Importante es serlo, pero también parecerlo
Para Volvo, la idea de preparar a una berlina familiar para “salir al campo” no es precisamente nueva. De hecho, ha llovido bastante desde que la firma sueca hiciese debutar dieciocho años atrás al primer V70 XC, modelo que derivó hacia . La receta empleada se demostró tan sencilla como efectiva, y eso que apenas precisaba el empleo de tres ingredientes: carrocería elevada, protecciones para los pasos de rueda y los bajos del vehículo, y un esquema motriz con tracción a las cuatro ruedas.
Por supuesto, el concepto de vehículo de carretera adaptado para usarlo fuera del asfalto llevaba muchos años inventado, con mayor o menor atino en su ejecución. Aunque puede decirse que fue Subaru, con el Legacy Outback original, la que trajo a Europa hace dos décadas la primera berlina .
Dicho concepto de automóvil se hizo tan popular que sirvió como fuente de inspiración, primero con el allroad (basado sobre el A6) y más tarde en un formato más compacto representado por el A4 allroad. También muchas marcas generalistas se han atrevido a lanzar estos modelos adaptados a un uso más intensivo; aquí tenemos como ejemplos a los Peugeot 508 RXH, Opel Insignia Country Tourer, Citroën C5 Crosstourer, Skoda Scout, Volkswagen Passat Alltrack y Seat León X-Perience.
Curiosamente, con el tiempo se ha demostrado que aquella receta no tiene por qué incluir todos los ingredientes básicos. Por continuar con el símil culinario, podría decirse que muchos clientes se sienten seducidos por el simple aroma a naturaleza; y así, basta con que el coche presente una apariencia robusta y algo más elevada para salirse con la suya, ahorrándose incluso el coste de incorporar un sistema tracción integral. Este es el caso del Volvo V40 Cross Country, la bonita variante pseudo-off-road del modelo compacto, que reserva la inscripción ‘AWD’ para sus potentes motores de gasolina.
La compañía escandinava cerró en el pasado Salón de Los Ángeles el espacio que quedaba libre entre el propio V40 Cross Country y el XC70 con el lanzamiento del V60 Cross Country. Tomando como punto de partida la berlina familiar, este derivado inició su recorrido comercial en Estados Unidos y Canadá para llegar ahora a nuestro país, debidamente adaptado a la normativa europea. El V60 Cross Country que ya hemos podido conducir viene acompañado de la , un modelo conceptualmente más arriesgado que podremos probar más adelante cuando la marca disponga de las primeras unidades de prensa.
Vestido para el fin de semana
Modificaciones aparte, esta variante se encarga de preservar los rasgos fundamenteales del V60, como son su apariencia atemporal, su buena calidad de acabados y sus relativas limitaciones de espacio en las plazas traseras y el maletero. Pero en cualquier caso, como véis en las fotografías resulta fácil distinguirlo.
El V60 Cross Country eleva su carrocería nada menos que en 6,5 cm respecto del V60.
El V60 Cross Country eleva su carrocería nada menos que en 6,5 cm respecto del modelo estándar, reforzando su estética (literalmente) con generosas protecciones para los bajos, los pasos de rueda y los largueros laterales. Otros detalles estéticos son el diseño de nido de abeja para la parrilla, el lacado en negro de las carcasas de los retrovisores y la integración de las colas de escape en el paragolpes, flanqueando el logotipo que identifica a este modelo. Se limita a 18” y 19” el diámetro de las llantas disponibles para conceder cierto perfil a sus neumáticos de dibujo convencional.
Pasando al habitáculo, prácticamente calcado del V60 y con su mismo nivel de terminación, nos encontramos con unos asientos delanteros de corte deportivo y una banqueta trasera dividida en secciones 40:20:40. El maletero sigue ofreciendo una capacidad de 430 litros, que son pocos para un coche de este tamaño aunque al menos contamos con un doble fondo que ofrece algo de espacio extra.
Hasta aquí todo muy claro, pero la cosa se complica cuando toca hablar de motores y transmisiones. La gama diésel se inicia con el modelo D3, que monta un propulsor 2.0 de 150 CV (perteneciente a la nueva familia familia Drive-E de motores modulares fabricados por la propia compañía), disponible únicamente con caja de cambios manual. El modelo D4 llega con tracción delantera o a las cuatro ruedas; y mientras que en el primer caso el motor es un Drive-E 2.0 de 4 cilindros y 190 CV, en el segundo es el clásico 2.4 litros de 5 cilindros e idéntica potencia máxima.
Sucede algo parecido con los de gasolina. El único modelo a la venta es el T5, que cuenta con un motor 2.0 de 4 cilindros y 245 CV para la variante de tracción delantera (de momento no a la venta en España) y un 2.5 de 5 cilindros y 254 CV para el AWD. Para completar el puzzle, las versiones diésel permiten elegir entre caja manual o automática, que es de serie en los de gasolina; y mientras que los motores Drive-E ya equipan la nueva caja automática de 8 velocidades, los demás van acompañados de la antigua de 6 relaciones.
Por lo demás el coche incorpora el mismo equipamiento que puede ofrecer V60 estándar. La seguridad siempre ha sido prioritaria para Volvo, por lo que no faltan elementos (bueno: algunos son opcionales) como el control de descenso de pendientes, luces largas permanentes adaptativas, detección de peatones y ciclistas, City Safety (aviso y frenada automática en riesgo de colisión), luz de iluminación en curva, reconocimiento de señales de tráfico y asistente de permanencia y cambio de carril.
