Calidez humana desde la fría electrónica. O algo así.
La marca nipona no ha querido perder su oportunidad de presentar en el CES 2017 otro concept car de orientación futurista, como tan de moda se ha puesto en los últimos tiempos. Pero en esta ocasión, curiosamente, el asunto de las prestaciones, el esquema motriz y la fuente de energía empleada por el vehículo son lo de menos: para Toyota, lo que cuenta es la experiencia a bordo de todos sus ocupantes.
De hecho, el Concept-i que acaba de hacer su debut en Las Vegas fue diseñado desde dentro hacia afuera, comenzando por un habitáculo diáfano, decorado en tonos claros que pretende ofrecer a sus ocupantes un espacio de relax y confort. Puede que las “licencias artísticas” tomadas por los diseñadores del centro CALTY de California nos parezcan un tanto extremas, pero ya sabéis que estos ejercicios suelen parecer sacados de alguna fantasía espacial de Stanley Kubrick.
El Toyota Concept-i pretende destacar por la fuerte presencia de un sistema integrado de inteligencia artificial, que Toyota personifica a través del asistente virtual Yui. De manera similar a como lo hace Siri en los dispositivos Apple, Alexa en los de Amazon y Cortana en el caso de Microsoft, Yui se ocupará de interactuar con los usuarios del vehículo para aprender de sus gustos, costumbres y -según la marca- incluso emociones para ofrecerles en respuesta la mejor experiencia posible, ya sea en cuestiones de entretenimiento como por supuesto a la hora de conducir... siempre que nos apetezca hacerlo, ya que el Concept-i está preparado para la conducción autónoma. Que si no, ni eres un coche del futuro ni eres nada.
Si nos sentimos valientes y decidimos tomar el control del vehículo, el parabrisas se convierte en un head-up display gigante capaz de reflejar las indicaciones de navegación superponiéndolas sobre las imágenes reales. De manera añadida, diferentes señales luminosas, sonoras e incluso táctiles nos advertirán de cualquier peligro que aceche a nuestro alrededor.
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Visto desde fuera, es como si hubiésemos encargado a un dibujante de Pixar el diseño de un crossover que mezcle elementos de una berlina, un monovolumen y un cupé del siglo XXII. Nos guste más o menos el resultado obtenido, sorprende la imaginación que el equipo estadounidense de Toyota ha derrochado en la creación de este Concept-i. Fijaos si no en detalles como el carenado de las ruedas posteriores, las cuatro puertas con apertura de tijera y el original sistema de iluminación, que encajaría perfectamente en un paseo nocturno por Ocean Drive.
Un último aspecto que merece ser mencionado es el de la comunicación del vehículo con las personas a su alrededor. Sobre el capó se indica de manera bien visible si hay un conductor a los mandos o si el coche se guía por sí solo. En los laterales podremos leer un mensaje de bienvenida antes de acceder al interior. Y una importante sección de la zaga se destina a indicar verbalmente nuestra próxima maniobra, además de agradecer al conductor que nos sucede por guardar la distancia de seguridad. Si os fijáis, este concepto evoluciona sobre lo que el año pasado nos mostró en Ginebra el interesante concept car autónomo Nissan IDS.
Por lo demás, como dije al principio, Toyota no ha compartido mucha más información sobre el vehículo; especialmente en el apartado mecánico. Se sobreentiende que el Concept-i es un automóvil eléctrico, pero no se indica con qué disposición motriz ni cuál es su potencia ni tampoco su autonomía. En mismo sentido, tampoco se detalla cuáles son sus capacidades concretas de conducción autónoma; ni mucho menos cómo la IA integrada se ocupará de aportarnos la “calidez cinética” y la relación “humana y significativa” a la que Toyota hizo referencia durante el evento de presentación en el CES. Pero, al fin y al cabo, conceptos automovilísticos como éste se limitan a cumplir con dos objetivos: por un lado, lanzar una declaración de intenciones; y por otro, escuchar la reacción del público. A propósito: ¿cuál es la vuestra?
sin duda alguna...