Un día más en la oficina. Ocho horas por delante redactando noticias, acabando de pulir algunas pruebas pendientes, maquetando artículos… quizás uno de los peores días de este 2017. No porque no disfrute con mi trabajo, ni mucho menos, todo lo contrario, pero cuando sabes que esa misma tarde vas a tener que acercarte al concesionario Abarth para recoger el que posiblemente sea el modelo de su gama más picante, hace que las horas pasen muy pero que muy lentas.
Abarth nos presentó a mediados del año pasado su renovada gama de modelos y hoy, después de que mi compañero Gerard Farré ya le realizará una toma de contacto en el Circuito de Navarra, llega a mis manos el 595 Competizione, el Abarth más potente y deportivo, con el permiso, claro, del 695 Biposto, un coche prácticamente de carreras matriculado para circular por la calle.
Llego al concesionario y veo aparcada una “pelotilla” amarilla con llantas negras y algunas pegatinas exteriores que hacen que este coche no pase desapercibido ni lo más mínimo. Tampoco lo intenta. El Abarth 595 Competizione quiere hacerse notar, y si no lo consigue con su estética y sus colores, tranquilos… porque su escape Record Monza se va a encargar de que no oigan desde bien lejos.
Me dan las llaves, me “acomodo” en el asiento del conductor, le doy al contacto y un gran estruendo resuena dentro del concesionario. Todos se giran, empleados y clientes, para ver quién es el culpable de ese escándalo, engrano primera y comenzamos con esta prueba.
Como ser el centro de atención
La firma del escorpión nos propone un total de 15 tonalidades distintas para pintar la carrocería a nuestro gusto, de las cuales 5 de ellas son bi-tono. Esta unidad de pruebas luce el espectacular Amarillo Modena, que junto al Rojo Abarth y al Azul Podio son quizás las tres tonalidades más vistosas que podemos elegir. Para mí, un acierto total.
La estética se ha revisado acorde al nuevo Fiat 500 presentado también el año pasado. Incorpora los nuevos faros delanteros y los pilotos traseros de nueva factura, así como los pequeños detalles introducidos en el modelo estándar. Pero el 595 Competizione no es un coche cualquiera, no, es un deportivo encerrado en el cuerpo de un pequeño urbanita, y lo demuestra con algunos elementos propios.
En el frontal incorpora un nuevo paragolpes, con más presencia de plástico negro y con una entrada de aire ligeramente más grande, que le añade un toque un poco más deportivo. En cuanto a la parte trasera, se instala un nuevo difusor que ayuda a aumentar aún más la carga descendente y mantener al coche siempre pegado al asfalto. Las cuatro salidas de escape integradas en el mismo difusor son ya un clásico en este modelo y le confieren esa apariencia tan rácing mirado desde atrás.
Como ya os comentaba, gama “Competizione” añade de serie unas pegatinas laterales con la inscripción Abarth en contraste, para que no haya duda, y unas llantas de aluminio de 17 pulgadas exclusivas para esta versión. Sin embargo, esta unidad montaba las opcionales Essesse también de 17 pulgadas que, a mi parecer, le sientan espectacularmente bien y dejan ver mejor el equipo de frenos Brembo en color amarillo (opcional).
Poco práctico e incómodo. ¿Y qué?
Posiblemente el Fiat 500 sea uno de los coches menos prácticos que uno puede comprar en la actualidad. Es un coche para lo que es: para la ciudad, para ir a trabajar, y poco más. Apenas tiene maletero (185 litros), es tres puertas y la habitabilidad trasera es cuanto menos cuestionable. Quien quiere, o tiene, un 500 sabe perfectamente qué uso le va a dar. Con el 595 Competizione pasa exactamente lo mismo.
Abarth ofrece tres variantes en su gama 595: la versión de acceso no recibe ningún nombre especial y es la entrada perfecta a la familia del escorpión. Por encima se encuentra la versión Turismo, con un ligero aumento de la potencia y con detalles exclusivos que realzan un aspecto un poco más deportivo y “lujoso”. Y por último, se encuentra la variante Competizione, la más radical y potente, y la más incómoda. Aquí no hay lugar para medias tintas.
