Rolls-Royce ha presentado su primer SUV. Se llama Cullinan y es el SUV de las cifras más imponentes. Pesa 2.600 kilos, mide casi 5 metros y medio y costará, de base, unos 350.000 euros. Gracias a todo ello y a las inmensas posibilidades de personalización, se situará en la cima de los productos de este tipo, por encima del Range Rover de batalla larga y del Bentley Bentayga y en un plano más o menos de igualdad con el Lamborghini Urus que viene a ser algo parecido pero en el campo de los SUV deportivos.
Ya sólo falta Ferrari. Las grandes marcas de vehículos de alta gama, ya sean deportivos o de lujo, han ampliado, casi todas, sus gamas hacia el mercado SUV. Empezó Porsche con el primer Cayenne y el resto fueron cayendo una tras otra. Hoy, Jaguar, Bentley, Lamborghini y Maserati tiene ya modelos SUV, Aston Martin y, se asegura que Ferrari, los están preparando y Rolls-Royce, la marca más conservadora de todas, acaba de presentarlo. Se llama Cullinan, como el mayor diamante jamás encontrado por el hombre y que pertenece al tesoro británico y tiene todo lo que puede esperarse de un Rolls-Royce.
Estéticamente es un coche imponente emparentado con sus hermanos. Tiene ese frontal minimalista, con faros pequeños, y el protagonismo absoluto de la parrilla vertical coronada por el "espíritu del éxtasis", esa señora alada que guía a los coches de la marca desde hace más de un siglo. La parrilla es parecida a la de las grandes berlinas de la marca pero empieza mucho más arriba, más alejada del suelo y, por debajo, hay un parachoques con generosas entradas de aire y una protección de bajos de color plata.
Lateralmente más que un SUV parece un familiar. Y es que sus líneas son muy cuadradas, propias de los coches de la marca. El pilar trasero recuerda a los Range Rover, que por algo son también ingleses y en el portón se adivina un intento de crear un tercer volumen, homenaje a algunos de los modelos de entreguerras de la marca. El portón trasero, eléctrico, se divide en dos partes, una que abre hacia arriba y otra hacia abajo y entre los diferentes complementos que comercializará la marca destacan dos butacas de cuero con una bandejita central para poder disfrutar de una puesta de sol o de un partido de polo perfectamente sentados y tomando una copa de champán bien fría (aunque luego haya que dejar conducir al chófer).
La silueta es imponente. Y es que, no en balde, esta bestia de gran tamaño que pesa 2.600 kilos, mide 5,34 metros de largo por 2,16 de ancho y 1,83 de alto. Eso significa que supera en las tres cotas a sus principales rivales, los ya mastodónticos Bentley Bentayga (prueba de la versión W12 en este enlace), Mercedes Clase G (enlace al video del nuevo G63 AMG) y Range Rover de batalla larga. Sólo modelos como el Chevrolet Suburban, que superan los 5,60 metros, son más largos aunque son, evidentemente, modelos de 7 plazas.
El Cullinan ofrece variantes de cuatro o cinco plazas ya que se puede elegir entre una fila trasera para dos o para tres ocupantes. En cualquier caso, estos acceden al interior por una puerta de apertura invertida y después de que el coche les haya facilitado la entrada bajando su altura en 4 cm gracias al empleo de la suspensión neumática electrónica que lleva de serie.
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Esta suspensión es la principal responsable de las buenas aptitudes todoterreno del vehículo. Según la marca, por donde pase un Range Rover debe pasar un Cullinan. No tiene reductora pero es porque no la necesita. Tiene el cambio ZF de 8 marchas automática que usan todos los grandes SUV del mercado y un sistema de tracción integral inteligente (es el primer Rolls 4x4) que prioriza al eje trasero pero puede pasar par al delantero. Con la posibilidad de elevar el coche y el mayor recorrido de la suspensión respecto al Rolls Phantom, la berlina con la que comparte el chasis, y los modos de conducción específicos para arena, nieve y rocas, quién quiera meter en barrizales 350.000 euros de coche podrá hacerlo con una cierta tranquilidad.
El chasis es el mismo que el del Phantom y está desarrollado por la marca para sus productos de manera que no es común con ningún modelo de BMW, propietaria de Rolls-Royce. Por lo que respecta al motor, es el habitual V12 de la marca con una cilindrada de 6,75 litros y una potencia de 571 CV. El par motor de 850 Nm es enorme y combinado con la suavidad del cambio automático y la suspensión, Rolls asegura que consigue el efecto de "alfombra voladora" que tienen sus lujosas berlinas. Para evitar balanceos de carrocería, el coche dispondrá de barras estabilizadoras electrónicas activas además de todas las ayudas a la conducción imaginables.
El diseño interior es típicamente Rolls, con todos los elementos muy grandes y un diseño relativamente sencillo. El acabado, realizado a mano, es el habitual en un coche de la marca, es decir, sin margen para el más mínimo error. La marca ofrecerá múltiples posibilidades de elección de colores y materiales para conseguir un habitáculo casi a la carta. Los principales elementos de conectividad para móviles estarán disponibles de serie.
Rolls-Royce comenzará la producción del coche de inmediato y entregará las primeras unidades después del verano. Los 350.000 euros son orientativos y deben tomarse como una base inicial ya que la marca permite al propietario que configure el coche a su gusto lo que, evidentemente, no hace más que aumentar la cifra del cheque final.
Estos coches rectángulos perfectos anti aerodinámicos como los Benz clase G, pesados como diplodocus, con consumos propios de un Ferrari en circuito, con acabados estupendos pero con maderas que parecen sacadas de un yate e incluso con salpicaderos que encantarían a un patrón de yate. ¿A quien interesan ya? A los ingleses tal vez pero al resto.. por mucha madera de caoba que incorporen son un anacronismo en toda regla. Teniendo Lexus LS 500, Clase S, Audi A8, BMW Serie 7... Señores a reinventarse o condenarse a la extinción.