Mercedes Clase C Coupé y C 63 Coupé

Mercedes-Benz lanza la nueva generación de la versión más deportiva de la Clase C. Hablamos del Clase C Coupé, el modelo de dos puertas, con unos rasgos muy dinámicos, distintivos, con un enfoque un poco más “sport” sin perder la esencia clásica de la marca en cuanto a calidad y elegancia se refiere.

El nuevo modelo presenta muchas novedades enfocadas a acentuar su compromiso con la deportividad, pero también se centra en mejorar aspectos como el confort, la dinámica de conducción, la habitabilidad, la calidad interior y los sistemas de seguridad.

Durante el evento de presentación que tuvo lugar en Málaga, tuve la oportunidad de probar durante un buen número de kilómetros tanto una versión diésel como otra en gasolina, además de la variante más deportiva Mercedes AMG C63 S, un misil de 510 CV, tanto por carretera como en el circuito de Ascari, cerca de Ronda.

Las primeras sensaciones al volante no defraudan en absoluto; el nuevo Clase C mejora en todos los aspectos. Excepto en su precio, que aumenta ligeramente hasta los 41.900 euros de salida.

El parentesco que exhibe el nuevo Clase C Coupé con el Clase S es evidente a simple vista. El pequeño de los dos llega al mercado con una apuesta firme en cuanto a la deportividad y la dinámica de conducción, y para ello nos muestra una elegante carrocería que se combina a la perfección con algunos dinámicos que le alejan significativamente de la berlina.

Es más grande que su antecesor, ha crecido 9,5 centímetros de longitud y es 4 cm más ancho, además presenta una batalla alargada en 8 centímetros que distribuye mejor las proporciones visuales, mejoras las virtudes dinámicas del modelo y permite ofrecer un interior más habitable. Otro dato interesante es respecto al capó, que se ha alargado 6 centímetros y se muestra ahora mucho más poderoso.

El frontal queda presidido por la parrilla central de efecto diamantado con tomas de aire más grandes a los costados. Nuevos faros y paragolpes redondean una mirada seductora pero a la vez amenazante.

Se aprecia una línea de cintura alta, con puertas sin marcos, y con la “dropping line” –la línea de tensión que recorre el lateral- por encima del paso de rueda trasero que llega hasta los pilotos traseros.

Es precisamente en la zaga donde este modelo se asemeja más con el Clase S. Los pilotos nos recuerdan claramente a éste último y añade las canalizaciones de aire laterales que también parecen heredadas de su hermano mayor, a escala, claro. Se nos presentan dos salidas de escape muy bien integradas en el nuevo paragolpes y cuenta con un pequeño spoiler en el extremo de la tapa del maletero que refuerza el dinamismo conjunto de una carrocería muy bien trabajada.

El Clase C Coupé rebaja su altura 1,5 centímetros respecto al Clase C berlina y monta llantas de aleación de 17 pulgadas de serie, aunque opcionalmente se podrán equipar de mayor tamaño y diferente diseño.

Mercedes-Benz propone opcionalmente una apariencia aún más deportiva añadiendo la AMG Line, que monta paragolpes y faldones laterales específicos y las llantas de aleación de 18 pulgadas AMG.

Gracias al aumento tanto de las cotas exteriores como de la mayor distancia entre ejes el interior ha ganado en comodidad y habitabilidad para sus ocupantes. Los grandes beneficiados son los dos ocupantes de las plazas delanteras, que gozan ahora de más espacio a la altura de los hombros. Sin embargo la consola central es demasiado intrusiva en la zona de las piernas y resta algo de confort, sobre todo para el conductor que, si es alto como un servidor, echara en falta una posición más natural para acomodar la pierna derecha.

En las plazas traseras no acabé de notar demasiada mejora. Quizás sí se hayan ganado unos centímetros para las rodillas –pocos- pero la fuerte caída del techo en la zona posterior limitará en gran medida la altura de los pasajeros de las plazas traseras.

El diseño interior expresa el buen hacer de la firma de la estrella. La percepción de calidad es muy alta desde el primer momento en el que te sientas al volante. Añade asientos deportivos integrales desarrollados especialmente para la variante cupé y se instalan dos brazos retráctiles –uno en la zona del conductor y el otro para el acompañante delantero- que acercan los cinturones de seguridad.

