Alargando alternativas
El aterrizaje en el mercado de la carrocería de cinco puertas del Mini llegó con el objetivo de ampliar las posibilidades de habitabilidad, para lo cual ganó unos centímetros que le vinieron muy bien a la segunda fila y al maletero. En esta ocasión, la versión escogida ha sido la movida por el motor de gasolina intermedio de la gama, un bloque 1.5 de gasolina de 136 CV que en esta unidad va asociado a una caja de cambios automática de seis marchas. La eficacia del chasis de este Mini de cinco puertas aúna confort y estabilidad a partes iguales, a lo que hay que añadir una habitabilidad algo más ambiciosa que en su pariente corto.
No se trata de una versión económica. Y es que el aura de capricho que envuelve al modelo implica un desembolso a la altura. El precio, de serie, de la versión con cambio manual es de 21.950 euros, que pasan a ser 23.700 euros con la caja automática que equipa esta unidad. Mientras tanto, el importe final asciende significativamente a medida que se van sumando algunos de los innumerables opcionales y elementos de personalización disponibles. Entre sus rivales se encuentran modelos como el DS 3, el Audi A1 Sportback o el Volkswagen Polo .
Conserva la esencia
El incremento de tamaño del Mini de cinco puertas con respecto al de tres está claramente orientado a una habitabilidad más generosa. En lo que respecta a su exterior hay que señalar que, con 3,98 metros, es 16 cm más largo que su hermano de tres puertas. Una parte de este aumento se ha aplicado a la distancia entre ejes, que ha crecido 7,2 cm. También es levemente más alto, aunque la diferencia es poco significativa.
No hay variaciones estéticas en la zona delantera del modelo, por lo que las diferencias se observan en la zaga del coche, que está alargada con respecto a la versión de tres puertas. El cambio más evidente, obviamente, son las dos puertas traseras. A ello hay que sumar que la luneta posterior está orientada en un ángulo menos vertical, por lo que su caída es más progresiva.
El color Electric Blue metalizado (500 euros) de esta unidad es opcional, al igual que las llantas de aleación Tentacle Spoke de 17 pulgadas (1.300 euros), que contribuyen a dotarlo de una apariencia más atractiva. No hay que olvidar las amplias posibilidades de personalización estética del vehículo, tan habituales en los modelos Mini. En este caso, el capó alberga unas franjas negras con borde blanco (125 euros).
Interior más ambicioso
El puesto de conducción se caracteriza por su gran comodidad y por una excelente sujeción del torso en todo momento. Cabe señalar que esta unidad equipa asientos deportivos opcionales de cuero Lounge Mini Yours Carbon Black (2.000 euros). A ello se añade, también como extra, el paquete John Cooper Works Interior (850 euros) que incluye, entre otros elementos, volante de cuero específico, revestimiento del interior en color antracita, pedales con revestimiento en acero inoxidable y molduras de entrada JCW.
No hay que pasar por alto que el tablero se caracteriza por una destacable ergonomía y todos los mandos están a mano y son de uso sencillo. El incremento de la batalla del vehículo origina una mayor amplitud para los pasajeros de la segunda fila de asientos si se compara el espacio con el del Mini de tres puertas. En cualquier caso, esta zona será adecuada para dos adultos de talla media. La plaza central es muy reducida debido a la menor anchura y a un mullido más firme tanto del asiento como del respaldo. Por ello, solo está pensada para usos muy puntuales.
Además del espacio que se gana en esta fila posterior, el maletero crece 67 litros con respecto al Mini de tres puertas. De esta forma, el espacio para el equipaje alcanza los 278 litros, que pueden incrementarse hasta los 941 litros abatiendo los respaldos posteriores. El habitáculo cuenta con un muy buen nivel general de acabados general, aunque se agradecería que algunos plásticos duros tuvieran un tacto más agradable.
