Pocas semanas después de su presentación oficial en el Salón de Ginebra, ya hemos conducido el nuevo Volvo V60. La segunda generación de este automóvil familiar de tamaño medio sale a la venta en España con los motores diésel D3 y D4 junto con el T6 de gasolina. Más adelante llegarán las versiones híbridas enchufables T6 y T8, además del gasolina T5. Los precios de tarifa parten desde 39.683 euros.
Aunque el gusto español ha estado tradicionalmente de parte de los sedanes, después los monovolumen y ahora de los SUV, los mercados del centro y norte de Europa siempre se han mostrado muy favorables a las berlinas familiares. En el caso de Volvo, resulta fácil asociar a la marca sueca con aquellos “break” de aspecto cuadradote como fueron los 850 Estate y V70. Tanto es así, que este tipo de carrocería continúa siendo el núcleo de su oferta en el Viejo Continente, donde el primer V60 (sucesor de los modelos citados) y el nuevo V90 han sido clave para Volvo durante los últimos años. Pero mientras el V90 lleva apenas un par de años a la venta, su hermano menor, el V60 se remonta hasta 2010, con un restyling de media vida en 2014. Desde luego ya le tocaba una renovación, momento que finalmente se produjo en el Salón de Ginebra 2018.
Parecido al los demás Volvo, elegante como todos ellos
Lo primero que llama la atención del nuevo V60 es cuánto recuerda al V90; tanto, que casi parece un modelo a escala y cuesta distinguirlo desde cierta distancia. Queda claro que firma escandinava sigue el camino de otros fabricantes premium, más interesados en crear una imagen de marca que en lanzar modelos con identidad propia. De lo que cabe poca discusión, todo sea dicho, es del acertado diseño de los Volvo actuales, extraordinariamente elegante en las series 90 y 60; y en el caso del XC40, atrevido y juvenil hasta cierto punto.
El nuevo V60 hace uso de la plataforma modular SPA que ya emplean los XC60, XC90, S90 y V90. Frente a este último, el V60 cuenta en mi opinión con unas dimensiones exteriores más adecuadas al uso diario: mide 4,76 m de longitud por 1,85 m de anchura y 1,43 m de altura, con una batalla de 2,87 m. De todas formas su tamaño es claramente superior al del modelo precedente, que era 13 cm más corto.
El aumento general de volumen se traduce en un mayor espacio de carga. La capacidad del maletero aumenta en casi cien litros hasta alcanzar los 529 l (contando con el doble fondo); y si abatimos los respaldos posteriores, operación para la que podemos usar los botones dedicados en el maletero, se llega hasta 1.441 litros en total. Ofrece la misma modularidad de otros modelos de la marca, con un separador central de carga, ganchos para colgar bolsas, elásticos y argollas para fijar la carga y un gancho para mantener levantado el piso. Por último, la cortinilla retráctil cuenta con unos raíles para facilitar su manejo.
De igual modo, su amplia distancia entre ejes favorece el confort de los pasajeros. Dos adultos viajarán con sobrado espacio para las piernas, una altura al techo más que suficiente y sobrada anchura. Pero como era de esperar, la plaza central nos castiga con un enorme túnel de transmisión y un respaldo más bien duro.
Salvo por su menor altura al suelo, el puesto de conducción es casi idéntico al del XC60, y por tanto, similar también al de las últimas creaciones de la firma escandinava. De estilo sobrio y minimalista, el salpicadero concede protagonismo a las pantallas digitales. En este sentido, el cuadro de instrumentos es altamente configurable y además de permitirnos elegir entre distintos estilos, puede mostrar una ventana de navegación. La gran pantalla central de 12” da acceso al sistema de infoentretenimiento Sensus, compatible con Android Auto y CarPlay; destaca por su brillo y legibilidad pero no es aconsejable perderse por sus menús con el vehículo en marcha, y tampoco me convence que debamos desviar la mirada para ajustar la climatización, ya que no hay mandos físicos destinados al efecto. Opcionalmente está disponible un práctico head-up display que refleja su información sobre el parabrisas.
Las plazas delanteras ofrecen buenas sensaciones en cuanto a calidad, amplitud, visibilidad y confort. Los asientos son realmente cómodos y pueden contar con regulación eléctrica, calefacción, refrigeración y masaje. Hay suficientes huecos para dejar objetos aunque no espacio destinado a la carga inalámbrica del teléfono móvil.
Hecho para viajar y con seis motorizaciones a elegir
La gama de mecánicas (desarrolladas y fabricadas por Volvo) se compone inicialmente de los diésel D3 de 150 CV y D4 de 190 CV, acompañados del gasolina T6 AWD de 310 CV. (este último disponible únicamente con tracción total). El cambio automático de 8 velocidades es de serie en el T6, opcional en el D4 y no está disponible para el D3.
