Más por menos
La marca rumana Dacia, que desde 1999 pertenece al grupo Renault, se caracteriza por comercializar vehículos prácticos, sin grandes pretensiones ni detalles de alta calidad, sino todo lo contrario. Su política de ventas está claramente enfocada a personas sin un alto nivel adquisitivo pero que precisan de un vehículo para sus desplazamientos.
Primero fueron los Dacia Logan y Sandero, vehículos bastante básicos con un precio de derribo. Vista la alta aceptación que supuso la introducción de estos modelos en nuestro país, en 2010 se lanzaron la versión Sandero Stepway y el todocamino Dacia Duster, que supuso un gran salto cualitativo en la gama.
Su última incorporación es el monovolumen compacto Dacia Lodgy, modelo que hoy nos ocupa. Lo probamos en su variante diésel con el motor Renault 1.5 dCi que tantos buenos resultados está dando a la marca. En concreto la versión de 90 CV, capaz de homologar un consumo medio de sólo 4,2 litros cada 100 km y en configuración de siete plazas. Pero vayamos por partes…
Dimensiones compactas que engañan
Con 4.498 mm de largo, 1.751 de ancho y 1.682 mm de alto las cotas del Lodgy son las de un monovolumen del segmento medio, aunque debido a las simples líneas de su carrocería, muy cuadradas con aspecto de furgoneta (no se me ofendan), la impresión que se percibe es la de un vehículo mucho más grande de lo que en realidad es.
Podríamos decir que el frontal es la parte más trabajada del conjunto, con un paragolpes y una calandra bien diseñados que anuncian la nueva identidad visual de la marca. De perfil se acentúa la sensación de robustez subrayada por la línea ascendente de las ventanas. En la zaga destacan los pilotos traseros en posición vertical y, sobretodo, el gran portón.
De este último hay una cosa que no nos ha gustado demasiado y es su ángulo de apertura. Cuando está completamente abierto, no sube lo suficiente, y personas con una estatura más bien alta podrían llevarse algún que otro chichón si no se va con cuidado. Os lo digo por experiencia…
Habitabilidad de segmento superior
Tras descubrir que el Lodgy no es tan grande como parece, exteriormente hablando, la sorpresa es doble cuando empiezas a estudiar el espacio interior. Para empezar, nos impacto la extraordinaria distancia de la cabeza al techo. Si tu nombre no es Pau Gasol y juegas en los Lakers, es prácticamente imposible que sientas ningún tipo de angustia en este aspecto. Lo mismo ocurre con la anchura en cualquiera de las tres filas de asientos.
Los asientos delanteros son bastante básicos y tan sólo el acabado Lauréate, el que estamos probando, ofrece de serie regulación en altura. No es difícil encontrar una buena posición de conducción, el problema es que hay que cambiar el chip y en vez de ir medio tumbado en una butaca hay que adoptar una postura mucho más erguida, como sentados en una silla. Por el contrario, el volante no dispone de regulación en profundidad (sí en altura) y su posición, demasiado horizontal, nos recuerda en exceso (otra vez) a estar conduciendo una furgoneta.
El espacio para los ocupantes de la banqueta central es más que correcto. Se pueden acomodar de una forma cómoda hasta tres adultos. Esto es debido a que, gracias a la gran batalla de que dispone el Lodgy, los pasos de rueda no interfieren en esta fila y se puede aprovechar muy bien todo el ancho del coche.
Por ponerle una pega diremos que los respaldos apenas disponen de sujeción para la espalda y los ocupantes quedan un poco a merced de los balanceos laterales aunque eso también es una ventaja a la hora de sentar a tres personas ya que la que ocupe la plaza central irá tan cómoda como las otras dos.
Lo más sorprendente: la tercera fila. Sin lugar a dudas. Generalmente ésta está destinada únicamente para que puedan viajar niños, pues bien, en el Lodgy se pueden acomodar adultos de hasta 1,90 metros sin tener que contorsionarse para encontrar la posición. Comprobado.
