Citroën Berlingo Talla XL: 7 plazas reales para adultos

El Citroën Berlingo es un modelo industrial del que existen también versiones de turismo. La desaparición de los monovolumenes medios y grandes ha hecho que cada vez existan menos alternativas de siete plazas reales a un precio económico y el Berlingo en su carrocería Talla XL y con tres filas de asientos es una de ellas. Hoy lo probamos en su versión más atractiva, el acabado Shine con el paquete exterior XTR y la mecánica de gasolina de 1,2 litros y 130 CV asociada a un cambio automático.

Cabe recordar que al ser este modelo gemelo de los Peugeot Rifter (presentación en video de este modelo y del Berlingo en este enlace), Opel Combi Life (prueba en vídeo de la versión de carrocería corta y motor diésel de 130 CV, también disponible en el Berlingo) y Toyota Proace City Verso (más información en este enlace), las impresiones del Berlingo son válidas también, en su mayor parte, para estos otros tres modelos.

No es fácil encontrar hoy un coche en el que podamos meter a siete personas y siete maletas, sin recurrir a un derivado de industrial de tamaño grande como un Mercedes Clase V (primera prueba en vídeo en este enlace), un Volkswagen Multivan (información de la última puesta al día en este enlace) o un Citroën Space Tourer (más información en este enlace) y sus correspondientes primos: Peugeot Traveller, Opel Zafira Life y Toyota Proace Verso. Y en este Citroën Berlingo con carrocería XL es posible. Por lo tanto, estamos ante un coche ideal para familias numerosas que no dispongan de un presupuesto holgado.

Y es que, pese a que no es el caso de la unidad probada, un Citroën Berlingo Talla XL PureTech 130 Automático Shine con paquete XTR que se va a casi 28.000 euros porque, como veremos, lleva de todo, hay un Berlingo XL de gasolina con motor de 100 CV y siete plazas facturado a menos de 20.000 euros. El paquete XTR, por cierto, cuesta 468 euros e incluye los marcos de los airbumps y de los faros antiniebla en color naranja, las carcasas de los retrovisores en negro, llantas de 17 pulgadas y una tapicería interior específica con detalles en color verde y naranja que Citroën llama Wild Green.

Vamos a ver ahora las dimensiones. Este coche mide 4,75 metros y tiene una distancia entre ejes de 2,97 metros. La anchura es de 1,84 metros y la altura de 1,80. Si este coche no os coge en el garaje, hay otro Berlingo llamado Talla M, más pequeño, con una longitud de 4,40 metros y una distancia entre ejes de 2,78. Eso significa que el Talla XL que estamos probando no solo tiene más espacio entre las ruedas (19 cm exactamente) sino que, además, tiene un voladizo trasero más largo (16 cm). Si sumamos una cosa y otra, salen los 35 cm de más de este XL respecto a su hermano corto que, por cierto, puede ser, igual que este, de 5 o de 7 plazas.

Nuestra unidad es de siete plazas y, por lo tanto, tiene tres filas de asientos. Los siete asientos son de serie y la diferencia con la versión de 5 plazas, que prescinde de la tercera fila, son 440 euros. Ese es el precio, por lo tanto de la tercera fila y teniendo encuenta que se puede quitar y dejarla en el garaje cuando no la necesitemos, nos parece más que interesante montarla de serie. La diferencia de precio del XL sobre el Talla M es de poco más de 2.200 euros, una cifra ya más respetable, de manera que deberemos estudiar bien si necesitamos el más largo. Si vamos a usar las 7 plazas ocasionalmente, tal vez sea mejor el Talla M pero si las vamos a usar a menudo, el XL es nuestro coche.

Las enormes, prácticas pero muy pesadas puertas laterales (no es fácil cerrarlas desde dentro por lo que pesan) dan acceso a una segunda fila de asientos integrada por tres butacas individuales. El piso interior es totalmente plano, los asientos tienen regulación de inclinación del respaldo y el central añade, además, una ligera inclinación del respaldo. Los tres disponen de anclajes isofix.

En la prueba, como podéis ver en el video, nos sentamos tres personas adultas de talla considerable (algunos en altura y otros en anchura) y cupimos perfectamente, de manera que el Berlingo es un coche que ofrece tres plazas reales en la segunda fila. El espacio para las piernas es notable y, sobre todo, es un coche con una gran distancia al techo (no hay que olvidar que en origen es una furgoneta), de manera que la sensación de espacio se multiplica.

Además, podemos viajar en la plaza central con un mínimo de confort incluso ocupando las otras dos plazas exteriores con voluminosas sillitas de niño. Y también podremos situar una tercera sillita en esa plaza pues, como decimos, las tres tienen anclajes Isofix, no así el asiento del acompañante ni los dos de la tercera fila de asientos. En estas plazas traseras encontramos bandejas de tipo avión y bajo el piso, dos trampillas para dejar, por ejemplo, los juguetes de los niños.