El interior ofrece prácticamente todo lo que uno espera de un coche deportivo, con sus pros y sus contras. Lo primero que ves cuando abres la puerta son sus dos espectaculares baquets firmados por Sabelt. No esperéis comodidad porque no la hay. Son dos asientos casi de competición, sin apenas mullido, muy estrechos y con grandes apéndices para sujetar bien el cuerpo. Una delicia para un tramo de montaña o para rodar en circuito, pero una auténtica tortura para el día a día.
Justo delante se posiciona un volante de generosas dimensiones, un poco desproporcionado en mi opinión, que combina cuero en la zona de las agarraderas y piel vuelta para revestir el resto del aro. En los brazos centrales cuenta con inserciones en carbono que le aportan un look mucho más deportivo.
El Abarth 595 Competizione es un coche pequeño, de apenas 3,6 metros de largo, y por lo tanto su habitáculo es bastante justo. Ya os he comentado que las plazas traseras son anecdóticas y en la mayoría de los casos las usaremos para dejar la chaqueta o el bolso. Pero eso no es todo: estos asientos de las plazas delanteras tipo baquet no disponen de ajuste en altura y están situados un poco altos. Las personas de gran estatura quizás se sientan un poco encajonadas y lo peor de todo es que la baqueta de estos asientos tiene una forma ascendente y hace que las piernas queden muy cerca del volante, dificultando así encontrar una postura de conducción cómoda.
Por su parte, hay que destacar la buena posición de la palanca del cambio, situada en una posición elevada y muy cercana al volante, y su buen tacto a la hora de engranar rápidamente marchas. Ofrece recorridos cortos y precisos.
Todo lo demás es prácticamente igual a un Fiat 500, a excepción del nuevos grafismos en la pantalla del cuadro de instrumentos cuando activamos el modo Sport.
Mucho veneno concentrado en un pequeño motor
Bajo el capó de este Abarth, repito, el más potente por debajo del Biposto, se encuentra un pequeño motor de cuatro cilindros en línea, sobrealimentado y con una cilindrada de tan sólo 1.368 cc. Este propulsor T-Jet es capaz de desarrollar 180 CV de potencia máxima a 5.500 revoluciones por minuto y una par motor de 250 Nm a 3.000 vueltas.
Es cierto que 180 CV, a priori, no parece una cifra como para echarse las manos a la cabeza y que más de uno de los que leáis este artículo tendréis un coche que le supere en potencia, pero… ¡eh! un momento, este coche sólo pesa poco más de 1.000 kg.
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La marca declara un 0 a 100 km/h en apenas 6,7 segundos y una velocidad punta de 225 km/h, que no está nada mal para este pequeñín. Todo ello con un consumo medio homologado de 6 l/100 km y unas emisiones de CO2 de 139 g/km.
Existe la posibilidad de decantarse de forma opcional por un cambio automático robotizado pero de hacerlo, creo, que sería un error de bulto. Con el automático es más lento acelerando, no llega a la punta del manual y gasta un poco más. Además, que se pierde la esencia de cambiar de marcha rápidamente y jugar con el embrague en algunas ocasiones.
La sensación que me queda es que es un motor al que le faltan un poco de bajos pero que tiene una zona media súper explosiva donde saca a relucir todo el potencial. La capacidad de estirarse está limitada a 7.000 vueltas pero no hace falta subirlo tan arriba ya que al rozar el corte pierde algo de fuelle.
El escape Record Monza es simplemente espectacular. No hay mariposas que se abran y se cierren al gusto del conductor para aumentar o reducir el sonido. No, el ronco estruendo que provocan las cuatro salidas de escape nos acompañarán allá por donde vayamos como si de un Ferrari se tratase (no exagero, su sonido es comparable). Perdonarme por no hablaros del equipo de música del coche, pero es que no lo usé en toda la semana.
