BMW 420d Cabrio Sport: Un placer tranquilo

Si el maestro Fernando Fernán Gómez aseveraba como dramaturgo que “las bicicletas son para el verano”, a mí me gusta afirmar como humilde probador de coches que los descapotables son para todo el año. En la actualidad, la orientación confortable de estos convertibles, sumada al decente sentido práctico de los modelos de cuatro plazas nos permiten contemplarlos incluso como coche único… siempre que nuestra familia esté dispuesta a aceptar ciertos sacrificios. Sobre estos sacrificios, pero también sobre las virtudes lúdicas que

Si “las bicicletas son para el verano”, los descapotables son para todo el año.

disfrutaremos a cambio, os hablaré en esta prueba del que es con certeza uno de los ejemplos más destacados de su categoría: el BMW Serie 4 Cabrio.

El Serie 4 Cabrio llegó a finales de 2013 para reemplazar -cómo no- al Serie 3 Cabrio, ajustando su numeración a la nomenclatura actual de BMW que otorga números pares a los modelos cupé, descapotables y… monovolumen. Además de adoptar todas las novedades mecánicas y tecnológicas de la nuevas Series 3 y 4, el Cabrio destaca por incorporar una versión mejorada de su característico techo rígido plegable, que ahora promete un aislamiento acústico superior. Este tipo de techo viene a ser la principal característica diferenciadora del BMW frente a sus dos mayores -y fortísimos- rivales: los nuevos Audi A5 Cabrio y Mercedes-Benz Clase C Cabrio, ambos con techo de lona -mismo sistema empleado por otro competidor no tan premium pero sí más exótico y "gamberro": el Ford Mustang Cabrio del que os trajimos esta videoprueba.

Pero si el techo rígido presenta a priori ciertas ventajas como una mayor estanqueidad del habitáculo, una mayor resistencia superficial y -va por gustos- una estética más agraciada cuando está en uso, también tiene sus propias "pegas". Para empezar, siempre tendemos la incógnita de la durabilidad del techo a largo plazo, dado lo complejo de su mecanismo de plegado; y para continuar, algo sobre lo que no cabe duda alguna: el incremento de peso. En el caso de nuestra unidad de pruebas, el BMW 420d Cabrio marca 1.790 kg en vacío; nada menos que 225 kg más que el 420d Coupé.

Luego veremos cómo afecta a las prestaciones del vehículo esta masa añadida; pero antes repasemos las principales características de este modelo descapotable, empezando por su techo. El mecanismo de plegado y desplegado precisa de 20 segundos para completar su operación, que podremos realizar incluso con el vehículo en marcha siempre que la velocidad no supere los 18 km/h. En todo caso, por seguridad, me parece preferible hacerlo con el vehículo en parado ya que debemos mantener el dedo sobre el pulsador durante todo el proceso.

Con el techo cerrado, la insonorización del habitáculo es convincente, y ni siquiera a velocidad de autopista notaremos gran diferencia con el Coupé en cuanto a la acústica. De hecho, la experiencia en las plazas delanteras es similar al del resto de los Serie 3 y 4 salvo por un par de cuestiones positivas. La primera es que los cinturones de seguridad quedan integrados en el lateral de las butacas, lo que facilita mucho su acceso y colocación. Y la segunda, las salidas que envían aire caliente hacia la nuca y actúan a modo de “bufanda” cuando circulamos a cielo abierto. Por lo demás, disfrutaremos de los mismos niveles de calidad y confort que en el resto de la gama.

Donde sí sentiremos cambios respecto del Coupé, y para peor, será en las plazas posteriores. El BMW Serie 4 Cabrio está homologado para cuatro ocupantes, de modo que las dos plazas traseras presentan suficiente anchura a pesar de que el habitáculo es 8 cm más angosto que el del Coupé en su zona posterior. Pero aun así los respaldos quedan muy verticales, y además el mullido es limitado ya que tras los respaldos se esconde plegado el deflector de aire (opcional, y que una vez en uso incapacita la fila de atrás). Otra cuestión negativa es que los laterales del techo quedan a la altura de los ojos y cerca del rostro, aparte de que el espacio libre para la cabeza resulta escaso para personas de más de 1,80 m. Este es el tipo de sacrificios a los que hacía referencia al principio, aunque de todas formas sólo vamos a sufrirlos como pasajeros en viajes largos. Para el resto de usos, la relativa falta de confort es tolerable.

