Hace un año, la firma francesa Citroën renovó a uno de sus modelos más vendidos con un aspecto exterior renovado, algunos detalles en el interior y un plus en equipamiento. El C4 Cactus rompió moldes allá por 2014 gracias a su estética tan particular y a una relación precio-equipamiento realmente buena. ¿Podrá este nuevo C4 Cactus seguir por la misma línea? Para comprobarlo disponemos de la unidad tope de gama, con acabado Shine y motor de gasolina de 130 CV.
Tras cuatro años en el mercado, Citroën decidió renovar a su C4 Cactus con algunas mejoras a nivel de diseño y equipamiento para relanzar las ventas de un modelo que había cuajado bastante bien entre el público europeo. Lejos de seguir la tendencia de las marcas de aportar un pequeño lavado de cara de media vida, en Citroën han ido un paso más allá: imagen totalmente renovada, cambios significativos en el interior, incorporación de algunos nuevos motores y, eso sí, todo ello sobre la misma base y manteniendo las proporciones conocidas.
Menos original por fuera
A nivel estético el cambio es más acusado de lo esperado. Sigue manteniendo las mismas proporciones, pero ahora es 2 centímetros más largo debido al nuevo diseño de los paragolpes. El Citroën C4 Cactus mide 4,17 metros de largo, 1,73 de ancho y 1,48 de alto, con una distancia entre ejes de 2,59 mm.
Como acabamos de comentar, uno de los rasgos principales de este nuevo C4 Cactus es su estampa frontal. Mantiene los grupos ópticos por separado, arriba la luz de circulación diurna LED con un nuevo diseño lumínico, en medio los faros de cruce y largo alcance y más abajo los antiniebla, que ahora están enmarcados mediante unos embellecedores de colores. También cambia la calandra, la parrilla con un nuevo entramado, así como la forma del paragolpes que es ahora un poco más prominente.
Los “Airbumps” tan representativos que estaban situados en los laterales del anterior C4 Picasso, ahora pasan a un segundo plano. Ya no están situados en mitad de las puertas sino que ahora los encontramos mucho más abajo y son de menor tamaño. Opcionalmente uno de ellos podrá elegirse en algún tono de color para aportar un toque de personalización. En nuestra unidad de pruebas esta opción no estaba elegida. Otro elemento opcional son las barras el techo, que nuestra unidad tampoco montaba, y que si las queréis habrá que pasar por caja.
En la parte trasera también cambia el paragolpes así como el portón del maletero, que ahora está acabado con el mismo color que la carrocería. Los pilotos traseros también son de nueva factura y aportan un toque más moderno gracias a su firma lumínica LED.
La pintura metalizada para la carrocería tiene un sobrecoste de 450 euros. Las llantas de 17 pulgadas tipo “cross” son de serie y vienen pintadas en color bitono. Si las queréis todas negras como las que veis en las imágenes habrá que pagar 100 euros.
Un interior más cómodo
A muchos nos sorprendió el interior del primer C4 Cactus. Sobre todo la forma de los asientos delanteros que parecían estar unidos. En cierto modo, tanto la forma de estos como la tapicería que empleaba la primera versión que probé, me transportó al pasado, recordando aquél Talbot Horizon que conducía mi padre cuando yo todavía era muy pequeño. Esa fue la idea “retro” que Citroën le quiso dar al primer C4 Cactus: mezclar lo clásico con la modernidad actual.
Pues bien, con este restyling la cosa ha cambiado un poco. Ahora los asientos delanteros son completamente individuales y la consola central es como la de la mayoría de coches, con un pequeño hueco para dejar algún objeto, dos portabebidas y un cofre central, eso sí, bastante pequeño.
El mayor cambio a nivel de comodidad se percibe en los asientos, los cuales han sido revisados por completo aportando un mayor grado de confort gracias a una nueva arquitectura con un mayor grueso de espuma. Lo cierto es que son realmente cómodos, incluso tras varias horas al volante. El único “defecto” que he encontrado es que son bastante anchos y la sujeción lateral queda bastante penalizada.
Por todo lo demás, es un coche cómodo de conducir al aportar una postura de conducción muy natural, con el asiento situado en una posición ligeramente elevada, con un volante ajustable en altura y profundidad y con una visión de la carretera bastante clara.
El salpicadero y el cuadro de instrumentos sigue siendo el mismo que conocíamos hasta la fecha. Los materiales son un poco simples y el nivel de ajuste de algunos apartados no es del todo perfecto. Aún con eso, entra dentro de lo esperado y no se percibe pobre.
Otra de las novedades que incorpora el Cactus es la mejora en la insonorización interior. La firma francesa ha puesto especial empeño en reducir la gran mayoría de ruidos que se colaban en el interior, tanto provenientes del motor como del exterior. Según explicó la marca en su momento, los cristales son más gruesos y se ha instalado una capa más gruesa de material aislante en el suelo, en las puertas y dentro del salpicadero.
En cuanto al sistema multimedia, está compuesto por una pantalla de 7 pulgadas situada en el centro del salpicadero en formato tablet. Está poco integrada en el conjunto pero su situación es perfecta, muy arriba. Su manejo es completamente táctil y su funcionalidad es bastante intuitiva. Por su parte, la pantalla del cuadro de instrumentos también es digital, aunque no se puede personalizar.
En la segunda fila no hay cambios, ni de asientos ni tampoco de cotas para las rodillas y cabeza, quedándose en un espacio bastante correcto incluso para acompañantes con una estatura bastante generosa. El confort en las dos plazas laterales es bueno, incluso en la plaza central, aunque en este caso la altura hasta el techo se reduce ligeramente y la consola central y el túnel de transmisión pueden llegar a molestar a la hora de situar las piernas.
