Ya está aquí el nuevo Mini
La espera ha sido larga. Pasadas dieciséis semanas desde su presentación, y después de hacer acto de presencia en los Salones de Tokio, Los Ángeles y Ginebra, por fin hemos podido conducir el nuevo Mini.
La tercera generación del Mini llega con la obligación de mantener el liderazgo en el mercado de los coches urbanos “de capricho”. Un subsegmento en el que ha visto amenazado su trono desde que en 2007 apareciese en escena el Fiat 500, un pequeño italiano dispuesto a competir con el hatch británico por su mismo público y con sus mismas armas: diseño juvenil, capacidad de personalización y un punto de nostalgia. Al fin y al cabo, tanto el Mini como el 500 supusieron el renacer de antiguos iconos de otro tiempo, trasladados al gusto y la seguridad de la época actual.
Por si fuese poco, de un tiempo a esta parte han ido apareciendo otros rivales dispuestos a conquistar el corazón de los conductores -y conductoras- urbanitas que buscan un coche a su medida. Primero fue el Citroën DS3, después el Audi A1 y más tarde el Opel Adam; y como hemos podido ver en el Salón de Ginebra, a todos ellos se suman ahora otros tres coches “chic” más pequeños y con base común: Peugeot 108, Citroën C1 y Toyota Aygo.
Para seguir diferenciándose de la competencia, el nuevo Mini no sólo se renueva por fuera y por dentro; también ha decidido ser un poco menos “mini”, al menos en lo que se refiere a dimensiones exteriores. Con sus 3,82 m de largo, se sitúa ahora a medio camino entre los segmentos A y B; lo que equivale a decir que el nuevo Mini no quiere ser ni tan pequeño como un 500 ni tan grande como un A1.
Veamos qué tal le ha sentado el cambio.
Más Mini y menos mini
Puede que no lo parezca a primera vista, pero el Mini de 2014 es un automóvil completamente nuevo. Los diseñadores de la marca de Oxford han preferido no alterar excesivamente un producto al que se considera un icono del mundo del automóvil, pero que ante todo les ha funcionado muy bien a nivel comercial. Y aquí podemos encontrar cierta similitud entre los smartphones de Apple y los automóviles de Mini, cuyas respectivas clientelas suelen venir “convencidas” desde un principio: quien compra un iPhone, quiere un iPhone; quien compra un Mini, quiere un Mini. Para ambas compañías, el secreto para captar y fidelizar clientes se halla en ofrecer una experiencia novedosa y al mismo tiempo familiar.
Y tan familiar es el Mini a nuestros ojos, que cuesta distinguir de un solo vistazo los cambios de su línea exterior. En el frontal encontramos una nueva parrilla de forma trapezoidal, tan grande que invade buena parte del paragolpes. A ambos lados, unos grupos ópticos de dibujo concéntrico remarcados con luces diurnas LED. El perfil también cumple con lo que esperamos de un Mini, con unos voladizos relativamente cortos y un techo plano que parece flotar con sus pilares pintados en negro. Como cambio más destacable, los pilotos traseros han crecido notablemente, de manera que las líneas verticales del portón se someten a su voluntad.
El Mini es ahora un coche más grande en todas sus dimensiones, con el fin de mantener la proporción de sus volúmenes. Esta nueva generación ha crecido en nada menos que 98 mm de longitud, 44 mm de anchura y 7 mm de altura.
Por dentro cambia lo justo y necesario
Como era de esperar, la estética del habitáculo tampoco asume grandes riesgos. El salpicadero, tal vez algo más sobrio y menos desenfadado, sigue siendo reconocible por sus elementos circulares y también por los interruptores inspirados en el mundo de la aviación. Permanece el gigantesco indicador central, dedicado ahora en cuerpo y alma a las tareas de navegación y entretenimiento y que presenta una pantalla LCD de 8,8 pulgadas. El velocímetro abandona aquella ubicación tan incómoda para situarse donde toca, en el cuadro de instrumentos tras el volante, y que en el Mini va instalado
El habitáculo, más sobrio y menos desenfadado, sigue siendo perfectamente reconocible.
sobre la barra de la dirección; el cuentarrevoluciones, a su vez, pierde algo de protagonismo desplazándose a la izquierda. También está disponible como opción un head-up display que nos indica la velocidad y las indicaciones del navegador sin necesidad de que desviemos la mirada.
