Equilibrio
El Citroën C4 tuvo su lanzamiento comercial en 2010, y desde entonces ha sufrido muy pocos cambios. El buen ritmo de ventas que ha tenido este modelo en toda Europa ha hecho que Citroën se lo piense mucho a la hora de introducir modificaciones estéticas o mecánicas. De hecho, la plataforma no ha cambiado en absoluto desde entonces, y el C4 que podemos comprar hoy en un concesionario viene a ser el mismo que se presentó por primera vez al público hace seis años. Ahora bien, sobre la misma base sí que Citroën ha decidido introducir pequeños cambios en la carrocería, el interior y la calidad del equipamiento, hasta el punto de que Citroën habla de una segunda generación del modelo.
En este artículo ya os informamos hace un año de los cambios introducidos en el nuevo C4. Ahora conducimos una de las unidades más equilibradas de toda la gama, la que monta el motor diésel de 120 CV BlueHDI, un propulsor de dignas prestaciones y parco en consumo y emisiones. Este motor es una evolución del anterior 1.6 diésel, con modificaciones que lo han hecho capaz de cumplir la normativa sobre emisiones Euro6.
Los ingenieros de Citroën han trabajado en reducir las pérdidas mecánicas, algo que ha permitido bajar el consumo medio. También han modificado la línea de escape, introduciendo un catalizador de reducción selectiva SCR situado antes del filtro de partículas. El primero se encarga de reducir las emisiones NOx a mediante un aditivo (AdBlue), que es una mezcla de agua y urea. El segundo elimina hasta el 99,9% de las partículas contaminantes que podrían salir por el escape, según Citroën. Esta tecnología obliga a rellenar con AdBlue cada 20.000 kilómetros un pequeño depósito de 17 litros cuya boca de entrada está situada en el maletero.
He empezado a hablaros del motor de este C4 porque creo que es uno de sus puntos destacados, ya que ofrece unas prestaciones notables con un consumo lógico: nos marcó una media de 6,1 litros a los 100, con un mínimo de 5,3 l/100 en autopista y un máximo de 6,5 l/100 en ciudad. Citroën homologa para esta versión un consumo mixto de 3,6 l/100km, a todas luces optimista.
Este motor diésel empuja con fuerza desde bajas vueltas, y estira con mucha progresividad hasta las 4.800- 4.900 vueltas aproximadamente. No es un motor de grandes prestaciones, está claro, pero sí que resulta muy agradable, silencioso y bastante efectivo en su relación prestaciones/consumo.
Citroën comercializa una versión diésel con inferior potencia, BlueHDI 100, con 100 CV, que tiene menos fuerza y un consumo calcado al de esa versión más potente, según datos oficiales de la marca. Por lo tanto, este diésel 120 es más interesante y adecuado para un uso intenso en familia o en el trabajo diario, ya sea en un entorno particular o de empresa.
Buena sensación de espacio
El C4 es un excelente coche para flotas, pero también lo es para familias no numerosas que necesitan una berlina compacta con una buena habitabilidad.
Sus cotas interiores y exteriores (4,33 metros de longitud, 1,79 de ancho y 1,49 de alto) no han cambiado en absoluto en estos años, y permiten acomodar fácilmente hasta cinco adultos, con la salvedad de que el de la plaza central trasera ve limitado su espacio y confort por la presencia del túnel de transmisión y por un respaldo poco ergonómico que tiene la función extra de servir de reposabrazos cuando no es necesario.
Exceptuando este punto, que muy pocos compactos son capaces de solucionar, el C4 ofrece un buen confort general y un espacio holgado tanto en las plazas delanteras como las traseras. El maletero ofrece una capacidad de 408 litros, y por lo tanto, se sitúa como uno de los mejores entre su competencia. Sólo el Honda Civic (477 litros) y el Peugeot 308 (470 litros) le superan. El resto de rivales, entre los que podemos incluir al Ford Focus, Hyundai i30, Kia Cee’d, Mazda3, Nissan Pulsar, Opel Astra, Renault Mégane, Seat León, Toyota Auris o Volkwagen Golf, no llegan a los 400 litros de capacidad. Este maletero puede aprovecharse al máximo usando redes de sujeción, ganchos y si es necesario, la trampilla portaesquís.
La buena habitabilidad del C4 se ha complementado en esta última generación más reciente del modelo con una mejora de la atención al detalle, algo que potencia la calidad de vida a bordo. El rediseño del salpicadero, la introducción de nuevas tapicerías, la proliferación de detalles cromados en los mandos del volante o las rejillas de ventilación, el cuero de la tapicería… la sensación de calidad y buena terminación llega de inmediato. La búsqueda de una terminación más “Premium” en determinados modelos de la marca, que después han pasado a formar parte de la marca independiente DS, ha influido positivamente en modelos como el C4.