Entre el equipamiento de serie del vehículo se encuentran airbags frontales, laterales y de cabeza, sistema de ayuda de arranque en pendiente, controles de estabilidad y tracción, climatizador bizona, sistema Start/Stop, sistema multimedia con pantalla táctil, Bluetooth y conexión USB.
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Alma tricilíndrica
El Mini Cooper en su variante de gasolina está movido por un propulsor 1.5 de tres cilindros que está dotado de 136 CV de potencia. Esta mecánica, que entrega un par motor máximo de 230 Nm entre 1.250 y 4.000 rpm, responde de forma correcta a bajas revoluciones pero es por encima de las 2.000 rpm cuando saca lo mejor de sí mismo. Gracias a este motor y a su elasticidad, el Mini Cooper se desenvuelve con soltura. Ello le permite aprovechar el toque de deportividad que aporta este modelo, sobre todo cuando llevamos el propulsor algo alto de vueltas.
Con este motor, el modelo de la marca de origen británico logra acelerar de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos, mientras que su velocidad punta es de 207 km/h. La mecánica va asociada, en la versión probada, a una caja de cambios automática de seis velocidades, que tiene un sobreprecio de 1.750 euros con respecto a la alternativa manual. La transmisión automática se distingue por una óptima rapidez de cambio así como por unos desarrollos bastante equilibrados.
En cuanto a eficiencia, hay que señalar que esta versión homologa un consumo de 4,8 litros cada 100 km, mientras que sus emisiones de CO2 son de 111 g/km. La cifra real una vez concluida la prueba fue de 6,4 litros, lo que supone un valor general razonable aunque podría esperarse algo menor en un motor de tres cilindros de estas características. Gracias al sistema “Mini Driving Modes” (180 euros), es posible variar entre los programas de conducción Normal, Green y Sport. De esta forma, se modifican diferentes parámetros como el comportamiento del propulsor, el del cambio, el de la dirección o el del climatizador, según el modo escogido.
Ágil y dinámico
El chasis del Mini ha sido, desde la llegada de la “segunda vida” del modelo, uno de sus puntos fuertes. Y es que la conducta dinámica del vehículo cuando llega la hora de encarar sucesiones de curvas es realmente eficaz y puede resultar especialmente divertida. Si esto ya sucede en la carrocería corta, los centímetros de más que aporta esta versión de cinco puertas le ayudan a lograr un comportamiento aún más aplomado y una estabilidad que también se ve reforzada.
Un sistema de suspensión adaptado al leve aumento de peso de esta versión y un centro de gravedad algo más bajo contribuyen, además, a optimizar los resultados que ofrece el vehículo al aumentar el ritmo por carreteras de montaña. La gran precisión de la dirección, de tacto muy directo, supone otra de las bazas del modelo en este tipo de circunstancias, pues favorece la sensación de control y seguridad. En este último factor también colabora en el vigor del sistema de frenado.
Por otro lado, al practicar una conducción más tranquila, el confort de marcha se hace más que evidente. La suavidad de funcionamiento del cambio automático se traduce en otra ventaja en este caso. Todo ello se agradece, sobre todo, a la hora de realizar largos viajes por autopista, por cuyas grandes rectas el Mini Cooper devora kilómetros de forma muy natural. Por ciudad, despliega una notable maniobrabilidad, casi calcada a la que proporciona su hermano de tres puertas.
Conclusión
En definitiva, esta variante Cooper de cinco puertas con motor de gasolina de 136 CV y cambio automático destaca por conjugar un interior bien acabado y más amplio que el Mini “convencional” con una conducta dinámica a un nivel muy similar y un motor capaz de mover el vehículo con soltura. Las posibilidades de equipamiento opcional son realmente amplias, si bien ello supondrá un incremento de un precio ya de por sí algo elevado.
Un coche anticuado y muy visto. Además, caro.
#48. Ademas de muy pequeño, es mas caro proporcionalmente que muchos pisos en el centro de Madrid