Tapizados de cuero, microfibra, costuras en contraste, detalles en aluminio o molduras de madera de fresno negro de poros abiertos están a la orden del día para configurar un ambiente interior lo más lujoso que nos permita nuestro bolsillo.

La gama mecánica se reduce a sólo cuatro variantes, además del potente AMG C63 del que os hablaré un poco más adelante. La marca nos propone motores de cuatro cilindros, todos ellos con la función de parada y arranque ECO, y homologación Euro 6 que reducen el consumo hasta en un 20% respecto a los propulsores anteriores.

La gama de gasolina parte de una mecánica de 1.991 cc con dos configuraciones de potencia. El C 200 eroga 184 CV y 300 Nm de par máximo y puede asociarse a una caja de cambios manual de seis velocidades o a la automática 7G-Tronic Plus. Esta variante acelera de 0 a 100 km/h en 7,7 segundos (7,3 seg con cambio automático) y homologa unas cifras de consumo y emisiones de 5,3 l/100 km (5,4 l/100 km) y 123 g de CO2/ km (125 g/km).

El C 300 rinde 245 CV y 370 Nm de par máximo y únicamente puede asociarse al cambio 7G-Tronic Plus. Acelera de 0 a 100 km/h en 6 segundos y logra unos registros de 6,3 l/100 km de consumo medio homologado y 146 g/km de emisiones de CO2.

En diésel ocurre lo mismo, es decir, las dos versiones parten del mismo bloque de 2.143 cc al que se le extraen dos potencias diferentes. En ambos casos se utiliza la tecnología SCR (reducción catalítica selectiva) de postratamiento de los gases de escape. El modelo de acceso a la gama, el C 220d, entrega 170 CV y 400 Nm de par, y puede asociarse al cambio manual o al nuevo 9G-Tronic. Alcanza los 100 km/h en 7,8 segundos con la caja manual y en 7,5 con la automática y en cuanto a cifras de consumo y emisiones de CO2 quedan a la par: 4,1 l/100 km y 106 g/km.

El C 250d es la variante más prestacional en gasóleo. De su motor se extraen 204 CV y 500 Nm de par máximo que le permiten acelerar en 6,7 segundos de 0 a 100. Todo ello con un consumo combinado de sólo 4,2 l/100 km y 109 g/km de emisiones de CO2. Este propulsor sólo puede ligarse al cambio automático 9G-Tronic.

La trabajada puesta a punto del chasis de este nuevo Clase C Coupé saca a relucir una de las mejores dinámicas de conducción de su segmento. Cuenta con un nuevo eje delantero de 4 brazos más sensible a los movimientos del volante que favorece una conducción más deportiva y ágil, mientras que en el trasero se monta un eje multibrazo de 5 brazos.

La suspensión también presenta un tarado un poco más sport, pero que logra mantener un excelente compromiso entre deportividad y confort de marcha. En combinación se ofrecen dos versiones del tren de rodaje con sistema de amortiguación selectivo: un tren de rodaje Agility Control, con carácter deportivo y rebajado 1,5 cm respecto a Clase C berlina, y un tren de rodaje deportivo con un tarado más duro tanto de la suspensión como de los amortiguadores. Este último incluye también la dirección directa deportiva para un comportamiento más preciso.

Opcionalmente puede equiparse la suspensión neumática Airmatic con ajuste progresivo de la regulación electrónica. Además ofrece una regulación según la carga del vehículo que mantiene los altos estándares de confort para que este hándicap no afecte a la conducción.

El conductor del Clase C Coupé puede elegir el temperamento de su vehículo mediante el interruptor Dynamic Select situado en la consola central. Este sistema permite elegir entre cuatro configuraciones según la necesidad o voluntad en cada momento: Eco, Confort, Sport y Sport+. Además cuenta con un modo Individual que permite ajustar uno a uno cada parámetro.

La técnica de construcción ligera inteligente añade un porcentaje mayor de aluminio que resulta en un modelo más ligero que su antecesor, a la vez que aporta una carrocería más rígida y robusta. Esto se traduce en un comportamiento más dinámico y en una mayor seguridad de los ocupantes si tuvieran la desgracia de sufrir un accidente.

Al volante se percibe como un coche apto para cualquier tipo de conducción o carretera. Se muestra muy cómodo en vías rápidas a la vez que ágil en vías secundarias. He podido probar las versiones C 250d y C 300, las más potentes tanto en gasolina como en diésel, y la verdad es que ambas responden con hechos a lo que se podría esperar de ellas.