También están presentes otros elementos conocidos como el cuadro de instrumentos digital, el sistema de infoentretenimiento Sensus Connect con acceso a internet, y la aplicación móvil Volvo On Call que permite conectarse al vehículo de manera remota desde el smartphones iOS y Android -y próximamente también desde Windows Phone y relojes Apple Watch y Android Wear.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Dos variantes diésel, a cual más rutera
Durante el evento de presentación a la prensa, que discurrió por el envidiable entorno de las provincias de Málaga y Cádiz, tuve ocasión de conducir dos unidades distintas del Volvo V60 Cross Country, ambas con motores diésel: D3 2.0 Drive-E de 150 CV con tracción delantera, y D4 2.5 de 190 CV con tracción total. Aunque el kilometraje recorrido fue suficiente para extraer algunas conclusiones preliminares, poco puedo decir sobre el comportamiento de estos coches sobre tierra o en condiciones de escasa adherencia, ya que todos los tramos se desarrollaron por carretera y autopista bajo un sol de justicia.
Sí me ha quedado claro que, a pesar de su apariencia externa, el V60 Cross Country es –alerta: cliché- “un coche de uso eminentemente asfáltico”. Cierto es que el razonable perfil de los neumáticos y la distancia libre al suelo de 20,1 cm pueden ayudarnos a circular con soltura por pistas sencillas, pero sus ángulos característicos no invitan a lanzarse a la aventura. Además el tarado de las suspensiones es bastante firme, con muelles duros y un rebote algo rápido. Con todo ello, rodando en carretera no hay grandes diferencias sobre el V60, más allá de su centro de gravedad algo más elevado y la consecuente -pero muy leve- tendencia al balanceo.
Las versiones más potentes no son siempre las más aconsejables; y de hecho, después de haber probado en primer lugar la menos costosa D3, es precisamente ésta la que más me ha gustado. Sus 150 CV son más que suficientes para mover el coche a plena carga, más todavía contando con 350 Nm de par. El motor se siente lleno a casi cualquier régimen; y además la caja automática de 8 velocidades se encarga de llevarlo dentro del rango en el que puede entregarnos su mejor rendimiento.
Esta caja de cambios resulta especialmente agradable por su rapidez de respuesta y suavidad, aunque el elevado número de relaciones hace casi inútil recurrir al modo semiautomático, ya sea a través de la palanca o de las levas tras el volante que forman parte del equipamiento opcional. Como punto negativo -extensible a otros fabricantes, la verdad sea dicha- el modo D tiende a rebajar demasiado el régimen de revoluciones cuando mantenemos la velocidad en llano, dando entrada a un poco de ruido y vibraciones. Sea como fuere, el coche está muy bien insonorizado y presenta una elevada calidad de rodadura.
Durante la segunda jornada de pruebas pude conducir el D4 de 190 CV con tracción integral, y por tanto con el motor 2.4 de 5 cilindros y caja automática de 6 relaciones. Ninguno de los diésel destacan por su silencio, pero éste me ha parecido un poco más sonoro que los nuevos Drive-E de 2 litros. En cuanto a su potencia, los 40 CV extra sobre el D3 se notan, pero no parecen tantos; entiendo que esto se debe al incremento del peso total del vehículo, por el mayor tamaño del propulsor y por tratarse de una versión 4WD. Como dije al principio, no pudimos dar mucho trabajo al sistema de tracción integral, aunque al ser básicamente el mismo del V60 convencional tampoco albergo dudas sobre su buen funcionamiento.
Otro motivo por el que este D4 AWD no ofrece una elevada sensación de dinamismo
El D4 es el ganador según las cifras, pero el D3 lo es por sensaciones.
tiene que ver con la caja de cambios de 6 relaciones, de tipo convertidor de par, que muestra una cierta impresión de resbalamiento en aceleraciones fuertes y maniobras de adelantamiento. Además la sexta marcha es tirando a corta y, al contrario que en la caja de 8 velocidades, podría circular en un régimen algo más bajo; a cambio, eso sí, garantiza una buena capacidad de recuperación sin tener que reducir, gracias también a sus 420 Nm de par.
Como véis, el D4 es el ganador si nos atenemos a la frialdad de las cifras, pero ha sido el D3 el que me ha convencido por sensaciones. Y también por consumos; ya que, a falta de tomar medidas más fiables, a lo largo de la presentación el D4 de 190 CV promedió un par de litros más que el D3 de 150 (que marcó 6.5 l/100 km). Lógico, si tenemos en cuenta su mayor cilindrada y potencia, a lo que hay que sumar el sistema 4x4.
Ya a la venta desde 35.950 euros
El Volvo V60 Cross Country ya está a la venta en nuestro país, con tres niveles de acabado: Kinetic, Momentum y Summum. Los precios para el nuevo familiar de la marca escandinava quedan como sigue:
Volvo V60 Cross Country D3 150 CV 35.950 € Volvo V60 Cross Country D3 150 CV auto. 38.370 € Volvo V60 Cross Country D4 190 CV 38.650 € Volvo V60 Cross Country D4 190 CV auto 41.070 € Volvo V60 Cross Country D4 AWD 190 CV auto. 43.570 € Volvo V60 Cross Country T5 AWD 254 CV auto. 49.034 €
Y las suspensiones?