Probamos el "renacido" Suzuki Baleno

¿Para qué buscar un nuevo nombre cuando ya tienes uno en el archivo? Esta parece ser la actual manera de pensar de los señores de Suzuki, aplicada no hace mucho sobre el Vitara (reconvertido de todoterreno a todocamino) y ahora también con el Baleno. Aquel conocido modelo polivalente, cuya producción cesó hace ahora tres lustros, retorna al mundo de los vivos en forma de utilitario del segmento B. Y lo hace con la misión de completar una gama española de composición algo peculiar, dado que ya cuenta con otros dos modelos urbanos (Celerio y Swift), dos crossovers compactos (Vitara y SX4 S-Cross) y un pequeño todoterreno (el veterano y venerable Jimny).

Al igual que el Celerio, el Baleno es fabricado en la India por Maruti Suzuki con destino a más de cien países de todo el mundo, Japón incluido. Después de una primera fase de comercialización en India, donde Suzuki es líder de mercado, el nuevo modelo global de Suzuki llega al Viejo Continente. Aprovechando su “desembarco” en tierras españolas, lo hemos probado para ver qué tal se defiende ante su competencia; que todo sea dicho, es tan numerosa como potente: Opel Corsa, Hyundai i20, Volkswagen Polo, Renault Clio, Skoda Fabia, Ford Fiesta, Mazda2, Seat Ibiza y Kia Rio (por no mencionar a las variantes crossover de muchos de ellos) se ocuparán de ponérselo difícil a este voluntarioso recién llegado.

El Baleno se adapta bien al concepto de utilitario tradicional de cinco puertas: con 4 metros justos de longitud, 1,75 m de ancho y 1,47 m de alto, se sitúa por tamaño entre los más grandes del segmento B. Siguiendo el camino de los grandes fabricantes, este nuevo utilitario de Suzuki hace uso de la plataforma modular desarrollada por la marca nipona para sus automóviles pequeños y compactos.

Su diseño exterior hereda la esencia del presentado en el Salón de Ginebra 2015. Salvo por algunos cambios en las ópticas y los paragolpes, el modelo de producción que pudimos ver pocos meses después en el Salón de Frankfurt respeta ampliamente la idea original. Aunque no puede decirse que posea una estética rompedora, el resultado final luce una apariencia afable y equilibrada, lo que tiene bastante mérito si tenemos en cuenta que este automóvil tiene la dura misión de conquistar al mismo tiempo el gusto de todo el mundo. Literalmente.

El frontal sitúa los faros en una posición muy abierta y quedan unidos por una línea cromada que recorre la parte inferior de la calandra que provoca una mayor sensación de anchura. La vista de perfil apuesta por marcar con claridad los dos volúmenes del vehículo, esquivando (por poco) la moda de inclinar y enrasar el capó con el parabrisas. La cintura alta, el pilar delantero “flotante” y los pasos de rueda bien marcados conceden cierto dinamismo al conjunto, aunque podríamos haber pedido algo más de imaginación a la hora de dibujar la zaga.

Sin lugar a dudas, las mayores virtudes del nuevo Baleno tienen que ver con su habitabilidad. El espacio disponible la fila posterior de asientos es realmente destacable; y en este sentido, es probablemente la mejor del segmento B. Los ocupantes de las dos plazas exteriores disfrutarán de mucha distancia libre hasta el respaldo de cada butaca delantera, y tampoco tendrán problemas de anchura para los hombros. Sí es cierto que la altura al techo no guarda la misma proporción, pero no lo notaremos cerca a menos que nuestra estatura supere el “metro ochentaycinco”. La plaza central no es incómoda, gracias a que los asientos no están marcados entre sí e, irónicamente, a que no existe un reposabrazos central que endurezca el mullido del respaldo cuando está recogido.

El maletero también destaca por su buena capacidad. Sus 320 litros lo sitúan entre lo mejorcito de la categoría, más aún cuando podemos contar con hasta 355 litros si renunciamos al doble fondo llevando la bandeja inferior a su posición más baja. Además dicha bandeja es plegable, con lo que la modularidad del espacio disponible gana enteros. Lástima que la boca de carga no sea muy amplia y quede en una posición demasiado alta.

Pasando al puesto del conductor, las sensaciones son mixtas. Se repite la agradable sensación de amplitud, y es fácil encontrar una postura natural gracias a que el volante es regulable (como opción, eso sí). Pero a cambio, decepciona un poco el confort de los asientos y sobre todo la calidad de los materiales empleados para recubrir el salpicadero y las puertas. Todo son plásticos duros, y si bien el encaje es correcto, su apariencia y tacto no sugieren mucha rubostez. En cualquier caso, el salpicadero luce un diseño agradable, decidido a huir de las líneas rectas que sí encontramos por ejemplo en el Vitara.

El equipamiento del nuevo Baleno es bastante interesante, aunque como suele ocurrir con las marcas orientales, el equipamiento se reparte en niveles cerrados.

