El nuevo Ford Fiesta incluye, en esta nueva generación, el acabado tope de gama Vignale que es, en todos los modelos de la marca, el más lujoso y equipado. Esta vez probaremos la versión diésel de 120 CV de este modelo, uno de los polivalentes de referencia en nuestro mercado. Esta versión, sin opciones, tiene un precio elevado, de 22.245 euros.
Las siglas Vignale hacen referencia en Ford a aquellos modelos con la terminación y el equipamiento más cuidado, exquisito y lujoso. La gama Vignale la forman actualmente los Ford Mondeo, Kuga, Edge, S Max y el nuevo Ford Fiesta, que ha sido el último en incorporarse.
Estas versiones más lujosas ofrecen una mayor atención al detalle, unos materiales de mayor calidad y un equipamiento a la última, en algunos casos sorprendente para sus respectivos segmentos. Las versiones Vignale se dirigen a clientes que buscan un diseño de estilo exclusivo, diferenciador y lujoso.
Ford decidió lanzar una versión Vignale del Fiesta coincidiendo con la renovación realizada a este modelo hace poco más de un año. Se trata de una renovación importante, hasta el punto de que Ford habla de una nueva generación de este utilitario. Cierto, el nuevo Fiesta ha cambiado en muchos aspectos respecto al anterior, sobre todo en cuanto a acabados, dinámica, equipamiento y seguridad. La máxima expresión de toda su tecnología y buena terminación la tenemos en esta versión Vignale que hemos probado por unos días.
Bonito y llamativo
Estéticamente se diferencia del resto de la gama por algunos detalles exteriores: llantas de 18 pulgadas de diseño exclusivo, diseño personalizado de los ribetes de la rejilla y los faros antiniebla o los colores especiales como el Milano Gigrio o el Rojo Rubí (650 euros) que identificaba a esta unidad de prensa que os presento. La combinación del color rojo, el cromo y los detalles en negro crean un efecto muy refinado, hasta cierto punto llamativo. Algunas miradas se giran hacia el coche, algo que no es habitual en un compacto del segmento B. El Ford Fiesta Vignale llama la atención por su elegante estética.
La actualización estética que recibió el Ford Fiesta hace unos meses ha sido positiva, desde mi punto de vista. Se mantiene la esencia del modelo y se gana en atractivo y modernidad. Esta versión Vignale va un poco más allá, y le da un aire exclusivo y lujoso que permiten diferenciarlo de su competencia.
El segmento B, el que agrupa los compactos en torno a los 4 metros de longitud, es extremadamente competitivo. Es un grupo de vehículos que suponen aproximadamente el 20% del mercado, y que año tras año va aumentando. Marcar la diferencia con una versión mejor acabada y equipada puede cubrir las necesidades de más de uno, además de dar una imagen “Premium” a la marca.
Tacto "premium"
La primera sensación que recibes al sentarte frente al volante del Fiesta Vignale es la de estar al mando de un compacto muy confortable, agradable y bien terminado. Allá donde tocas y miras el “feeling” es positivo. El cuero está muy presente en el interior del Fiesta Vignale, y recubre desde el volante, pasando por la parte superior del salpicadero, el pomo del cambio, el freno de mano y la cubierta de la guantera central, entre otros. Una gran pantalla de tipo flotante preside el salpicadero, rematada en sus extremos con unas molduras que imitan la fibra de carbono.
Esta pantalla de 8 pulgadas pertenece al sistema de comunicación y entretenimiento SYNC 3. Está en una posición muy elevada, en el campo visual del conductor, y muy poco integrada. Sus menús se controlan por voz o bien a través de gestos al estilo de un Smartphone. Tiene un menú sencillo, y muestra pantallas visualmente poco complejas pero agradables a la vista y el uso. Por debajo de esta pantalla se sitúan las rejillas de ventilación y un poco más abajo los diales de uso del climatizador, en un estilo bastante convencional. Desaparece así la batería de botones que había en la consola central del anterior modelo, afortunadamente.
El sistema SYNC3, en su última evolución, es compatible con Apple CarPlay y Android Auto. También tiene una aplicación, SYNC AppLink, que activa aplicaciones como Glympse , Aupeo, Spotify o MyBoxMan, entre otras.
