Mazda actualiza su buque insignia
Si echáis un vistazo a las fotos que acompañan esta información sobre el nuevo Mazda6 para 2017 fijaros bien en los retrovisores exteriores donde observaréis que se han integrado los intermitentes laterales. Esa es la única diferencia estética del modelo actualizado respecto al que se vendía hasta ahora. Esa y un nuevo color gris oscuro. En todo lo demás, los Mazda6 Sedan y Wagon son exactamente iguales que sus antecesores.
Dentro del coche sí hay algunos cambios. En la instrumentación, por ejemplo, con la pantalla TFT central a color y nuevas grafías o en el volante, que es nuevo y tiene los mandos del equipo de música y del control de velocidad de crucero reposicionados. Otro ligero cambio es el head-up display (con pantalla de metacrilato) ya que ahora tiene las indicaciones a color y su regulación se almacena en la memoria de posición de asientos y retrovisores. Otra novedad es la disponibilidad de retrovisores plegables eléctricos.
Hasta aquí, no parece muy lógico llamar nuevo al Mazda6 que empezará a venderse esta misma semana en nuestro mercado. Y menos aún si tenemos en cuenta que los cambios en los motores son inexistentes, que se ofrecen las mismas versiones que hasta ahora y que los precios apenas se modifican. Las versiones base Style, ya muy bien equipadas de serie, cuestan 50 euros más que hasta ahora, las Style+ aumentan en 200 euros pero reciben los retrovisores plegables, la cámara de visión trasera y el acceso y arranque sin llave mientras que los más lujosos Luxury cuestan también 50 euros más y llevan faros completos de LED, el nuevo head-up display, cristales más gruesos y sistema de reconocimiento de señales de tráfico.
¿Por qué Mazda habla de un coche nuevo entonces? La razón hay que buscarla en las mejoras introducidas en aquello que no se ve y que podemos dividir en dos grandes apartados, el del confort de marcha y el de la seguridad activa. Vamos con ello.
Sistema G-Vectoring
El Mazda6 es el primer modelo de la marca que incorpora el sistema G-Vectoring. Este sistema, que más adelante equipará también al Mazda3 (aquí las informaciones del próximo rediseño del coche) y después al resto de modelos de la marca, conviene explicarlo con detalle. En el fondo, se trata de un sistema parecido a los generadores de efecto autoblocante en el eje delantero que montan algunos modelos de tracción delantera. En todos los casos vistos hasta ahora (Alfa Romeo, Ford, el Grupo Volkswagen...) estos sistemas estaban relacionados con el control de estabilidad y los frenos y aplicaban una frenada selectiva de la rueda interior motriz en una curva para conseguir "engañar al diferencial" y conseguir que éste enviara más par a la rueda exterior, que es la que está más apoyada y tiene mejor tracción. Con esta fórmula se conseguía eliminar de manera notable el subviraje del coche al precio de desgastar algo más los frenos.
En Mazda han conseguido un efecto parecido sin utilizar el freno. La clave de su nuevo sistema es la gestión electrónica del motor vinculada al giro de volante. Me explico. Cuando el conductor gira el volante, el coche utiliza el par motor para generar una fuerza g de deceleración. Esto sucede de manera imperceptible y a gran velocidad y lo que se consigue es efectuar una transferencia de pesos para que las ruedas delanteras ganen agarre al estar más apoyadas como consecuencia dle peso. Si el conductor mantiene el giro de volante constante en la curva, el sistema recupera el par de aceleración y potencia la estabilidad al desplazar la carga al eje trasero.
Según Mazda, con este sistema se consigue, de entrada, un mayor dinamismo sin afectar en absoluto al confort, una mayor carga sobre los neumáticos para favorecer el agarre y una menor necesidad de corregir el giro de volante lo que redunda, a la larga, en una menor fatiga del conductor. Mazda asegura que sus motores Skyactiv permiten la precisión necesaria en el control del par que hace que la incidencia del G-Vectoring sea imperceptible para el conductor.
Las otras novedades hay que buscarlas en dos sistemas de cancelación de ruido (uno de ellos con un amortiguador de frecuencia situado dentro de la cabeza del pistón) para que los motores diésel sean más silenciosos, y una mejora en diferentes ayudas a las conducción. La más notable es el sistema de reconocimiento de señales que, ahora, reconoce algunas señales de prohibición y avisa cuando se supera la velocidad máxima de la vía ya sea en la pantalla TFT o en este y el head-up display en las versiones que montan este último.