Lo que menos me ha gustado ha sido sin duda la apertura de las ventanillas traseras en formato compás.
El maletero tampoco varía en su capacidad. Tiene un volumen de carga de 358 litros con unas formas muy cúbicas y aprovechables. Se hecha en falta quizás algún pequeño cajón en un lateral para situar algún pequeño objeto y un mejor acabado en la moqueta y en la bandeja. Bajo el piso encontramos una rueda de repuesto de tipo temporal de 15 pulgadas que forma parte del equipamiento opcional de esta unidad. El maletero puede ampliarse hasta los 1.170 litros abatiendo los respaldos de la segunda fila, aunque el piso no queda totalmente plano.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Tricilíndrico con 130 CV
El modelo que nos ha cedido Citroën para esta prueba monta el motor de gasolina PureTech de 130 CV, el más potente de toda la gama. Se trata de un tricilíndrico de 1,2 litros de cilindrada, sobrealimentado, que también entrega un total de 230 Nm de par máximo a 1.750 rpm.
Es una mecánica que le sienta realmente bien al Cactus. Cabe recordar que es un coche relativamente liviano, apenas pesa 1.160 kg., por lo que aporta un buen empuje en general y en cualquier tipo de vía.
La entrega de potencia es bastante lineal desde bien abajo. El motor es algo ruidoso y aporta algunas vibraciones que sí llegan al interior pese a la mejora de la insonorización. Es un motor que se mueve mejor en un rango de revoluciones medio ya que no se estira demasiado a altas vueltas. Se acaba pronto.
Según su ficha técnica, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos y tiene una velocidad máxima de 208 km/h.
Esta mecánica únicamente se puede asociar a un cambio manual de seis relaciones que envía la potencia a las ruedas delanteras. Una transmisión con un buen escalonamiento de las marchas que busca en sus más altas un claro desahogo a la hora de circular por vías rápidas.
El consumo medio homologado está cifrado en 5,0 l/100 km, aunque durante esta semana de pruebas que he podido conducirlo, el ordenador de a bordo no llegó a bajar en ningún momento de los 5,9 l/100 km, que siendo realistas tampoco está tan mal.
Un poco más cómodo
Los ingenieros de Citroën han querido mejorar un poco más el confort de marcha del C4 Cactus añadiendo una nueva suspensión con amortiguadores progresivos hidráulicos. Con ello se mejora la respuesta de la amortiguación tanto en fases de compresión como en extensión, ofreciendo un mayor confort al filtrar mejor todos los baches y las irregularidades de la calzada.
El C4 Cactus es un coche ante todo cómodo. Su enfoque está claramente orientado al confort de marcha y, con esta modificación comentada en la suspensión, ahora lo es incluso un poco más. Es un coche pensado para tomarse las cosas con calma. En carreteras secundarias no es demasiado efectivo ya que es muy blando y balancea bastante. En contrapartida, cuando circulamos por ciudad o vías rápidas es muy agradable de llevar.
Tiene un guiado bastante preciso, aunque ofrece una ligera zona muerta con el volante centrado. Por su parte, los frenos responden bastente bien ante una conducción normal, e incluso al forzar un poco la marcha. Pese al comentado balanceo de la carrocería, el C4 Cactus transmite cierta confianza y una estabilidad bastante buena.
Con el acabado Shine, el C4 Cactus recibe un buen paquete de ayudas a la conducción, entre las que cabe destacar el asistente de frenado automático de emergencia, la alerta de cambio involuntario de carril, reconocimiento de señales, aviso del ángulo muerto en le retrovisor o la cámara de marcha atrás. Alguna de ellas o la mayoría, son equipamiento que habrá que pagar de más como equipamiento opcional. A continuación lo veréis.
Totalmente equipado por menos de 20.000 euros.
Si hay algo que ha caracterizado siempre al C4 Cactus es su política de precios, muy accesible y con una relación precio/equipamiento bastante buena. La gama arranca en unos 16.000 euros (sin descuentos) para el modelo de acceso Live con mecánica de gasolina de 110 CV y cambio manual.
La unidad que hemos utilizado para esta prueba, cedida por Citroën España, es todo lo contrario. Se trata del tope de gama, aunque no es modelo más caro. La variante con un precio más elevado corresponde a la variante diésel del 100 CV, con cambio automático EAT6 y acabado Shine. Nuestro coche monta el motor de gasolina PureTech 130, con cambio manual (no hay otra opción) y el acabado más alto Shine que tiene un coste de partida de 21.550 euros (sin descuentos).
Como es habitual en los coches de pruebas que nos ceden las marcas, este C4 Cactus que veis en las imágenes se nutre de algunos elementos opcionales: como la pintura Gris Platino (450 €), la tapicería de tela bicolor (250 €), las llantas de 17 pulgadas acabadas en negro (100 €), la rueda de repuesto temporal de 15 pulgadas (100 €) y el Pack Cámara Trasera (500 €), que incluye la cámara trasera, la ayuda al estacionamiento delantera y trasera y el acceso y arranque sin llave.
Por lo tanto, a esos 21.550 euros del precio base deberemos sumarle otros 1.400 euros en concepto de elementos extra, que elevan el precio de nuestra unidad hasta los 22.950 euros. Sin embargo, actualmente la firma francesa ofrece una serie de descuentos valorados en 4.700 euros (descuento promocional + financiación).
Si aceptamos la oferta, nos queda un Citroën C4 Cactus PureTech 130 con cambio manual y acabado tope Shine, con algunos extras para acabar de redondear la ecuación, con un precio final de 18.250 euros, que no está nada mal.
Un coche atractivo, con bajos consumos y una compra muy lógica. Lo malo,sus acabados interiores , esas ventanillas traseras tipo compás y un precio un pelín elevado.