Infiniti QX30: Identidad SUV

A principios de este año Infiniti lanzó el nuevo Q30, el compacto que va a hacer crecer a esta marca japonesa en el mercado europeo a niveles muy ambiciosos. Los responsables de esta marca en España indican que este año esperan matricular en nuestro mercado un total de 1.200 unidades, frente a las 500 vendidas el año pasado. Es más del doble, gracias en buena parte al lanzamiento del Q30, que se convierte en el modelo de acceso a la marca y con la que busca conquistar nuevos clientes.

Esta misma fórmula se aplica al recién presentado Infiniti QX30. Este modelo se construye sobre la misma base del Q30, pero con algunas modificaciones para convertirlo en un todocamino o SUV. Estas modificaciones no son sólo estéticas, como puede parecer a primer golpe de vista; También son mecánicas, y afectan especialmente al tarado y recorrido de suspensión y a la incorporación de serie de un sistema de tracción integral, que en el Q30 sólo está disponible en determinados acabados.

El QX30 aparenta ser un todocamino, y lo es por estética y por aptitudes. En lo referente a la estética, aprovecha el diseño musculoso ya conocido en el Q30 y lo potencia con unos paragolpes diferentes, que integran protecciones; unos pasos de rueda ensanchados; unos raíles de techo que vienen de serie; y unas llantas de 18” que incrementan la altura libre por encima incluso de la del Q30, ya de por sí elevada. De hecho, el QX30 ofrece 20,2 centímetros de altura libre al suelo, unos 3 centímetros más que la del Q30 y unos 6 centímetros más que la del Q30 Sport. Y 20 centímetros es una altura libre que ya quisieran muchos de sus competidores y que permite circular por pistas forestales con un buen grado de confianza en el coche. Y si a ello le añadimos una tracción integral que reparte el par de forma automática entre los ejes, capaz de transmitir hasta un 50% al eje trasero si es necesario, podemos afirmar que la denominación SUV o todocamino está plenamente justificada en este nuevo Infiniti.

Con estas características, el Infiniti QX30 se convierte en una buena opción para desplazarse los fines de semana hacia las pistas de esquí, acceder al circuito de motocross por un camino roto, hacer una excursión sencilla a una ermita remota o ir a recoger setas al bosque, por ejemplo. Es esta versatilidad la que marca la diferencia respecto a un Q30, y la que lo equipara con lo que ofrece un Mercedes-Benz GLA, su principal rival y con el que comparte numerosos elementos de su plataforma y sus acabados interiores. El QX30 también entra en la guerra que mantienen principalmente el Volvo V40 Cross Country, el BMW X1 o el Audi Q3, los llamados SUV “Premium”, un concepto que pretende hacer referencia a sus acabados lujosos y, como es lógico, también a su elevado precio.

Infiniti ya ha empezado a comercializar este SUV compacto con un precio de tarifa que parte de los 39.990 € para el QX30 con acabado Premium, mientras que el segundo acabado disponible, denominado Premium Tech, se va a los 44.500 €. No obstante, la marca japonesa ha hecho una promoción inicial que sitúa la versión de entrada en 33.900 € con el descuento incluido.

En esta primera toma de contacto que tuve con el coche en la sierra de Madrid las sensaciones fueron muy positivas. Teniendo en cuenta la altura libre que tiene el coche, lo cierto es que el comportamiento en carretera de montaña no es nada diferente al que transmite un compacto convencional. La carrocería no balancea en las curvas, el coche entra de forma ágil y no se perciben inercias extrañas. El guiado es muy bueno, la dirección tiene una correcta asistencia y es bastante directa mientras que la tracción integral garantiza una buena motricidad en toda circunstancia.

