Toyota Land Cruiser 2.8 D-4D

El Toyota Land Cruiser estrena un nuevo motor, una nueva caja de cambios automática y un nuevo color rojo para la carrocería. Aparentemente no es mucho pero como Toyota nos mandó a Islandia para probar a fondo el coche durante tres días en todo tipo de situaciones off-road, tenemos, al contrario que en otras presentaciones donde el contacto con los nuevos modelos es más limitado, una impresión muy real de lo que puede dar de sí este modelo con la nueva mecánica.

El nuevo motor es un 2.8 D-4D que rinde 177 CV de potencia a sólo 3.400 rpm. Se trata de un nuevo bloque con culata de cuatro válvulas por cilindros, doble árbol de levas en cabeza y turbo de geometría variable más pequeño y reactivo que incorpora un catalizador de urea para eliminar el 99% de las emisiones de óxidos de nitrógeno, ese gas desgraciadamente tan de moda últimamente. El fabricante ha conseguido reducir las fricciones internas y ha modificado el sistema de inyección y la programación de la centralita para aumentar el par motor a bajas revoluciones, algo muy interesante en conducción off-road.

Respecto al motor anterior, la reducción de cilindrada ha comportado una ligera pérdida de potencia pero los ingenieros de la marca han conseguido mejorar el par motor ya que ahora rinde 450 Nm de par entre 1.600 y 2.400 rpm en el caso de la versión con cambio automático y de 420 Nm entre 1.400 y 2.400 rpm con el cambio manual de seis velocidades.

El motor es más ligero que su antecesor (tiene las paredes más finas y una nueva tapa superior de resina) y permite que el Land Cruiser acelere de 0 a 100 km/h. en 12,7 segundos y alcance una velocidad máxima de 175 km/h. El consumo homologado es de 7,4 l/100 km para las versiones de cinco puertas y de 7,2 l/100 km para las de tres. Ese consumo, un 9% inferior al del modelo precedente, ha permitido homologar unas emisiones de CO2 de 194 y 190 gr/km respectivamente para ambas carrocerías de manera que, por primera vez hay un Land Cruiser por debajo de los 200 gramos, lo que se traduce en una reducción del tramo del impuesto de matriculación que cae del 14,75% del anterior modelo al 9,75%.

Este nuevo motor podrá combinarse con una caja de cambios manual, de serie en las versiones base GX y en las VX, o con una caja automática de nueva generación, también de seis velocidades y que estará disponible tanto en los VX como en las versiones tope de gama VXL y Limited, en ambos casos como única alternativa.

Esta es una caja de cambios que Toyota llama inteligente ya que es capaz de decidir, en función de la utilización a que se somete el vehículo, si puede poner sexta como hacen todas las cajas automáticas cuando buscan rebajar el consumo, o debe mantener quinta para proporcionar la respuesta adecuada al tipo de conducción practicado. Asimismo, logra una mayor incidencia del freno motor desconectando el sistema de inyección en las deceleraciones y consigue una respuesta más inmediata en las aceleraciones tanto cuando se están subiendo marchas como después de levantar el pie momentáneamente para tomar una curva.

Esta nueva caja de cambios de seis velocidades se ha adaptado también al motor de gasolina del Land Cruiser, sólo disponible bajo pedido en la carrocería de 5 puertas y el acabado Limited. Esta versión está pensada para mercados como el ruso donde se aprecian las cualidades de los motores de gasolina de potencia elevada (éste es un V6 de cuatro litros de 282 CV) y no parecen muy preocupados por el consumo que en este caso es de 10,6 l/100 km, lo que genera unas emisiones de 248 gr/km de CO2.

El Land Cruiser es un todoterreno de manera que nada tiene que ver con los SUV que han poblado nuestras carreteras en los últimos años. Este Toyota mantiene el chasis separado de largueros y travesaños y dispone de una suspensión independiente a las cuatro ruedas con la posibilidad de montar muelles neumáticos para elevar la altura al suelo de la carrocería. Además, este sistema permite adecuar la dureza de los amortiguadores según tres modos: Normal, Sport y Confort y mantener constante la altura libre al suelo de la parte trasera cuando se carga el coche a tope. Las versiones con muelles metálicos disponen del sistema KDSS que permite desconectar las barras estabilizadoras para ganar recorridos de suspensión.

El Land Cruiser es un 4x4 permanente con un diferencial central de deslizamiento limitado que reparte el par al 50% a cada eje en condiciones de adherencia normales pero que es capaz de enviar hasta el 70% del par a cada uno de los ejes cuando la adherencia de cada uno de ellos así lo aconseje. Para situaciones de off-road extremo con superación de obstáculos, tanto el diferencial central como el trasero son bloqueables mediante dos teclas en la consola central.

La gestión del par se acompaña con un control de tracción que distribuye tanto el par como la fuerza de frenada entre las cuatro ruedas mientras que el modelo dispone asimismo del Multi-Terrain Select System (MTS) que ofrece adaptar el avance del coche al tipo de superficie. Así, puede elegirse entre el modo Barro y Arena, el de Gravilla, el de Roderas, el de Rocas y el de Rocas deslizantes. De este modo, si le explicamos al Land Cruiser el tipo de terreno que pisa, el coche adapta la electrónica de gestión de la transmisión y el motor a ese tipo de terreno para garantizar el mejor avance posible.

