Opel Grandland X: Nuevo motor diésel de 177 CV

Opel completa poco a poco la gama del Grandland X, su SUV compacto de segmento C. A las versiones iniciales comercializadas desde finales de año se añade ahora un nuevo top de gama que combina un motor diésel de dos litros y 177 CV, una caja de cambios automática de ocho velocidades y un acabado a tope de equipamiento llamado Ultimate. Todo, por 39.800 euros.

El Grandland X nació con una gama corta aunque de manera voluntaria. Opel atacaba directamente al corazón del segmento con dos motores de 130 CV, un diésel de 1,6 litros y un gasolina de tres cilindros y 1,2 litros. En ambos casos se trataba de motores de origen PSA ya que este coche comparte la plataforma y la mecánica con el Peugeot 3008 con el que, no obstante, no tiene en común ningún elemento de la carrocería ni del interior.

Ahora, la marca, en respuesta a los clientes, que prefieren las versiones más equipadas y que deseaban versiones más potentes, anuncia una notable ampliación de la gama que se iniciará con la versión que pudimos conducir en el Páis Vasco y que combina el motor 2.0 diésel de PSA con una caja de cambios automática de ocho velocidades. Este coche está ya a la venta pero no será la última novedad en la gama del Grandland X.

La marca anuncia también para más adelante la sustitución del motor 1.6 diésel de 130 CV por el nuevo 1.5 de PSA, que ya ha debutado en el Peugeot 308 y en otros modelos del grupo francés. Este motor se combinará con las cajas de cambios manual y automática de seis y ocho marchas respectivamente. Además, habrá una versión de acceso a la gama con 100 Cv de potencia y cambio manual.

En el apartado de gasolina, el Grandland X se lanzará próximamente con un motor 1.6 Turbo de 180 CV y, para 2019, aparecerá el primer híbrido enchufable de la marca, el Grandland X PHEV con motor de gasolina y tracción a las cuatro ruedas gracias a la combinación de un motor térmico que accionará el eje delantero y uno eléctrico que moverá el eje posterior.

Vamos, sin embargo, con el coche que nos trajo hasta Bilbao y San Sebastián y que no es otro que el 177 CV diésel automático. Esta es una combinación de motor y cambio ideal para este coche. Tiene una buena entrega de potencia desde 2.000 vueltas y un par abundante que permite recuperar con eficacia desde casi cualquier régimen pero no es un motor de corte deportivo, de manera que encaja con la filosofía rutera y confortable del Grandland.

El motor es suave, muy silencioso y con reserva de potencia y la caja de cambios es también muy suave en el modo automático. Al tener tantas marchas, busca siempre insertar la más larga posible para conseguir un consumo bajo, de entre 6 y 7,5 litros/100 km lo que para un coche de más de tonelada y media y 177 CV de potencia es un buen registro. Lo único que le eché en falta son unas levas al volante para conducir en modo manual en carreteras reviradas donde los dedos se me iban a detrás del volante sin encontrar nada. La conducción "manual" del cambio es posible pero usando sólo la palanca.

El comportamiento dinámico del Grandland apenas varía. Es evidente que hay más potencia pero el cambio es tan suave y "educado" que no pone en compromisos al chasis que, además, cuenta con el agarre extra de las gomas montadas en llantas de 19 pulgadas de serie. En carretera tiene una pisada firma y una dirección bastante ágil mientras que en autopista rueda a todo confort.

Insisto en que este es un coche claramente orientado a los viajes tranquilos en familia, con un motor que permite acelerar o recuperar de manera más que digna (el 0-100 km/h. se consigue en 9,3 segundos) y rodar a un crucero estable gastando poco y a todo confort pero sin ningua pretensión deportiva. La suspensión tira a blanda pero es eficaz y el nivel sonoro en el interior es bajo de manera que viajar en él resulta muy agradable.

Por lo demás, no hay diferencias apreciables en el diseño exterior ni en el habitáculo que podamos añadir a lo que ya explicamos en este video de la presentación internacional del modelo. El Grandland X destaca por sus excelentes asientos, por un espacio trasero notable y por un maletero (514 litros) que está entre los mejores de su segmento.

Es, en definitiva, un coche redondo, que apela a la gran mayoría de compradores de SUV, especialmente a aquellos más conservadores que, por ejemplo, recelen de la estética atrevida o del diseño interior un tanto especial del Peugeot 3008. Aquí no hay instrumentación digital, ni volante pequeño ni una estética que obligue a girar la cabeza.

Lo que sí hay es un nuevo nivel de equipamiento, el único disponible con este conjunto motor-cambio, llamado Ultimate que lleva todo aquello que puede llevar un Grandland X. Este acabado estará disponible con el motor 1.2 Turbo de gasolina con cambio manual desde 32.580 euros y con el nuevo diésel de 177 CV a un precio de 39.800 euros. En julio, también podrá encargarse con el nuevo motor 1.5 diésel de 130 CV a un precio de 35.590 euros.

Entre los elementos que se incluyen de serie destacan los asientos ergonómicos con certificación AGR tapizados en tela y piel, con banqueta extensible y regulación eléctrica del apoyo lumbar, llantas de 19 pulgadas, acceso y puesta en marcha sin llave, portón trasero eléctrico confunción manos libres, control de crucero, faros LED adaptativos, navegador con sistema IntelliLink con Bluetooth, pantalla tácil de 8 pulgadas, control por voz y compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto, asistente de aparcamiento delantero y trasero, pedales de aluminio, climatizador bizona, alerta de cambio de carril, sensor de lluvia, encendido automático de faros, detector de señales de tráfico, alerta de ángulo muerto y cámara de visión trasera y perimetral de 360 grados. Además, todos los Ultimate llevan el techo pintado en negro.

Quedan como opciones la tapicería de cuero, los asientos eléctricos, la calefacción de asientos y volante, el control de crucero activo con función Stop/Go y el techo de cristal panorámico.