El Grupo Renault ha presentado hoy el proyecto de un nuevo Plan de Reducción de Costes Fijos por un valor de más de 2.000 millones de euros en los próximos tres años. El objetivo es devolver al Grupo francés a la rentabilidad y asegurar su desarrollo a largo plazo y pasa por mejorar la eficiencia de la compañía en todos los terrenos, desde el desarrollo de vehículos a la producción pasando por una simplificación de todos los procesos. El Plan prevé 14.600 despidos en todo el mundo de los que las plantas españolas, en principio, quedarían al margen.
El Presidente del Grupo Renault Jean-Dominique Senard y la directora general interina, Clotilde Delbos, que ocupa el lugar reservado a Luca de Meo, ex-presidente de Seat fichado el año pasado pero que no puede ocupar su puesto hasta el 1 de julio, han presentado hoy el plan en rueda de prensa y han asegurado que, en principio, las plantas españolas de Valladolid, Palencia y Sevilla, no peligran y que se mantendrán los puestos de trabajo en nuestro país.
Los problemas económicos del Grupo (a los que se añaden los de sus socios en la Alianza, Nissan y Mitsubishi), la crisis que afecta al sector del automóvil a nivel mundial y las inversiones necesarias para desarrollar la transición ecológica han llevado a Renault a plantear este plan que prevé, entre otras medidas, la eliminación de casi 15.000 puestos de trabajo en todo el mundo (4.600 de ellos en Francia).
El proyecto de desglosa en diferentes ámbitos de ahorro. En el apartado de reducción de costes de desarrollo e ingeniería, Renault prevé ahorrar 800 millones de euros gracias a la racionalización del desarrollo de los vehículos mediante la reducción del número de componentes, el aumento de la estandarización y la optimización de recursos, entre ellos sus diferentes centros de I+D en Francia y en todo el mundo. El programa de plataformas compartidas y de reparto de desarrollos con sus socios que os explicamos en este enlace es la base para conseguir este resultado.
Por otro lado, la empresa prevé ahorrar otros 650 millones de euros en la adecuación de su aparato industrial. La idea es acelerar la transformación industrial mediante el empleo de herramientas 4.0, la mejora de los procesos en la implementación de las líneas de producción y, sobre todo, el redimensionamiento de su capacidad industrial que pasará de los 4 millones de vehículos actuales a 3,3 millones en 2024. Eso incluye el ajuste de empleados ya citado, la cancelación de los proyectos de ampliación de las fábricas de Dacia en Rumanía y Marruecos, el estudio de la capacidad de producción en Rusia (recordemos que Renault es propietario de la marca Lada) y un estudio de la racionalización de la capacidad de producción de cajas de cambios en todo el mundo. En España, Renault tiene una planta en Sevilla que fabrica cajas de cambios.
En Francia, la compañía estudia crear un pool de excelencia en la fabricación de vehículos eléctricos y vehículos comerciales en el norte del país que agrupe las fábricas de Douai y Mauberge, reflexionará sobre las posibilidades de reconversión de la fábrica de Dieppe, donde se produce el Alpine A 110, revisará de manera estratégica la fundición que tiene en Bretaña y creará un ecosistema de economía circular de recuperación de materiales para asegurar la continuidad de la planta de Flins.
La eficiencia en las acciones de apoyo permitirá ahorrar, según Renault otros 700 millones de euros. En la práctica esto significa una reducción en gastos generales y en marketing y, sobre todo, la venta de la participación de la marca en la joint venture que mantiene con Dongfeng en China y el cese de la venta de vehículos térmicos en ese país. Cabe recordar que, de acuerdo con el plan hecho público por la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi será Nissan la que lidere la estrategia de todo el grupo en el mercado chino.
Ya veremos cuando acabe el plan de despidos, si no afecta a España.