Cambio radical
Su atractiva estética, su completo equipamiento y su ajustado precio juegan a favor del nuevo sedán de Chevrolet. Y es que el Cruze ha llegado dispuesto a convertirse en una referencia dentro de las berlinas tres volúmenes del segmento compacto, donde lo que prima es la funcionalidad. La versión diesel 2.0 de 150 CV es la más alta de gama y, dependiendo del equipamiento, también puede ser la más cara. Con el acabado LS+ cuesta 17.690 euros.
Los acertados trazos del Cruze le dan un aspecto muy aparente. El frontal transmite poderío gracias a una parrilla con fondo negro de nido de abeja y bordes cromados. Está dividida en dos partes asimétricas por una gruesa banda del mismo color que la carrocería en cuya parte central aparece un anagrama de marca de gran tamaño. Otra nota de estilo son los faros trapezoidales que avanzan hacia los laterales del vehículo donde su parte inferior acompaña con su forma a los respectivos pasos de rueda. El perfil del Cruze también está marcado por una línea de techo descendente que disimula el tercer volumen al tiempo que imprime cierto aire coupé al conjunto. En la zaga los grandes grupos ópticos y el protuberante paragolpes aportan sensación de anchura.
Los casi 4,60 metros de longitud y 2,68 m de batalla del Cruze permiten disponer de un interior especioso que además está bien aprovechado. En la parte delantera la zona para el conductor y para el acompañante se encuentran perfectamente definidas por la forma envolvente que busca la consola central en combinación con el salpicadero. Ambas resultan cómodas y, la del conductor práctica para el manejo de los mandos. Los relojes de la instrumentación ofrecen un diseño limpio que facilita la lectura, si bien, en ocasiones pueden aparecer molestos reflejos por la incidencia de la luz, algo que también ocurre en el parabrisas. Los acabados son buenos en cuanto a remates y ajustes, pero mejoraría más la calidad percibida si no hubiera tanto plástico duro. Por otro lado resulta curioso que gran parte del salpicadero se recubre con la misma tapicería de los asientos. Recurso que también se emplea en la parte alta de los paneles de las puertas, allí donde otros modelos lucen inserciones de símil de carbono, aluminio, madera, etc. El maletero tiene capacidad para 450 litros, no es de los más grandes de su categoría pero aloja una rueda de repuesto del mismo tamaño que las de serie. Su portón deja una boca de carga correcta pero algo elevada. Asimismo se echa en falta un asidero a la hora de cerrarlo.
El 2.0 de 150 caballos constituye la opción más potente dentro de la oferta diesel del Cruze. Es un motor suave aunque rumoroso y con poco brío para su potencia y sus 320 newton metro de par a 2.000 vueltas. Le cuesta recuperar, si bien consigue una aceleración de 0 a 100 km/h en 10 segundos y una velocidad máxima de 210 kilómetros por hora, según su ficha técnica. Va asociado a un cambio manual de cinco velocidades de desarrollos largos que por una parte penalizan algo las prestaciones pero por otra contribuyen a mejorar el consumo, con una media declarada de 5,6 litros que en la práctica llega a los 6,3 litros. Lo cual sigue siendo bastante correcto.
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El dinamismo que aparenta el Cruze a través de sus líneas pierde algo de efecto en la práctica. Esto no significa que sea torpe de reacciones pero sí que no esté a la altura de lo que cabría esperar de un motor de 150 CV. Claro que los desarrollos largos del cambio no ayudan nada a ganar rapidez de respuesta sino todo lo contrario. Hay que anticiparse a los repechos reduciendo una marcha para que el motor no se venga a bajo, pues solo nos dará tregua si vamos lanzados. La dirección es precisa, y aunque su tacto resulta algo blando es algo que se agradece a la hora de hacer maniobras a baja velocidad.
El doble airbag frontal, los airbags laterales delanteros y los de cortina y techo forman parte del equipamiento de serie del Cruze, que también incluye, sin sobrecoste alguno, ABS, Control de Tracción, Distribución Electrónica de la Frenada con control de fuerza de frenado y Control Electrónico de Estabilidad. Los cinco asientos disponen de cinturones con tres puntos de anclaje y según la marca, la rigidez torsional de su estructura se ha aumentado un 140% respecta a la de su predecesor, ya que ahora emplean un 50% más de aceros de alta resistencia para su construcción.
Chevrolet ha apostado fuerte por el Cruze y eso, se nota. Es un coche pensado para Europa, y ya no solo se trata de una cuestión de diseño, que por cierto, el Cruze nos parece uno de los modelos más atractivos y de mayor impacto visual de su categoría, sino más bien de un equilibrio entre los acabados, el equipamiento que ofrece de serie, el comportamiento y, por supuesto, el precio. Aunque esto último no es la razón de mayor peso frente a sus rivales.
BUENAS, VOY A COMPRAR UN CHEVROLET CRUZE DE 2011 2.0 163CV, COMO VA DE CONSUMO?