Lujoso, elegante y con un punto sexy
Permitidme que os ahorre la conclusión que vais a extraer a poco que leáis unas cuantas líneas de este artículo. Efectivamente, “se nota que a este tipo le gusta el A7 Sportback”, porque de hecho es así. Lo reconozco: el Audi A7 es un tipo de automóvil que me encanta. Aunque ya os digo que me siento igualmente atraído por sus mayores rivales, los magníficos Mercedes-Benz CLS (auténtico precursor de su categoría) y BMW Serie 6 Gran Coupé (a los que podemos añadir el siempre diferente Porsche Panamera).
Lo que me fascina de este tipo de automóviles tiene que ver con su acertada combinación de cualidades. Por un lado, ofrecen casi el mismo nivel de confort y lujo que las sobrias berlinas con las que están emparentadas, léase Audi A8, Mercedes Clase S y BMW Serie 7 respectivamente. Y por otro, aportan un sentido de la deportividad y un aire desenfadado, incluso gamberro si me lo permitís, que los hacen más deseables que sus hermanos de traje y corbata.
Así pues, podría decirse que si el . Esa es la nítida percepción que sedán-cupé de la casa de Ingolstadt me ha transmitido después de conducirlo como un señor durante siete días y disfrutarlo como un niño durante una semana.
El A7 objeto de nuestra prueba es un Model Year 2015 que, por tanto, adopta el restyling de media vida comercial aplicado por la marca sobre el diseño original de 2010. Como veremos en seguida, el modelo actualmente a la venta no sólo incorpora algunas modificaciones estéticas exteriores e interiores, sino también una importante actualización sobre la familia de motores junto a una mayor oferta de equipamiento opcional.
Más y mejores cualidades (de serie u opcionales)
Al tratarse de un facelift y no de una renovación completa, la línea exterior del coche permanece casi idéntica, conservando su configuración de “cupé de cinco puertas” (de ahí el apellido Sportback) y sus mismas dimensiones (4,97 m de largo por 1,91 m de ancho y sólo 1,42 m de alto). Los rasgos del frontal son un poco más afilados que antes, presentando una parrilla 'singleframe' más ancha, unas carcasas más angulosas para los faros (que ahora emplean LED de serie en vez de xenón) y nuevos diseños de paragolpes. En la zaga los cambios son más discretos, con unas colas de escape rediseñadas y una nueva estructura para las ópticas LED, que cuentan con intermitentes de iluminación progresiva (se encienden desde el centro hacia el exterior, aumentando su visibilidad).
Como opción está disponible un estupendo equipo de faros Matrix LED capaz de evitar el deslumbramiento de otros ocupantes de la vía sin renunciar al uso de las luces de carretera. Como indica su nombre, el sistema cuenta con una matriz de potentes proyectores
La línea exterior permanece casi idéntica, aunque ahora es algo más afilada.
LED que pueden encenderse o apagarse de manera automática y selectiva, adaptando dinámicamente la iluminación en respuesta a las imágenes captadas por las cámaras y sensores térmicos.
La familia de motores se ha adaptado para cumplir con la normativa Euro 6. En gasolina están disponibles los turbo 2.0 TFSI de 252 CV 3.0 TFSI de 333 CV; mientras que en diésel tenemos el V6 3.0 TDI en potencias de 218 y 272 CV, así como dos variantes biturbo V6 3.0 TDI de 320 CV (el que lleva el A7 que hoy ptobamos) y 326 CV respectivamente, quedando la última reservada para la edición especial A7 Competition. Según versiones, podremos elegir entre tracción delantera o quattro. Todas las motorizaciones llevan caja automática de doble embrague S tronic y siete velocidades, salvo los dos diésel más potentes que equipan la caja automática tiptronic de convertidor de par y ocho relaciones.
El equipamiento de seguridad activa puede ser muy rico, incluyendo control de crucero adaptativo con asistente en atascos, cámara de visión nocturna, asistente de prevención de colisiones, control de mantenimiento de carril, asistente de cambio de carril e incluso un head-up display que proyecta sobre el parabrisas información procedente del ordenador de a bordo, el navegador y el sistema de reconocimiento de señales.