Finalmente, el Land Cruiser cuenta con el llamado Crawl Control, un sistema de avance automático que sólo puede ponerse en marcha con la reductora insertada. En este caso, el coche avanza muy despacio por terrenos muy irregulares y se encarga de accionar por si mismo gas y freno, lo que resulta muy útil para negociar subidas y bajadas extremas o avanzar por terrenos rotos como, por ejemplo, un curso de agua. El conductor puede programar la velocidad de avance del Crawl Control mediante un dial giratorio en el centro de la consola que es el mismo que se utiliza para seleccionar el modo de avance del MTS. El conductor puede seguir todo el proceso de uso de esta tecnología off-road y recibir informaciones sobre el avance (ángulo de giro de las ruedas, inclinación lateral y transversal…) en el monitor del sistema de navegación o en la pantalla TFT a color situada en el centro de la instrumentación.

A nivel de diseño, el Land Cruiser no ha cambiado. La única novedad estética es la incorporación de un color rojo rubí que eleva a 10 el número de tonos de carrocería disponibles mientras que en el habitáculo, se estrena una tapicería bitono marrón-negro para las versiones más equipadas.

La gama se estructura en nueve versiones fruto de combinar de la siguiente manera cuatro acabados, dos cajas de cambios y dos carrocerías, la larga de cinco puertas y siete plazas con tercera fila de asientos plegable contra el piso del maletero y la corta de tres puertas y cinco plazas.

Precios: Toyota Land Cruiser GX 3 puertas: 35.300 € Toyota Land Cruiser GX 5 puertas: 38.300 € Toyota Land Cruiser VX 3 puertas: 40.700 € Toyota Land Cruiser VX 5 puertas: 46.800 € Toyota Land Cruiser VX 3 puertas Automático: 43.200 € Toyota Land Cruiser VX 5 puertas Automático: 49.100 € Toyota Land Cruiser VXL 3 puertas Automático: 52.100 € Toyota Land Cruiser VXL 5 puertas Automático: 63.000 € Toyota Land Cruiser Limited 5 puertas Automático: 69.000 €

La versión GX, orientada a flotas y sólo disponible con cambio manual, lleva llantas de chapa de 17 pulgadas, radio con Bluetooth, aire acondicionado y arranque y acceso sin llave. El 5 puertas tiene la tercera fila de asientos opcional (cuesta 2.100 euros).

Los VX, ya con siete plazas en el cinco puertas, llevan climatizador bizona, la pantalla Toyota Touch para el sistema de audio, cámara de retrovisión, llantas de 17 pulgadas de aleación (18” en el 5 puertas), volante de cuero, estribos laterales y el sistema KDSS de barras estabilizadoras desconectables. Opcionalmente pueden montar los packs Kirari (tapicería de piel, asientos con calefacción y navegador) para el 3 puertas y Kirari Plus (lo mismo más faros completos de LED) para el 5 puertas.

Las versiones VXL, sólo con cambio automático, añaden tapicería de piel, sensores de luz y lluvia, techo practicable y cámaras de visión de 360 grados. Además, los 3 puertas cuentan con llantas de 18 pulgadas y un equipo de audio mejorado y los cinco puertas llevan ese mismo equipo de sonido, asientos traseros con calefacción, climatizador de tres zonas, faros de LED, detector de ángulo muerto y tanto el MTS como el Crawl Control. Y ésta es, con perdón de Toyota, una mala decisión, ya que para contar con estos elementos muy útiles en off-road, hay que pagar un mínimo de 63.000 euros que es mucho dinero para el que quiere este coche para hacer todoterreno. No hubiera estado de más que esta tecnología estuviera también disponible en los VX automáticos.

Finalmente, el Limited lleva asientos eléctricos con memoria, control de crucero activo, sistema de detección de posibles colisiones, la mencionada tapicería bitono, la suspensión neumática, una nevera en el apoyabrazos y un sistema de entretenimiento trasero. Lástima, una vez más, que la suspensión neumática no está más “democratizada”.

Bueno. Una vez visto todo lo que hay que ver del Land Cruiser, vamos a ponerlo en marcha. Y no en cualquier parte. Que va. Nada menos que en Islandia. Teníamos por delante tres días de conducción off-road por los más variados terreno.

Empezamos en asfalto. A 90 por hora en carretera bajo la lluvia en terreno más o menos plano, con rotondas, una pequeña porción de autopista y algunos sube-baja rodeando algunos de los millares de volcanes islandeses, el coche va como antes, es decir, bien pero sin excesos. Hay que tener en cuenta que es un todoterreno y, por lo tanto, no tiene la agilidad de un SUV en asfalto aunque sí su confort. Nuestra unidad con suspensión neumática –no era un Limited pero la llevaba ya que hay mercados con otras especificaciones- ofrecía un confort muy bueno en el modo normal de manera que no hay que recurrir al modo confort que me parece más adecuado sólo para autopista o, como veremos después, en según que pistas. El consumo en estas condiciones con tres personas y equipaje, lo estabilizamos en 9,1 litros. Todo correcto.