Cuando hablamos de coches descapotables, sabéis bien que los compromisos no acaban aquí. El maletero siempre se ve perjudicado en mayor o menor medida, y este Cabrio no es una excepción. Con el techo en uso, la capacidad es de 370 litros; no es mala cifra, aunque aconsejo repartir la carga en bultos de tamaño pequeño dado que las

Elegir un cabrio implica aceptar ciertos sacrificios.

formas del maletero son muy irregulares. Si vamos a “descapotar” el coche, debemos se hace necesario bajar una tapa interior que limita la capacidad a 220 litros, con la condición añadida de no guardar nada a ambos lados a menos que queramos descubrir la capacidad trituradora del mecanismo de plegado. Una vez alojado el techo bajo la tapa del maletero (que, a propósito, es más grande que la del anterior Serie 3 Cabrio), podemos activar el mecanismo hidráulico que eleva el techo plegado haciendo uso del pulsador situado en el interior de la propia tapa.

Como veis, el transporte de carga requerirá un estudio previo por nuestra parte en la mayoría de situaciones. Pero cuando necesitemos maximizar la capacidad de almacenamiento, al menos siempre nos quedan opciones como la de abatir la zona central del respaldo para alojar objetos largos (esquíes, por ejemplo), o bien plegar por completo los respaldos posteriores, que forman una sola pieza por lo que no podremos elegir entre uno u otro.

Pero amigos: cuando por fin sacamos "la melena al viento", nuestra frustración se disipa, la vida vuelve a ser maravillosa, los pajarillos cantan y las nubes se levantan; porque en estas circunstancias es donde el Serie 4 Cabrio luce todas sus virtudes y nos demuestra el porqué de su existencia. Suave, refinado y con una buena protección frente a la entrada de aire a velocidades medias (siempre que no superemos los 100-110 km/h, subamos las ventanillas y usemos el deflector trasero), este alemán con ganas de playa nos da la opción de disfrutar de plácidos paseos en solitario o con la mejor compañía.

Fijaos en que he empleado la palabra “paseos”, y lo he hecho de manera intencionada. El modelo Cabrio deja sentir sus muchos kilos de sobrepeso, lo que no es ningún problema para el uso diario o para circular a ritmo suave, pero sí un factor limitante si lo comparamos con el Serie 4 Coupé. Enlazando curvas a buen ritmo, se hacen evidentes los balanceos de su carrocería; circunstancia a la que contribuyen tanto la típica flexibilidad de este tipo de chasis como a la decisión de equipar unas suspensiones de tacto más bien blando. Debido a esto último, las ondulaciones del piso nos dejarán sentir con claridad el trabajo de los muelles y amortiguadores; más todavía con el techo plegado, ya que se traslada peso hacia el eje posterior y el delantero queda algo más suelto.

Pese a todo, se nota que sigue siendo un BMW, ya que en todo momento se muestra estable en curva rápida y la dirección presenta un guiado rápido y preciso. Y como en tantos BMW, el tacto de la frenada es un tanto esponjoso (sin que ello afecte a su capacidad, por supuesto). Por lo tanto, si buscáis deportividad y sensaciones puras, deberíais optar por el Coupé; pero para quienes, como yo, valoráis los placeres que transmite un la conducción al aire libre -placeres que se disfrutan en calma y no “con el cuchillo entre los dientes”- el Cabrio de BMW es una delicia. Aquí es donde,

Con el techo plegado, luce todas sus virtudes y nos demuestra el porqué de su existencia.

parafraseando a la propia BMW, debemos preguntarnos: “¿Te gusta conducir disfrutando del asfalto o del paisaje?”.