Y luego hay un opcional llamado Pack Niños en el que, por 208 euros, el coche viene con cortinillas parasol en los cristales traseros, que, por cierto, tienen elevalunas (lo destacamos porque el anterior Berlingo no los tenía) y un segundo retrovisor interior, algo enclenque, para controlar a los niños en la segunda fila sin tener que girar la cabeza.

El salpicadero tiene un diseño funcional, con muchos huecos para objetos. Tiene una bandeja detrás de la pantalla, poco accesible, un mueble entre los asientos con dos tapas de persiana, con una bandeja en la parte trasera y una especie de cueva en la delantera, una bandeja para dejar el móvil (con un plus de 104 euros si queremos recarga inalámbrica), huecos grandes en las puertas y tres espacios delante del acompañante: una guantera superior, una bandeja en medio y la guantera habitual en la parte de abajo. Ah, y si todavía nos queda algo que colocar, tenemos una bandeja en la base del techo a lo ancho de todo el frontal.

En el salpicadero del Berlingo no encontraremos ningún plástico blando, lo que delata su origen industrial y el acabado es más de furgoneta que de turismo. La calidad percibida no es muy elevada pero los materiales son sufridos y admitirán un uso intensivo. En la consola encontramos elementos propios de un turismo como el arranque sin llave que, combinado con el acceso manos libres cuesta 416 euros, el freno de mano eléctrico, que es de serie, y un dial giratorio para el cambio que nos permite poner la marcha hacia delante, la marcha hacia atrás, el punto muerto y la posición de parking. Y detrás del volante tenemos las levas con las que podremos cambiar de marcha de manera manual si así lo deseamos.

El Berlingo tiene una instrumentación convencional, bastante completa, que se combina con un head up display de los baratos, es decir, con proyección de datos sobre una lámina de metacrilato y no directamente sobre el parabrisas. En el centro encontramos la pantalla, no integrada y en posición perfecta. Si elegimos la opción de navegador, que cuesta 831 euros e incluye el sistema de llamada de emergencia, tendremos el equipo más completo. Además, nos permite acceder al teléfono, al equipo de audio y a la conectividad.

Y no, la climatización no está integrada en la pantalla, de manera que mantenemos los mandos físicos que tanto nos gustan. Pero no creáis que, con el Berlingo, Citroën ha dado marcha atrás en la tendencia de PSA de meter el climatizador en la pantalla. Eso llegará con el nuevo C4 (primer vistazo en vídeo en este enlace). En este caso, obedece al hecho de que hay versiones industriales del Berlingo sin pantalla y, por lo tanto, los mandos del clima deben mantenerse fuera de la misma.

En la tercera fila, a la que se accede de manera bastante fácil abatiendo los asientos exteriores de la segunda, hay una diferencia fundamental entre la versión XL y la M. Los de la variante larga son deslizantes 13 cm y eso permite que la capacidad del maletero con siete plazas pase de 209 a 322 litros. A costa, claro está, de reducir el espacio para las rodillas que, de todas maneras, sigue siendo suficiente. Las plazas de la tercera fila son perfectamente hábiles para adultos de cualquier talla y con ellas en la posición más retrasada pueden afrontarse sin problemas viajes largos.

El portón trasero es grande y dispone de apertura independiente de la luneta. En el maletero encontramos los 322 litros citados que se convertirán en nada menos que 1.050 en cuanto saquemos los dos asientos de la tercera fila. Si decidimos solo plegarlos, se puefen fijar mediante dos cinchas que se colocan en los ejes del reposacabezas central y así, tener más espacio para equipaje. Sacarlos resulta bastante fácil y una persona adulta puede hacerlo sin ayuda. Así, con cinco plazas, podemos colocar el estor cubreequipajes y si lo quitamos, podemos abatir también los tres asientos de la segunda fila. El abatido no es el típico del respaldo solo, sino que la banqueta se desplaza y esto permite que los asientos queden perfectamente abatidos creando un piso plano.

Finalmente, podemos abatir hacia delante el asiento del acompañante siempre que desmontemos antes el reposabrazos izquierdo del mismo, de manera que nos queda una longitud de carga de 3,05 metros entre el umbral y el salpicadero. No creo que en esa tienda sueca que todos visitamos de vez en cuando tengan paquetes planos tan largos como para que no quepan en este coche. Ah, y a los pies del acompañante tenemos un enchufe de 230 voltios. Es opcional y cuesta 78 euros.

Nuestro Berlingo XL es de gasolina y monta el motor Puretech de 3 cilindros y 130 CV de PSA. Es un bloque de aluminio con 4 válvulas por cilindro, una cilindrada de 1,2 litros y turbocompresor. Tiene un par de 230 Nm que se alcanza desde muy bajas vueltas. Solo 1.750. Y es automático porque con este motor solo se puede comprar con caja automática.