La dotación de serie del acabado básico GL incluye seis airbags, aire acondicionado, luces diurnas LED, activación de faros automática, retrovisores eléctricos y calefactados, volante de cuero y radio CD MP3 con manos libres Bluetooth. El nivel intermedio GLE suma a lo anterior las llantas de aleación de 16” con neumáticos 185/55, mientras que el más completo GLX trae consigo un abundante equipamiento añadido: faros antiniebla, manetas de puertas y molduras cromadas, cristales tintados, elevalunas eléctricos traseros, climatizador, asientos delanteros calefactables, ordenador de a bordo con pantalla de 4,2”, pantalla táctil de 7” con navegador, cámara de visión trasera, control de crucero adaptativo, limitador de velocidad e incluso frenada de emergencia automática en caso de colisión inminente. Al final del artículo podéis ver la lista de precios.

Al menos de momento, la gama de motores se limita a ofrecer dos opciones de gasolina. La más sencilla monta un cuatro cilindros atmosférico Dualjet de 1.2 litros y 90 CV de potencia (consumo homologado de 4,2 l/100 km); mientras que si buscamos un mejor rendimiento podemos acceder a otro propulsor más pequeño pero más eficaz: el 1.0 Boosterjet tricilíndrico de 111 CV (4,4 l/100 km). Ambos motores se combinan con una caja de cambios manual de cinco velocidades, siendo el 1.0 el único que puede llevar caja automática, de tipo convertidor de par y con 6 relaciones (4,7 l/100 en este caso).

Curiosamente, Suzuki ofrece una versión híbrida ‘SHVS’ del 1.2 atmosférico, calificada por la marca como “semi-híbrida” por recuperar energía solamente a través de la frenada y por la escasa capacidad de las baterías. Este sistema, no destinado a ganar potencia sino a rebajar levemente los consumos colaborando en las fases de arranque y aceleración (teóricamente 0,2 litros por cada 100 km recorridos), sólo está disponible con el acabado GLX; y al contrario, la versión convencional se reserva para el acabado básico GL.

Esta jornada de presentación dinámica me ha dado la oportunidad de hacer algunos kilómetros con las dos motorizaciones, en ambos casos con cambio manual. En primer lugar probé el 1.2 de 90 CV en su variante híbrida, que como dije antes no se diferencia en prestaciones sino en consumos. Como suele ocurrir con los tetracilíndricos atmosféricos de baja cilindrada, su respuesta es lineal y progresiva; y aunque no decepciona, sí se le nota algo vacío a bajo y medio régimen. Dado que sus 120 Nm de par no llegan hasta las 4.000 rpm, este motor se orienta hacia un uso urbano y poco exigente, premiándonos a cambio con un giro suave y silencioso.

Pese a su menor cilindrada, el motor 1.0 de 111 CV saca partido del turbocompresor para generar una respuesta mucho más aprovechable, entregando su par máximo de 170 Nm desde sólo 2.000 rpm. Este es el propulsor que yo elegiría, desde luego, no sólo por su mayor rendimiento sino porque los consumos son muy cercanos y porque, además, es uno de los tricilíndricos más “finos” que encontraréis en este rango de cilindradas. No es ningún cohete, claro que no; pero además de encajar bien en un coche como éste, se adapta muy bien a la ausencia de una sexta marcha en la caja de cambios manual.

A partir de aquí, todo dependerá de cómo valoremos las virtudes y defectos de este Baleno. Habiéndolo conducido durante apenas unas horas por ciudad, carretera y autopista, me ha parecido todo un descubrimiento como coche rutero para quienes busquen un vehículo sencillo y práctico. Las suspensiones son blandas, la dirección es algo lenta y, en general, no hay razones que nos lleven a planteárnoslo como nuestro próximo utilitario deportivo (a menos que Suzuki decida traer el Baleno S a nuestro país). Pero precisamente ese tacto algo mórbido, que no convencerá a los amantes del motorsport, sí que puede atraer al extenso público que sólo desea desplazarse “de A a B” de la manera más confortable. Y aquí apunto un extra de confort que no aparece en el catálogo del Baleno: en carretera es un automóvil mucho más silencioso de lo que cabría esperar.

El nuevo Suzuki Baleno ya está a la venta en España (con unos precios no especialmente económicos en mi opinión, si bien el 1.0 GLX ofrece una relación coste/equipamiento muy favorable). La marca ha puesto en marcha una campaña de descuento de 2.000 euros, que una vez aplicada deja la tarifa oficial como sigue:

Suzuki Baleno 1.2 GL 12.655 € Suzuki Baleno 1.2 GLX SHVS 15.255 € Suzuki Baleno 1.0 GLE 13.755 € Suzuki Baleno 1.0 GLX 15.555 € Suzuki Baleno 1.0 GLX Aut. 17.055 €