¿A la tercera va la vencida?
Hace mucho, mucho tiempo, en una Galaxia muy lejana Henrik Fisker fue diseñador de BMW donde dio forma al prototipo Z07 Concept que a la postre se convertiría en el escultural Z8. Aston Martin lo fichó y de su lápiz salieron dos obras maestras como los V8 Vantage y DB9.
El danés optó por establecerse por su cuenta como carrocero independiente y en 2005 creó Fisker Coachbuild con sede en Irvine (California). El objetivo de Fisker era crear automóviles de prestigio tomando como base modelos consolidados del mercado a los que se los vestía con una carrocería y un habitáculo nuevos. Vamos, al más puro estilo de lo que hiceron los grandes carroceros en Europa entre los años 30 y 50.
El Tramonto estaba basado en un Mercedes-Benz SL, ya fuera el 55 AMG o 600. En 2006 tuve la oportunidad de probar un Tramonto con base SL55 AMG. Los materiales con los que estaba confeccionado el habitáculo eran de primer nivel.
En una entrevista Fisker me contó que para él lo más importante de un automóvil era el interior. Los conductores pasan prácticamenet todo el tiempo al volante de su coche y él estaba convencido que los acabados tenían que ser con materiales nobles y de extrema calidad. En lo que a estética del exterior se refiere no me convenció tanto. El diseño creado por Fisker llevaba al traste la atractiva silueta del SL (R230). Se calcula que se fabricaron alrededor de 15 unidades.
La otra creación de Fisker Coachbuild fue el Latigo CS, un cupé que tomaba como base al BMW Serie 6 (E63). Según la información que facilitó la marca americana, sólo se llegaron a ensamblar dos unidades.
Su segunda aventura como "independiente" dentro de la industria del automóvil nació con Fisker Automotive en 2007. De la mano de la firma Quantum Technologies dio forma a una berlina deportiva animada por un sistema de propulsión híbrido enchufable.
En 2012 cesó la producción del Karma tras haber fabricado 2.000 unidades en 3 años. La compañía quebró en 2013 tras no cumplir con sus expectativas comerciales así como por problemas con las baterías del sistema híbrido.
Henrik Fisker ha regresado al Salón de Detroit junto a Bob Lutz y Gilbert Villarreal para presentar VLF Automotive. De ahí el nombre de la compañía VLF por los apellidos de sus fundadores: Villarreal, Lutz y Fisker. De hecho desde el 2013 existía ya la empresa VL Automotive todavía sin Henrik Fisker pero sí con los otros dos socios.
La marca VLF nace con dos modelos: la berlina Destino V8 y el cupé Force 1 V10. El primero es un Fisker Karma con motor V8 de origen General Motors y el segundo un Dodge Viper recarrozado.
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El motor V8 escogido para animar al remozado Fisker Karma, ahora VLF Destino V8, es el LS9, ni más ni menos que el V8 de 6,2 litros sobrealimentado por compresor volumétrico que animó al último Chevrolet Corvette ZR1.
La parte frontal del Destino V8 puede recordar en gran medida a la del Jaguar F-Type, tanto el diseño de los faros como la entrada de aire principal del parachoques parecen inspirados en el deportivo biplaza británico.
Según los responsables de la marca el Destino V8 con 638 CV es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y alcanzar una punta de 321 km/h. En Detroit comunicaron que el precio de este sedán es de 229.000 dólares.
Al igual que en su día hizo Fisker Coachbuild con los Tramonto y Latico CS, el VLF Automotive Force 1 V10 toma como base un modelo de gran producción recarrozado con una carrocería de fibra de carbono.
El Dodge Viper es la base del Force 1 V10 cuyo motor V10 de 8,4 litros rinde 745 CV. Las especificaciones anunciadas por VLF Automotive quitan el hipo con un 0 a 100 km/h en 3 segundos y una velocidad máxima de 350 km/h.
La previsión inicial de la firma estadounidense es dar lugar a una serie limitada a 50 unidades del Force 1 V10. El precio se fija en 268.500 dólares, el triple de lo que Dodge factura por un Viper SRT Coupe a día de hoy en Estados Unidos.
Viendo el proyecto que acaban de lanzar y teniendo en mente los pasos anteriores de Henrik Fisker dentro de la industria del automóvil como actor independiente parece claro el futuro que puede esperar a VLF Automotive. Sería bueno que la experiencia de Bob Lutz y Gilbert Villarreal ayudasen a llevar a buen puerto la nave.
No lo vale, la competencia se lo come.