Este motor lo hemos probado ya en múltiples modelos de PSA y siempre hemos mantenido que es uno de los mejores tricilíndricos del mercado por el rendimiento que ofrece. Es un motor con muy buenos bajos, que estira de manera progresiva, que ofrece unas recuperaciones más que decentes y que consigue mover con cierta solvencia los 1.600 kilos del Berlingo. Sin carga, claro porque si le metemos siete personas y siete maletas, el motor muestra claramente sus límites. De todas maneras, la única alternativa es el HDi de idéntica potencia. Al ser diésel, tiene más par y al ser cuatro cilindros tiene un rendimiento mejor. Y gasta menos, claro. Pero es algo más caro.

Citroën ha homologado para este coche una aceleración de 0 a 100 km/h. en 10,7 segundos, una velocidad máxima de 200 km/h. y un consumo medio en ciclo WLTP de 7,1 litros. La realidad es que el consumo de 7,1 litros es difícil de conseguir excepto en autopista a velocidad legal. Estamos ante un coche de 1.600 kilos, con una aerodinámica desfavorable por su gran superficie frontal y que tiene, además, un cambio automático, que no suele ayudar a rebajar la cifra de consumo. En ciudad no baja de 9 litros y en carretera está entre 8 y 9 dependiendo de la orografía y de la carga. Pero como tiene un depósito de 61 litros, la autonomía puede acercarse a los 650-700 kilómetros fácilmente.

La caja de cambios es por convertidor de par, tiene ocho velocidades y puede manejarse, como hemos dicho al principio, con las levas situadas tras el volante. Es una caja suave, no muy rápida (en modo manual tampoco), pero que no da tirones, y que, al tener ocho marchas, permite que no haya grandes saltos ni al reducir ni al acelerar. La verdad es que conducir este coche resulta muy cómodo en todo tipo de trazados.

En autopista, el Berlingo está en su salsa. Es un coche ruidoso, porque no está muy bien aislado y porque es muy grande, y tiene mucho espacio y eso le convierte en una gran caja de resonancia, pero es un vehículo muy aplomado, que tiene un buen guiado y una suspensión blanda que proporciona un buen nivel de confort. Para viajar en familia en trayectos largos es una muy buena alternativa.

En carretera las cosas ya no pintan tan bien. La suspensión blanda le hace balancear bastante y sus dimensiones no le confieren agilidad precisamente. La dirección tiene bastante holgura al principio y está muy asistida, de manera que es poco informativa. Es un coche con el que circular a un ritmo sosegado, como corresponde a un familiar. Tiene una tracción buena, tiene unos frenos que cumplen y con las ruedas de 17 pulgadas que monta esta versión XTR, el agarre es también bueno.

La verdad es que con este coche uno tiene que acostumbrarse a algunas cosas como la posición de conducción elevada, la blandeza de la suspensión, que se lo traga todo, pero que genera un balanceo acusado, la dirección, que es muy asistida, pero en líneas generales es un vehículo que no genera problemas y que, al estar desarrollado sobre la plataforma EMP2 del Grupo PSA, la misma que el Peugeot 3008 (más información sobre la última actualización de este modelo en este enlace) o el Citroën C5 Aircross (prueba en vídeo de la versión con el mismo conjunto motor-cambio que este Berlingo en este enlace), por ejemplo, tiene un comportamiento dinámico más parecido al de un turismo que al de un vehículo industrial.

Equipamiento. De serie lleva aviso como mantenimiento de carril, alerta de colisión frontal, reconocimiento de señales, climatizador, retrovisores abatibles eléctricamente y faros antiniebla además de todo lo que hemos citado y, en opción, quedan un paquete de ayuda al aparcamiento, con cámara de marcha atrás de 180 grados, que cuesta 676 euros y otro con cambio de luces cortas a largas, reconocimiento de señales ampliado y control de crucero adaptativo por 436 euros además de todo lo que hemos citado como opcional.

Este coche vale, sin opciones, 24.350 euros, pero recordad que es el más potente en gasolina, el más equipado y que es automático. La unidad probada cuesta 27.889 euros con todo lo que hemos citado.

Un tratado de practicidad sobre ruedas. Un coche de siete plazas, con un maletero decente con ellas, enorme con cinco y de auténtica furgoneta con dos, con un equipamiento lógico, cargado de elementos funcionales y con un motor que, dentro de esta oleada de tres cilindros que nos invade, es de los más apañaditos. Si buscáis un coche familiar para siete o para cinco y mucha carga y no os importa que algunos digan que tenéis una furgoneta, a por el Berlingo. Sin manías.