Volviendo a la parte delantera, centrándonos en la calidad de los materiales y la confección en general del interior vemos que, salvando las distancias, el Lodgy ofrece un nivel bastante correcto. Es cierto que todo es plástico duro, que algunos acabados o mecanismos de apertura de sus guanteras o huecos portaobjetos podrían estar mejor, pero la realidad es que aporta un toque bastante digno al conjunto. Recordemos que se trata de un monovolumen low cost y el ahorro en el proceso de fabricación por algún lado tenía que notarse.
El cuadro de instrumentos es básico, dos círculos cromados para el velocímetro y el cuentarrevoluciones y otro para una pequeña pantalla a modo de ordenador de abordo. En el centro del salpicadero, como extra y por sólo 360 euros, se aloja el sistema Media Nav compuesto por una pantalla táctil de 7 pulgadas con la que se puede manejar la navegación, el audio o el teléfono en manos libres. Un extra bastante asequible que debe montarse sí o sí. Comentar que es la primera vez que Dacia monta un sistema de navegación integrado en alguno de sus modelos.
Muchas opciones de carga
El Lodgy en configuración de 7 plazas, con todos sus asientos en su posición original ofrece un maletero bastante limitado de tan sólo 207 litros. Recogida la banqueta de la tercera fila, el volumen pasa a ser de 634 litros. Para disponer de más espacio de carga, es posible retirar fácilmente la banqueta por completo y así ganar espacio extra hasta los 1.861 litros. Si necesitamos aún más espacio, se puede abatir la fila central para conseguir un volumen total de 2.617 litros. Los respaldos de la segunda fila se abaten en formato 60/40, mientras que la tercera lo hace por la mitad, 50/50.
El plegado de los asientos y los respaldos es bastante sencillo e intuitivo, aunque al principio nos costó bastante desenganchar una de las fijaciones de la última fila.
También ofrece múltiples espacios guarda-objetos repartidos por todo el habitáculo que lo hacen muy funcional. Entre ellos se encuentra una guantera en la parte superior del salpicadero, en los paneles de las puertas, bajo la consola central, etc. En total hasta 12 compartimientos.
Motor 1.5 dCi de 90 CV
Por muchos es conocido este motor que Renault introdujo en el mercado hace ya unos años. Este bloque, que se fabrica en la factoría de motores de Valladolid, se puede elegir con potencias de 90 y 110 CV.
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En la versión menos potente, la de 90 CV que hemos probado, la cifra de par máximo se fija en los 200 Nm, con un consumo medio homologado de 4,2 l/100 km y unas emisiones de CO2 de 109 g/km. Cuenta con una caja de cambios manual de cinco velocidades con un escalonamiento de las marchas bastante correcto. Lamentablemente y aunque el motor no sea demasiado potente se le echa en falta una sexta relación para circular por autopista con el motor bien desahogado.
Como viene siendo habitual, el consumo medio que aporta el fabricante dista un poco del que realmente se consigue circulando cotidianamente. En nuestro caso, sufriendo el intenso tráfico de Barcelona y su periferia, el ordenador nos marcaba, al final de una semana de pruebas, una media de 5,4 l/100 km, bastante correcto.
Numerosas soluciones en términos de seguridad
El Lodgy se beneficia de múltiples sistemas de seguridad que incorpora la familia de modelos Renault. Para las suspensiones se ha elegido un tren delantero de tipo pseudo McPherson de brazos triangulados que ya montan otros modelos de Dacia. Para el eje posterior se ha instalado un eje flexible por barra de torsión, el mismo que monta el Renault Kangoo. Los discos delanteros ventilados son de 280 mm de diámetro, mientras que en el eje trasero se ha optado por una solución más económica como son los frenos de tambor.
En términos de seguridad activa recibe el sistema ABS con repartidor de frenado EBV con el sistema de asistencia al frenado de emergencia SAFE. El sistema ESP, junto al ASR están disponibles en opción con un sobrecargo de unos 220 euros que también vale la pena invertir.
Equipa de serie dos airbags frontales y otros dos laterales de cabeza y tórax en las plazas delanteras, mientras en la segunda fila de asientos incorpora el sistema de fijación Isofix en las tres plazas.
