Familiarmente divertido
Entre la gama del popular modelo de la marca del rombo se encuentra una versión que busca encontrar un equilibrio entre el confort y la deportividad, entre el espacio y la diversión al volante. Su nombre es Mégane Sport Tourer GT y está disponible junto con una versión de gasolina de 205 CV y otra diésel de 165 CV, que es la escogida para esta prueba. El propulsor se combina con un cambio automático EDC y con un chasis pensado no solo para explotar un notable nivel de comodidad en conducción tranquila sino también de ofrecer un óptimo comportamiento dinámico al subir el ritmo.
Dados su equipamiento y sus características deportivas, esta versión exige un esfuerzo mayor que en el resto de terminaciones de la gama del Mégane Sport Tourer, por lo que el precio de serie es de 25.985 euros. Entre sus rivales se encuentran modelos como el Ford Focus ST, el Seat León ST FR o el Peugeot 308 SW GT, tres modelos que ya pusimos frente a frente en una comparativa ().
Ingredientes deportivos
La versión familiar del Mégane añade 27 centímetros adicionales a su hermano compacto, logrando así una longitud de 4,63 metros. Cabe señalar que todo este alargamiento no se debe solo a un mayor voladizo trasero, sino que 4 de esos centímetros se han destinado a incrementar la distancia entre ejes. Donde apenas se nota la diferencia es en la altura del vehículo, pues el Mégane Sport Tourer solo supera a la versión compacta en 1 cm.
En una variante GT como ésta no podían faltar detalles que acentúan el carácter deportivo del vehículo como son la parrilla con trama de nido de abeja, las entradas de aire de mayor tamaño, el paragolpes delantero específico o las carcasas de los retrovisores a juego con las llantas y las barras de techo. No hay que pasar por alto los logos Renault Sport en zonas como las aletas laterales.
Al observar su silueta, se aprecia una línea de techo más prolongada que en el Mégane convencional. También se observa el trabajo de los diseñadores de Renault en el pilar C para conseguir un efecto flotante. Por su parte, en la zaga los faros se caracterizan por ser muy achatados y por disponer de un diseño fácilmente reconocible desde la distancia. El difusor inferior y la forma ovalada del tubo de escape refuerzan la imagen deportiva de esta versión del familiar francés.
Carácter interior rácing
Si la personalidad deportiva queda evidente desde un primer vistazo exterior, lo mismo sucede nada más acceder al habitáculo de esta versión del Mégane familiar. Además de la presencia de los emblemas GT en el volante y en el salpicadero, respectivamente, y de los pedales de aluminio, hay que destacar la presencia de detalles como las costuras azules presentes en el recubrimiento de cuero de la palanca de cambios, en el volante o en los asientos deportivos, exclusivos para las versiones GT y GT Line.
Dichos asientos se encargan no solo de proporcionar una importante comodidad al volante sino que también contribuyen a introducir aún más al conductor en la atmósfera deportiva del automóvil. El interior transmite una buena calidad de acabados, lograda tanto por los materiales empleados como los ajustes de los diferentes paneles. También ofrece un importante nivel de ergonomía, si bien con algún punto mejorable como la ubicación de los botones del regulador de velocidad, situados junto al freno de mano eléctrico.
En cuanto a la segunda fila, ésta puede alojar a dos pasajeros con una notable comodidad gracias, sobre todo, al buen espacio para las rodillas beneficiado por el incremento de la distancia entre ejes con respecto al Mégane compacto. Eso sí, hay que remarcar que estos asientos no se pueden desplazar longitudinalmente, algo que sería de agradecer para ganar modularidad.
En un automóvil de carrocería familiar como el Mégane Sport Tourer, el maletero juega un papel importante. En este caso, estamos ante un modelo que ofrece 521 litros de capacidad, cifra que se sitúa en la media del segmento. A ello hay que sumarle un umbral de carga bastante bajo y unas formas regulares, factores que facilitan las operaciones de carga y distribución del equipaje. También hay que tener en cuenta que puede conseguirse una superficie totalmente plana cuando los asientos posteriores se encuentran plegados. En esta posición, el volumen de carga puede crecer hasta los 1.504 litros.
