel central hay un sinfín de huecos donde dejar objetos que llevemos encima. En la parte baja de la consola central dispone incluso de un hueco con tapa que esconde un cargador por inducción para Smartphone y dos tomas USB.
En la consola central hay menos botones, con lo que toca recurrir más a menudo a la pantalla táctil del centro del salpicadero. Por el contario, el volante está plagado de botones, quizás demasiados para mi gusto.
Pocas veces me había hecho tanta falta un volante calefactado como en esta prueba. Es un extra que agradeces y mucho cuando arrancas el coche a 3 grados bajo después de que lleve un buen rato a la intemperie mientras no para de nevar.
Los asientos calefactados también son una auténtica bendición en este clima tan agreste de la zona centro de Suecia. También eran climatizados los asientos delanteros pero preferí esperar a probarlo cuando ya tengamos uno en España.
La segunda fila de asientos es amplia y muy cómoda. Una banqueta con tres auténticas plazas, una excepcional altura libre al techo y un gran espacio libre para las piernas de sus ocupantes. Los coches que probamos contaban con asientos calefactados en las dos plazas exteriores traseras.
Su maletero es el que esperas encontrar en un vehículo de estas características. En configuración estándar declara 602 litros hasta bandeja. Si lo cargamos hasta el techo crece hasta los 800 litros y si abatimos la segunda fila hasta 1.847 litros.
En las paredes laterales del maletero hay ganchos para bolsas, una toma de corriente de 12V e incluso un botón con el que podemos plegar los respaldos traseros. Bajo el piso del mismo hay un kit anti-pinchazos.
Cómodo y seguro
A lo largo de tres días pude descubrir lo cómodo y seguro que es el nuevo Edge gracias a su sistema de tracción integral. Aquí también jugaron un papel fundamental los neumáticos de clavos Michelin Latitude X-Ice North.
Hay zonas de Europa en las que los neumáticos de invierno con un compuesto más blando y con más hendiduras en la banda de rodadura son suficientes, pero aquí arriba los neumáticos de clavos son imprescindibles.
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En algunos tramos de carretera principal llegamos a ver asfalto por lo que limpiaban los neumáticos de clavos. En las carreteras secundarias, núcleos urbanos y caminos asfaltados sólo vimos nieve y hielo.
Es normal que de esta parte del planeta salgan tantos pilotos profesionales. Aquí hay que saber conducir, saber controlar un derrapaje y sobre todo ser lo más preciso posible. No vale conducir como un autómata sin prestar la más mínima atención a lo que ocurre en la vía como hacen algunos en nuestro país.
Con los controles activados el Edge va como un tren por el carril. Puedes acelerar con total tranquilidad, así como frenar sin tapujos. Evidentemente si circulas a una velocidad inadecuada para las condiciones de la vía y aplicas la máxima presión posible sobre el pedal del freno, por mucho neumático de clavos que lleves, el coche trata de moverse fuera de la trayectoria ideal.
Para ver de todo lo que es capaz el Edge nos dirigimos a un circuito de pruebas donde contamos con la asistencia y el consejo de un equipo de instructores de conducción, la mayoría de ellos experimentados pilotos, tanto de rally como de circuito.
Al llegar a la pista heleda, al volante de un coche de más de 200 CV, con tracción integral y equipado con neumáticos de clavos sólo pensé en hacerlo derrapar. Lamentablemente sólo permite desconectar el control de tracción.
En el Edge no puedes desactivar por completo el control de estabilidad como en modelos 100% deportivos al estilo del Focus RS de Ford. De modo que para jugar con la zaga tuve que aplicar una conducción progresiva y suave.
La técnica aquí era girar lo mínimo el volante, aportar peso al tren delantero frenando un poco al llegar al vértice de la curva y acelerar de forma progresiva. Con todo ello pude encadenar varias cruzadas incluso con el control de estabilidad conectado. Es cuestión de tener paciencia y ser lo más suave posible.
Con todos los sistemas activados puedes conducir sobre hielo con total seguridad. Su sistema de tracción integral funciona de maravilla y la electrónica trabaja duro sobre el conjunto de frenos para mantener siempre la trayectoria idónea.
El único motor que probé fue un 4 cilindros turbodiésel de 2 litros que anuncia 238 CV a 4.000 rpm y 500 Nm a 2.000 rpm. La otra motorización de la gama, sólo disponible con cambio manual de 6 relaciones, tiene 190 CV y 400 Nm de 2.000 a 3.000 rpm. Ambas variantes cuentan con tracción integral AWD.
La versión más potente de la gama con 238 CV sólo puede configurarse con la caja de cambios automática de 8 relaciones. Para gestionar este cambio cuenta con un mando giratorio en el túnel central, con modos D y S, así como levas detrás del volante para el modo secuencial.
Las prestaciones son suficientes para un coche de estas características con un 0 a 100 km/h en 9,6 segundos y una velocidad punta de 216 km/h. Hay que tener en cuenta también que en vacío declara 2.116 kilos sobre la báscula.
Gracias a las 8 relaciones puedes circular siempre con marchas altas a muy bajo régimen. Cuando hace falta el kick-down permite recuperaciones con brío, perfectas para realizar adelantamientos.
Su sistema de dirección aporta un buen guiado del tren delantero. Con el control de tracción quitado y siendo progresivo con el acelerador sobre hielo puedes optimizar los giros moviendo de forma suave la zaga. Es un conjunto equilibrado, transparente y comunicativo.
Lo más importante en un SUV de este tipo es ofrecer un buen confort de marcha a sus ocupantes y el Edge cumple con creces con su cometido. Su conjunto de suspensión está formada por un esquema tipo McPherson en el tren delantero y un multibrazo integral-link en el trasero.
Con muelles y amortiguadores convencionales su equipo de suspensión filtra de forma ejemplar las irregularidades del firme, incluso con llantas de gran formato como las de 21” opcionales.
Incluso en campo es cómodo. Tuve la ocasión de probarlo en un tramo de montaña, con unas zonas de offroad en las que pocos se aventurarían a entrar con un SUV de este tipo. Me sorprendió la efectividad de su sistema 4X4 pero también el confort de marcha en zonas con grandes baches.
En resumidas cuentas
Si buscas un SUV de 5 plazas con un amplio maletero y con un diseño distinto el Ford Edge puede ser para ti. En temas de diseño cada cual tiene sus gustos, lo que sí puedo decir es que su sistema de tracción integral funciona de cine en las condiciones más adversas, es muy cómodo y su habitáculo súper espacioso.
Con una horquilla de precios que van de 46.125 a 58.025 euros no es precisamente un automóvil barato. No en vano es el buque insignia de Ford en Europa.
No vale, ni eco ni 0 emisiones
No vale para quién?