Cadillac CTS 3.2 V6

Por Fernando A. Marqués Madrid, 11 nov .- Los "aigas" americanos, como así losllamaban nuestros padres, han estado separados, históricamente, dela forma de entender el automóvil que se ha tenido en europa, ycomo, según el dicho, el tiempo da y quita razones, el gusto delviejo continente acaba por imponerse y el americano muestra deseo deagradar en estos lares. Los nuevos Calillac, tradicionalmente de exageradas dimensiones yexpresión del lujo tal y como es entendido en aquellas tierras, hansido contenidos de proporciones y se les ha dado una estética que seacerca a los cánones europeos e, incluso, asiáticos, La berlina CTS es la expresión de la nueva tendencia de estamarca (perteneciente a General Motors), ya que está, para empezarpor debajo, de los cinco metros de longitud, con una distancia entreejes más que generosa, de casi 2,9 metros. El diseño del Cadillac CTS ha sido dibujado de forma muyacentuada, plagado de aristas que marcan, además, un perfil muyvertical, en el que las ópticas, alargadas, remarcan aún más la altacintura del coche. En las ópticas, por cierto, y en alguna zona más de la carroceríahay una exhibición de plásticos de no muy buen aspecto que restanpuntos a un diseño que merece la pena, rematado en la partedelantera por la tradicional parrilla de la marca. El resultado estético se traduce en un coche, a la vista, demucha presencia y, al tiempo, atlético, que puede cambiar según elcolor de carrocería elegido. El habitáculo ofrece unas dimensiones generosas para cincopasajeros y destila alto nivel en diseño materiales, acabados yequipamiento. El salpicadero guarda la filosofía de los cochesamericanos de ofrecer mucho y mucha información del coche, quizápara tener sensación real de que es justo lo que paga. Los asientos,como butacones de salón, también responden a la filosofía del otrolado del atlántico. El CTS, con posibilidad de ir movido por dos motores, uno de 181y otro de 218 caballos, está configurado en esta unidad de pruebacon el más grande, un V6 de 3.2 litros que se muestra como uno deestilo europeo, fundamentalmente por prestaciones, que puede estarasociado a una caja de cambios manual o automática, siendo en estecaso la primera opción, con cinco velocidades. Difícil de escuchar en parado, el motor es de funcionamientosuave y bien escalonado, que lanza con mucha rapidez y contundencia,si así se le pide, los más de 1.700 kilos de peso de este moderno"aiga". El motor nunca defrauda. Estira y "encoge" sin brusquedades. Es agradable y convence, no sólo desde este punto de vista,porque en consumos es muy contenido, y ello sorprende por la fama,bien ganada por los coches americanos, de consumidores y ruinosospara un bolsillo europeo. Desde el punto de vista dinámico, el CTS es la antítesis de losCadillac anteriores. En este aspecto la marca ha dado un gran paso ysí se ha acercado a la manera de entender europea sobre lo que debeser un conjunto de chasis y suspensiones. El resultado es eficiencia. El coche se mueve como puede hacerlocualquiera de sus competidores, sin desmerecer, y con un granconfort de rodadura. Esta versión dispone, además, de un sistemahidráulico de nivelación que actúa según el estado de carga. Sólo hay que tener presente para conducir el CTS que supropulsión es trasera. Con esta arquitectura mecánica, el cochepuede ser delicado de la parte trasera, aunque, en principio, con elcontrol de tracción y el de estabilidad se soluciona cualquierproblema que pueda surgir. El Cadillac CTS es una de las mejores opciones de compra en susegmento, sólo superada por el Chrysler 300 M, ya anticuado respectoa las soluciones que aporta el de General Motors.