Cuando Carlo Abarth, fundador de Abarth & Co., decidió que el emblema de sus preparaciones deportivas fuera simple y llanamente su signo del zodiaco, poco podía imaginar que el escorpión se acabaría convirtiendo en todo un mito del automovilismo. Más de medio siglo después, el mito sigue más vivo que nunca con el renacimiento de la marca bajo el amparo de Fiat hace ya unos años. Una de sus más recientes creaciones es el 500C, interpretación deportiva del modelo de Fiat que, tras pasar por las manos del aguijón del escorpión, se ha convertido en un verdadero lobo con piel de cordero. Con una fuerza impropia de su apariencia, derrocha deportividad por los cuatro costados, aspecto que los diseñadores de Abarth se han encargado de reforzar con su equipamiento de diseño racing. Aunque no estamos ante un segmento plagado de competidores, el Mini Cooper Cabrio, el Peugeot 207 CC o incluso el Renault Wind son algunas de las alternativas disponibles entre los pequeños cabrios.
Diseño
En un primer vistazo ya comprobamos cómo el apartado de diseño de este Abarth es uno de los más pulidos. Con el 500C, Fiat consiguió un excelente resultado en la búsqueda de un utilitario moderno, aunque evocador de tiempos pasados y con ciertos aires de exclusividad. Pero en la marca deportiva del grupo italiano no se han conformado con ello y le han aportado una imagen más llamativa, llena de detalles y, sobre todo, una inyección de deportividad radical que reconvierte el vehículo con un nuevo carácter. Para ello cuenta con faldones de nueva factura, taloneras, parachoques y llantas exclusivas, entre otros elementos que le diferencian del modelo de Fiat. Dentro de este carácter, cada conductor puede elegir entre las numerosas posibilidades adicionales de personalización que ofrece. Entre ellas, es posible citar dos carrocerías bicolor, (una de ellas presente en la unidad probada, mitad Negro Escorpión, mitad Blanco Competición), dos tipos de llantas de 17 pulgadas, adhesivos varios, etc. Incluso podemos elegir que las pinzas de freno vayan pintadas en rojo. En su figura influye, en gran medida, la capota practicable de lona corredera eléctricamente, que se desplaza a través de los montantes del techo. Cabe remarcar este último aspecto, ya que el hecho de abrir la capota no implica intrusión en el maletero. Por su parte, la zaga destaca por la presencia de un spoiler exclusivo, una muestra más de confirmación del alma sport que concentra vehículo.
Habitabilidad
El 500C no plantea diferencias en cuanto al espacio disponible en el habitáculo con su hermano de Fiat, por lo que las variaciones las encontramos, principalmente, en cuestiones referentes al diseño. Las formas redondeadas son una constante, siguiendo la línea exterior. Con una muy buena calidad de acabados, sus botoneras son agradables al tacto y también a la vista. A pesar de encontrarnos al volante de un vehículo de contenidas dimensiones, no hay problema para encontrar una posición de conducción confortable. Para ello tienen mucho que ver los asientos deportivos de tipo baquet que, si bien no ofrecen un exceso de regulaciones, recogen el torso y consiguen una encomiable sujeción, permitiendo que podamos dirigir toda nuestra concentración a la conducción. En cuanto a las plazas traseras del vehículo, debemos tener en cuenta que son para uso puntual, ya que son muy reducidas, tanto en anchura como en altura. Y es que no debemos olvidar que estamos ante un vehículo de 3,65 metros de longitud. Lo mismo sucede con el maletero que, además de contar con un escaso volumen de 182 litros, dispone de un acceso de forma ovalada con poca superficie, lo que limitará la carga de algún objeto de tamaño alargado.
