Chevrolet Orlando 2.0 VDCi 130 CV: Con ideas propias

Para el gran público la marca Chevrolet invita a pensar directamente en coches americanos. Y más en el caso del Orlando que hereda el nombre de una de las más conocidas ciudades de Miami. Pero hay que puntualizar que Chevrolet, marca fundada hace ahora justo 100 años por un emigrante suizo, Louis Chevrolet, es fruto de la globalización. El Orlando, como en el caso de otros modelos, se fabrica en la otra punta del globo, concretamente en la planta que General Motors tiene en Corea del norte.

Chevrolet define a su nuevo "monovolumen" como un caso atípico en su segmento y que llega a éste con la intención de romper moldes. Y ciertamente es una definición que le va como anillo al dedo. Sus formas no se corresponden a la idea que se tiene de este tipo de vehículos, pues es más dos volúmenes que "mono". Una línea, de la que sus diseñadores explican que se inspiraron en los SUV/crossover de última generación, que se encuentra marcada claramente por un capó con forma muy plana y colocado casi horizontal, de ahí lo de "monovolumen" entre comillas. Capó que contrasta con el muy inclinado parabrisas y con la curvatura que dibuja el techo hasta caer casi verticalmente en la zaga.

Líneas que buscan no desperdiciar espacio en la zona superior del salpicadero para dotar al interior del habitáculo de la mayor amplitud posible en los 4.63 m de longitud de su carrocería monocasco procurando no reñir demasiado con la aerodinámica. Y ya que estamos con cifras, la versión más económica del Orlando corresponde a la motorización gasolina, con cambio manual de 5 velocidades con un precio que arranca en los 20.030 euros (16.630 en promoción). Mientras que las variantes diesel 2.0 con cambio automático su tarifa alcanza hasta los 25.800 euros. 22.150 el precio base de la versión que mostramos.

Por tamaño el Chevrolet Orlando está a medio camino entre los monovolúmenes compactos de 7 plazas, tipo Ford Grand C-Max, Citroën Grand C4 Picasso o Renault Grand Scenic, y los de gran tamaño como el Seat Alhambra, el Kia Carnival o el Volkswagen Sharan por citar algunos.

Diseño exterior

Su línea tiene un algo que evoca la de aquellas típicas furgonetas americanas de los años 80. Una línea medio retro pero calificable como atrevida hoy en día, sin que ello signifique haber renunciado a que en muchos de sus rasgos siguen las directrices de diseño que dan identidad a los nuevos modelos de Chevrolet.

La parrilla delantera está divida en dos secciones con muchas presencia de "chapa" entremedias. Los faros van contorneados por unos biseles en color negro satinado y se integran en las musculosas aletas de las que da la sensación que los neumáticos se quieran escapar. En su perfil lateral la casa americana matiza que ha hecho especial énfasis para que la línea de hombros ascienda desde su arranque, en mitad del arco de las aletas delanteras -pensadas para dar cabida a neumáticos de hasta 18"-, pasando por encima de las manillas de apertura de las puertas para finalizar en los grupos ópticos posteriores.

Todo el perímetro inferior del coche va protegido por una moldura de plástico, en color gris mate oscuro, que produce la sensación óptica de restar volumen al monocasco. Por encima de la cintura del coche las ventanillas van dispuestas en tamaño decreciente al sentido de la marcha. Otro aspecto en el que los diseñadores han puesto especial empeño es que la zaga tenga unas formas compactas que inspiren solidez. Desde luego las formas de la carrocería del Orlando son ante todo muy compactas.

Habitabilidad

Funcional, práctico y lleno de detalles. Así es el habitáculo de este coche. Cuenta desde espejo retrovisor adicional para vigilar lo que ocurre en las plazas traseras, a luz indirecta que nos ilumina mandos y botonería. Los asientos están dispuestos en su plataforma como en un cine, cada fila a una altura, de forma que todos los ocupantes pueden tener visión delantera. La marca asegura que la configuración de los asientos admite hasta 16 combinaciones diferentes . El espacio entre filas es notable, y la anchura de éstas también. En lo que puede pecar de quedarse algo corto el Orlando, como en el caso de todos los monovolumen de 7 plazas al ir en esta configuración, es en el espacio destinado al maletero. Con las 7 plazas disponibles no se corresponde al que pueda llevar tanto pasaje. Solo si plegamos la tercera fila de asientos obtendremos un maletero, 454 l. hasta el cobertor, acorde a lo esperado en un vehículo de sus características.

El paso a esa tercera fila, por cierto con asientos que pueden desplegarse individualmente, se hace abatiendo los asientos de la segunda que, en una simple maniobra, se pueden plegar sobre si mismos dejando una entrada muy accesible. Destacar que el espacio hasta el techo para los ocupantes de esta tercera fila es de 945 mm. Suficiente para adultos de altura media.

El interior del Orlando, como decíamos, esta plagado de pequeños detalles. No faltan huecos en donde dejar objetos menudos o posar embases de refrescos. El más curioso es el compartimento "secreto" que hay en medio del salpicadero tras la consola que regula el equipo de audio. Ésta, que se abate, descubre un hueco en el que no faltan conexiones auxiliares de tipo standart y USB. Un espacio ideal para iPod y MP3.

Mecánica

Tres son los motores disponibles en este modelo y, dependiendo del propulsor, dos las opciones de cambio. Común en todos los modelos es la arquitectura de su propulsor, cuatro cilindros en línea en disposición transversal al sentido de la marcha y con 16 válvulas y doble árbol de levas, ¡ah! y todas las versiones son tracción delantera. En los gasolina la inyección es de tipo multipunto y en los diesel de raíl común. El bloque es de fundición de hierro y la culata de aluminio.