El sistema de infoentretenimiento Mini Connected amplía su catálogo de servicios, sobre todo cuando está conectado a nuestro smartphone. Desde ahora, los propietarios de un iPhone no serán los únicos privilegiados, ya que el sistema Mini Connected por fin es compatible con dispositivos Android. A través de cualquiera de estos teléfonos, Mini Connected nos permitirá un amplio abanico de posibilidades, entre las que se encuentra consultar el tiempo, nuestro correo, Facebook o Twitter, hacer check-in en Foursquare y otras tareas seguramente más prácticas como buscar parkings y gasolineras, o conocer el estado del tráfico en tiempo real. Para 2015 llegará una funcionalidad añadida, la de realizar llamadas automáticas de emergencia en caso de avería o accidente.
La habitabilidad también ha mejorado ligeramente, gracias al incremento en 28 mm de la distancia entre ejes. Son apenas tres centímetros, cierto, pero se han aprovechado bien. Como hemos podido comprobar, conductor y acompañante viajarán sin la sensación de estar en un coche pequeño. Pero dado que en realidad sí lo es, las plazas traseras tienen sus limitaciones. El nuevo Mini está homologado para cuatro plazas, con lo que se puede aprovechar mejor el espacio disponible. Mientras no midan mucho más de metro ochenta, los pasajeros disfrutarán de suficiente espacio libre para la cabeza y los hombros; no tanto para las piernas, aunque el rebaje posterior de los asientos delanteros ayuda mucho a hacerse sitio.
Una buena noticia: el maletero ha ganado nada menos que 51 litros de capacidad, alcanzando un total de 211 litros. Todavía son 50 menos que los que ofrece un Audi A1 y 75 menos que los del Citroën DS3, pero aún así no está nada mal para un coche 15 cm más corto en longitud. Con el ya habitual kit antipinchazos, el maletero del Mini presenta un doble fondo bastante aprovechable.
Citius, altius, fortius
El Mini 2014 se pone al día en el apartado dinámico, siguiendo la receta habitual: reducción de peso, aumento de la rigidez y mejoras en el esquema de suspensiones -que incluye un nuevo eje trasero multibrazo-. También se ha trabajado sobre la servodirección y en la electrónica del control de estabilidad, que incorpora el emulador de bloqueo del diferencial tan común hoy en día (y que actúa sobre el freno de la rueda que da al interior de la curva).
Opcionalmente, el nuevo Mini ofrece diferentes modos de conducción que afectan al tacto de la dirección, el acelerador e incluso la suspensión, así como al momento de cambio de la caja automática. Para adaptarse de la mejor manera al tipo de conducción que deseemos practicar, dispondremos de tres modos bautizados como Sport, Mid y Green respectivamente.
Llega toda una nueva familia de motores turboalimentados, que mejora a la anterior en potencia, consumos y emisiones. El Mini Cooper estrena un propulsor tricilíndrico de gasolina, que con sólo 1.5 litros de cubicaje es capaz de entregar 136 CV de potencia con un consumo homologado de sólo 4,5 litros por cada 100 kilómetros. La variante diesel Cooper D emplea un tres cilindros diésel de 1.5 litros y 116 CV; su principal virtud, un consumo homologado de sólo 3,5 l/100 km. Los Mini Cooper estarán disponibles desde el principio, y su llegada a los concesionarios está prevista para finales de este mismo mes.
Las versiones One de acceso a la gama llegarán a lo largo del mes de abril.
Una vez más, por debajo de la gama Cooper quedarán las versiones de acceso denominadas One, que llegarán a nuestro país a lo largo del mes de abril. El Mini One de gasolina equipa un propulsor 1.2 de tres cilindros con 102 CV de potencia y un par motor de 180 Nm desde sólo 1.400 revoluciones por minuto. Su consumo homologado es de sólo 4,6 litros por cada 100 kilómetros. Por su parte, el Mini One D presenta un turbodiésel tricilíndrico 1.5 con 95 CV de potencia máxima y un par motor de 220 Nm a 1.750 rpm. Como cabe esperar, sus consumos son claramente inferiores a los del One de gasolina, con un valor homologado de 3,4 litros por cada 100 km. Sus emisiones de CO2 se quedan en unos muy bajos 89 g/km. Está prevista para el mes de julio la llegada de la versión de gasolina One 75, cuya potencia podemos deducir de su nombre y que servirá para dar vida al Mini más económico de todos (podéis consultar la lista de precios al final de este artículo).
En espera de una variante John Cooper Works -ya anticipada a modo de concept car-, el Mini más potente será por ahora el Cooper S, que monta un motor de gasolina de 2.0 litros y 192 CV (8 CV más que el Cooper S anterior). Sus prestaciones, nada desdeñables: acelera de 0 a 100 km/h en sólo 6,8 segundos y alcanza una velocidad punta de 235 km/h. Y todo ello con un consumo oficial de 5,7 l/100 km. A mediados de verano llegará a España la variante diésel más deportiva, el Cooper SD, con un motor de dos litros y 170 CV.
