Hemos tenido ocasión de conducir por primera vez el esperado Mercedes-AMG A 35 4Matic, nuevo modelo “de acceso” a la familia AMG. Viene equipado con un motor turbo de gasolina de dos litros y cuatro cilindros con 306 CV de potencia, y una caja automática de doble embrague con siete velocidades. El A 35 ya está a la venta por 57.675 euros, con las primeras entregas en marzo de 2019.
El verdadero disfrute de la conducción no siempre se oculta en los extremos, ni se explica por las fichas técnicas. Lo que de verdad importa son las sensaciones; y no siempre hay que buscarlas -y no siempre la encontraremos- en los modelos más potentes y prestacionales. Por fortuna, los fabricantes parecen haber tomado del refranero que “en el equilibrio está la virtud”, de manera que si estamos en posición de adquirir un coche deportivo, tampoco hay por qué lanzarse a lo más alto del catálogo.
Los fabricantes parecen haber tomado del refranero que “en el equilibrio está la virtud”
Cada marca con presencia en la difusa categoría hot hatch ofrece algún producto “goloso” por encima de los trescientos caballos, con potencia de sobra para divertirse y tracción total para hacerlo con seguridad. Ahí tenemos sin ir más lejos al BMW M140i xDrive (con motor 3.0 turbo de 6 cilindros y 340 CV), y un escalón por debajo, a los Volkswagen Golf R 4Motion y Audi S3 Sportback quattro (ambos con motor 2.0 turbo de 4 cilindros y 310 CV).
El Mercedes-AMG 35 4Matic entra en competencia directa con los dos últimos, dado que también equipa un motor de dos litros turboalimentado (aunque con 4 CV menos en este caso) y comparte su esquema motriz 4x4 desarrollado a partir de una base de tracción delantera. Con estas cualidades, la primera versión deportiva del nuevo Clase A se convierte escalón de acceso a la gama de modelos AMG y antesala de un -esperemos- próximo AMG A 45 4Matic.
Otra manera de entender la polivalencia
Hablemos ahora de características técnicas, que como bien sabemos no son más que teoría. El motor turbo de gasolina con 306 CV y 400 Nm de par es una evolución “vitaminada” del propulsor de 1.991 cm3 y cuatro cilindros en línea que en el A 250 entrega 224 CV y 350 Nm. Este notable incremento permite al A 35 acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 4,7 segundos, para alcanzar una velocidad máxima limitada a 250 km/h. El consumo homologado es de 7,3 l/100 km, y las emisiones de CO2 se elehan hasta 167 g/km.
El motor es gobernado por una caja de cambios automática de doble embrague y 7 relaciones, que en esta versión SpeedShift promete con su propio nombre unos cambios de marchas más rápidos que la 7G-DCT equipada por el resto de modelos. Además las relaciones son un poco más cortas para incrementar la capacidad de aceleración.
También es de serie el sistema de tracción total 4Matic, gestionado electrónicamente. En conducción tranquila y sobre asfalto en buenas condiciones, el coche se comportará como un tracción delantera; y a medida que apliquemos agresividad a nuestra conducción y/o que el agarre del piso se vea comprometido, el sistema irá repartiendo el par entre ambos ejes en una proporción máxima de 50:50. Si nos apetece, podemos “relajar” ellos controles de tracción y estabilidad, accediendo a los modos ‘ESP Sport Handling’ o ‘ESP Off’.
Hablando de modos de conducción, podemos elegir entre los programas ‘Calzada resbaladiza’, ‘Comfort’ (el modo por defecto), ‘Sport’ y ‘Sport+’. De manera añadida, el modo ‘Individual’ nos permite ajustar a nuestro gusto la dirección, la respuesta del acelerador y del motor, el comportamiento de la caja de cambios e incluso -si la hemos elegido como equipamiento opcional- la suspensión adaptativa regulable AMG Ride Control. Para modificar con toda facilidad el dinamismo del vehículo, disponemos de dos prácticos controles a cada lado del volante, cada uno de ellos con su propia mini-pantalla digital: a la derecha tenemos un dial giratorio para cambiar de modo de conducción; y a la izquierda, dos pulsadores para alterar parámetros específicos como el tacto de la amortiguación y el comportamiento de la caja automática.
¿Se puede ser amable y gamberro a la vez?
Y ahora, a conducir, que a eso fuimos hasta las montañas de Mallorca. Nuestra ruta por la isla fue, como suele decirse, breve pero intensa; pero al menos, suficiente para extraer las primeras sensaciones… y disfrutar como un niño con carnet B.
Bastaron diez minutos para empezar a darme cuenta de a qué público va dirigido el AMG A 35. Clientes con dinerito, faltaría más, pero que buscan un coche polivalente que lo mismo sirva para ir cada día al trabajo que, cuando uno se sienta algo más canalla, permita soltar adrenalina a chorros para después regresar a casa con todo el relax del mundo.
Primero llevé el coche en modo Comfort, con las suspensiones, el motor y el volante en su ajuste más suave; y me agradó comprobar que la experiencia de conducción no es tan distinta a la de otro Clase A de gasolina. Su rodar es agradable, la dirección cuenta con la justa asistencia y progresividad, el tren de rodaje copia bien la carretera y la amortiguación es firme pero cómoda.
