Devorador de kilómetros y curvas
Las formas del Serie 3 Coupé responden a las de un coupé tradicional, con una configuración 2+2 con tracción trasera, el morro largo, la zaga compacta con un voladizo más bien corto, la curvatura del techo muy pronunciada y una altura baja. Esta disposición de volúmenes y dimensiones da como resultado un coche que transmite una cierta emoción y una elevada sensación de dinamismo, incluso en parado; refleja que está bien asentado sobre el suelo, y su aspecto es el de ofrecer estabilidad, rapidez de movimientos y desenvoltura en la conducción deportiva. Más adelante, su conducción se encargará de plasmar en una realidad fehaciente lo que al principio solo era una sensación visual. Los responsables de diseño de BMW tuvieron la habilidad de transformar el frontal del coche en un rostro y sus trazos en gestos. De una forma muy natural sólo trabajada a base de líneas continuadas y bien engarzadas unas con otras se conforma un perfil agresivo que desprende un aire de "genio" y "enfado" muy adecuado para una versión de características tan deportivas y casi extremas. Bien diferenciado de su "primo hermano", la berlina de la Serie 3, el Coupé responde a unas prerrogativas conceptuales exigibles a un deportivo de sus características y nivel prestacional. Así, destacan elementos como la doble salida de los escapes a lado y lado del coche; las poderosas llantas de 17" calzadas con unos anchos neumáticos en medidas 225/45 delante y 255/40 detrás, un perfil lateral muy aerodinámico, con una unión entre el techo y la cintura del coche que evoca los "fastbacks" de los años sesenta y unos pasos de rueda bien marcados rematados por parachoques que se alargan hacia abajo para recoger bien el conjunto. El resultado de todo ello es un estilizado coupé de efectiva imagen deportiva que para ello no ha necesitado llevar al extremo los recursos que ofrece el diseño de sus componentes.
Siempre ha sido -y seguirá siendo- el talón de Aquiles de este tipo de automóviles. Está claro que viajar en las plazas traseras ha de considerarse un recurso ocasional, y que subir y bajar del coche requiere unas lumbares en forma y una espalda en buenas condiciones. Sus asientos deportivos, de excelente agarre lateral, cumplen su función de forma magistral una vez en marcha, proporcionando una sujeción muy necesaria en curvas a alta velocidad. Sin embargo, para ascender y descender del coche, dificultan los movimientos. Además, a la larga, el notable roce que sufren sus "jorobas" laterales, tanto del asiento como del respaldo, comporta un envejecimiento prematuro de estas zonas, con un cuero desgastado y oscurecido y una piel más cuarteada que en el resto de las butacas. Otra de las limitaciones una vez situados al volante es la sensación de "encajonamiento" que puede producir. La posición es cómoda, los mandos rodean al conductor y todo está muy cerca; ideal para conducir. Pero por ciudad, para un uso diario, para el acompañante y cuando se buscan espacios y huecos para dejar pequeños artículos, lo cierto es que se pone de manifiesto lo estrecho y angosto que puede resultar su habitáculo, que se asemeja a la cabina de un avión, por la poca superficie acristalada de la que dispone. En contraposición, hay que destacar la perfecta factura de su realización, con unos materiales de extraordinaria presencia y tacto, con unos agradables revestimientos y guarnecidos de paneles, puertas y salpicadero, y también con una disposición de los mandos y los controles convencional, de aspecto clásico y grafismos algo "serios" que transmiten calidad, elegancia y exclusividad pero que denotan poca deportividad.
Sin duda en lo que más destaca este automóvil es en este apartado. Monta un prodigioso y ultrasofisticado motor diésel de tres litros y seis cilindros en línea que entrega 286 CV pero que parecen ser más de 350 en determinadas situaciones. Las prestaciones ya reflejan su capacidad dinámica, pero su verdadero potencial se comprueba en marcha, conduciéndolo y apreciando su poder de empuje, su rapidez de respuesta y su nivel de recuperación, todos ellos muy por encima de cualquier motor de gasolina de similar cilindrada y potencia. Es un auténtico torrente de potencia el que brota de este bloque, de forma suave, silenciosa y muy dosificable, sin que a penas se aprecie un esfuerzo mecánico elevado. Tradicionalmente reñidos con la deportividad y la conducción dinámica antaño, los motores de gasóleo han experimentado una tremenda evolución en los últimos años, y este propulsor es un gran ejemplo de ello. Una vez en marcha, tampoco su sonoridad resulta muy diferente a la de otros deportivos y ni que decir tiene que dónde ocupan posiciones bien alejadas es en el apartado del consumo. Este motor se conforma con unos valores medios que se sitúan entorno a los 7,5 litros a los 100 km; si bien, en conducción deportiva se elevan considerablemente los registros.