En la consola central se han reservado un par de huecos portabebidas y una pequeña guantera con una toma USB.
Un coche de este estilo no podría estar exento de un buen equipo de música. En este caso, se trata de un B&O Play con una potencia total de 675 vatios, que cuenta con amplificador digital de procesamiento de señal y Surround Sound.
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Esta versión Vignale puede venir como opción con un gran techo panorámico (700 euros), el primero que se monta en la gama Fiesta en toda su historia.
Espacio limitado
Las plazas traseras tienen un aspecto impecable y resultan cómodas para dos personas. No son muy amplias, como suele ocurrir en todos los coches de su tamaño, pero suficientes para viajar con buen confort. El pasajero de la plaza central también viaja cómodo, ya que inexplicablemente no hay reposabrazos, y eso hace que el respaldo sea blandito.
El maletero, tal y como os explicamos con motivo del contacto con el nuevo Ford Fiesta, ofrece 303 litros de capacidad de carga. Tiene una boca de entrada ancha y unas formas muy aprovechables. Al ser una versión tope de gama, el piso tiene posibilidad de situarse en dos niveles. De nuevo, se hace extraño no encontrar un par de ganchos que faciliten la sujeción de los bultos. Eso sí, hay dos ganchos en posición superior, más indicados para sujetar la bolsa de la compra. En el doble fondo del maletero encontramos un subwoofer del equipo de música en lugar de una rueda de recambio.
El equipamiento de esta Ford Fiesta Vignale viene a tope en cuanto a sistemas de asistencia y ayuda a la conducción: asistente de aparcamiento, control de crucero adaptativo, limitador de velocidad, asistente de mantenimiento de carril, reconocimiento de señales de tráfico, aviso precolisión con detección de peatones o la alerta de tráfico cruzado.
Ágil y deportivo
En relación al comportamiento, no hay nada que añadir respecto a lo dicho en su momento en la toma de contacto con el coche. Hace gala de una excelente calidad de rodadura, se nota aplomado, ágil y rígido. Entra muy bien en las curvas, gracias a una dirección muy directa, y vira bastante plano.
La suspensión se muestra acorde con este carácter vivo del chasis, que soporta sin rechistar un trato deportivo. Esta versión Vignale monta, no obstante, un motor diésel de 1,5 litros de “sólo” 120 CV, pensaréis… cierto, pero es un diésel que ofrece muy buena respuesta, especialmente a medio régimen, que permite llevar el coche muy rápido y con suma agilidad, ya sea entre el tráfico urbano como en una carretera de montaña. El consumo medio de este diésel se sitúa en 4,2 litros a los 100 kilómetros, que en la prueba fueron algo más, siempre por encima de los 5 l/100.
Estos registros se consiguen con sistemas que mejoran la eficiencia de combustible como el Auto Start-Stop o el sistema Eco, que “capa” la respuesta del propulsor y limita el uso del climatizador para rebajar la cifra.
Este propulsor se une a un cambio manual de seis velocidades que tiene un tacto bastante directo y preciso. Una buena posición de conducción, con unos asientos cómodos y que sujetan bien el cuerpo y un volante con buen agarre también contribuyen a generar buenas sensaciones de conducción.
El Ford Fiesta Vignale con motor diésel se presenta así como una versión ideal para los que busquéis un utilitario o compacto pequeño con carácter deportivo pero que a la vez no renuncie a la mejor economía de mantenimiento diario. La versión de gasolina no es más potente, y gasta algo más. Por lo tanto, esta resulta ideal para los que hacéis números de vez en cuando y buscáis un coche bien equipado y elegante.
El Ford Fiesta tiene grandes competidores en el segmento, entre ellos el Volkswagen Polo, Mazda2, Peugeot 208 o Seat Ibiza, algunos de ellos con precios de tarifa muy competitivos. Los 22.245 € que pide Ford por esta versión (nuestra unidad de pruebas, además, sumaba 3.675 euros en extras) están en línea de lo que pide la competencia por versiones tope de gama, por lo que la decisión de compra no es fácil. Su estética elegante, refinada y cuidada al detalle puede ser uno de los elementos que decante la balanza.