Además, es un coche cómodo. Las suspensiones ofrecen el justo equilibrio entre dureza y absorción y por lo tanto, contribuyen a generar un comportamiento no excesivamente deportivo pero tampoco demasiado aburguesado. Los asientos, de serie en tela negra o de forma opcional en cuero negro, sujetan muy bien y tienen un buen mullido. Infiniti afirma que sus respaldos tienen una ergonomía muy estudiada para adaptarse al cuerpo del conductor, mientras que el acolchado distribuye el peso de forma muy uniforme. En cualquier caso, resultan muy cómodos e influyen positivamente en las sensaciones de conducción. La postura al volante es elevada, al estilo de un TT, y esto beneficia la visibilidad frontal y hacia el entorno del coche.

El confort también se logra con una buena insonorización. El único motor diésel destinado a la gama QX30, un 2.2 turbo de 170 CV, apenas se oye, gracias en parte a la utilización del “Active Noise Cancellation”, un sistema que emite un sonido a través de los altavoces que contrarresta el que procede del vano motor.

Este tipo de detalles son los que siempre caracterizan a los productos de Infiniti, y en el QX30 tmbién están presentes. Es un SUV compacto que amplía el público potencial de esta marca japonesa, que se hace asequible a un mayor número de personas pero no por ello renunciando a la filosofía de la marca.

El interior de este coche es una mezcla de modernidad y clasicismo. Se confía en una instrumentación a base de relojes analógicos y sólo una pequeña pantalla digital en el centro del salpicadero, de 7 pulgadas. En este interior vemos algunos mandos que derivan de Mercedes-Benz, marca con la que Infiniti y más concretamente el grupo Renault-Nissan ha establecido sinergias. Podemos ver un ejemplo de ello en los mandos del volante o el climatizador.

Este SUV mide 4,42 metros de longitud, 1,81 de ancho y 1,51 de alto, un tamaño compacto y a la vez suficiente para dar cabida a cinco adultos sin incomodidades. Sus plazas traseras no son las mejores del segmento, pecan de poca altura al techo y de tener el típico túnel de transmisión que molesta al pasajero de la plaza central, pero no resultan en absoluto incómodas.

El maletero está mejor conseguido, y sus 430 litros de capacidad lo sitúan en la media del segmento, tirando hacia abajo. Es una capacidad superior a la del Mercedes-Benz GLA (421 litros) pero inferior a la de un Audi Q3 (460 l.), un BMW X1 (505 l.) o un Land Rover Discovery Sport (541 l.).

El Infiniti QX30 sólo se vende con el motor 2.2 de 170 CV y 350 Nm de par máximo, un turbodiésel con el que hace el 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y que gasta oficialmente 4,9 l/100 km. (en la ruta que hicimos por carreteras de montaña, el ordenador de a bordo marcaba unos 7 l/100 km. de media).

Este turbodiésel se une a un cambio automático de 7 velocidades de tipo doble embrague, que no merece crítica. Inserta las marchas de forma rápida y suave, como debe ser.

En cualquiera de los dos acabados disponibles, Premium o Premium Tech, el QX30 ofrece un equipamiento de serie muy completo, que incluye sistema de advertencia de abandono de carril, de advertencia de colisión frontal, ayuda a la frenada y al arranque en pendiente, freno de mano electrónico, luces LED diurnas, control de crucero con limitador de velocidad, llantas de 18”, pantalla táctil de 7” con sistema de reconocimiento de voz y Bluetooth, navegador, climatizador, volante en cuero y multifunción y asientos delanteros calefactables. El acabado Premium Tech añade cámara de visión trasera en lugar de sensores de aparcamiento, faros autonivelables de tipo LED, acceso sin llave, luces de ambiente, inserciones en madera en el salpicadero, asientos de cuero con memoria, apoyabrazos en las plazas traseras y trampilla porta-esquís.

El QX30 cubre así perfectamente las necesidades de aquellos clientes de la marca que buscan un SUV compacto, hasta ahora no existente en la marca japonesa. En menos de dos años veremos nacer otro SUV, esta vez de tamaño medio, basado en el concept QX Sport Inspiration y que cubrirá el hueco del QX50. Infiniti no perderá así la tradición de presentar un modelo por año, algo que le está dando buen resultado. Una renovación de gama lenta, pero segura.