También se refuerza el apartado el infoentretenimiento con la nueva generación del sistema multimedia opcional MMI Navigation plus, que cuenta con conexión de alta velocidad a internet (4G LTE) y procesador gráfico Nvidia. Cuenta con un mando MMI Touch que se puede manejar como un joystick y que además presenta una superficie táctil que podemos usar de manera parecida a la del touchpad de un ordenador portátil. Nuestro A7 de pruebas incluía este sistema multimedia, que me ha encantado por sus altavoces opcionales Bang & Olufsen tanto como ha llegado a decepcionarme por detalles como la baja calidad de las imágenes obtenidas por las cámaras de visión periférica.
Igual de cómodo pero más personalizable
El habitáculo conserva su ambiente de elegancia y calidad, sin apenas cambios visibles en cuanto a diseño. Aumentan, eso sí, las posibilidades de personalización con la llegada de nuevos materiales de revestimiento, incluyendo maderas y tapizados de cuero, así como nuevas combinaciones de colores. Nuestra unidad de pruebas lucía una combinación de madera y aluminio correspondiente a la serie individual, tan costosa como de dudosa estética (patrón de finas líneas horizontales blancas sobre fondo negro), así como unos fantásticos asientos envolventes S line con función de masaje que nadie en la redacción de coches.net se ha resistido a probar y probar y probar. El puesto de conducción es sublime por la calidad de todos los mandos y materiales, por la sensación de amplitud y confort y por la precisión milimétrica de los ajustes de asiento y volante. Resulta muy difícil no sentirse a gusto en un coche de este nivel.
Lo mismo puede decirse de las plazas traseras, que no son tan angostas como podría parecer desde fuera. El Audi A7 es un modelo homologado para cuatro plazas (aunque nuestra unidad está adaptada a cinco), y dada la gran anchura de la carrocería contamos con dos amplios asientos exteriores. Disfrutaremos de espacio de sobra para hombros y piernas, si bien hay que contar con que la altura de los asientos es más bien baja para evitar que demos con la cabeza en el techo (personas de hasta 1,85 m no deberían tener problemas en este sentido. Precisamente por esta razón, y también por la acusada caída del techo, la maniobra de entrada y salida puede ser algo complicada para las personas mayores.
Los 535 litros de capacidad del maletero son más que suficientes si vamos a viajar con maletas y bolsas de viaje. Pero las formas del coche jugarán en nuestra contra si debemos transportar paquetes u objetos voluminosos. Cierto es que el hecho de contar con un portón ayuda a cargar y descargar el coche, como también lo hace el fondo profundo y casi plano y que dejan las plazas traseras una vez abatidas (con 1.390 l de capacidad); pero espacio de carga ofrece muy poca altura. Quien tenga un problema con ello, tal vez esté buscando sin saberlo un A6 Avant. Por cierto: bajo el piso del maletero encontraremos una rueda de emergencia, solución que sigo prefiriendo al kit antipinchazos por no servirnos de ayuda si hemos dañado bastante el neumático.
Un ilusionista de postín
La tecnología de estas berlinas de lujo nunca para de sorprenderme. Cuesta creer que un coche como éste, que pesa casi dos toneladas, se comporte en carreteras de montaña como una berlina de un segmento inferior. Ayudan desde luego el bajo centro de gravedad, el agarre de sus anchos neumáticos, el sistema de tracción integral quattro y el tren deportivo S line; pero la verdadera magia de este A7 Sportback (de éste en concreto, al ser equipamiento opcional) está en la suspensión neumática adaptativa, capaz de sujetar el coche más allá de lo esperado y que nos permitirá disfrutar de las bondades del chasis
Cuesta creer que un coche como éste se comporte tan bien en carreteras de montaña.
hasta que los frenos empiecen a agotarse por culpa de la masa que han de controlar (limitación que podremos minimizar con los frenos cerámicos opcionales).
