Buen momento
Después de un periodo de letargo provocado por la crisis económica, Ssangyong ha despertado y ha conseguido de nuevo llevar la senda correcta. En los últimos cuatro años su facturación va claramente en positivo, y la marca crece en toda Europa.
Estos resultados coinciden con la buena marcha general del mercado del automóvil pero sobre todo, vienen motivados por la renovación de su gama de producto. Las 69.000 unidades vendidas el año pasado del Ssangyong Tivoli, su último lanzamiento, es un claro ejemplo del estímulo que significa para las ventas la presentación de un nuevo modelo. El Tivoli ha sido el primer vehículo construido sobre la nueva plataforma compacta de la marca coreana. El segundo modelo en aprovechar este chasis es el que os presentamos ahora: el Ssangyong XLV.
El XLV viene a ser la versión familiar del Tívoli, o bien el hermano pequeño del Ssangyong Rodius. Entonces, ¿es un SUV o un monovolumen? En realidad, es un crossover con aptitudes familiares, pero como en España sólo va a venderse con tracción delantera y no habrá versiones 4x4, debemos considerarlo más un monovolumen que un SUV, aunque su apariencia externa lleve a confusión.
El XLV va a seguir incrementando los resultados positivos de Ssangyong en Europa, y según los responsables de la marca en España, un 30% de los futuros propietarios de este coche van a entrar por primera vez en la marca coreana.
Para luchar contra competidores tan consolidados como el Citroen C4 Picasso, Ford C-Max, Kia Carens, Fiat 500L o Toyota Verso, entre otros, hay que tener buenos argumentos. El XLV tiene algunos interesantes: un precio competitivo, un interior muy aprovechable, especialmente el maletero, y un diseño totalmente original y diferente, que gustará o no, pero que marca una distancia respecto a sus rivales.
Ssangyong posiciona el XLV por debajo del Rodius. Lo definen como “un Rodius e pequeño”, haciendo alusión a su filosofía de coche para uso familiar y con una buena capacidad de carga. Mide 4,44 metros de largo y es un 5 plazas, y podría albergar una tercera fila de asientos, pero para eso ya está el Rodius, que le supera nada menos en 69 centímetros de longitud. Lo tiene más fácil.
Diseño híbrido
La estética del Ssangyong XLV, como os comentaba, recuerda a la de un crossover. De hecho, se parece mucho al Tivoli, y luce la misma y estrecha parrilla que enlaza con unos agresivos faros con luces LED diurnas integradas que se prolongan hasta las aletas, dando un aspecto muy actual al coche. Más abajo, los paragolpes integran y remarcan con fuerza la presencia de los faros antiniebla y tienen una entrada de aire de tipo nido de abeja que contribuye a dar una imagen un poco deportiva.
Visto de perfil, el XLV destaca por sus marcados pasos de rueda y las barras de techo (una vez más, al estilo de un SUV). El techo simula ser flotante y se soporta sobre un pilar C con un diseño similar al que podemos ver en un Rodius.
La línea de cintura asciende y enlaza con una zaga en la que se ha integrado una luneta de pequeñas dimensiones y unas ópticas que parecen estar más en los laterales de la carrocería que en el portón, como en el Tivoli. A mi personalmente no me acaba de convencer este diseño de la trasera del coche – para gustos hay colores-, aunque también hay que decir que en vivo el XLV pinta mejor que en las fotos.
También el interior es calcado al del Tivoli, algo que demuestra que Ssangyong no se ha complicado en absoluto y ha optado por aprovechar lo ya desarrollado en el SUV compacto, igualmente válido para este monovolumen. La primera impresión al subirte al coche es muy positiva, y tanto el diseño como la calidad de los acabados de este habitáculo es más que correcta. Cierto que algunos plásticos utilizados tienen un tacto muy rígido, pero el aspecto y la combinación de sus diferentes texturas es bueno.
Destaca el volante de tres radios con su parte inferior achatada, los abundantes huecos para dejar objetos o botellas o la capacidad de sujeción del cuerpo de los asientos, en general bastante cómodos aunque algo complicados de ajustar en un primer contacto.
Un punto criticable, desde mi punto de vista, es el tacto endeble de algunos pulsadores, especialmente los destinados al ajuste de la dirección y el trip, situados a media consola central. También es mejorable, a mi entender, el mando de las luces, que tiene un diseño poco práctico.
En las plazas traseras hay un buen espacio en todos los sentidos y parecen cómodas, aunque no pueden evitar lo típico: que el pasajero de la plaza central se vea perjudicado por la presencia del túnel de transmisión. No obstante, en el XLV no sobresale en exceso. Un buen detalle es la capacidad de variar la inclinación del respaldo en 5 grados, para mayor comodidad de los pasajeros.