En el caso del diésel me ha gustado su gran compromiso entre prestaciones y eficiencia, con muy buenos bajos que permiten rodar a muy bajas vueltas con el consiguiente ahorro de combustible. Es una mecánica que mueve muy bien al C Coupé y que permite realizar largos trayectos con un consumo bastante contenido.

El gasolina es más divertido, obviamente se estira más que el diésel, y eso en una conducción deportiva es más agradable. Los 245 CV que propone facilitan mucho las cosas a la hora de realizar adelantamientos y permiten tomarse la conducción con un estímulo deportivo de vez en cuando.

Tanto el cambio 7G-Tronic Plus como el 9G-Tronic se muestran muy rápidos y suaves en sus transiciones. Para un uso en modo completamente automático me quedaría sin dudarlo con la caja de 9 relaciones mientras que al usarlas con las levas del volante 9 marchas parecen excesivas, mejor la de 7. Opinión personal, aunque tampoco podréis elegir una u otra, el diésel va ligado a la de 9 y el gasolina a la de 7 sí o sí.

El equipamiento de serie incluye algunos elementos importantes relacionados con la seguridad como el dispositivo de advertencia por cansancio Attention Assist, el sistema Collision Prevention Assist Plus que ayuda a prevenir colisiones por alcance o, en su defecto, reducir la gravedad si hay choque, el Adaptive Bake con función Hold, la servodirección inteligente Steer Control, el asistente para viento lateral o el control de la presión de los neumáticos.

Opcionalmente se podrán añadir otros sistemas de asistencia a la conducción como el Distronic Plus, el BAS Plus, el freno Pre-Safe y Pre-Safe Plus, el detector de cambio de carril involuntario, el Tempomat con Speedtronic, el control del ángulo muerto, asistente para señales de tráfico, el sistema de faros LED inteligente, luces de carretera automáticas Plus, Parktronic, cámara de marcha atrás, cámara de 360º, etc…

Para el sistema de infoentretenimiento se podrá elegir entre tres opciones. De serie viene instalado el sistema Audio 20, pero también podrán montarse los sistemas Audio 20 CD, con reproductor de CD y panel táctil, o el Comand Online con la pantalla a color de 8,4 pulgadas (en las opciones anteriores la pantalla es de 7 pulgadas y menor resolución). Todas las versiones cuentan con conectividad Bluetooth y la posibilidad de navegar por internet.

El Clase C más potente de la historia llegará al mercado con dos variantes mecánicas: 476 CV y 510 CV, como en el caso del Mercedes-AMG GT del que hereda el propulsor. El motor V8 de 4.0 litros, con sobrealimentación biturbo supone la extinción de uno de los propulsores que mejor sonaban hasta la fecha, el V8 atmosférico del anterior C 63.

En este caso se reduce la cilindrada y se añaden dos turbocompresores dentro de la “V” formada por las dos bancadas de cilindros para obtener una estructura más compacta, una respuesta óptima y menores emisiones de gases de escape.

La versión C 63 Coupé, la de 476 CV, tiene un par máximo de 650 Nm que le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 4 segundos y alcanzar los 250 km/h de velocidad punta autolimitada (290 km/h con el paquete AMG Driver). En términos de consumo la cifra homologada es de 8,6 l/100 km y las emisiones de CO2 de 200 g/km.

La variante C 63 S Coupé eleva su potencia hasta los 510 CV y el par máximo a unos generosos 700 Nm. Con semejantes cifras logra reducir una décima el 0 a 100 respecto al anterior y como éste su velocidad máxima está limitada a 250 o 290 km/h. También homologa el mismo consumo combinado así como las mismas emisiones de CO2.

Se diferencia claramente de las versiones convencionales por una estética mucho más deportiva y agresiva, en la que sólo se comparten las puertas, el techo y la tapa del maletero. Todo lo demás es nuevo.

Aumenta su anchura 6,4 centímetros en la parte delantera y 6,6 en la trasera, se monta un capó de aluminio, se añaden grandes aberturas para la entrada de aire y la parrilla en una posición un poco más baja, un splitter frontal que aporta carga descendente al eje delantero, un deflector “A-Wing” entre las tres tomas de aire, pasos de rueda más voluminosos, un difusor trasero de mayor tamaño, cuatro salidas de escape y aberturas para la salida de aire en los laterales de la zaga.