Sensación positiva
Sin llegar a tener una terminación “de lujo”, el C4 con este acabado tope de gama convence a la vista y al tacto. El salpicadero tiene un diseño simple pero muy ergonómico, todo se encuentra muy al alcance de la mano y resulta fácil de accionar. La pantalla digital de 7” del sistema multimedia puede manejarse de forma táctil o mediante el grupo de pulsadores que hay en el centro de la consola. Estos pulsadores supuestamente facilitan el uso del sistema a los conductores menos acostumbrados al uso de pantallas táctiles, aunque personalmente considero que un buen sistema de menús hace innecesario este diseño redundante.
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Citroën también ha optado por unos clásicos diales para el manejo del climatizador, confirmando así un diseño poco atrevido pero funcional y efectivo para este salpicadero. El cuadro de relojes también responde a esta dualidad y combinación de estilos. El velocímetro ofrece doble lectura analógica y digital, por ejemplo. El volante de cuatro radios, forrado en cuero, con mandos multifunción y achatado en su parte inferior tiene un buen agarre y se muestra acorde con la filosofía del coche, poco deportivo.
En estas plazas delanteras la sensación de espacio mejora positivamente con el freno de mano de tipo electrónico, que ha permitido diseñar una parte inferior de la consola con buenos huecos y espacio para el botón de arranque.
Los asientos de este C4 son muy confortables y cuentan con regulación eléctrica, calefacción, ventilación y función de masaje, esta última también para el asiento del acompañante. Para hacer kilómetros en compañía sin fatiga.
Otros detalles del buen nivel de equipamiento de esta versión tope de gama del C4 son el equipo de música Denon, con subwoofer en el maletero, o el techo solar eléctrico de tipo panorámico, que da mucha luminosidad al interior.
Confort como premisa
Como veis, el diseño, espacio, acabados y equipamiento de este coche me convenció notablemente. Pero no ocurrió lo mismo con el comportamiento dinámico, condicionado por una dirección de tacto “gomoso”, poco absorbente y poco informativa. Por otro lado, las suspensiones tienen un tarado muy suave, perfecto para absorber las irregularidades del asfalto y garantizar en general un buen nivel de confort pero insuficientes para sujetar la carrocería en los apoyos en las curvas y evitar que se produzcan balanceos.
Creo que la asociación motor-cambio es muy buena, pero si quieres aprovechar al máximo esos 120 CV el chasis se queda algo corto. Está claro que en este C4 diésel Citroën ha optado por potenciar el confort frente a la efectividad y en cuanto avivas el ritmo de conducción deja relucir en exceso que prefiere un trato tranquilo y relajado.
El buen tratamiento acústico que ha recibido esta última generación del C4 responde a este carácter. Se nota especialmente en viajes a velocidad de crucero en autopista, donde se puede escuchar con toda plenitud y sin interferencias la música de equipo Hifi Denon.
En autopista o vías rápidas son útiles el regulador de distancia y limitador de velocidad, el sistema de vigilancia de ángulo muerto o el sistema de alerta de abandono de carril (opción de 500€). Este coche lleva sensores de aparcamiento, pero no cámara trasera. Es un compacto correctamente equipado en cuanto a ayudas a la conducción, aunque tampoco es el más avanzado en este sentido. Algunos de sus rivales, especialmente japoneses, le superan.
El Citroën C4 BlueHDI 120 Shine con cambio manual de 6 velocidades se vende a un PVP de 25.440 €, en la línea de lo que cuestan sus rivales en versiones tope de gama, si bien nuestra unidad probada, con extras, se acercó a los 30.000 euros tal y como la veis configurada. Si queréis profundizar más en este segmento superventas, el de los compactos con motor diésel entre 110 y 120 CV, aquí teneis nuestra videocomparativa, con todos sus rivales enfrentados.
No sé por qué le ponéis un 6 al comportamiento... Yo le pondría un 9.5 al menos. A pesar de la suspensión blanda que lleva para ir confortable, si quieres darle caña en carreteras de curva es un coche que va donde le indiques con el volante, no es para nada subvirador, incluso le gusta jugar con el culo. Tengo el 100cv y difícil es el coche con menos de 150cv que pueda seguirme el ritmo... Casi a la par con un e92 320d de 177cv en carreteras de curvas, los dos a fuego.