Sobre el motor os diré que apenas se nota la diferencia con el anterior. Como la potencia máxima no se alcanza nunca en asfalto, lo interesante es que haya mucho par y este motor lo tiene. Reacciona bien al acelerador y recupera de manera convincente. Eso sí, se acaba muy rápido ya que a las 3.800 vueltas ya pide la marcha superior.

Lo que más me gustó fue el cambio, muy superior al anterior. Además de más rápido, tanto cambiando por si mismo como usando la palanca en modo secuencial –no lleva levas al volante- el cambio es más efectivo, se adapta realmente al tipo de conducción, retiene mucho más que antes y tienes la sensación de que siempre está en la marcha correcta, algo que antes, con el cambio anterior de cinco marchas, no era nunca así. Ahora, las correcciones de marcha son mínimas y las brusquedades, sobre todo en aceleración, se han reducido muchísimos. El cambio es, en definitiva, más efectivo y eso redunda en una conducción más tranquila y segura.

Cuando abandonamos el asfalto –en Islandia es muy fácil- nos tiramos al río. Literalmente. Avanzamos por el curso de uno de los innumerables ríos islandeses para probar el Crawl Control. El sistema funciona como se espera de él y es parecido, por ejemplo, al modo Rocas de los Land Rover Discovery y Range. El coche avanza a la velocidad programada y uno sólo debe ocuparse de girar el volante. En ese ejercicio en concreto, con grandes piedras en el lecho, el avance fue deliberadamente lento –recuerdo que puede programarse la velocidad- pero muy efectivo, con el gas justo en cada momento y aplicando el freno para evitar caídas que pudieran dañar los bajos. La verdad es que es un sistema que otras veces que lo use en los Land Cruiser me pareció menos refinado y que en este caso me sorprendió por su efectividad. Lástima, insisto, que sólo lo monte una versión que cuesta 63.000 euros.

La explicación a este mayor refinamiento del Crawl Control hay que adjudicársela a la caja de cambios automática de nuevo cuño, más suave y precisa en este tipo de maniobras que la anterior de cinco velocidades.

Luego alternamos diferentes tipos de terreno, desde pistas pedregosas donde los neumáticos mixtos de las unidades de pruebas se comportaron estupendamente, hasta zonas con algo de nieve y hielo o muy mojadas –en Islandia el tiempo cambia cada cinco minutos, normalmente de malo a peor- donde el bloqueo de diferencial era una ayuda notable. Con el control de tracción conectado y el diferencial bloqueado, el Land Cruiser tiene una tendencia notable a subvirar, especialmente en zonas más ratoneras y con curvas enlazadas. Lo solucioné desconectando el control de tracción, lo que permite colocar mejor el coche sin que los frenos intervengan por su cuenta y provoquen ese subviraje comentado.

En las zonas de franqueo, no muy complicadas, el coche demostró que conserva, como siempre, buenos ángulos y generosos recorridos de suspensión, incluso sin recurrir a la desconexión de las estabilizadores que debe reservarse para cruces de puentes realmente extremos. En zonas lentas, incluso resbaladizas, el avance del Land Cruiser es impecable, con una enorme sensación de seguridad e, insisto, sin la “violencia de movimientos” que le recordaba de otras veces.

En pista, la opción de la suspensión neumática en modo confort es realmente interesante. Si el terreno está muy bacheado o rizado, la suspensión más blanda elimina los baches sin rebotar. Recuerdo Land Cruiser anteriores en que después de un salto, ibas rebotando durante 200 metros. Nada de eso sucede ya y la suspensión absorbe y estabiliza el coche casi sin inmutarse.

También circulamos por algo parecido a la arena –lava en polvo, en este caso- muy mojada y con roderas. Tampoco aquí hubo problemas aunque creo que un buen SUV 4x4 también hubiera pasado por esas zonas en concreto. Otra cosa son los vadeos, algunos bastante exigentes, que el Land Cruiser supera sin problemas. Las cámaras de 360 grados ayudan a hacerse una idea de la altura que alcanza el agua y son muy útiles también en maniobras de franqueo o cruces de puentes para ver donde tenemos apoyadas las ruedas y los posibles obstáculos a ambos lados del coche.

Tras tres días de off-road del bueno en Islandia, desde la costa del sur hasta los glaciares, con más de 400 kilómetros en pista acumulados, lo mejor que puede decirse del Land Cruiser es que sigue siendo el mismo de siempre. Se ha mejorado el motor, de manera que ahora gasta menos sin perder prestaciones, se ha mejorado la caja de cambios, de manera que ahora es más eficaz y, por ende, más agradable de conducir, y se ha mejorado la suavidad de funcionamiento de todo el sistema de transmisión y de avance en off-road –la caja es la responsable de ello- sin que haya perdido un ápice de sus aptitudes off-road que siguen siendo de las mejores que podemos encontrar en un coche de este tipo. Y ahora, además, por fin, puede volver a encargarse en rojo.