Para el interior se propone un habitáculo más deportivo donde el tablero de instrumentos está revestido en símil cuero Artico de color negro con costuras en constraste gris cristal, con molduras de aluminio en forma de ala y el reloj analógico específico AMG. De serie se montan asientos deportivos en símil cuero, aunque opcionalmente podrán instalarse unos aún más deportivos de la serie Performance. Mandos adicionales para la configuración de diferentes parámetros del coche se añaden a la versión más radical del Clase C Coupé.

El sistema de escape está configurado para emitir el típico sonido de los motores V8. Aunque se pierda algo de pureza respecto al modelo anterior, la verdad es que suena como los ángeles, muy “gordo” y ronco. De serie se monta una versión deportiva, que varía su sonido dependiendo del modo de conducción AMG Dynamic seleccionado y en opción se puede encargar un escape Performance con tres mariposas conmutables para ensordecer a todo el vecindario, excepto en el modo Confort, que rebaja su acústica.

Este modelo se asocia al cambio automático deportivo de 7 velocidades Speedshift MCT AMG con cambios a una marcha superior o a una inferior mucho más rápidos que en el modelo antecesor. El cambio semi-automático, con las levas del volante, es una delicia y responde casi al instante a nuestras órdenes.

Este modelo obviamente monta un tren de rodaje específico diseñado para sacar todo el jugo a su impresionante mecánica. Equipa amortiguadores con regulación electrónica y parámetros elastocinemáticos específicos de AMG. En el eje delantero se instala una construcción de cuatro brazos con integración radial de los frenos, un sistema similar al que se utilizan en los coches de competición. También es nuevo el eje trasero, con doce brazos para optimizar la respuesta en conducción deportiva.

Añade el tren de rodaje deportivo AMG Ride Control que permite elegir tres niveles de amortiguación, desde un tarado más confortable hasta uno pensado, casi, para su uso únicamente en circuito.

De serie se instalan llantas de aleación de 18 pulgadas con neumáticos 255/40 R18 delante y 285/35 R18 detrás para el C 63. Para la versión S se calzan llantas de 19 pulgadas en color gris titanio y neumáticos 255/35 R19 y 285/30 R 19. Opcionalmente pueden pedirse llantas de 20 pulgadas con neumáticos aún más anchos.

En el eje trasero se instala un diferencial autoblocante que en el caso del C 63 es mecánico y electrónico para el C 63 S. Mercedes lo justifica explicando que este último es más sensible y rápido respecto al mecánico y, por lo tanto, más apropiado para la variante más potente. Por su parte, el ESP, podrá configurarse en 3 etapas: On, Sport y Off.

Una vez al volante es sorprendente la capacidad que tiene para cambiar de estado de ánimo según el modo dinámico que seleccionemos. En Confort es un coche perfectamente válido para viajar, cómodo, muy agradable tanto en la dirección como en las suspensiones.

Tan sólo habrá que cambiar el de modo y seleccionar Sport, Sport+ o Race, el más radical de todos, para darse cuenta del enorme potencial de este modelo. El sonido es espectacular, capaz de hacer girar la cabeza cualquier transeúnte con el que nos crucemos, y con unos simpáticos petardeos cada vez que reducimos de marcha.

Se comporta de forma excelente, tiene una dirección muy directa, gira extremadamente plano, acelera con mucha furia y aporta todo lo necesario para asustar hasta al más valiente de los conductores. En carretera abierta es recomendable mantener activo el control de estabilidad o, como mucho, en modo Sport. La trasera tiende a adelantarnos con suma facilidad –sobreviraje-, por lo que habrá que ir con mucho cuidado al abrir gas.

En el circuito de Ascari, en Ronda, tuve la oportunidad de probarlo a fondo con total seguridad, o al menos la seguridad que aportan las escapatorias de un circuito, y rodando a cuchillo te das cuenta de la espectaculidad del modelo. Se conduce diferente al modelo anterior, principalmente por su configuración de sobrealimentación. Mientas que con el precedente había que llevarlo alto de vueltas para exprimir su mecánica atmosférica, en este caso la patada ya te la pega desde bien abajo, lo que permite aprovechar mucho mejor todo el rango de revoluciones.

Éste es sin duda mucho más rápido, más potente, más excitante. Pero reconozco que me sigue enamorando el anterior. Y es que la nostalgia de los atmosféricos aún puede conmigo…

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