Casi el maletero del Rodius
Lo mejor del coche en relación a su habitabilidad y practicidad está en el maletero, el mejor de su clase con 720 litros de capacidad hasta la bandeja cubremaletero, según indica Ssangyong. Estos 720 litros se obtienen con la bandeja del piso en posición inferior. Si se coloca a la altura de la boca de entrada se disfruta de un hueco de 574 litros. Este maletero puede ampliarse hasta los 1.440 litros si se abaten los respaldos de la segunda fila. Esta operación está bien resuelta y puede hacerse en un solo paso desde la parte trasera del coche.
Es un maletero con una buena atención al detalle, con ganchos incorporados, gomas para sujeción de objetos, bandeja con posibilidad de colocarse en varias posiciones y un cubremaletero. Algunos de estos accesorios son opcionales.
En la presentación organizada por Ssangyong en los alrededores de Madrid pude conducir una de las versiones que más se van a vender, la que equipa motor diésel con cambio manual de seis velocidades. Este propulsor es un 4 cilindros turbo, con inyección directa y common rail, con 1.597 cc y 115 CV de potencia, que entrega entre 3.400 y 4.000 r.p.m. Da 300 Nm de par máximo entre 1.500 y 2.500 vueltas y gracias a ello, tiene ofrece una correcta respuesta desde bajas vueltas. Eso sí, no con la progresividad deseada, ya que a partir de 1.500 r.p.m. se percibe el funcionamiento óptimo del turbo más de lo deseado. A pesar de ello, es un motor poco ruidoso y suficientemente potente para mover la escasa tonelada y media que pesa este coche. También gasta poco, al menos sobre el papel: 4,5 l/100km es su consumo medio oficial homologado con el cambio manual. Con el automático registra 5,9 l/100km.
Buen comportamiento
La ruta que hice con el XLV combinó vías rápidas con algunos tramos de carretera de curvas. En ambos escenarios el coche se defiende bien, aunque es evidente que no se trata de un vehículo con un carácter deportivo. Dispone de un modo de ajuste de la dureza de la dirección que ofrece tres programas: confort, normal y sport. La diferencia de sensaciones entre un programa u otro no es demasiado perceptible. Teniendo en cuenta la poca información que transmite esta dirección, acabé conectando el modo sport en todo momento, ya que me pareció el más acertado.
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Con la dirección en modo Sport y circulando en una carretera revirada el XLV diésel convence bastante, se comporta de forma noble y segura. Su carrocería balancea poco, y la potencia y elasticidad del motor cuando rueda por encima de las 1.500 vueltas es suficiente para hacer fácil el enlace entre una curva y otra sin necesidad de trabajar en exceso con el cambio de marchas. Al menos, circulando sólo con conductor y copiloto. Deberemos probar el coche, más adelante, cargado con niños y trastos varios para comprobar si esto sigue siendo así.
El segundo motor disponible, emulando a la gama del Ssangyong Tivoli, es el gasolina de 1,6 litros con 128 CV y 160 Nm de par a 4.600 vueltas. Va unido exclusivamente a un cambio manual de 6 velocidades. El automático, también de 6 marchas, sólo está disponible para la versión diésel.
Entre la versión básica del gasolina y la básica del diésel hay 3.100 euros de diferencia, si bien en el gasolina estamos hablando de un acabado Line y en el diésel de un acabado Premium.
Equipamiento
El acabado Line trae de serie llantas de aleación de 16”, climatizador manual, faros antiniebla, sensores de aparcamiento trasero, retrovisores eléctricos y calefactables, volante multifunción, control de crucero, sistema de audio con 6 altavoces, ordenador de a bordo y luces diurnas y de frenado LED, entre otros.
El acabado Premium añade el climatizador bizona con memoria, el sistema de audio con pantalla táctil de 8”, cámara de visión trasera, tapicería de cuero sintético, rieles en el techo, spoiler trasero, cristales tintados y asiento del conductor regulable en altura.
El acabado tope de gama, el Limited, añade las llantas de 18”, navegador, techo solar, volante y pomo en piel, volante y asientos delanteros calefactables, sensores de luces y lluvia, retrovisores plegables, espejo interior electrocromático y airbag de rodilla, entre otros.
Los PVP son los siguientes:
SSANGYONG XLV D16T Premium 22.000 €
SSANGYONG XLV D16T Premium Aut. 24.000 €
SSANGYONG XLV D16T Limited 24.000 €
SSANGYONG XLV D16T Limited Aut. 26.000 €
SSANGYONG XLV G16 Line 18.900 €
SSANGYONG XLV G16 Premium 20.500 €
A estos precios de tarifa hay que descontar 2.000 euros de promoción en todas las versiones y 2.250 euros en la versión G16 Line, que se posiciona como la más barata, a partir de 16.650 euros con descuentos incluidos.
Ssangyong da 5 años de garantía o 100.000 kilómetros.
Las primeras unidades llegan a partir de hoy a los concesionarios españoles.
Van mejorando