Otra novedad es la ayuda a la frenada de emergencia que ahora usa radar convencional y una cámara mejorada (ya no emplea el sistema láser), lo que le permite aumentar el rango de velocidades y mejora otros sistemas conectados como el asistente de avance a baja velocidad. Ahora, además, el coche es capaz de detectar peatones y frenar por si mismo para evitar atropellos si tras advertir al conductor, éste no aplica el freno.
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Durante la presentación pude conducir varias unidades de este nuevo Mazda6 y la verdad es que, sin poder comparar con el anterior y habiéndo llevado éste hace ya más de un año, resulta difícil asegurar si el nuevo es mejor en el apartado dinámico. He de decir que la acción del G-Vectoring no se nota -al menos en la percepción de que el motor haga algo raro- y es cierto que el coche es muy estable y subvira muy poco pero es que el anterior Mazda6 ya era un coche muy bueno en el apartado dinámico.
Por lo que respecta al ruido, sí parece existir una menor rumorosidad desde el interior del habitáculo en los modelos con motor diésel que, no obstante, no llegan al refinamiento absoluto de los gasolina. Y por lo que respecta a los cambios interiores (volante y head-up display), es cierto que el primero tiene un tacto muy agradable y que el head-up aporta información clara y práctica aunque a mi me gustan más los sistemas de proyección directa sobre el parabrisas que estos que se leen sobre una lámina de metacrilato.
Los mismos motores
La gama mecánica incluye, como hasta ahora, dos motores de gasolina y dos diésel, en ambos casos con la misma relación de compresión, algo inédito en la industria mundial. La gama de gasolina incluye un dos litros de 145 CV con cambio manual y un 2,5 litros de 192 CV acoplado a una caja automática de convertidor de par. Los diésel son dos variantes del mismo motor de 2,2 litros con 150 y 175 CV y cambios manual o automático, ambos de seis marchas disponibles para los dos motores. Todos los Mazda6 se ofrecen en versiones Sedan y Wagon.
Mazda espera vender en un año completo 2000 unidades del Mazda6 y sorprenden algunas cosas del mix de ventas. La primera es que el porcentaje de ventas de ambas carrocerías está ya cerca de la paridad, lo que significa que los clientes patrios se van dando cuenta de las ventajas indiscutibles de la carrocería familiar, más práctica e igual de elegante aunque hay que reconocer que el hecho de que Mazda sea la única marca que vende ambas versiones al mismo precio debe contribuir decidivamente a ello. Otra cosa interesante es el crecimiento del porcentaje de modelos de gasolina (un 30% en un segmento que hasta hace poco era caso 100% diésel) y el porcentaje de ventas de unidades con cambio automático que ya ha llegado al 25%.
Finalmente, os dejo los precios actualizados.
Mazda6 2.0 Style: 27.975 € Mazda6 2.0 Style+: 29.875 € Mazda6 2.5 Luxury Automático: 37.145 € Mazda6 2.2D 150 CV Style: 30.225 € Mazda6 2.2D 150 CV Style+: 32.125 € Mazda6 2.2D 150 CV Style+ Automático: 34.125 € Mazda6 2.2D 150 CV Luxury Automático: 37.875 € Mazda6 2.2D 175 CV Luxury: 34.495 € Mazda6 2.2D 175 CV Luxury Automático: 40.185 €
Sobre estos precios hay que hacer algunas consideraciones. La primera es que, como ya he excplicado antes, el Sedan y el Wagon valen exactamente lo mismo. La segunda es que las unidades con acabado Style y Style+ tienen como opción el navegador que se vende por 400 euros, la tercera que las unidades Luxury con los motores más potentes (gasolina 2.5 y diesel de 175 CV) llevan de serie techo solar, tapicería de cuero y el Pack Travel con control de crucero adaptativo y frenada de emergencia. Para la versión 2.2D de 150 CV automática, el cuero cuesta 1.700 euros y finalmente, la cuarta es que las versiones Luxury tienen un suplemento de 100 euros si las elegimos con la tapicería de cuero en un elegante color blanco en lugar del negro de serie.
Hay que tener en cuenta que Mazda descuenta 3.000 euros de entrada de manera que ya los podéis restar a los precios de tarifa y añade otras ventajas (ampliación de garantía, descuentos extra o mantenimiento gratuito) si se eligen algunas de las fórmulas de comercialización financiada que ofrece la marca. De este modo, el precio de la gama arranca en los 23.478 euros que puede llegar a costar, con todos los descuentas, un 2.0 Style de gasolina.
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