Hemos viajado hasta Wolfsburgo para asistir a la presentación internacional del nuevo Volkswagen Golf, que acaba de ser desvelado ante nosotros. Con siete generaciones a sus espaldas y 35 millones de unidades vendidas, el compacto al que tantos llaman “la referencia” se renueva por completo aunque las primeras imágenes pudiesen hacer pensar lo contrario.
Volkswagen no ha querido arriesgar lo más mínimo con el diseño exterior del Golf, lo que hasta cierto punto es comprensible considerando que ha sido un éxito de ventas año tras año. Me hubiese hecho ilusión encontrarme con un Golf de estética más arriesgada, pero ya sabéis lo que se dice: “si funciona, no lo cambies”...
Visto de frente, el Golf de octava generación os resultará muy familiar. Aquí, el principal cambio está en las ópticas, alargadas y aplanadas en su parte superior y más elaboradas en la inferior, con iluminación LED de serie. Sus nuevos grupos ópticos y la banda horizontal que los une, más fina que antes, provocan que el frontal parezca más ancho y bajo que nunca. El paragolpes tiene apariencia robusta y recuerda un tanto (salvando las distancias) al del nuevo Porsche 911, con una gran superficie rectangular en la que se concentran las tomas de aire, tachadas por tres lamas horizontales que lo recorren de extremo a extremo.
Si ponemos de perfil este Golf junto al anterior nos costará encontrar las diferencias. Su silueta es casi idéntica, si bien el nuevo modelo destaca por una línea de expresión más tensa que se inicia en la puerta delantera y desemboca en la óptica posterior. Los pasos de rueda quedan más marcados y el pilar C tan característico del Golf sólo cambia para dar mayor caída a la ventanilla y mayor inclinación a la luneta trasera.
Hablando de la trasera: aquí tampoco hay grandes cambios. Sí son distintas las ópticas, al estilo de las del T-Roc; y como en aquel SUV, el nombre del modelo se sitúa bajo el logotipo. A propósito: los que tengáis vista de lince os habréis dado cuenta de que se trata del nuevo logo de Volkswagen, estrenado en el Salón de Frankfurt con el eléctrico ID.3. Por lo demás, el paragolpes se integra muy bien con el resto de la carrocería pero tampoco es tan distinto al anterior; y vuelve a lucir unas molduras que bien podrían haber sido salidas de escape.
El Golf recurre nuevamente a la plataforma modular MQB que estrenase en 2012 y que ha contribuido desde entonces a reducir complejidad de desarrollo -y también a reducir costes- a lo largo y ancho del Grupo Volkswagen. La mala noticia es que debemos decir adiós a las versiones de tres puertas, de modo que el Golf se suma a la lista de compactos que son de cinco puertas sí o sí.
Respecto de la séptima generación, el nuevo modelo es 2,5 cm más largo (mide 4,28 m), conserva la misma anchura (1,79 m), es 3,5 cm más bajo (1,46 m) y prolonga su batalla en 1,5 cm (2,64 m). Plataforma y carrocería colaboran para rebajar hasta 0,275 el coeficiente aerodinámico.
Por dentro sí que ha cambiado
Si el Golf apenas varía por fuera, el puesto de conducción es, en cambio, bien distinto: ahora luce un diseño más moderno, limpio y organizado. La principal novedad no es el volante, ya estrenado por el Passat con su restyling; lo que de verdad cambia es el apartado del infoentretenimiento, que trae un sistema operativo de nueva generación.
La instrumentación digital con pantalla de 10,25 pulgadas viene de serie, y se une de manera elegante con la pantalla táctil central, de tipo tablet, disponible en medidas de 8,25” ó 10”. Se sitúa donde toca, en lo más alto del salpicadero y por encima de las salidas de aireación. Por desgracia no hay mandos físicos para modificar la temperatura y sólo se ofrece un botón para acceder al menú del climatizador; así sucede al menos con el visor de 10”, que es el único que hemos visto hasta ahora. También es la primera vez que el Golf ofrece como opción el head-up display.
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Me ha llamado la atención el pequeñísimo mando del cambio para las versiones automáticas, parecido al del Porsche 911 aunque en este caso no recuerda tanto a una afeitadora, como entonces apuntó Gerard Farré. En cualquier caso, está hecho para manejarlo con un solo dedo.
La marca no ha facilitado imágenes de las plazas traseras, pero después de sentarnos en ellas hemos comprobado que su habitabilidad apenas varía. Nuestros pasajeros dispondrán del habitual reposabrazos y de unas salidas de aire en el extremo de la consola central que, como opción, pueden contar con selector digital de temperatura.
Tampoco hay fotografías del maletero pero sí sabemos que su capacidad se mantiene en 380 litros. El Golf sigue contando con respaldos divididos en dos secciones (40:60) y una trampilla central para pasar unos esquíes o unos palos de golf.
Versiones para todos los gustos
La familia de motores, todos turboalimentados, será tan amplia como de costumbre y promete un mayor grado de eficiencia. La gama de gasolina se abre con los 1.0 TSI de tres cilindros con 110 CV de potencia; además de los 1.5 de cuatro cilindros, disponibles con 130 CV y 150 CV. Más adelante llegarán mecánicas de gasolina de 2 litros de cilindrada, así como una variante de gas natural con motor 1.5 TGI. En diésel tenemos dos opciones sobre el bloque 2.0 TDI, con 115 y 150 CV; esta última podrá combinarse con el sistema 4Motion de tracción total.
Por primera vez, el Golf ofrecerá versiones híbridas ligeras de gasolina con tecnología de 48V. Podremos optar a un Golf eTSI de 110 CV, 130 CV y 150 CV, siempre con cambio automático DSG. El Golf híbrido enchufable, ahora llamado eHybrid, se desdobla en dos versiones: una de 204 CV y la prestacional GTE de 245 CV. Ambas llevan un motor de gasolina 1.4 TSI, el correspondiente motor eléctrico y una batería de iones de litio ampliada a 13 kWh de capacidad. Nada se ha dicho sobre una futura opción eléctrica; pero al fin y al cabo se supone que ese campo está cubierto con el ID.3. Sí se anuncia que a lo largo de 2020 llegarán las versiones deportivas GTI, GTI TCR, GTD y Golf R.
El equipamiento de seguridad activa es tan completo como se espera de un coche de este calibre, e incluye la tecnología Car2X de comunicación con otros vehículos y un sistema de conducción semi-autónoma con control de crucero adaptativo y dirección activa. Además, todas las luces exteriores son LED de serie, y las delanteras pueden equipar iluminación matricial. También son de serie la apertura y arranque sin llave, el cuadro de instrumentos digital y la pantalla táctil central; y entre los numerosos extras podemos pedir bandeja de carga inalámbrica, head-up display, climatizador de tres zonas y sonido de alta fidelidad Harman/Kardon.
El Volkswagen Golf de octava generación saldrá a la venta en España el próximo mes de diciembre, con precios no anunciados todavía. Las primeras entregas están previstas para febrero de 2020.
Yo no sé vosotros pero por fuera, parece un Toyota Auris con una pizca de Volkswagen. Ese frontal de boca de ballena, y esa trasera que parece que ha hecho gluteos en un gimnasio le dan un aspecto que se me escapa de la linea de Golf que tanto me ha gustado a lo largo de los años.