Como apuntábamos anteriormente, no sólo es su brillante corazón el que se encarga de mover de forma ágil y acompasada al conjunto del coche. Su excelente chasis, su acertada puesta apunto del conjunto de la suspensión y su eficaz dirección se encargan de otorgarle una facilidad de movimientos pasmosa incluso cuando la exigencia dinámica es elevada. Las carreteras de curvas rápidas de radio amplio y buen firme son su verdadero hábitat natural, aunque responde igualmente bien en recorridos más sinuosos. Aquí, y especialmente si el asfalto no está en perfectas condiciones, las interferencias del control de tracción y estabilidad son constantes debido a la dificultad de mantener semejante par motor y potencia bajo control tratándose de un propulsión trasera. Esta circunstancia hace que su conducción se vuelva bastante exigente si las condiciones de adherencia son escasas. Bajo la lluvia, en curvas pronunciadas, rotondas y otras zonas "conflictivas", la suavidad y dulzura de su manejo debe ser máxima si se pretenden evitar sustos o reacciones no deseadas. Sin embargo, habitualmente, lo propio es que se comporte de manera bastante noble, con reacciones equilibradas y predecibles -aunque con los movimientos típicos de un vehículo con tracción trasera-. Su nivel de estabilidad es óptimo y su confort muy bueno, también para ritmos más pausados y cruceros bajos. Además, la posibilidad de doble uso (manual y secuencial) de su cambio automático de seis velocidades, permite disfrutar por igual del manejo de la palanca, con un vertiginoso escalonado de las marchas en posición manual, o unas suaves y discretas transiciones entre relaciones en posición automática.
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Su nivel de seguridad alcanza valores muy destacables, tanto a nivel pasivo como activo. El primer aspecto queda refrendado por los buenos resultados de la Serie 3 en las pruebas de choque EuroNCAP, donde consigue cinco estrellas y una puntuación de 35 puntos de 37 posibles. Su protección infantil en los asientos traseros es también buena, con cuatro estrellas de cinco posibles, aunque no lo es tanto la protección al peatón en caso de atropello, al registrar sólo una estrella de cuatro posibles. En el apartado de seguridad activa, esta versión en concreto está equipada con un sinfín de dispositivos y controles electrónicos de asistencia a la conducción: ABS, control de estabilidad y tracción, control de frenada en curvas, control de velocidad, control de presión de neumáticos, etc... Realmente su completa dotación de elementos simplifica la tarea de la conducción y facilita el control del coche de forma muy eficaz; no hay que olvidar que se trata de un vehículo de propulsión trasera con unos elevados registros de potencia (286 CV) y par (580 Nm).
Su potente y compleja mecánica de seis cilindros diésel y unos niveles de calidad, confort y acabados ciertamente elevados, como es costumbre en los productos de la marca bávara, hacen ascender la tarifa de este modelo por encima de los 50.000 euros. Al factor del precio hay que añadirle otro que condiciona su uso o utilidad: su peculiar configuración de 2+2, con unas plazas traseras muy limitadas en espacio para las piernas y altura de la cabeza. Con ello, el Serie 3 Coupé en su versión más potente de gasóleo se convierte en un coche para un perfil de cliente muy concreto y limitado. Para viajar a bordo es preferible hacerlo solo o con un acompañante, y en cuanto a equipaje, el necesario. Su maletero, con una capacidad que no está del todo mal (430 litros) se ve limitado por una boca de acceso bastante pequeña. De cualquier forma, a nivel dinámico y prestacional es incomparablemente eficaz y divertido. No es una mala opción -aunque con un cierto componente de capricho- para quienes realizan a solas recorridos largos por carretera o autopista de forma frecuente y que desean disfrutar conduciendo.
El próximo. Q m compre es ste ya tengo un 325 gasolina y es un makina xro sto es otro.mundo en una palabra es un pepino x cierto.m lo traen ya jijijiji