Todas las versiones del nuevo Mini traen de serie un cambio manual de seis velocidades, y de manera opcional (salvo para los One 75 y One D) podremos acceder a una caja de cambios automática de seis relaciones.
Conducimos el Mini Cooper D
Como parte del acto de presentación en nuestro país, pude conducir brevemente por las carreteras del norte de Madrid el nuevo Mini Cooper D con cambio manual. Por supuesto, se trataba de una unidad bastante cargada de equipamiento opcional, con faros LED, llantas de 17” y asientos deportivos de cuero entre muchos otros extras.
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Al sentarnos frente al volante, no dudamos ni por un segundo que estamos dentro de un Mini. La calidad de acabados ha subido, y la ergonomía está un poco mejor resuelta, pero la esencia del puesto de conducción permanece inalterada. Los asientos deportivos opcionales, además de sujetar muy bien, permiten extender la banqueta para adaptarse a nuestra estatura.
La primera impresión al arrancar el motor de gasóil no es muy Mini que digamos, pero todo cambia cuando nos ponemos en marcha. Nada más entrar en carretera, empezamos a comprender para qué está hecho el Mini Hatch: para pedirnos guerra. Pese a no ofrecer una potencia apabullante, el tricilíndrico diésel de 116 CV tira con fuerza y decisión; y una vez alcanza la temperatura de funcionamiento, deja atrás la aspereza de los primeros kilómetros.
Como siempre, la caja de cambios manual tiene un accionamiento algo duro, al que hay que acostumbrarse. Llama la atención el escalonamiento de las seis marchas, con una primera y segunda muy cortas, una tercera bastante elástica -en la que permaneceremos casi todo el tiempo en vías de montaña- y unas tres marchas superiores más largas y relajadas. La sexta, de hecho, cumple casi únicamente con la función de “desahogo” en autopista.
Si queréis un Mini para disfrutarlo conduciendo, el tacto de la suspensión os encantará.
Me ha sorprendido muy agradablemente el comportamiento en curvas de este Cooper. El coche se mostró muy ágil, pero sobre todo muy neutro. Ni rastro de subviraje ni cabeceos inesperados. Además, cuando entra la electrónica para contener algún exceso, lo hace sin molestarnos. Muy bien por Mini.
En cambio, sí encuentro un problema en el apartado de la suspensión. Y no porque no cumpla: ¡de hecho me ha parecido excelente!. La cuestión es que sus muelles tan duros, muy eficaces sobre buen firme, nos incomodarán a poco que la carretera no esté perfectamente lisa. Y no digamos al pasar por los resaltos que plagan nuestras ciudades. Así pues, si queréis un Mini para disfrutarlo conduciendo, el tacto de la suspensión seguramente os encantará. Pero si en cambio lo queréis únicamente para ir de compras o al trabajo, tendréis que asumir cierto sacrificio en el confort.
La dirección, marca de la casa, es muy, muy rápida; y además ha ganado en tacto y precisión. También se mantiene la frenada característica de Mini, que exige aplicar cierta fuerza en el pedal para brindarnos a cambio unas deceleraciones potentes y controladas.
Por último, me gustará apuntar que la insonorización del habitáculo ha ganado enteros. El aislamiento del motor está mucho más conseguido, y tampoco nos llegará mucho ruido aerodinámico excepto el generado por los retrovisores. Ahora es más fácil mantener una conversación mientras lo pasamos en grande conduciendo un Mini.
El inicio de una completa renovación
Pero todo esto es sólo el comienzo. La carrocería de tres puertas sirve como punta de lanza a toda una nueva generación de modelos Mini, a la que se irán incorporando el Mini Hatch de cinco puertas y los consabidos Clubman -aquí el concept car que lo anticipa-, Coupé, Roadster, Countryman y Paceman. Todos ellos, cómo no, tomarán como base la nueva plataforma modular que BMW ha desarrollado para la familia Mini.
PRECIOS
Gasolina
MINI One 75 16.550 € (a la venta en julio)
MINI One 17.950 € (abril)
MINI Cooper 20.550 €
MINI Cooper S 25.950 €
Diésel
MINI One D 19.550 € (abril)
MINI Cooper D 22.100 €
MINI Cooper SD 26.750 € (julio)
Una renovación muy buena ya que gana en calidad,ergonomía y motores con un consumo bajo y con una gama para todos los gustos. Lo malo es el precio elevado para un coche de 3,80 aunque en la media frente a los DS y A1.Particularmente no me gustan los coches pequeños pero si por circustancias de la vida mis gustos cambiaran,el Cooper S sería mi opción y no por salir en The Italian Job ya que eso es ridiculo aunque debo reconocer que la película tiene una carrera impresionante para la época que fue rodada,quizá la mejor escena de la historia del cine con permiso de Fresch Connection.