El modo Sport empieza a animar las cosas, adaptándose mejor a la conducción “alegre” y las carreteras de curvas. Sin decir adiós al confort del Comfort (guiño) las reacciones del motor son más directas, el tacto de la dirección es más firme y una agradable tonalidad deportiva comienza a invadir el habitáculo. En resumen: este modo se ajusta perfectamente a esos momentos en los que no queremos pasear ni tampoco volvernos locos…
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… Porque para volverse locos ya está el modo Sport+. Aquí es donde este coche empieza a explicarnos el porqué del ‘AMG’, el ‘35’ y el ‘4Matic’, transformándose en esa bestia a la que teníamos ganas de provocar. De acuerdo: este Mercedes no muestra en ningún caso la radicalidad de un Hyundai i30 N ni la impresión de absoluta ligereza de un Peugeot 308 GTi. El “puntito” de este coche está es su combinación de potencia, efectividad y nobleza.
Dado que realizamos nuestra ruta por carreteras de montaña y a primera hora de la mañana, el asfalto frío y húmedo no invitaba a tomar grandes riesgos. Afortunadamente, el coche transmite seguridad y confianza, con lo que, sin faltar al sentido común, sí pudimos atrevernos a rodar a ritmo elevado durante buena parte del recorrido.
Las suspensiones adaptativas trabajan realmente bien, y de hecho se nota muchísimo la diferencia entre un programa y otro, sin llegar a ser ni un barco en un extremo ni una tabla en el otro. En su ajuste más firme, garantiza buena sujeción con unos rebotes bastante contenidos y un paso por curva muy veloz. En cuanto a la frenada, me pareció efectiva y bien dosificable, sin llegar a mostrar signos de agotamiento. Claramente, los discos delanteros de 350 mm, ventilados, perforados y con pinzas de cuatro pistones cumplen su cometido, aunque insisto: dadas las circunstancias, tratar de descubrir sus límites no era buena idea.
Otro aspecto que me ha encantado es el de la dirección: muy precisa, bastante directa y absolutamente intuitiva; más aún cuando podemos sujetar un volante de aro grueso, bien diseñado -salvo por ese fondo chato- y, en la versión forrada en Alcantara, con un agarre extraordinario.
Buena nota para el cambio también. La caja automática SpeedShift DCT de 7 velocidades encadena marchas con gran rapidez, aunque como suele ocurrir con los cambios de doble embrague, las sube mejor que las baja. Las levas, fijadas al volante, no son muy grandes pero sí lo bastante para manejarlas con cierta comodidad. Y para mi gusto, lo mejor de todo es que el modo manual lo es de verdad: si llevamos al motor hasta el corte de inyección ahí se queda, sin subir marchas por su cuenta y arruinarnos el momento.
En cuanto al propulsor, no es una bomba como lo era el del anterior A 45, pero mi impresión inicial es la de que está a la altura de sus competidores... o casi. Acelera con mucha fuerza, estira con alegría y recupera bastante bien aunque en mi opinión no ofrece el mismo empuje a bajas vueltas. Será cuestión de montar una comparativa para comprobarlo, ¿verdad? Por cierto, un aspecto en el que como mínimo iguala a sus rivales de cuatro cilindros es el de su música: ¡cómo suena! Puede que no nos regale la musicalidad de un V8 o un seis en línea, pero cada vez que se elevaba la aguja del cuentavueltas se elevaban las comisuras de mis labios. Y un guiño para los malotes: cada reducción se acompaña de un buen “petardazo” o dos.
No exagera su estética pero sí su precio
Pasando cuestiones estéticas, el AMG A 35 luce una parrilla con dos lamas sobre patrón de nido de abeja y un paragolpes posterior específico, con un gran difusor y dos salidas de escape redondas -y auténticas-. Las llantas de aleación, en medida de 18 pulgadas, están pintadas en negro brillante. Completan el conjunto y unos robustos faldones laterales y un generoso spoiler trasero; si no nos parece suficiente, podemos coronarlo con un estupendo alerón.
En el interior, además del mencionado volante AMG de tres radios, llaman nuestra atención unos asientos semi-bacquet de corte deportivo, cómodos y envolventes, tapizados en microfibra (para aumentar el agarre) y símil piel (para rebajar costes, supongo). Por lo demás, salvando pequeños detalles de acabado en color rojo, el habitáculo es similar al del resto de modelos.
El Mercedes-AMG A 35 4Matic sale a la venta en España por 57.675 euros; es decir, casi 6.000 € más que el Audi S3 Sportback 4Matic (con motor 2.0 de 4 cilindros y 310 CV) y casi 5.700 € más que el BMW M140i xDrive (3.0 de 6 cilindros y 340 CV). Durante el primer año y medio de existencia en el mercado también estará disponible la serie Edition 1, especialmente equipada, con un precio de venta de 66.539 euros (unos 2.000 € más que un Audi RS 3 con motor 2.5 litros de 5 cilindros y 400 CV). Las primeras unidades llegarán a sus clientes a partir de marzo de 2019.
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