Alternativa racional
De cara a los conductores que busquen una propuesta de menor caballaje que la que ofrece el motor 1.6 TDI de 105 CV y, sobre todo, que se sientan atraídos por la comodidad de las transmisiones automáticas de doble embrague, la marca española ha introducido en la gama del Toledo una nueva variante de aquel motor pero con 90 CV de potencia. Además de ofrecer una alternativa más económica al 105 con cambio manual, esta nueva mecánica es la única de tipo diésel de la gama que, opcionalmente, puede asociarse a la conocida caja de cambios DSG del grupo Volkswagen, en este caso con siete velocidades.
Dado que se trata de una berlina compacta bien construida pero en base a la sencillez para encajar de pleno en los tiempos que corren económicamente hablando, su relación calidad precio es más que destacable. El importe de la variante que hemos probado es de 23.140 euros, una cifra que puede parecer algo elevada a priori pero a la que Seat aplica actualmente un descuento de 4.000 euros. Si tenemos en cuenta que se trata del acabado Style, el más completo, y que equipa el comentado cambio automático, veremos que estamos ante un desembolso razonable. Entre los competidores directos del Toledo se encuentran, además de su gemelo, el Skoda Rapid otros modelos como el Chevrolet Cruze o el Citroën C-Elysée.
Sobriedad con presencia
A diferencia de lo que nos ofrece la marca de Martorell con sus modelos más representativos hasta la fecha, el Toledo no está dotado de un diseño que sorprenda o de un aspecto que entre por los ojos. Más bien cuenta con una estética sobria con la que logra una apariencia elegante de berlina compacta con portón trasero.
El modelo de la firma española, que está basado en la plataforma del Fabia/Ibiza (hay que recordar que el coche lo ha desarrollado y lo fabrica Skoda), tiene una longitud de 4,48 metros y dispone de una notable distancia entre ejes de 2,60 metros. Del frontal cabe destacar tanto la parrilla de forma trapezoidal como los faros de diseño anguloso sin olvidar la considerable entrada de aire situada en la parte inferior, zona en la que también hay que subrayar los faros antiniebla romboides. De perfil, el Toledo dibuja una silueta clásica de berlina de tres volúmenes pese a que dispone de un portón trasero de grandes dimensiones para acceder al maletero.
La zaga del vehículo es igual de conservadora y se distingue ante todo por la línea que cruza el portón a media altura. Se encuentra situada entre el logo y el nombre del modelo y con ella se refuerza la sensación de anchura, necesaria en este caso ya que esta es la cota en la que menos destaca el Toledo.
Habitáculo generoso y funcional
Una vez que accedemos al habitáculo del Toledo nos toparemos con uno de sus puntos fuertes. El puesto de conducción es espacioso y presenta un grado de acabados más que correcto para su precio. De hecho, pese a tratarse de un vehículo concebido en base a parámetros “low cost”, los materiales utilizados en su interior están por encima de lo que cabría esperar. Sus paneles demuestran robustez y resistencia, si bien el tacto de ciertos plásticos es mejorable.
El vehículo dispone de puertas traseras de gran tamaño y de considerable apertura, lo que facilita en gran medida el acceso de los ocupantes de la segunda fila de asientos. De esta zona hay que remarcar sobre todo el importante espacio para las piernas de los ocupantes. No ocurre lo mismo con la cota de anchura, muy justa para tres ocupantes. Además, el del centro viajará más incómodo que los deos de los laterales.
Y si en un aspecto destaca por encima del resto en cuestión de espacio interior ése es el maletero. Y es que atesora el más grande de su categoría, privilegio que comparte con el Rapid, su hermano gemelo bajo la insignia de Skoda. Hacemos referencia a su enorme capacidad de 550 litros que, en caso de que no sea suficiente, puede ampliarse hasta los 1.490 litros si abatimos los asientos. La versatilidad se refuerza aún más gracias a que esta versión cuenta de serie con red, ganchos de carga y compartimentos de almacenaje en el lateral del maletero.
La unidad que hemos probado pertenece al acabado superior de la gama, denominado Style, que incluye entre su equipamiento control de estabilidad, seis airbags, frenos de disco delante y detrás, elevalunas eléctricos delanteros y traseros, climatizador, volante y pomo del cambio forrados en piel, retrovisores eléctricos y calefactados, ordenador de a bordo, control de crucero, radio CD con MP3 y conexión USB, seis altavoces, reposabrazos delantero y trasero y faros antiniebla con función cornering. En general, se trata de un listado correcto, aunque algo justo si tenemos en cuenta que hablamos de la versión tope de gama.
