Los planes de Mini como futura marca electrificada no impiden que mantengan el ritmo con sus actuales modelos de combustión, realizando ligeros retoques que les permitan mantener su estatus en un mercado en constante cambio. El último facelift de la gama Mini 3 puertas, 5 puertas y Cabrio, que es ya el segundo, trata de mantenerse en la delantera con mejoras en su sistema multimedia, motores más eficientes y mayor simplicidad a la hora de configurarlos. Aprovechando la ocasión, la firma británica les ha lavado la cara con detalles estéticos en el frontal, colores nuevos y llantas rediseñadas, también para la variante probada: el John Cooper Works de 231 CV.
Apellidarse John Cooper Works te abre las puertas del corazón de todo petrolhead. Esa denominación está ligada a la diversión, al sonido de antaño y la sofisticación británica. En este artículo os contamos todas las novedades que llegan con este último restyling, de modo que me centraré en explicar qué tal le sientan a esta variante de espíritu juguetón y alma vintage. Lo primero, y más importante, es reconocer que los cambios son mínimos, de modo que la prueba realizada en 2015 es todavía muy válida. Sin embargo, y como para gustos colores, no voy a perder la ocasión de aportar mi granito de arena ante una posible compra del Mini John Cooper Works. Que si bien no es un JCW GP, como el probado por Gerard en este vídeo, te sacará los colores en más de una ocasión.
Es más, han pasado muchas cosas en el último lustro, empezando por la normativa WLTP que, sin hacer mucho ruido, ha cambiado por completo el esquema de cualquier propulsor deportivo. Es precisamente el sonido lo que más se ha visto afectado en esta última actualización, que según la firma consigue reducir las emisiones entre un 3 y un 5% respecto a las versiones anteriores. El planeta estará más limpio y eso hay que celebrarlo, cosa que no podremos hacer es disfrutando del icónico sonido de la doble salida de escape del JCW, que sigue siendo melódico pero no pone la piel de gallina como antes.
El juguete para adultos
Si estás pensando en hacerte con un Mini John Cooper Works es que sabes muy bien lo que quieres. Lo tuyo es la elegancia, el porte y el saber estar de un coche premium, pero sin perder ese espíritu gamberro y rebelde que conservas bajo llave para tu día a día. Precisamente eso te dará este JCW, con las dos caras de la misma moneda a la distancia de un dedo pulsando el modo Sport.
Es de vital importancia realizar ese pequeño gesto, momento mágico en el que se despierta la fiera cautiva en el resto de opciones (Normal y Eco). Es justo ese instante en el que olvidas algunos defectos fácilmente detectables en el Mini JCW, empezando por su precio de 35.900 euros que no incluye paquetes de conectividad y navegación… Esas sorpresas que suelen llegar con Mini y que se le perdonan por ser historia del automóvil. Y es que este último facelift llega justo 30 años después de que BMW adquiriera los modelos británicos para encumbrarse como uno de los favoritos de las zonas altas.
Pero, ¿Solo se le permite por su emblema en el frontal? Ni mucho menos, y cuando conduces un JCW entiendes el porqué. La respuesta va mucho más allá de los datos en papel, que son: un 0 a 100 km/h en 6,1 segundos y velocidad máxima de 246 km/h. Todo ello conseguido por un bloque 2,0 litros turboalimentado que rinde 231 CV sobre las 5.200 hasta las 6.200 rpm, con un par máximo de 320 Nm bastante presente en la parte baja del cuentavueltas: de las 1.450 hasta las 4.800 rpm. Así que tenemos buen carácter en todo el pisotón, con un bloque elástico y activo en cualquiera de sus fases.
Un ímpetu que no podrían transmitir si no fuera con el cambio automático de 8 velocidades por convertidor de par, de serie en esta variante. Su comportamiento es de notable, sobre todo porque mantiene un perfil muy dócil y sensible en conducción diaria pero se convierte en todo azotador en los momentos de exigencia. Algunos dirán que sus elevaciones son bruscas, en mi caso celebro que todavía sintamos la potencia y tirón en un tramo de curvas.