Está prevista para finales de año la llegada del motor T5 de gasolina, cuya potencia rondará los 250 CV. Más o menos sobre esas fechas harán su debut en España dos versiones híbridas enchufables: T6 Twin Engine AWD de 340 CV y T8 Twin Engine AWD de 390 CV. La autonomía en modo eléctrico será de 45 km para ambos modelos.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
A lo largo del evento de presentación dinámica a la prensa internacional, desarrollado entre las provincias de Barcelona y Tarragona, tuve ocasión de conducir las versiones T6 y T4. El modelo de gasolina emplea un bloque de 2.0 litros en configuración de cuatro cilindros en línea turboalimentados. Entrega 310 CV de potencia a 5.700 rpm y 400 Nm de par desde 2.200 vueltas, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 5,8 segundo. Estas cifras ya sugieren lo bien que va este motor: empuja con gran decisión y nos regala una estirada muy satisfactoria, de manera que es fácil recorrer tramos de montaña en tercera velocidad sin necesidad de recurrir al cambio. Es cierto que se muestra algo vacío antes de llegar a la zona de par máximo, pero en términos generales me ha convencido su rendimiento, más aún al estar necesariamente asociado a un sistema de tracción a las cuatro ruedas que cumplió con su cometido en la lluviosa primavera catalana.
Lo que no me ha gustado tanto del motor es su sonido, que se deja notar con claridad cuando apuramos marchas -cosa que perdonaría e incluso aprobaría con gusto si fuese un poco más “musical”-. Como sucede en las presentaciones no hubo ocasión de medir consumos con un mínimo de fiabilidad, así que me limitaré a compartir la cifra homologada de 7,6 l/100 km.
Curiosamente, la sorpresa del día nos la dio el propulsor diésel, otro dos litros de cuatro cilindros pero con 190 CV de potencia a 4.250 rpm y 400 Nm de par desde 1.750 rpm. Evidentemente sus prestaciones son inferiores al del modelo de gasolina y “sólo” acelera de 0 a 100 en 7,9 segundos. Pero en el uso real, y a menos que busquemos grandes sensaciones, este motor de gasóleo ha demostrado ser realmente efectivo. Por tacto, es uno de los diésel menos ásperos y ruidosos que he probado (a velocidad de crucero en autopista es casi imperceptible), recupera más que bien, se le nota lleno en toda circunstancia y cumple con todo lo que podemos esperar de un motor de su categoría, como un consumo reducido (4,7 l/100 km según homologación).
Los dos motores se acompañan de una caja de cambios automática de 8 velocidades firmada por Aisin (en el D4 podemos optar por una caja manual de 6 velocidades). Me pareció muy apropiada para el uso habitual, con saltos de marcha poco perceptibles y suficiente suavidad. Por otro lado, se le notan carencias cuando le exigimos algo más, mostrándose más lenta y dubitativa en conducción dinámica, especialmente las maniobras de reducción: en dichas circunstancias, le lleva un tiempo decidir cuál es la marcha apropiada y dar respuesta al acelerador. Se nota la ausencia de unas levas tras el volante, reservadas a la futura línea deportiva R-Design que todavía no está en el mercado.
Con el chasis sucede más a menos lo mismo que con la caja de cambios: en las dos versiones probadas, el V60 demuestra ser ante todo un coche “rutero” de alto nivel. Las suspensiones cómodas, el buen filtrado del asfalto y el aislamiento acústico del exterior lo hacen ideal para viajar por autopista. Una vez más, y pese a su nobleza general, empezará a sufrir más cuanto más le saquemos de su entorno. Por supuesto es capaz de afrontar cualquier tipo de conducción, aunque se muestra mucho más a gusto cuando si lo conducimos del modo para el que fue diseñado: el de la sensatez al volante. En definitiva, se trata de un gran coche para viajar, solos o en familia.
Ya a la venta desde 39.683 euros
De una marca como Volvo cabe esperar un completo equipamiento de seguridad, que en el V60 es comparable al del resto de modelos 60 y 90. Entre otros sistemas, el nuevo “break” de la marca sueca cuenta con la tecnología City Safety con detección de peatones, ciclistas y animales, además de frenado automático; así como con Pilot Assist, que da lugar a la conducción semi-autónoma en carretera controlando aceleración, frenado y dirección.
El nuevo Volvo V60 es fabricado en la planta sueca de Gotenburgo y próximamente también en la fábrica de Gante (Bélgica). Ya está a la venta en nuestro país en las versiones D3, D4 y T6, con las primeras entregas previstas para el mes de julio. La lista de precios queda como sigue:
Volvo V60 D3 39.683 € Volvo V60 D4 42.283 € Volvo V60 D4 auto. 44.702 € Volvo V60 T6 AWD auto. 52.600 €
Este comentario ha sido eliminado.