Mecánica
El motor que mueve este 500C es un cuatro cilindros 1.4 Turbo T-Jet de 140 CV. Gana cinco caballos con respecto al Abarth 500 convencional, lo que no viene nada mal para alcanzar un rendimiento general ligeramente mejor. Con un par máximo de 206 Nm a 2.000 rpm, el ímpetu del bloque le lleva a rodar de 0 a 100 Km/h en 8,1 segundos y a alcanzar una velocidad máxima de 205 Km/h, cifras poco habituales en un motor de esta cilindrada. Y no nos olvidemos del consumo pues, pese a los citados números, un combinado de 6,5 l/100 Km. no es ni mucho menos excesivo. Una importante curiosidad la encontramos en la transmisión pues, por mucho que busquemos, no encontraremos palanca de cambios. Y es que el 500C monta el cambio automático "Abarth Competizione" de cinco velocidades que se gestiona mediante una botonera ubicada en la columna central, al más puro estilo Ferrari. Podemos elegir entre el modo Auto y el modo Manual (es decir, secuencial). En el segundo caso, las levas situadas tras el volante nos permitirán sacar todo el jugo deportivo a los 140 CV del vehículo. Aunque todavía no está a la venta, a lo largo del segundo trimestre de este 2011 la gama incorporará también un nuevo cambio manual de cinco marchas. Los conductores que busquen aún mayores prestaciones deben tener muy presente el nuevo kit "esseesse", presentado en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra. Con él la potencia crece hasta los 160 CV a 5.000 rpm y el 0 a 100 baja hasta los 7,6 segundos. Además, el paquete incorpora frenos de disco traseros, pastillas de freno de altas prestaciones, amortiguadores Koni con válvula FDS, resortes rojos específicos y llantas de 17".
Comportamiento
La extrema agilidad que registra el vehículo es, sin duda, una de sus mayores virtudes. Dispone de un esquema de suspensión independiente de tipo McPherson en el tren delantero y semi-independiente con puente de torsión, en el trasero. Las cotas físicas reducidas, unidas a la acertada rigidez estructural del chasis dan lugar a una conducción extremadamente estable y aplomada en todo momento.
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Su hábitat natural son las curvas entrelazadas, terreno por el que nos transmite una gran sensación de control y diversión a la vez. Su nervio natural y la fuerza del motor le otorgan un valor añadido si somos amantes de los puertos de montaña. Asimismo, cabe resaltar que cuenta con el sistema de dirección asistida eléctrica Dual Drive con modo Sport. Al pulsar el botón que activa dicho modo, la asistencia de la dirección varía, modificando la carga al volante. De esta manera, es posible completar giros con leves movimientos de volante. Su precisión en este aspecto va acorde con su conducta dinámica. Además, con el modo Sport entra en marcha una función de "overboost", que interviene en la presión del turbo y en la gestión de la centralita para ganar más par motor. Es posible activar el modo Sport tanto en la posición Auto del cambio como en la secuencial.
Seguridad
Aunque, por concepto, nos encontremos ante un utilitario, su equipamiento referente a la seguridad está un paso por delante de muchos de los vehículos que integran este segmento. Además de los siete airbag de serie, entre los principales dispositivos cuenta con asistencia de arranque en cuesta (Hill Holder), control de estabilidad (ESP) y control de tracción (ASR) con Torque Transfer Control (TTC). Éste último se comporta como un bloqueo de diferencial, repartiendo el par motor gracias al sistema de frenado y a los sensores del control de estabilidad. El TTC sólo entra en funcionamiento cuando el modo Sport está activo o cuando las condiciones de velocidad lo exigen.
Valoración final
El Abarth 500C constituye una alternativa que, a pesar de presentarse en "frasco pequeño", está cargada de adrenalina. A ello hay que sumar su cuidada y atractiva estética, con la que los diseñadores han sabido llamar la atención desde el buen gusto. Por su tipología, es un vehículo llamado a entrar por los ojos en un primer momento. Pero al ponerse al volante se reafirmarán las convicciones de compra si lo que se busca un automóvil pequeño, equipado, y capaz de alcanzar una dinámica y unas prestaciones sorprendentes. El precio puede ser una barrera, así como el poco espacio interior para ocupantes traseros y el equipaje. Si éstas no son las prioridades, el pequeño italiano tiene mucho que enseñar.
Hombre.... pero si no sabes ni escribir (gente es con G) , qué criterio tendrás tu?