En una exposición anexa al salón de Tokio denominada Expo Future, Toyota ha presentado el concept car LQ, equipado con un agente de inteligencia artificial llamado Yui, que proporciona una experiencia de movilidad personalizada en función del estado emocional y de alerta del conductor. La marca adelanta así algunas de las aplicaciones de la inteligencia artificial al mundo del automóvil y, al mismo tiempo, confirma que sus sistemas de propulsión 100% eléctricos están ya listos para llegar a la serie, ya sea en un coche compacto de uso eminentemente urbano como este o en un modelo de mayores prestaciones como el Lexus LF-30 (más información de este modelo en este enlace).
La marca no ha comunicado más que las dimensiones de este coche, que son de 4,53 metros de largo por 1,84 de ancho y 1,48 de alto. La batalla es de 2,7 metros exactos y el peso de 1680 kilos. La habitabilidad es para cuatro ocupantes y la propulsión es eléctrica con una autonomía teórica de 300 kilómetros. El coche es plenamente operativo tal como comprobamos en Tokio y está previsto que, a mediados del año 2020, se pueda emprezar a probar en Japón en el tráfico urbano. Este coche es una evolución del Toyota i-Concept presentado en 2017 (más información de este concept car en este enlace).
El sistema de inteligencia artificial Yui interactúa con el conductor mediante comunicaciones de voz, funciones en el asiento pensadas para aumentar el nivel de alerta o reducir el de estrés, iluminación interior, aire acondicionado, olores y otras interacciones hombre-máquina. El sistema Yui selecciona música en función del entorno y ofrece información en tiempo real sobre temas de interés para el conductor. Este sistema funciona con tecnología 5G.
El coche es un modelo compacto, eléctrico, que puede realizar una conducción autónoma de nivel 4, es decir, que el conductor puede despreocuparse totalmente de la tarea de conducir o retomarla si le apetece (el nivel 5 es cuando el vehículo nunca puede ser conducido por una persona). Tiene una función de conducción automatizada que le permite circular incluso en ciudad sin intervención del conductor y un sistema de aparcamiento remoto.
Este último, desarrollado conjuntamente con Panasonic elimina la necesidad de buscar aparcamiento ya que permite dejar a los ocupantes en su destino y luego el coche se encamina hacia una plaza de aparcamiento previamente asignada y reservada en los alrededores. Con ello se facilita la movilidad a personas con limitaciones como ancianos, personas con discapacidad física, mujeres embarazadas, usuarios con niños pequeños... El coche es capaz de aparcar además en un hueco apenas 20 cm más grande que el propio vehículo.
El Toyota LQ dispone asimismo de otro sistema desarrollado con Panasonic, un visor con realidad aumentada que amplía la zona de visualización, lo que permite una conducción más segura al limitar el movimiento de la vista del conductor. La información que se recibe durante la conducción, como las alertas de cambio de carril, las señales de tráfico y las indicaciones de la ruta, se muestran de forma tridimensional en el parabrisas por encima del campo de visión. El sistema ayuda a que el conductor mantenga la vista en la carretera gracias a una gran pantalla (equivalente a 230 pulgadas) con una profundidad de 7 a 41 metros por delante del vehículo.
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Los asientos del LQ integran cámaras de aire hinchables con un sistema de aire acondicionado que ayuda al conductor a mantenerse despierto o relajado en función de la situación de conducción. Cuando el sistema detecta que el conductor está cansado, hincha la cámara de aire del respaldo del asiento para mantenerlo en una postura erguida y dirige hacia allí aire fresco para eliminar la somnolencia. Cuando las condiciones permiten que el conductor se relaje, como, por ejemplo, en modo autónomo, la cámara de aire del respaldo del asiento se hincha y se contrae gradualmente para promover la respiración abdominal.
El techo y las alfombrillas del LQ se han transformado en una plataforma de comunicaciones para compartir información entre el vehículo y los pasajeros. La iluminación integrada adquiere distintos colores para indicar el modo de conducción automatizada o manual y se enciende en diferentes zonas del suelo para indicar a qué pasajero se dirige el agente Yui. El LQ también puede comunicar información como las condiciones del pavimento de la vía a las personas dentro y fuera del vehículo, mediante el Dispositivo Digital de Microespejos instalado en los faros frontales. El sistema puede activar un millón de pequeños espejos integrados para proyectar figuras complejas en la vía delante del vehículo. Además, puede guiñar un ojo a un peatón para confirmarle que le ha visto y que puede pasar, por ejemplo, en un paso de cebra.
La instrumentación y todos los indicadores del LQ son de tipo OLED. El diseño del cuadro de instrumentos envuelve al conductor, sin afectar para nada a la visibilidad. El coche tiene una silueta futurista, proyectada hacia delante, que sitúa al sistema Yui en el centro del cuadro de instrumentos. El interior minimalista tiene las rejillas de aire acondicionado ocultas detrás de unos registros invisibles. La consola central, desarrollada mediante impresión 3D tiene menos estructuras de soporte visibles. Las puertas cuentan con un cristal que permite ver la calzada desde el interior. El carenado de las ruedas traseras mejora la aerodinámica del vehículo.
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