Nuestro vehículo, en cualquier caso, incorpora un buen puñado de opcionales como son las llantas de aleación de 17 pulgadas Dynamic (308 euros), la pintura Custom (667 euros), los cristales oscuros (174 euros), el navegador con pantalla táctil, reconocimiento de voz y dos altavoces adicionales (836 euros) y el tercer reposacabezas trasero (51 euros). Se trata de precios bastante razonables, aunque de esta forma el precio final se encarece en algo más de 2.000 euros.
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Propulsor racional y suficiente
La variante de propulsor turbodiésel 1.6 TDI de cuatro cilindros que mueve nuestro Toledo ha sido la última en aterrizar en la gama. Ya conocíamos esta mecánica con potencia de 105 CV pero Seat ha decidido incrementar las posibilidades ofreciéndola también con 90 CV. Teniendo en cuenta el tipo de motor que llevamos entre manos, es evidente que no alcanza un nivel prestacional de aquellos que quitan el hipo. Sin embargo, ello no debe inducirnos a error. Y es que el motor mueve con bastante soltura un coche que tampoco está pensado para un público con aspiraciones deportivas.
Su entrega de par motor es de 230 Nm entre 1.500 y 2.500 rpm que se traduce en una correcta respuesta a bajas revoluciones, más que suficiente para un uso como vehículo cotidiano. A medida que sube de vueltas se mantiene un nivel de aceleración muy aceptable. El bloque va engranado a la conocida caja de cambios automática de doble embrague de siete velocidades del grupo Volkswagen. Al igual que en otros modelos que utilizan esta transmisión, en el Toledo el cambio DSG manifiesta un notable nivel de suavidad así como una destacable rapidez de cambio.
La velocidad punta del coche es de 184 km/h y para pasar de 0 a 100 km/h necesita 12,2 segundos (sólo un par de décimas más lento que en la misma versión con caja manual). Se trata de unas cifras discretas pero que a buen seguro que compensarán a quienes tengan entre sus objetivos primordiales ajustar al máximo el gasto al pasar por la estación de servicio. Y es que homologa una media de consumo de 4,5 litros cada 100 km y registra unas emisiones de 118 g/km de CO2. Después de realizar esta prueba, nuestro valor de consumo fue de unos remarcables 5,6 litros.
Compromiso dinámico
En lo que respecta a la dinámica del vehículo, el Toledo se distancia del carácter de su hermanoLeón, pues ofrece una conducta menos ambiciosa que el popular compacto en líneas generales. La berlina compacta se caracteriza por un buen grado de confort de marcha. Sin llegar a ofrecer una calidad de rodadura excepcional, se comporta de manera muy equilibrada. No hay que obviar que al pasar sobre irregularidades de cierto tamaño se percibe en mayor medida la firmeza del eje posterior.
Al conducir en autopista comprobamos que el hecho de contar con una distancia entre ejes considerable le lleva a mostrarse más aplomado. Por otra parte, durante los trayectos por carreteras de montaña pone de manifiesto que estamos ante un vehículo más bien pensado para una conducción tranquila. Y no es porque balancee más de la cuenta, ya que denota un comportamiento estable, sino que le falta cierta agilidad si ponemos como referente al León.
El Toledo apoya bien pero, si aumentamos el ritmo más de la cuenta, su tendencia subviradora sale a relucir. La dirección, por su parte, se distingue por un buen tacto y una precisión que facilita la sensación de control. La capacidad de frenado es impecable, sobre todo ahora que se incluyen de serie los frenos de disco traseros, que anteriormente eran opcionales. Pese a buscar el coste más bajo posible, se ha trabajado a fondo en la insonorización del habitáculo. El resultado es un vehículo que se muestra razonablemente silencioso incluso cuando rodamos a velocidades superiores a los 100 km/h.
Conclusión
Con el motor 1.6 TDI de 90 CV en sus entrañas, el Toledo afianza aún más su carácter de vehículo lógico y práctico para uso cotidiano. Trabajando conjuntamente, además, con la transmisión automática DSG aumentan tanto su facilidad de uso como su suavidad de conducción. Se trata, por tanto, de una alternativa mecánica muy apropiada si las fuertes aceleraciones no se encuentran entre nuestras prioridades y buscamos otras ventajas como la economía de consumo. Dejando a un lado el propulsor, estamos ante una de las berlinas compactas más espaciosas de su categoría, sobre todo en lo que respecta al equipaje gracias a un maletero sin parangón.
He comprado, de hecho aún no me lo han entregado, un Toledo style advance 1.6 de 115 cv. Es el mas alto de gama y me sale por 16.200 euros, no me parece un precio desorbitado teniendo en cuenta que hace 16 años me costó mi focus tddi de 90 cv 15.300 euros en Canarias, pues vivía allí. En la península salía mas caro.