Otra de las primicias en un vehículo Dacia es el limitador de velocidad, que se ofrece de serie a partir del acabado Ambiance. También en opción con un sobreprecio de 170 € se puede instalar el radar de proximidad trasero que, mediante señales acústicas, nos facilitará las maniobras de aparcamiento.
Comportamiento decente
Gracias al bajo peso del conjunto (1.238 kg), para tratarse de un siete plazas se mueve bastante bien con el dCi 90. Eso sí, con el coche prácticamente vacío. Por desgracia no lo hemos podido comprobar con las siete plazas ocupadas, pero se intuye que su empuje y agilidad se verán bastante afectados.
Este dCi nos pareció algo soso. Así como en el Renault Clio se le podía sacar alguna sensación, en el Lodgy prácticamente han desaparecido. Cumple, sí, pero hay que tomárselo con calma porque le cuesta bastante subir de vueltas. Sin haberlo probado, cosa que si que hizo mi compañero Jaume Gustems en la toma de contacto en Marruecos, creemos que la variante de 110 CV es una opción un poco más razonable para este tipo de coche, en especial si se va a utilizar mucho a plena carga.
Sin lugar a dudas, uno de los puntos con el que menos he llegado a familiarizarme ha sido con su dirección. Tiene un tacto muy blando y artificial con un guiado un tanto flojo. Debido a la postura de conducción y al ángulo que adopta el volante, me costó muchísimo encontrar ese "feeling" que se le va cogiendo poco a poco a cualquier coche en el que te subes por primera vez.
Las suspensiones: blandas. Un tarado pensado al 100% en el conductor y sus ocupantes, con el claro objetivo de aumentar el confort a bordo a la hora de realizar largos viajes de varias horas. No digo que el estilo no sea el correcto para el Lodgy, simplemente comentar que si circulamos por carreteras secundarias, con curvas enlazadas a izquierda y derecha, cambios de rasante, etc, o nos lo tomamos con calma o puede que alguno de los pasajeros se nos queje por el acusado balanceo de la carrocería.
Por lo demás, el Dacia Lodgy cumple con lo que se espera de él. Es capaz de mantener un buen ritmo en autopista, aunque como ya comentamos anteriormente la sexta le vendría bien para el desahogo. En carreteras con fuertes pendientes hay que tirar en exceso del cambio y bajar una relación a menudo debido a que se queda sin la suficiente fuerza para mantener el ritmo.
Conclusión
En tiempos difíciles, económicamente hablando, como los que estamos sufriendo estos últimos años, son muchos los que por necesidad o simplemente porque no consideran la oportunidad de acudir al mercado de segunda mano se decantan por vehículos con precios contenidos. Un claro ejemplo de ello es la marca Dacia, que ha materializado un aumento de las ventas, con modelos simples pero que a la vez aportan soluciones correctas sin excederse en detalles de gran calidad. Son coches prácticos, diseñados y fabricados para adaptarse a las necesidades diarias básicas de sus propietarios.
El Dacia Lodgy ofrece todo esto y más. Digo más porque se trata del monovolumen de 5 o 7 plazas, a elegir, más barato del segmento, pero con cotas de habitabilidad en algunos casos superiores a las de modelos de la competencia. Eso sí, su precio parte de los 10.000 euros aproximadamente, pero a poco que elijamos versiones más equipadas, con los propulsores más potentes y algún que otro extra, éste aumentará bastante. Tenedlo en cuenta.
Sinceramente aconsejamos que, si asiduamente se va a cargar bastante al Lodgy, se apueste por un propulsor con un poco más de caballos, el dCi 110 sería quizás la opción más acertada junto al TCe de 115 de gasolina que destaca por su buen empuje a cualquier régimen y no penaliza en exceso en consumo.
Pero lo que es indudable es que Dacia ha mejorado y mucho desde que lanzara en su momento el Logan y el Sandero: mejores acabados, nuevas tecnologías y un mayor confort de marcha. Y en este Lodgy se nota una barbaridad.
Estaba interesado en el de 7 plazas, pero tengo muchas dudas por lo sencillo que es, alguien que me pueda decir que tal salen?