Curvas, curvas y más curvas, por favor
Si hay algo que destacar de este pequeño escorpión es la capacidad que tiene para transmitir sensaciones. Eso es precisamente lo que yo le pido a los coche deportivos, independientemente de que sean tracción delantera, propulsión trasera o tracción total, un coche que aspira a que le llamen deportivo debe saber contentar a su propietario y garantizarle una sonrisa después de algunos kilómetros a buen ritmo.
La gente de Abarth sabe mucho de eso, y viene de tiempos lejanos. Es por este motivo que el 595 Competizione era uno de los coches que más ganas tenía de probar este año. Bajo la afable apariencia del coche de Barbie "tuneado", este deportivo esconde uno de los mejores chasis de su categoría.
Monta unas suspensiones Koni que en vez de muelles parece que lleve piedras. Apenas filtran nada y si el asfalto no está en perfectas condiciones lo vamos a sufrir de lo lindo. Me encanta. Como también me encanta el sistema de frenado de la marca Brembo, que se posiciona como el mejor aliado para realizar largas jornadas de conducción deportiva sin que lleguemos a percibir demasiada fatiga.
La dirección es bastante precisa y el feeling que transmite es muy deportivo, con una dureza del volante bastante generosa, pero como ya os he comentado el aro es muy grande y resta algo de rapidez al girar. Y ya que estamos, os debo confesar que gira más bien poco por lo que no será nada raro realizar varias maniobras para aparcar en sitios estrechos.
Volviendo al comportamiento, este coche se está fabricado para conducirse alegre en carreteras de montaña bien asfaltadas o para realizar algunas tandas en circuito. Vira muy plano, la carrocería apenas balancea y añade un nivel de agarre y tracción más que notable que le permiten codearse con coches más potentes que él.
El Abarth 595 Competizione tiene una distancia entre ejes de sólo 2,3 metros y eso hace que se vuelva un coche muy nervioso a la hora de llevarlo rápido. Habrá que tener especial cuidado a la hora de frenar fuerte porque si no lo hacemos completamente rectos tiene a moverse mucho de atrás.
El paso por curva es una de las especialidades del Competizione. Tiene todo lo necesario para triunfar: poco peso, centro de gravedad bajo, neumáticos deportivos (Pirelli PZero Nero) y… un nuevo diferencial mecánico de deslizamiento limitado. Este último elemento es una de las mejoras que incorpora el nuevo 595 Competizione y que le aportan un comportamiento exquisito. Con él podemos salir acelerando prácticamente a fondo sin que el coche pierda tracción ya que es capaz de mandar todo el par a la rueda que más agarre disponga.
En resumidas cuentas: no recomendaría ni loco este modelo como único coche. No es un coche para el día a día porque no es práctico ni cómodo. y gasta más de lo que imagináis. Los 6 l/100 km que homologa se transforman en 9-10 l/100 km fácilmente (o más si le damos cera).
Por lo tanto, se trata de un coche exclusivamente para el disfrute personal. Es, sin duda, una de las mejores opciones "deportivas" por debajo de 30.000 euros. Un coche que usaremos en contadas ocasiones con el fin de divertirnos al volante y que, seguro, que no os defraudará.
Precio y equipamiento
No hay mucho donde escoger ya que, además de ser el modelo más potente de la gama, también es uno de los mejor equipados de serie. Cuenta con elementos como los faros de xenón, el climatizador automático, volante de piel con mandos, pantalla TFT a color de 7 pulgadas, sistema de infoentretenimiento Uconnect VP2 con pantalla de 5 pulgadas, asientos deportivos Sabelt de tela, llantas de 17 pulgadas, escape Record Monza, suspensiones Koni y frenos Brembo.
El precio de esta unidad sin extras es de 26.600 euros, a la que prácticamente no hace falta añadir nada más. Sin embargo, como ya es costumbre, nuestra unidad de pruebas sí montaba algunos accesorios opcionales que hacen que el precio se eleve ligeramente: el color Amarillo Módena para la carrocería (540 €), las llantas de 17” Essesse (400 €), los asientos Corsa by Sabelt de piel (2.900 €) y los sensores de aparcamiento. Con todo ello, el precio del coche que véis en las fotografías es de 30.715 euros.
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