Esencia JCW
Y es que las sensaciones en un Mini JCW deben ser drásticas, para eso están concebidos como coches tipo kart. Si quieres algo perfecto, fiable en sus reacciones y que vaya sobre raíles… Ese no es un JCW. El modelo más radical de la gama Mini no deja a nadie indiferente y eso se hace a base de llevar la contraria, de ser algo complicado. Lo notas en los primeros acelerones, cuando la dirección se endurece como previo aviso de que nada se va a quedar donde está.
La suspensión como la dirección, son duras desde un buen principio. Incluso en los modos “relax”, como yo les llamo, pasar por un badén va a suponer bajar de velocidad en pro de nuestra dentadura. A cambio, tenemos un chasis rígido y conectado con la carretera, que te dejará experimentar cada culetazo, porque los hay, de este JCW. No todo el mundo disfruta de pelearse con el coche, pero si buscas paz y tranquilidad no estarías leyendo estas líneas.
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¿El Mini JCW se puede llevar tranquilo? Por supuesto. Es más, ese es el aspecto que mejor han trabajado en esta última actualización. De ahí que nuestra unidad probada calzara unos Pirelli P Zero de 205/40 con poco perfil, adherencia discutible y una tendencia terrible a chillar. El caso es que para lucir las preciosas llantas de 18 pulgadas hay pocas más opciones, de modo que yo me iría de cabeza a un radio de 17 para aprovecharme de la eficacia y rotundidad de unos Michelin Pilot Sport 4S.
No me voy a hacer la contenida con los consumos, me lo pasé en grande y eso tiene sus consecuencias. La firma homologa un gasto medio de 6,6 l/100 km, inalcanzable a mi parecer ni con toda la buena fe, modo Eco y lentitud del mundo. Me imagino un dato sobre los 7,2 l/100 km en uso habitual, sobre todo si hacemos tramos rápidos por vías rápidas. Tampoco lo llevaría siempre al límite, de modo que los 13,7 l/100 km marcados durante este breve contacto no se pueden considerar válidos o definitivos.
Un ser superficial
La elección de un coche implica una clara atracción física. En ese sentido, el nuevo Mini JCW de 3 puertas mantiene su poderío y atractivo, con un frontal más ancho y las luces antiniebla sustituidas por entradas de aire laterales. El difusor también es más grande en esta última actualización, que mantiene la doble salida de escape central y el alerón de tamaño considerable sobre el portón.
Pero más allá de lo estético, este nuevo JCW incorpora la pantalla central de 8,8 pulgadas con interfaz renovada. Es más fácil navegar a través de ella y es compatible con Apple CarPlay de forma inalámbrica en caso de incorporar el paquete Connected Media, disponible desde el acabado One y Cooper. Aprovecho para explicar que este es uno de los aspectos que ha trabajado la firma: hacer más sencilla la elección de tu Mini.
Los clientes se quejaban de los innumerables pasos que debían realizar para configurar su Mini, por lo que acababan abandonando dicho proyecto. Ahora empezarás eligiendo la motorización, luego optamos por las tendencias Classic, Sport o Yours, con sus colores y combinaciones determinadas, para acabar completando el proceso con los paquetes disponibles: Comfort, Navegación/Conectividad y Asistentes a la conducción. Eso sin perder la opción de la personalización que tanto caracteriza a la firma.
Los precios están disponibles desde el pasado marzo y suponen una diferencia de 850 euros respecto al modelo anterior. Eso sí, si contamos con los cambios y el mayor equipamiento, deberíamos desembolsar 1.500 euros de diferencia. Está claro que nos iremos a cerca de 40.000 euros si nos da por el John Cooper Works, de modo que tendremos que pensarlo con calma. Sin embargo, existen pocas alternativas premium con el espíritu de coche juguetón y gamberro del Mini JCW. Un Audi TT es más caro, refinado pero aburrido y un Abarth 595 Esseesse es menos potente y más incómodo, pero suena de fábula y es más barato.