Esta terminación GT incluye de serie, entre su equipamiento, faros Full LED, sensores de luces y de lluvia, ayuda de aparcamiento trasero, regulador de velocidad, climatizador automático bi-zona, alerta por cambio involuntario de carril, sistema de reconocimiento de señales de tráfico, control de estabilidad y ayuda de arranque en pendiente. Opcionalmente, la unidad probada dispone de sistema R-Link 2 con pantalla vertical de 8,7" (312 euros) y navegador.
Rendimiento con ajustado consumo
El Mégane Sport Tourer GT está disponible con dos mecánicas. Por un lado se encuentra la de gasolina de 204 CV mientras que, por otro, se halla la diésel de 165 CV. Para esta prueba, el elegido ha sido el segundo de estos propulsores, un bloque de cuatro cilindros 1.6 dCi que se caracteriza por un par motor máximo de 380 Nm a 1.750 rpm. Su capacidad de aceleración es bastante buena desde bajas revoluciones y su ímpetu se mantiene de forma progresiva, reforzando así la sensación de elasticidad. En todo momento, el motor mueve con gran soltura el vehículo.
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El propulsor se asocia a una caja de cambios automática EDC de doble embrague y seis marchas que ofrece un comportamiento muy suave y una buena velocidad de cambio en modo automático. Para brindar un manejo más deportivo del modo secuencial, esta versión equipa levas tras el volante. Llama la atención el tamaño de estas levas, bastante mayor de lo que suele ser habitual, lo que facilita aún más su activación. Hay que señalar que en este modo secuencial el cambio reacciona de forma levemente más lenta que cuando viajamos en modo automático.
Además de numerosos reglajes específicos, esta versión GT también dispone de avances como el sistema Multi-Change Down, que hace posible reducir diversas marchas automáticamente de una sola vez. También equipa el sistema Launch Control, con el que se consigue una salida desde parado más contundente.
En cuanto a prestaciones, esta variante permite pasar de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos mientras que su velocidad punta es de 214 km/h. Por otra parte, para personalizar la conducta del vehículo es posible emplear el sistema denominado Multi-Sense, que dispone de los modos Neutral, Eco, Comfort y Sport.
En función del modo escogido se modifica el comportamiento de parámetros como el cambio, la respuesta del pedal del acelerador y la dureza de la dirección, entre otros. Con el modo Eco activado es como puede obtenerse la media de consumo más eficiente. Tras la prueba, el registro fue de 5,9 litros cada 100 km, una cifra bastante ambiciosa aunque no tanto como los 4,7 litros que homologa la marca.
Equilibrio entre confort y deportividad
La comodidad es uno de los principales puntos fuertes de este Renault. Brinda una buena calidad de rodadura y su sistema de suspensiones absorbe de forma satisfactoria las irregularidades de la calzada. Al circular por las grandes rectas de autopista sale a relucir un importante aplomo, factor que pone su granito de arena para hacer más cómodos los viajes largos.
No hay que pasar por alto que el Mégane Sport Tourer GT está dotado de un sistema de dirección a las cuatro ruedas llamado 4Control. Gracias a él, el vehículo cuenta con el eje trasero direccional, lo que beneficia la dinámica en diversos aspectos. Por un lado, este sistema contribuye a lograr una mayor agilidad a la hora de afrontar carreteras de curvas. Ello, unido a un eficaz chasis, permite un paso por curva bastante rápido sin que sea necesario contar con una suspensión de tarado excesivamente firme.
Además, el 4Control también supone un mayor nivel de maniobrabilidad durante la conducción por ciudad, pues proporciona al coche un destacable radio de giro. Esto genera una importante ventaja al moverse por calles estrechas o a la hora de aparcar. Por su parte, el equipo de frenos se distingue por un comportamiento contundente, pues detiene el vehículo de forma enérgica en cualquier circunstancia.
Conclusión
En definitiva, esta variante del Mégane combina el espacio, la versatilidad y la comodidad de una carrocería familiar con la diversión al volante que proporcionan los numerosos guiños a la deportividad que alberga el vehículo. Desde su aspecto exterior hasta el interior de su habitáculo, pasando sobre todo por su conducta dinámica, no hay duda de que el “apellido” GT no es puramente decorativo, sino que está más que justificado.
Me gusta el coche, buen precio y bien equipado, haber si mas adelante lo puedo adquirir