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Pero las leyes de la física son inalterables; y por mucho que queramos esquivarlas, al final nos damos cuenta de que sólo podemos jugar con ellas tanto como quieran dejarse. La realidad acaba por dictarnos dos verdades: una, que el A7 es un magnifico automóvil; y dos, que es un magnífico automóvil grande y pesado.
Encontradas las cosquillas del A7 Sportback y satisfecho el apetito por las curvas, es momento de disfrutarlo en el terreno para el que ha sido verdaderamente diseñado: la autopista. Aquí recordaremos que no estamos al volante de un deportivo, sino de una berlina que de vez en cuando decide olvidar su naturaleza. Cuanto más asfalto haya en línea recta, más se siente el A7 en su casa, y más se parece en comportamiento a un A8. Silencio de marcha, confort de rodadura, cuidada aerodinámica… casi cualquier cliché que se nos ocurra es de aplicación para este coche.
Y eso que su motor es un V6 3.0 diésel, del que no esperaríamos ni la finura ni la melodía de un gasolina. Pero lo cierto es que, con el coche en movimiento, cuesta darse cuenta del tipo de propulsor que se esconde bajo el capó. Lo único que importa es la fuerza de sus 320 CV, que es más que buena sin llegar a impresionar, pero sobre todo el empuje constante de sus 650 Nm desde sólo 1.400 rpm -viva el turbo y viva más el biturbo-. Con este motor, el A7 Sportback es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos, alcanzando una velocidad máxima autolimitada de 250 km/h. Suficiente para la autobahn, imagino.
También me ha gustado, en general, el funcionamiento de la caja de cambios automática tiptronic de ocho relaciones, de tipo convertidor de par en vez de las más extendidas S tronic de doble embrague (pensadas para motores con menos par motor que este diésel tan contundente). Razonablemente rápida y con buena lógica de accionamiento, puede decirse que está a la altura del motor al que acompaña, obteniendo por tanto un notable sin llegar a merecer el sobresaliente. Podemos usarla tanto en modo completamente automático como semiautomático secuencial, ya sea a través de la propia palanca de cambios como de las levas situadas tras el volante –muy pequeñas y poco manejables, a propósito-; aunque de todas maneras resulta poco práctico “trabajar a mano” con ocho velocidades tan cerradas entre sí.
Pero no todo iban a ser elogios. Comprendo que hoy en día es importante (por marketing y normativa) homologar unas cifras bajas en consumos y emisiones. Lo que no me gusta es que se consigan a base de alargar hasta el infinito las relaciones de de cambio. La programación del modo D de la caja tiptronic tiende a llevar el motor muy bajo de vueltas, incluso por debajo de la zona de llegada del par, con lo que no sólo sacrificamos el potencial del propulsor, sino que nos encontramos a veces con unas vibraciones impropias de un coche de esta categoría (como dije, la insonorización del coche es fantástica, pero poco puede hacer por disimular el giro de un motor a un régimen insuficiente). Se da el caso de que, circulando en modo S con suavidad por nuestra parte, disfrutaremos mucho más de la experiencia de conducción. Durante mis días de prueba decidí, sin más, limitar el modo D al entorno puramente urbano.
Y por cerrar el tema de los consumos, esta vez no tenemos que hablar de una gran diferencia entre el valor homologado, que es de 6,1 litros por cada 100 km, frente al real, que al final de nuestra prueba se quedó en sólo 7,1 litros. Un valor muy bueno, considerando las cifras de peso y potencia de este coche. En autopista, sacando partido de su buena aerodinámica y del número y disposición de las marchas de la caja de cambios, lo normal es rondar los 5 litros de media rodando a velocidades legales. En cuanto a las emisiones, aquí no hay lugar para milagros, y sus 165 g CO2/100 km no permiten eludir el impuesto de matriculación.
El dinero no es problema, o eso parece
Por último, dediquemos algo de tiempo a repasar el equipamiento del coche que hemos probado; pues como sabéis las marcas premium tienden a ofrecernos un amplísimo y costoso catálogo de elementos opcionales. Y este Audi A7 en concreto lleva casi de todo, con lo que mucho me temo que el precio final tendrá poco que ver con el del modelo base.