El propulsor de gasolina, con una cilindrada de 1.8 l y cambio manual de cinco velocidades, es capaz de ofrecer 141 CV a 6.200 rpm y proporciona un par de 176 Nm a 3.800. Mientras que el diesel en la misma cilindrada, 2.0 l, se ofrecen dos gamas de potencia, 163 y 130 CV, con unas dosis de par cifradas respectivamente en 360 y 315 Nm al mismo régimen, 2.000 rpm.

Para el diesel hay dos tipos de caja de cambio, manual de seis marchas o automática, también de seis relaciones . Chevlolet declara un consumo medio de 7,3 litros en su motor gasolina y de solo 6 litros en las dos variantes diesel.

De 130 CV y con cambio manual de 6 relaciones es la versión del Orlando que hemos probado en su acabado medio LT+. Para esta versión sus cifras de prestaciones oficiales son: 180 km de velocidad máxima y 0 a 100 km/h en 10,3 segundos.

Comportamiento

Lo que enseguida te llama la atención es que a pesar de ser un vehículo de tamaño grande no lo parece al maniobrar. Al Orlando se le coge fácilmente la medida y no cuesta mucho afinar a la hora de aparcar.

Por dentro es todo lo contrario, hay mucho espacio y todos los huecos están bien aprovechados. Una vez en la carretera y tras recorrer unos kilómetros nos dejaron un poco fríos dos aspectos de su comportamiento, relacionados con los asientos y las suspensiones. Los primeros sujetan poco y no son un ejemplo referencial de confort en grandes travesías, y en cuanto a las suspensiones... porque son todo lo contrario a lo que uno puede esperar en un vehículo de sus características. Resultan de tacto áspero y seco, un tarado que encajaría mejor en un deportivo que en un monovolumen como este de tamaño familar.

Y más extraño nos parece en su caso por su "ascendencia americana", mercado que por regla general es sinónimo de vehículos con suspensiones con tendencia a mucha "flotabilidad". Si bien, lo que esperábamos, ya que se fabrica principalmente para los gustos del viejo continente, era un tarado de suspensión más en el termino medio. Por otro lado, en el defecto está su virtud. Con el tarado descrito enseguida compruebas que, en carreteras con buen firm, en el comportamiento del Orlando apenas se aprecia balanceo de su plataforma, es ante todo noble y muy predecible. En carreteras con muchas curvas enlazadas mejores sensaciones da cuantos más pasajeros llevemos a bordo. Ya que de esta forma el reparto de pesos se compensa mejor hacia la zaga. Claro que entonces te surgen las dudas. Lo explicamos: Esta motorización de 130 CV con cambio manual, que puede considerarse como el punto medio en la gama, se muestra suficiente cuando el coche no va excesivamente cargado, al llevar las 7 plazas y su equipaje pierde gracia. Algo en lo que su lento selector de cambio tiene mucho que ver.

Somos de la opinión de que a igualdad de consumo, como anuncia la marca, pero con más caballos y par, hay que considerar si no es mejor invertir un poco más y adquirir la variante de 163 CV.

Seguridad

El Orlando incorpora de serie seis airbag. Dos frontales en los asientos delanteros, dos laterales delanteros, y otros dos de cortina para las plazas traseras. También es de serie el doble sistema Isofix para ajustar los asientos adicionales de los más pequeños y el control de tracción en toda su gama.

Asimismo incorpora cinturones delanteros con pretensores, control de estabilidad ESC, ABS con EBD, guantera con llave, sensores de aparcamiento, etc. Lo que echamos de menos es que, aunque fuera opcionalmente, se pudiera contar con luces Xenón. Lo que sí incorpora son faros antiniebla.

Valoración

Tanto conducirlo como viajar en su interior es, sobre todo, por espacio, placentero. Además hay muy buena luminosidad en su habitáculo. Lo que nos ha decepcionado es que esperamos algo más de confort en sus asientos, sobre todo tratándose de un vehículo de estas características. Los delanteros no sujetan mucho y en los traseros la plaza central de la 2ª fila es de las que se rehuye.

El motor "pequeño" diesel de 130 CV mueve aceptablemente bien los más de 1.600 kg que pesa el Orlando en orden de marcha. Su empuje desde bajo régimen es brioso y en progresión continua ya desde las 1.100 rpm hasta medio régimen. Pero en la gama más alta del cuenta vueltas le cuesta estirar. El cambio manual de 6 relaciones no puede decirse que contribuya a paliar esto, no por una cuestión de escalonamiento si no porque resulta lento su accionamiento. También nos pareció que desentonaba un poco en el conjunto el tacto de su equipo de suspensiones, de tipo McPherson delante y con amortiguador de doble efecto detrás.

La dirección, que no hereda la asistencia eléctrica de la versión 1.8 con motor de gasolina, es muy directa y permite controlar muy bien los cambios de apoyo en curva. En este sentido se aprecia que cuando el coche va descargado, solo con el conductor, la tendencia es a abrirse un poco hacia el exterior del ángulo. Nada que el ESP no sepa paliar.

En lo que si va sobrado el coche es en lo que se refiere a frenos. Enormes discos de 300 mm y 292 detrás lo detienen suavemente sin brusquedades y si necesidad de excesos de dosis de ABS aún en situaciones de firme con precaria adherencia. En esto también tiene mucho que decir la opción de neumático escogido, Michelin Primacy HP, de muy buen agarre en seco y mojado y que tardan poco en calentar. En cuanto a consumo obtuvimos una media de 7,2 litros a los 100 km/h. Lo que, con un depósito de 64 litros de capacidad y manteniendo una conducción suave, mayoritariamente por carretera y autovía con dos plazas ocupadas y ligeros de equipaje, nos dio una autonomía próxima a los 850 km.