La nueva generación del SUV compacto de Mazda ha aterrizado recientemente en el mercado con novedades no demasiado profundas en apariencia, pero que dan lugar a un automóvil que no se conforma solo con poseer una de las mejores dinámicas del segmento. A los diversos retoques estéticos se suma un mayor confort de marcha y una mayor seguridad activa, que se combinan en este caso con un sofisticado y potente motor de gasolina de 194 CV asociado a cambio automático y a tracción integral. Con el acabado superior de la gama Zenith Black, el precio de serie de este conjunto es de 39.445 euros. Su gran ejército de rivales incluye modelos como Nissan Qashqai, Honda CR-V o Ford Kuga.
Imagen afilada
Si comenzamos por repasar las proporciones del nuevo CX-5 cabe decir que ahora mide 4,55 metros (es decir, 1 centímetro más que antes) y 1,68 m de altura (3,5 cm menos). Para que el vehículo sea más bajo se ha modificado la posición del pilar A, pues está más inclinado y se encuentra más retrasado que en el modelo anterior. Ello da lugar a un morro más prominente y a una silueta más dinámica de la que también hay que destacar su línea de cintura algo más baja acompañada de una mayor superficie acristalada.
Al margen de este cambio, en un primer momento puede parecer que el “look” del CX-5 no ha evolucionado en gran medida si se compara con la generación anterior, pero lo cierto es que lo ha hecho más de lo que parece. En este sentido hay que destacar la forma más afilada del frontal unida al aumento del tamaño de la parrilla y del marco que la rodea así como la presencia de unas ópticas más achatadas.
También se ha reducido el tamaño de los retrovisores, se han modificado ambos paragolpes y se ha renovado el diseño de la llantas como las que incorpora de serie esta unidad, que son de 19 pulgadas. Al observar la parte trasera se aprecia un portón del maletero distinto que le aporta un mayor empaque al coche visto desde la zaga, de la que también hay que señalar unos pilotos más estrechos. Opcionalmente, esta unidad cuenta con la carrocería en color gris metalizado (670 euros).
Más ergonomía y calidad de acabados
La transformación del CX-5 también se aprecia en el habitáculo con la llegada de modificaciones importantes. Uno de cambios que se observa más rápidamente es la renovación del diseño del salpicadero. De esta forma, se ha logrado que los mandos se encuentren más a mano y que la pantalla del sistema multimedia se halle en una zona más elevada de modo que su visualización sea más sencilla durante la conducción. Eso sí, su tamaño de 7 pulgadas es inferior al de algunos de sus competidores.
No hay que olvidar el estreno del volante, más ergonómico y deportivo, así como los nuevos asientos delanteros con mejor sujeción. Pero estas novedades no son las únicas, ya que Mazda también ha optimizado la calidad de los materiales empleados así como el ajuste de los paneles. Todo ello da lugar a un interior más Premium que en su antecesor. De la segunda fila cabe señalar que se mantiene igual y que puede alojar cómodamente a dos adultos, si bien la plaza central es menos confortable debido a la mayor firmeza del respaldo y al espacio que ocupa el túnel central.
Conserva la misma capacidad de maletero que el modelo anterior de 506 litros, un volumen realmente bueno que puede crecer hasta los 1.620 litros si se abaten los asientos traseros. La terminación de esta unidad, la más dotada de la gama, se denomina Zenith Black y está dotada de un extenso equipamiento de serie que incluye tapicería de cuero negro, asientos delanteros calefactables con reglajes eléctricos y memoria, climatizador bizona, techo solar panorámico y reconocimiento de señales de tráfico.
También incluye sistema Bose con diez altavoces, sistema de infoentretenimiento MZD Connect con pantalla táctil, navegador, acceso y arranque sin llave, control de crucero adaptativo, cámara de visión trasera, sensores de parking delantero y trasero, faros delanteros Smart Full LED adaptativos y portón trasero eléctrico. Y todo ello sin olvidar tecnologías como Head-Up Display, detector de ángulo muerto, alerta de tráfico trasero, sistema de asistencia a la frenada en ciudad, detector de fatiga, sistema de aviso y prevención de cambio de carril, frenada de emergencia pre-impacto y asistente de arranque en pendiente.