Como es lógico, la mayor masa del vehículo también afecta negativamente a sus prestaciones; y para comprobarlo, comparemos algunas cifras. Nuestro 420d Cabrio automático acelera de 0 a 100 km/h en 8,0 segundos, con lo que es 9 décimas más lento que el 420d Coupé equivalente. La recuperación de 80 a 120 km/h lleva 8,3 s, otras 6 décimas extra. Lo mismo sucede con sus emisiones de 116 g CO2/km (106 g en el Coupé) y también con los consumos: mientras que el Coupé marca un gasto teórico de 4,0 l/100 km, el Cabrio sube hasta los 4,4 l homologados. Durante nuestra prueba el promedio real de consumo por nuestro recorrido habitual fue mucho más elevado: 7,4 litros (6,8 litros en autopista a velocidades legales).

La caja automática también tiene su pequeña parte de culpa en el tema de los consumos; pero a fin de cuentas la Steptronic de 8 velocidades se adapta como un guante al motor 2.0 turbodiésel de 190 CV y 400 Nm de par: tan bien juegan en equipo, que no echaremos en falta una mayor “caballería”. Este diésel, presente en muchos otros modelos de la marca, convence por su buena respuesta a cualquier régimen, con unos medios bastante destacables. Lástima que el sonido de un diésel no encaje del todo en la filosofía de un cabrio; pero esa ya es otra historia.

Un último factor que hay que tener en cuenta si nos interesa el Cabrio, y probablemente sea el más decisivo para muchos, es que el modelo con carrocería descapotable es mucho más costoso que el Coupé a igualdad de motorización. Así, mientras el BMW 420d Coupé automático tiene un precio base de 46.148 euros, el 420d Cabrio automático cuesta 52.051 €; exactamente 5.903 € más. Si esto no es un problema, continuemos.

Nuestra unidad de pruebas se corresponde a la línea de equipamiento Sport, que en la gama del Cabrio se acompaña del acabado “básico” Advantage, el refinado Luxury y el más deportivo M Sport. Por 5.800 euros, la línea Sport añade llantas de aleación de 17”, asientos deportivos calefactados en cuero negro Dakota con hilo rojo, control de crucero, navegador Business, molduras interiores en negro piano, paquete de iluminación interior, climatizador, retrovisores plegables y fotosensibles, retrovisor interior fotosensible, cuadro de instrumentos analógico-digital, deflector de viento, sensores de aparcamiento y lavado de faros.

Sumado a lo anterior, incorpora un abundante equipamiento extra: pintura metalizada en rojo Melbourne (1.053 €), llantas de 19” (1.124 €), paquete de servicios de información y asistencia ConnectedDrive (828 €), acceso sin llave (629 €), volante de cuero M (237 €), navegador Professional (888 €) con cámara de marcha atrás (497 €) y head-up display (982 €), sistema de carga variable (237 €) y un estupendo sistema de ilumunación por faros LED adaptativos (1.882 €). Una vez sumado el coste del equipamiento extra (que aún queda lógico del total de opciones disponibles) y y la tarifa de transporte (360 €); y después de aplicar el IVA del 21% y el impuesto de matriculación (2.645 € que este 420d Cabrio Sport, ya que con sus llantas de 19” y neumáticos 225/40 delante y 255/35 detrás emite 124 g CO2/km), el precio final de la unidad probada se dispara hasta los 70.027 euros.

... Y así están las cosas. El BMW Serie 4 Cabrio es un muy buen automóvil que, a cambio, exige un desembolso considerable. ¿Merece la pena "apostar" por este coche? En realidad no creo que esta sea la pregunta adecuada. Como yo lo veo, el planteamiento más probable será: "Tengo mucho dinero para gastar y quiero comprarme un descapotable de capricho. ¿Me compro este coche?". A partir de ahí, dependerá de cuánto consideremos "mucho dinero"... Si el umbral es lo bastante alto, siempre nos quedará el deliciosamente excesivo BMW M4 Cabrio.

En este enlace encontraréis toda la información sobre el BMW Serie 4 disponible en Coches.net: informaciones, pruebas y videopruebas y la mayor oferta de unidades a la venta tanto de segunda mano como nuevos y de kilómetro cero.