El Audi A7 Sportback 3.0 TDI de 320 CV tiene un precio de partida de 74.695 euros. A cambio de esa cantidad ofrece un buen equipamiento de serie, incluyendo ópticas full-
La edición S line aporta un "plus" de agresividad estética y deportividad.
LED, alerón trasero de accionamiento automático, llantas de aleación de 18”, retrovisores eléctricos calefactados, sistema de prevención de colisiones, asistente de luces de carretera, climatizador bi-zona, arranque por botón, pantalla a color de 7” en el cuadro de instrumentos, audi drive select (selector de modos de conducción), control de velocidad de crucero adaptativo, y sistema de sonido Audi Sound System con pantalla escamoteable de 6,5”, 10 altavoces y manos libres Bluetooth.
Nuestra unidad de pruebas corresponde a la edición S Line, que presenta detalles estéticos y técnicos para aportar un "plus" de agresividad estética y deportividad sobre el A7 estándar. Exteriormente, se distingue por sus voluminosos paragolpes y sus enormes llantas de 20 pulgadas; aunque hay mucho más, ya que los 1.500 euros que cuesta esta opción dan para incluir el Paquete Técnico (MMI navegación plus con mando MMI Touch, y alarma antirrobo, entre otros detalles) y el Paquete S line edition (que además de una decoración específica del habitáculo añade tapicería perforada de cuero y Alcantara).
A partir de aquí toca empezar a hacer números, sumando la interminable relación de extras que incorpora nuestro coche de pruebas: pintura metalizada (1.280 euros nada menos), ajuste eléctrico del volante (510 €), apertura para sacos portaesquís (255 €), asientos calefactados delanteros (470 €), asientos delanteros eléctricos (1.590 €), asistente de aparcamiento (495 €), asistente de visión nocturna (2.540 €), Audi connect y phone box (servicio de conectividad de Audi y caja para guardar el teléfono, 1.170 €), sistema de sonido Bang & Olufsen (de increíble calidad pero con un precio de 7.620 €), cable para iPhone (sí, es opcional: 35 €) …
… ¿Sigo? De acuerdo. Sistema de calefacción estacionaria con mando a distancia (1.890 €), cierre automático de las puertas (750 €), climatizador automático de cuatro zonas (1.030 €), cortinilla en la luneta posterior (160 €), cristales tintados (570 €), espejos exteriores antideslumbrantes (335 €), head-up display (1.775 €), iluminación de ambiente (370 €), inserciones Audi exclusive en madera y aluminio (3.795 €), mando a distancia HomeLink (para abrir la puerta del garaje desde el coche, 310 €), paquete de sistemas de seguridad activa (incluido el asistente de precolisión Audi pre sense plus, 2.705 €), paquete de revestimientos en cuero Audi exclusive (2.400 €), paquete portaobjetos (125 €), sistema de reconocimiento de señales (190 €), techo corredizo de cristal (1.445 €), homologación para 5 plazas (380 €) y volante calefactable de tres radios con levas de cambio (240 €). Espero no haberme dejado nada.
Después de jugar un rato con la calculadora, comprobamos que el precio final del Audi A7 que véis en las fotos asciende a 110.610 €, lo que significa que hemos sumado la friolera de 35.915 euros en extras sobre el modelo base con el mismo motor 3.0 TDI de 320 CV.
Seguramente algunos de vosotros estaréis pensando que con lo que cuesta el equipamiento opcional os comparíais un compacto de primera fila. De hecho, aquí estoy bastante de acuerdo con vosotros; pero no podemos olvidar que el tipo de cliente que se plantea adquirir un coche como éste verá aquella cuestión con otros ojos. Y puedo comprenderlo perfectamente: el Audi A7 Sportback es una de las mejores berlinas que he podido probar y que jamás tendré en mi garaje. Así que me conformaré con soñar con ella, que al menos eso es gratis todavía.
Eso está claro, pero si estás de matarte ese día te matas vayas a la velocidad que vayas, hazme caso.