Potencia que no olvida la eficiencia
La gama mecánica del nuevo CX-5 la integran cuatro alternativas, dos de ellas diésel (2.2 Skyactiv-D de 150 y de 175 CV) y dos de gasolina (2.0 Skyactiv-G de 160 CV o 165 CV según la tracción y 2.5 Skyactiv-G de 194 CV). En esta ocasión, la variante elegida para poner a prueba ha sido ésta última, la más potente de todas y la más reciente en incorporarse a la gama. Se trata de un bloque de cuatro cilindros que entrega un par motor de 258 Nm a 4.000 rpm, una fuerza con la que el vehículo de desenvuelve de forma muy satisfactoria. Ofrece una poderosa respuesta desde parado y mantiene una gran elasticidad durante las aceleraciones.
Este motor cuenta con un sistema de desconexión de cilindros que se encarga de optimizar la eficiencia del vehículo al desactivar dos de los cuatro cilindros cuando no es necesaria toda la fuerza que puede proporcionar el propulsor. Un ejemplo de situación en que esto sucede es al rodar por zonas llanas a una velocidad constante. Hay que señalar que este proceso es imperceptible para el conductor, ni a nivel de comportamiento ni a nivel sonoro. La mejora de consumo es bastante más significativa cuanto más baja es la velocidad constante a la que se circula.
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Gracias a ello, esta versión homologa un más que razonable consumo medio de 7,1 litros cada 100 km, registro que fue apenas unas décimas superior una vez finalizada la prueba (marcó 7,8 litros). Se trata de unos números realmente buenos para un vehículo de una tonelada y media, 194 CV y cuatro ruedas motrices. En este sentido hay que recalcar que los conductores que busquen una cierta libertad a la hora de combinar transmisión y sistema de tracción en esta versión verán limitadas sus posibilidades.
Y es que el motor probado solo se ofrece junto con una rápida y eficaz caja de cambios automática de seis velocidades y con tracción total i-Activ, sin más alternativas. En materia de prestaciones, cabe subrayar que este potente motor permite al SUV japonés pasar de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos y alcanzar los 195 km/h.
Dinámica aún más ambiciosa
Para empezar a comentar la conducta dinámica del CX-5 hay que destacar que el modelo anterior se caracterizaba por ser uno de las mejores de su categoría en este ámbito. A pesar de ello, esta renovación ha venido acompañada de un paso más de cara a optimizarlo. Para conseguirlo se han modificado elementos como la carrocería, que ha ganado un 15% de rigidez, lo que contribuye a que el vehículo gane en agilidad a la hora de encarar sucesiones de curvas. Esta situación se percibe en carreteras de montaña como las que integraron parte de la prueba.
Por otro lado, la suspensión cuenta ahora con un tarado de suspensión algo más suave, lo que refuerza el confort de marcha general del vehículo, principalmente en zonas bacheadas. Sin embargo, este cambio no viene acompañado por un mayor balanceo de la carrocería, cuestión en la que el SUV nipón mantiene su gran eficacia. Otra novedad la protagoniza el sofisticado control electrónico de chasis G-Vectoring, que se encarga de realizar pequeñas modificaciones en el par motor que se envía a cada rueda para generar un mayor confort de marcha.
El resultado de estas reformas es un mayor equilibrio entre comodidad y estabilidad. Además, el vehículo cuenta con una dirección de gran precisión, más rápida y de tacto suave que contribuye a acentuar la sensación de control en todo momento. En esta misma línea se encuentra el equipo de frenos, que ofrecen una importante y enérgica capacidad de detención. Para reforzar aún más el confort de marcha, Mazda ha aplicado mejoras en el habitáculo con las que ha logrado una conducción aún más silenciosa.
De cara a las excursiones fuera de asfalto, el sistema de tracción integral proporciona un notable nivel de motricidad en pistas de tierra por las que se mueve de maravilla. El reparto del par se produce de forma automática y puede llegar a enviarse la mitad de la fuerza a las ruedas posteriores si las circunstancias lo requieren. Sin embargo, el SUV nipón, como es habitual en su segmento, no posee ni una altura al suelo ni unos ángulos característicos que le permitan aventurarse en franqueos.
Conclusión
En definitiva, la llegada de esta nueva generación del CX-5 no supone una revolución de cambios pero lo cierto es que recibe modificaciones muy acertadas en aspectos como el diseño exterior e interior, la dinámica general o el ahorro de combustible, con tecnologías como la desconexión de cilindros en este enérgico motor de gasolina de 194 CV. A ello cabe añadir que este acabado Zenith Black incorpora un amplio equipamiento entre el que se encuentra un amplio abanico de avances en materia de seguridad.
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